Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sacrificio por nscanon

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sasuke se alivió de que Boruto no volviera a tocar el tema de su relación sentimental con su padre durante el resto de la noche que pasaron sentados frente a una fogata, sólo disfrutando el silencio y de vez en cuando algunas charlas triviales, para despejar las mentes. Aunque Sasuke se sorprendió un poco de que Boruto no quisiera hondar más en el tema. No le preguntó si amar a Naruto conllevó haber tenido una relación con él a escondidas durante años, o si sólo fue una relación platónica en la que se dedicaban a ser amigos que evitaban entregarse a sus verdaderos deseos. Boruto era un poco joven para tener que escuchar algo así, y probablemente no lo entendería, pese a que comprendió por sí solo lo fundamental. A decir verdad, ni el mismo Sasuke lo entendía del todo aún, así que tampoco hubiese sabido cómo explicarlo. Las cosas se fueron dando de un momento a otro, y cuando se quiso dar cuenta, ya estaba completamente sumergido en lo que estuvo evitando por casi trece años. Haber tenido que aceptar que sus sentimientos no podían seguir siendo reprimidos, fue complejo. Naruto era muy obstinado, y casi podría haber jurado que hacía todo lo posible por seducirlo cada vez que podía. No hacía mucho, en realidad. Ni tampoco diría que fue completamente así. Naruto era, por defecto, una persona encantadora. No necesitaba esforzarse para seducir, fuese adrede o no. Tenía una mirada profunda y poderosa, y una sonrisa que hacía que sus piernas temblequearan. ¿Cómo no sentirse atraído?

Sasuke se despidió de Boruto unas horas después, y se aseguró de que el niño llegara bien a su casa. Pero él no quiso ir a la suya. No aún. Pasó caminando por el frente del edificio donde estaba la oficina el Hokage. Las luces estaban encendidas. Quizás Shikamaru estaba allí. Todavía no sabían quién era el reemplazo de Naruto, pero Shikamaru le  había comentado que Naruto quería que él lo hiciera. Sasuke se negó, rotundamente, pero ahora que Naruto no estaba, no sabía qué hacer en realidad. Creyó que quizás Shikamaru sería lo ideal. Sasuke sonrió, y se quedó parado frente al edificio. Recordó la primera vez que arruinó todo rastro de dignidad que había forjado años atrás, con su casi inquebrantable decisión de dejar que Naruto siguiera adelante con su vida. A decir de verdad, y en su defensa, todo fue culpa de Naruto y su estúpida terquedad, aun en las situaciones más delicadas. A veces le recordaba al Naruto de antes.

 

Todo había comenzado con una misión a la Tierra de las Olas (que dicho sea de paso, le trajo malos recuerdos). Desde allá tenían información valiosa para darles, debido al problema que había surgido después del incidente con Otsutsuki. Tenían mucho que investigar y resolver antes de otro posible desastre. Naruto se había ofrecido personalmente en ir, para que no tuvieran que ir ellos a Konoha. Shikamaru no estaba de acuerdo. Era peligroso. Sasuke en ese momento no estaba enterado. A penas había entrado en la oficina de Naruto, cuando vio que Shikamaru estaba hablando en un tono de voz un tanto preocupado. Ni siquiera recordó para que entró a la oficina. Simplemente el notar el ambiente tenso, hizo que olvidara todo lo que estaba por informar.

– Sasuke, qué bueno verte ­– dijo Shikamaru, sorprendiéndolo un poco – A ver si tú lo convences.

Sasuke parpadeó.

– ¿Convencer?

– No te esfuerces, Shikamaru. Es mi última palabra. Ya deja de preocuparte, y ocúpate de lo que te pedí, por favor.

– Confío en ti, Naruto. No pongo en tela de juicio tu fortaleza. Pero aún así…

– ¿Alguno me va a decir que ocurre aquí? – soltó Sasuke, un poco más alto.

Naruto estaba sentado en su silla, y Shikamaru estaba delante del escritorio, inquieto. Shikamaru se dio la vuelta, para ver a Sasuke.

– Recibimos información confidencial de la Tierra de las Olas. Tienen datos que nos servirán en nuestra investigación. Dicen que podrían enviar un pergamino encriptado, pero que temen que se los roben en el camino. Tampoco quieren venir ellos mismos… básicamente por el mismo motivo.

– ¿Entonces?

