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ACKERMANS por aequorealmind

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Notas del capitulo:

?? este fanfic tendrá alto contenido sexual y lenguaje soez u obsceno.

- Van a hacer capitulos largos la mayoria... así que tomen un café o juguito, ponganse comodxs y espero que disfruten la lectura.

 

En contra de su voluntad, una pequeña Mikasa de ocho años fue rescatada del centro de menores en donde vivía luego de que una pandemia hubiera tomado su ciudad casi por completo, sus padres no pudieron sobrevivir a la enfermedad pero ella sí, dejándola con una salud delicada de por vida y con controles seguidos en el médico. La acogió una casa enorme donde vivía otro niño al que jamás había visto en su vida, aunque denotaba un deterioro mental y físico por circunstancias que desconocía. Los acompañaría un tercer hombre que también pertenecía a su grupo familiar más ayudas externas del gobierno hasta que, una vez más entrados en edad, Mikasa se enteró que en su ciudad natal la vida había tomado rutina desde hace años y les dieron el pase libre de mudarse pero Levi fue quien decidió irse primero, según él, porque desconfiaba de todo y quería cerciorarse de ciertos asuntos. Después de largas semanas, estando totalmente seguro, le señaló a la chica que no habría problemas.

Desde ese entonces han pasado meses, las vacaciones están llegando a su fin y con ello la ocupada rutina de los Ackermans debe agregar las horas de clases en el instituto al calendario, cinco días de la semana.

Levi es el que suele moverse más fuera de casa, inclusive en ese instante que se encuentra en una habitación que no es la suya, empujándose entre las piernas del chico que le desvela y quita el aliento.

Ambos unen sus labios en un beso profundo, tomando un ritmo pegado y húmedo al que pronto se suma las lenguas de cada uno, haciendo una danza ruidosa que pelea por el dominio. El moreno quiere tocar la espalda de Levi pero él no se lo permite, le tiene tomada las dos muñecas arriba de la cabeza y continúa embistiendo en su interior, deslizándose en la suavidad que aprisiona su miembro mientras se funde en las sensaciones que todo el acto le causa.

— Levi... —Una sonrisa se asoma entre los labios de Eren, que apreta en sus muslos el trabajado torso de quien le penetra. — si lo haces así de fuerte voy a hacer ruido y ellos vendrán.

Levi se detiene de golpe pero lejos de tomar un ritmo lento o suave, comenzó a arremeter en el agujero del contrario con fuerza, a una velocidad bruta que le llevo a un hilo de placer exquisito y antes de que Eren hiciera algún ruido, cubrió sus labios con los propios, ahogando los gemidos ajenos que a esas alturas parecían gritos. Frunce el ceño y gruñe sonoramente contra la boca del chico bajo su cuerpo, apreciando entre la nube de placer como esos ojos bellos ojos verdes le miran con un anhelo y lujuria indescifrable, retándolo a ir más rápido. Levi no se hace esperar e introduce su lengua en la cavidad bucal ajena, dejando libre las manos del moreno para tomar sus caderas, presionando los dedos pulgares en la fina curva de su cintura, le separa más las piernas y todo rastro de gentileza desaparece cuando las estocadas suben de nivel; el sonido entre sus cuerpos es constante y no hace falta ningún otro estimulo, ambos están sumidos a la fogosa sensación de un acto sexual y bruto.

El pelinegro suelta un largo jadeo y una de sus manos viaja a un lado del trasero de Eren para darle varias nalgadas fuertes, dejando la piel roja bajo su palma. Luego, envuelve con sus dedos la erección del castaño en la base, esperando el momento preciso antes de correrse en el interior ajeno pero no permite que el ojiverde se corra.

- Levi, ahg… –El moreno arquea la espalda y las uñas de sus dedos presionan la piel blanca de la espalda del mayor, desesperado por el dolor instalado en su vientre ya que no puede llegar al orgasmo.

Mencionado joven desciende hasta poder pasar la punta de la lengua en el cuello del menor, yendo hasta el oído de este en donde Levi susurra con una media sonrisa:

- Hiciste ruido a propósito…

Eren flexiona los dedos de los pies y separa los labios, exasperándose ante el placer que no puede soltar. Sus ojos verdes se llenan de lágrimas y un fino hilo de saliva desborda desde el extremo de su boca, bajando por su mentón.

Levi sale rápidamente del agujero del muchacho y vuelve a nalguearlo con la mano libre.

- Por… favor… -Murmura Eren, apretando los ojos y presionando con su diestra en los dígitos ajenos que no sueltan su erección.

- ¿Por favor qué?

- Deja que me corra… No volveré a hacer ruido, lo prometo.

El mayor apreta con más fuerza la piel caliente en su palma y mira al menor con una expresión indescifrable, extasiado de aquella vista tan erótica y perversa en la que nadie podría imaginarse a Eren Jaeger, el hijo del médico más famoso de la ciudad.

Suspira molesto, como le gustaría dejar a ese muchachito indispuesto de su orgasmo hasta irse pero sabe de antemano que una vez que salga de aquella mansión, será una lucha por su vida y además, que el corazón probablemente le acaricie el enojo hasta ablandarlo.

- Mocoso. –Susurra aún molesto contra los labios húmedos de Eren, dándole un beso corto al que el adverso responde con necesidad.

Luego baja en un camino de succiones fuertes contra la suave piel impropia hasta llegar a la erección palpitante y roja, en la que succiona la punta antes de comenzar a chuparla, liberándolo del agarre que tenia con su mano para recibir la esencia caliente del chico en su boca, tragándose esta con la mayor rapidez posible, sosteniéndolo de la cintura contra el colchón para evitar que se levante de más.

Alza la vista y ve el rostro tenuemente sonrojado de Eren, su pecho subiendo y bajando al ritmo errático de su respiración mientras sonríe a gusto por el reciente orgasmo.

Que miseria ver esa sonrisa, piensa Levi, relamiéndose los labios para quitar cualquier rastro de evidencia.

Minutos más tarde se vuelve uno con la noche y el lado turbio que esta posee.

Mikasa se despierta de un sobresalto, ha escuchado un ruido desde el primer piso pero no tiene ánimos de bajar, asume que es el gato negro que tiene por mascota y se acomoda nuevamente bajo las sábanas con claras intenciones de seguir durmiendo pues aún es de madrugada, no hay sol que alumbre, el frío es inminente. No alcanzan a pasar un par de segundos y el mismo ruido se repite, esta vez parece un desastre de los buenos; puede deducir por el sonido agudo y escandaloso que es loza quebrándose seguido de algunos cajones abiertos sin ápice de delicadeza. Comienza a sentirse molesta, antes de despertarse estaba en el trance de un sueño para el que pagaría oro por hacer realidad y quien sea que este metiendo bulla le ha quitado esos minutos de utopía. Decidida por ir a investigar, se levanta cuidadosamente de la cama y cubre su semi desnudez (invierno o verano solo duerme en una playera holgada más ropa interior) con una bata de seda color vino que le han regalado hace un año atrás, es suave pero no abriga aunque tampoco es un detalle a tomar en cuenta, ya que toda la casa cuenta con calefacción. 
Finalmente baja las escaleras mientras va arreglándose el lacio cabello azabache que posee, en ciertas ocasiones se le desordena sin sentido y hoy es una de esas. 
Cuando sigue el rastro de la única luz prendida en la planta baja, siendo esta la que da al baño, por intuición se asoma primero a la cocina luego de encender la ampolleta, confirmando su teoría al ver tal cantidad de platos y vasos rotos regados en el piso. 
Suelta un suspiro, dirigiéndose ahora al lugar iluminado y le recibe un fuerte olor a alcohol antiséptico que le hace arrugar la nariz. Una vez que ve a la figura masculina de torso desnudo prácticamente en el centro de un charco de sangre pero sentado al borde de la tina, cuidándose apenas una herida abierta en el abdomen, apreta los labios un par de segundos, se acerca cautelosamente y sin mediar palabra toma los utensilios dispersos para continuar con la labor, limpiando de extremo a extremo la abertura de la piel ajena que sangra a montones. El joven de cabellos oscuros no se opone, al contrario, deja caer las manos y permite salir un largo tramo de aire, encontrando alivio.

— ¿Es por él otra vez? —Pregunta la chica con voz preocupada y suave, haciendo presión en la herida

No hay respuesta, así que continúa.

— Algún día vas a llegar muerto, Levi.

— Sí. —Murmura el nombrado, haciendo una breve expresión de dolor al descubrir que Mikasa ya está sacando otros implementos del botiquín para coser el corte que, al menos, ya dejo de sangrar.

— ¿Si? ¿Eso es todo lo que vas a decir? —Mikasa sonríe divertida pero sin dejes de ironía, la actitud del adverso siempre ha sido así de todos modos.