– Naruto quiere ir allá, en persona. No enviará un clon – Sasuke asintió, sin comprender por qué tanto alboroto con eso. Shikamaru suspiró – Le ofrecimos guardaespaldas ANBU. Pero no quiere. Dijo que irá solo. Sin protección alguna.

Sasuke comprendió, y sintió cómo algo pesado caía en el interior de su estómago. Preocupación, ¿quizás? ¿Miedo?. Sea lo que sea, realmente le molestó escuchar eso, y su ánimo cambió en un segundo. Miró a Naruto inmediatamente, con el rostro crispado de ira. Naruto le devolvió el gesto, sin mostrar molestia alguna. Eso molestó a Sasuke aún más.

­– ¿Es cierto eso, Naruto? ¿Te volviste loco?

– ¿Qué les pasa a ustedes dos? ¿Acaso creen que no puedo ir y regresar en una sola pieza? No me tomará mucho tiempo. No iré paseando, iré lo más rápido que puedo. Y créanme, ustedes conocen mi velocidad; será rápido.

– Ese no es el punto, idiota. ¿Qué pasa si te tienden una emboscada? ¿Qué pasa si aparece un enemigo más fuerte que Otsutsuki? Incluso peleando los dos fue complicado de vencer.

Naruto chistó la lengua, y desvió la vista.

– Te preocupas demasiado.

– No puedo creer que te estés comportando así – masculló Sasuke, comenzando a perder cada vez más la paciencia. Naruto, sin embargo, seguía tranquilo. Sasuke tomó aire para tranquilizarse, antes de estallar contra él. No tuvo que ingeniárselas demasiado para encontrar una solución al problema. Sí, la solución era sencilla – Iré contigo.

Naruto ni lo pensó.

– No.

Sasuke abrió la boca y la cerró al instante. Shikamaru se había quedado petrificado en su sitio. Sasuke activó el sharingan, sin proponérselo siquiera. Se acercó más a Naruto, quien tenía una parsimonia envidiable, pero que resultaba extremadamente molesta en ese momento. Cuando Sasuke finalmente habló, sintió que su cuerpo temblaba de ira.

– Repítelo.

– Está bien. Dije que no.

– Imbécil… tú… cómo puedes…

– Quiero que te quedes aquí, protegiendo la aldea. Si algo llegara a pasar, no quiero que estén desprotegidos.

– No puedes estar hablando en serio…

Naruto se puso de pie, en son de paz. Se acercó a Sasuke, con la intención de tranquilizar sus nervios.

– Sasuke, por favor. Tú mejor que nadie sabes que estarán más protegidos si te quedas. Además, dejaré un clon aquí. Sabrás cómo esté todo. Los mantendré informados en cada minuto, lo prometo.

– Aun así yo… No, no puedo dejar que vayas solo. ¡Es una locura!

– Lo siento, pero ya tomé la decisión.

Sasuke se aleja unos pasos, sin dejar de mirarlo. Shikamaru no sabía dónde meterse. El clima estaba cada vez más violento. Sasuke le dedicó a Naruto una mirada gélida.

– ¿Qué pasa si no me importa lo que hayas decidido?

Naruto se apoyó la cadera contra su escritorio.

– ¿A qué te refieres?

Sasuke volvió a caminar para acercarse a él, pero Naruto no movió un pelo.

– Iré contigo, lo quieras o no.

– No, no lo harás.

– Sí, sí lo haré – exclamó, elevando la voz – No puedes andar por ahí haciendo lo que se te antoje, cuando hay gente que está esperando la oportunidad para capturarte. ¡Estás poniendo en riesgo tu vida! Y como siempre tengo que estar atrás tuyo salvándote el trasero, como si aún fueses un genin inexperto. Pensé que habías madurado, ¡pero sigues siendo el mismo cabeza hueca de siempre!

– ¿Terminaste?

– ¡No, aún no termino! – farfulló, rojo de ira – No pienses que voy a dejar que hagas y deshagas a tu antojo. Que seas el Hokage no quita que puedas tomas malas decisiones. Iré contigo, Naruto. Se acabó la discusión.

– ¡Bien! ¿Quieres que te lo ordene? Bueno, Sasuke Uchiha, como tu Hokage te ordeno que te quedes aquí.

– Me importa una mierda.

– ¿Ah, sí? ¿Qué quieres, una sanción?

– No me interesa.

– Sabes que puedo hacer cualquier cosa, ¿verdad? Puedo expulsarte de Konoha si quiero.

Sasuke sonrió con arrogancia.

– No lo harías. Acabas de decir que me necesitas aquí. No seas ridículo.

– La protegerías de todas formas, porque están Sadara y Sakura aquí. Así que no me tientes. Lo haré, y no me temblará el pulso – espetó, pero Sasuke no parecía querer retroceder a su palabra. Naruto miró a Shikamaru – Tráeme el pergamino de expulsión.

– No lo hará – escupió Sasuke.

– Naruto, no quiero meterme en la disputa de ustedes dos. Esto ya se está yendo de las manos – dijo Shikamaru, yendo por el pergamino, ignorando a Sasuke. Luego se lo arrojó a Naruto, y se cruzó de brazos – Sé que no lo llenarás, pero en fin, me voy. Están empezando a incomodarme. Volveré en cuanto se hayan tranquilizado.

Naruto le hizo un gesto para que esperara. Agarró una pluma, y abrió el pergamino. Empezó a llenar los espacios en blanco con tranquilidad, y un poco asombrado de que Sasuke no se lo haya arrebatado de las manos. Sasuke no creyó que de verdad lo haría, pero cuando vio que Naruto firmaba en el final del pergamino, su corazón latió más de prisa.

– Ve a hacer lo que te pedí, por favor. Y llévales esto a los ANBU, y que se encarguen.

Ahora sí, Sasuke golpeó su mano con fuerza y el pergamino salió disparado hacia atrás. Hizo un par de señas con la mano y lo quemó en un instante. Naruto frunció el ceño.

– Ve, Shikamaru – dijo Sasuke, sin mirarlo.

Shikamaru asintió de mala gana, y salió de la oficina sin objetar nada más. Naruto caminó hacia el estante donde estaban los pergaminos para agarrar otro, pero Sasuke se puso entremedio. No se dijeron nada más. El forcejeo fue intenso, incluso usando sólo taijutsu. Sasuke era, por excelencia, muy bueno en el combate mano a mano. Cada año mejoraba más, incluso sin tener su otro brazo. Pero esta vez, no pudo mantener la frialdad necesaria para mantener un ritmo estable y compenetrado. Estaba tan enfadado y exasperado, que apenas podía hacerle frente. Sus movimientos eran erráticos, y los de Naruto estaban mucho más centrados. El maldito estaba genuinamente tranquilo. Al parecer no bromeaba cuando decía que estaba decidido en mantener su palabra.

Naruto sintió la sangre en la boca cuando Sasuke lo golpeó con el puño en la cara. No se inmutó. Sólo le agarró el brazo con fuerza, y Sasuke lo inmovilizó con su cuerpo contra la pared. 

– No importa cómo termine esto, Sasuke. No me harás cambiar de opinión.

– Eres… tan estúpido – gruñó, y se liberó del agarre para volver a golpearlo en la cara. Naruto lo miró, con el ceño fruncido.

Sasuke lo tomó del cuello de su chaqueta, con los labios temblando de ira y… simplemente, lo besó. El toque fue brusco, descuidado y violento. Pero aun así, Sasuke se separó apenas un poco, para luego volver a besarlo una vez más, con un dejo de desesperación. Naruto lo apartó con ambas manos, sorprendido. El ojo de Sasuke que había activado el sharingan, se apagó, y ambos ojos se anegaron en lágrimas.

Lo había arruinado. Se dejó llevar.

– Lo siento, yo… yo no quise…

– ¿Te arrepientes?

Sasuke lo pensó un poco. Sólo un poco. Sí, por supuesto que sí se arrepentía. Pero…

Suspiró.

– No…

– Bien.

Naruto le agarró la cara con ambas manos y lo besó ferozmente. Sasuke ni siquiera se dio cuenta cuando empezó a retroceder, hasta que su cuerpo chocó contra el borde del escritorio, sin dejar de besarlo. A penas recordaba el día que le dijo a Naruto que lo amaba pero que quería dejarlo seguir su vida. Estaba decidido. Pero ahora, ¿qué más podía hacer? Estaba a merced de sus sentimientos. Esos que intentó reprimir durante años. Los labios de Naruto se ajustaron a los suyos, en el vaivén intenso de sus lenguas con sabor a oxido.

Sasuke dejó de besarlo, para poder mirarlo. Acarició la mejilla de Naruto con su mano. Sus ánimos habían cambiado tan rápido como la primera vez. Se había tranquilizado un poco, pero aun así, estaba preocupado. No se dio cuenta cuándo sus lágrimas habían bañado su rostro. Naruto sonrió con calidez ante el tacto.

– No quiero… no quiero perderte, Naruto. No lo soportaría…

– No lo harás.

Usuratonkachi – bufó, con esfuerzo, esbozando una sonrisa amarga.

Naruto abrazó su cintura con ambas manos, y volvió a besarlo, esta vez con más énfasis. Seguía siendo intenso pero, algo había cambiado. Era más lento, profundo y pausado. Cargado de sentimientos. Sus manos acariciaron la espalda de Sasuke lentamente, subiendo y bajando. Sasuke suspiró entre el beso, sintiendo que su cuerpo estaba reaccionando a los toques.

Peligro.

No debió hacerlo, pero su cuerpo cedió ante Naruto. De repente se vio recostado encima del escritorio. Su respiración se hizo más irregular. Su mente ya no funcionaba correctamente. Si bien sabía que no debían, su cuerpo no respondió. Está bien, muy en el fondo, no se arrepintió. En un segundo Naruto se había encargado de abrirle la camisa para repartir besos descuidados en su pecho, y de un momento a otro le estaba dando la mejor mamada de su vida. Intentó no hacer ruido, pero era complicado. Naruto era inexperto en el área, pero incluso así eso lo encendía de pies a cabeza. Antes de poder acabar, Naruto lo había soltado, para masturbarlos a ambos con su mano. Ni siquiera podía estar atento a si Shikamaru volvía. Gracias a Dios tuvo la suficiente rapidez mental para activar nuevamente su sharingan y aplicar un genjutsu en el área. Aun así tuvo que apretar los dientes para no soltar un gemido gutural que pudiera escuchar todo el edificio.

Cuando terminaron, Naruto los limpió en silencio, ordenando todas las cosas que habían tirado al suelo. Sasuke estaba recuperando su respiración normal, sin dejar de mirarlo. Se sentó en el escritorio, sintiendo las piernas temblorosas. Naruto terminó de acomodar todo, evitando su mirada.

– Tenemos que hablar sobre esto – sentenció Naruto, mirando el suelo – No ahora, pero de verdad quisiera hablar de esto luego.

Sasuke asintió en silencio, y Naruto lo miró, con una mezcla de emociones en el rostro. Sasuke se masajeó la cabeza con la mano. Se sentía pésimo. Debería estar feliz por haber compartido ese momento con Naruto, pero no lo estaba. No del todo. Se rió un poco, avergonzado. 

– Debes pensar que soy un doble moralista.

– No, para nada. Fue mi culpa.

– Yo no lo impedí.

– Fue culpa de ambos – Sasuke sonrió genuinamente esta vez. Naruto tomó su mano, y con la otra presionó su mejilla. – No te culpo, simplemente pasó lo que tenía que pasar. No podemos vivir reprimiéndolo, ¿sabes?

– Parecía fácil al principio.

– Ya está, no te mortifiques – sonrió con calidez – Y con respecto a la misión…

Sasuke resopló.

– No voy a cambiar tu opinión, ¿verdad?

– Confía en mí. Lo haré lo más rápido posible. Además, necesito un poco de aire nuevo.  Cualquier cosa, te avisaré por medio de mi clon. Pero de verdad, de verdad, necesito que te quedes aquí. Me sentiré más tranquilo si sé que Konoha te tiene como protección. ¿Sí? – juntó sus frentes, esperando ser lo suficientemente convincente. Sasuke suspiró de nuevo, rendido. Pero preocupado. Siempre estaría preocupado tratándose de Naruto. – ¿Sasuke?   

– Está bien, tú ganas, dobe. Por esta vez.

 

Todo transcurrió tranquilamente después de eso. No hablaron del tema del beso o del sexo. Naruto se fue al día siguiente, y le tomó dos días regresar a Konoha. Había hablado en serio cuando dijo que no perdería el tiempo y lo haría rápido. No hubo complicaciones durante el viaje. Sasuke sabía que había mortificado al clon de Naruto preguntándole al menos una vez por hora si estaba bien. Después de ese episodio, todo cambió. 

Sasuke ya no podía evitarlo. Sus sentimientos habían florecido de nuevo, más fuertes que nunca. Y más aún después del incidente en la oficina de Hokage. Seguía en negación, puesto que no quería renunciar a su decisión. Sakura sabía a medias lo que sentía por Naruto, y dijo que no le importaba, siempre y cuando Sadara estuviese bien. No sabía qué pasaba con Hinata, pero supuso que no sospechaba nada. Para serse franco, le daba un poco de pena. Ella siempre amó a Naruto. No se merecía esto. Pero él también lo amaba, y de verdad. No quería competir, porque no tenía sentido, y además Hinata estaba casada con Naruto y tenían dos hijos. Tenía la vida que ella siempre soñó, ¿pero qué pasaba con Naruto? No quiso saber demasiado, porque le dolía que hablara de ella. Aunque ahora sí tenía curiosidad. Quería hablar con él.

No fue hasta una semana después que tuvo la oportunidad de verlo a solas. Se habían escabullido en las afueras de la aldea. Había un pueblo cerca, y no dudaron en pasar la noche allí, intentando no ser reconocidos. Sasuke pensó que en el momento en que entraran al cuarto, Naruto se abalanzaría contra él. Pero no fue así. Naruto estaba preocupado, confundido y exaltado. No lo culpó. La habitación en la que estaban tenía un sofá largo, una mesa, un par de sillas y una pequeña sección de la cocina. Las dos puertas que había al final, daban al dormitorio y a un baño. Era un lugar demasiado cargado como para una noche, pero Naruto quería que estuvieran cómodos si iban a aclarar las cosas. Sasuke tenía un poco de miedo por el rumbo en que podría ir esa charla. No quería seguir rompiendo la promesa que se hizo a sí mismo, pero cada vez pesaba más la idea de tirar todo a la mismísima mierda. No quería arrepentirse. Ya estaba cansado. Quería tener por lo menos un poco de libertad. Darse el lujo de ser feliz. Seguía creyendo que no lo merecía, pero Naruto cada vez lo convencía más de que no podía castigarse toda la vida. Ya había pagado por todo lo que hizo, y con intereses.

Sasuke se sentó en el sofá, sin dudarlo. Naruto se sentó a su lado, y suspiró. Se quitó la capa de viaje y la tiró arriba de la silla. Sasuke lo imitó, y finalmente, lo miró. Naruto también lo estaba mirando, y una de sus manos acarició el fleco largo y negro del otro.

– No sé por dónde empezar – admitió Naruto, con una sonrisa tímida – No sé si pedirte disculpas por lo que pasó, o… es que… Lo siento, Sasuke, yo… No sé si pueda…

Sasuke apretó los labios. Escuchar a Naruto sólo hizo que una fuerte urgencia latiera en su pecho. Esta vez no daría un paso para atrás. 

– Sea lo que sea, no me digas que te arrepientes… por favor…

– Pero eras tú el que…

– ¡Ya lo sé! ¿Crees que no lo sé? – exclamó, y lo miró a los ojos – En el momento en que te besé, supe que había arruinado todo. Pero tú correspondiste, y no pude seguir negándolo más. No tenías que haberme correspondido en primer lugar…

Naruto sonrió, nervioso. Agarró el borde de la camisa de Sasuke, y lo apretó un poco. La urgencia en Sasuke se transformó en necesidad, tan latente que dolía.

– Eres un idiota, ¿lo sabes?

– Creí que habíamos acordado que ese eras tú.

– Tú fuiste el que no quería hacerlo en un principio. Al menos yo lo habría intentado. Tú ni siquiera quisiste hacer el intento.

– De haberlo intentado habría querido más.

– No me culpes entonces. ¿Crees que yo no me sentía igual? Primero me dices que no debemos estar juntos, y luego vienes y me besas. ¿Cómo se supone que deba reaccionar a eso?

– Ya lo hiciste, de hecho. ¿U olvidas que me empujaste sobre tu escritorio?

– Y agradece que me tomé unos buenos años para hacerlo, porque fue muy difícil contenerme.

Sasuke sonrió de lado.

Dobe...

Naruto rió un poco, y no pudo más que acercarse para besarlo. Sasuke lo recibió a medio camino, como esperando ese movimiento. Se besaron por un rato, sin decir más nada. Todavía no llegaron a ningún acuerdo, pero estaban cerca. Sasuke estaba dispuesto a todo esta vez. Y más cuando los labios insistentes de Naruto lo jalaban lentamente hacia la demencia. Su mano acarició su rostro, y se deslizó  por su cuello hasta enterrarse en el cabello rubio. El vaivén intenso y emocional continuó, hasta que Sasuke suspiró en el beso, cuando las manos de Naruto acariciaron sus caderas. Naruto se separó a penas un poco, para mirarlo. Su rostro estaba ruborizado, y el azul de sus ojos a penas se distinguía por la manera en que se habían dilatado sus pupilas.

– ¿Vamos a… quieres hacerlo?

Sasuke bufó, igual de sonrojado que él, presionando la frente contra la suya.

– ¿Sabes? Cuando me arrinconaste sobre el escritorio… pensé que ibas a follarme…

Naruto se mordió el labio, ahora sonriendo.

– Créeme, las ganas no me faltaron. Pero no podía arriesgarme. Shikamaru estaba en el edificio.

Sasuke pasó su mano por el pecho de Naruto, tironeando de su chaqueta. Cuando habló, su voz sonó casi como un susurro cargado de deseo.

– Esperaba que esta vez no te arrepintieras.

Naruto abrió más los ojos, sorprendido.

– ¿Estás seguro? No habrá marcha atrás después de esto – Sasuke asintió. Naruto sintió el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Agarró los hombros de Sasuke con firmeza – Te lo aseguro, Sasuke. No te dejaré ir esta vez. Y sabes que jamás retrocedo a mi palabra.

Sasuke lo besó en los labios, y volvió a sentir, más inquieto.  

– Está bien. De todos modos ya es tarde para arrepentirse. Y deja de seguir preguntando si estoy seguro, o me harás dudar – se quejó, y sujetó el rostro de Naruto en su mano, quien rió un poco.

Esa noche hicieron el amor hasta el cansancio. Sasuke se sintió libre al fin. Naruto a su vez sintió que al fin estaba haciendo lo que quería. Ambos sabían que las cosas iban a ser difíciles, pero esta vez no cederían. En especial Sasuke, que decidió años atrás sepultar definitivamente sus sentimientos. De verdad creyó que no lo merecía. Y aún así, no podía saber a ciencia cierta si hubiese aceptado estar con él sabiendo que Hinata estaba comprometida con él, y esperando un hijo. Era demasiado complicado, y no quería seguir hiriendo personas. Ahora las cosas eran diferentes, pero su amor seguía siendo el mismo. Estaba intacto. No había disminuido. E iba a luchar por él, así el mundo estuviese en contra. Iba a tomarles tiempo, pero irían de a poco. Por el momento sólo les quedaba verse a escondidas. Ya verían el momento adecuado de decirle a sus esposas y a sus hijos.

Sasuke pensó que quizás se tomaron demasiado tiempo para sacar a todo a la luz, pero por otra parte, disfrutó cada segundo con él. Se veían en pueblos lejos de la aldea la mayoría de las veces, y de tanto en tanto se colaba en su oficina por las noches, sin que nadie lo viera. Nadie sospechaba nada, porque Sasuke solía tener misiones que duraban semanas. Misiones que sólo él podía hacer. Y tal y como hacían siempre, Naruto lo veía a solas. Eso no había cambiado. Sólo que esta vez, no sólo era para charlar o intercambiar pergaminos.

 

Aún hoy en día, Sasuke no se arrepentía de la decisión que tomó. De no haberlo hecho, quizás nunca hubiese tenido la oportunidad de aceptar el amor que tanto negó. Estar con Naruto finalmente fue el impulso que necesitaba día a día para encarar su vida. Cumpliría su promesa con Boruto, y lo entrenaría lo suficiente como para vengar su muerte. Él tampoco quería quedarse de brazos cruzados. Defendería la aldea con su vida, tal y como hizo Naruto, ya que al parecer el peligro aún era inminente.

Ya no le temía a la muerte. Después de todo, de esa manera lo podría volver a ver. Finalmente, estarían juntos para siempre.

Notas finales:

No sé cómo termine el manga de Boruto, pero algo así va a quedar para mí.
Hace seis años terminó el manga de Naruto, y aún no supero que Kishimoto no se haya atrevido a emparejarlos! Tenía que hacer que sí o sí se casaran con Hinata y Sakura para que tuvieran hijos, y así hacer otra generación. La plata mueve al mundo, señoras y señoras.

En fin, espero que les haya gustado!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).