— Sí, y aprovechó de pedir- auch. —Se queja, la azabache ha comenzado a pasar la aguja y el hilo.

— ¿Pedir qué? —Continúa ella sin inmutarse.

— Mañana viene Petra, mantente cerca mío.

— No estás en posición de pedirme favores.

— Me debes una.

— Pues te la estoy pagando ahora, ¿No? —Da un breve jalón al hilo que atraviesa la piel del muchacho y vuelve a sonreír al observar su gesto de dolor. Termina con aquello para comenzar a ordenar el desastre que hay en el baño mientras tanto. — Además, no has respondido mi pregunta.

— ¿Cuál?

— ¿Es por él?

— . . .

— Levi… —Insiste sin ser brusca, guardando el botiquín en el mueble.

— Sé lo que hago.

Mikasa lleva la vista hacia Levi y sus facciones adoptan la preocupación al verlo tan desahuciado. Entiende muy bien la angustia que siente el chico pero sabe que no hay caso en hacerle abrir los ojos por la fuerza, solo espera que no sea tarde cuando se de cuenta de lo destruido que está. En momentos así debería darle un abrazo a modo de contención ¿No? Sin embargo, ninguno de los dos es de extremo afecto fisico por lo que un cariñoso apretón de hombro es todo lo que la chica le da y él recibe muy bien ese acto, pues sonríe, algo que sucede a lo lejos.

— Si dices que sabes lo que haces ¿Me puedes explicar qué rayos pasó en la cocina? —Pregunta ella con evidente curiosidad, evitando ahondar en el otro tema.

— El licor no es mi fuerte.

Ambos sueltan una breve risita cómplice.

— Limpia aquí, yo ordenaré eso, intenta no moverte mucho o el corte se abrirá de nuevo...

— Mikasa. —La interrumpe, mirándola a los ojos. Negro contra azul oscuro. — Gracias.

Ella solo le da una sonrisa seguido de un guiño divertido, antes de decir:

— Me debes una.

Aún cuando los dos viven en una farsa, los sentimientos fraternales que poseen mutuamente si son reales. 
Mikasa y Levi piensan mucho en eso, más seguido de lo que alguien podrá imaginar. La relación que tienen es parecida a hermanos protectores, al compartir una desdicha en común han logrado entenderse como almas gemelas; un pestañeó, un mohín de labios o un simple movimiento de dedos, son señales que sólo entre ellos pueden entender y suelen usarlos cuando están en alguna reunión con la gente que los está "protegiendo" pero más los llevan a cabo al ser parte de los banquetes nocturnos que se hacen cada dos semanas en el centro de eventos más famoso de la ciudad, al que pueden asistir una cantidad limitada de invitados y solo si son de una estirpe familiar en específica. La realeza lleva un riguroso seguimiento de quienes pueden presenciarle. Por lo mismo, los Ackermans han sido mencionados como presencia de honor en ese lugar. 
Para los adolescentes, todo lo anterior es una molestia, un auténtico dolor de cabeza y les hace dudar seriamente de su decisión de mudarse hace meses atrás. Pueden permanecer durante todo el banquete con las manos entrelazadas, haciéndole parecer al resto que tienen algo o que son una pareja muy soñadora pero pronto cualquiera de los dos hará alguna de las típicas señales que solo ellos entienden y el otro atenderá para mover lo que sea necesario con tal de irse del lugar, de regreso a casa, donde cada uno vive su mundo de manera independiente en un espacio común donde se protegen mutuamente de toda adversidad.

Se aman, pero no de la manera que el resto quiere. Es de esa forma tan genuina, profunda y leal que solo quienes tienen hermanos, hasta de otra sangre, han podido experimentar.

Mikasa regresa a la cama alrededor de media hora más tarde, ha dejado de oír ruido en la cocina por lo que asume que el joven ya se ha ido a dormir. Luego de echar una mirada rápida al ventanal de su habitación, descubre que no le debe quedar mucha instancia de sueño antes de que suene la alarma escandalosa que tiene en el celular, pues el sol esta empezando a alumbrar poco a poco el manto oscuro del cielo. Se resigna a ese hecho, acomodándose sobre las mantas y sin quitarse la bata, de repente se siente más agotada de lo normal gracias a la adrenalina que antes subió en su cuerpo al ver a Levi tan malherido; es una suerte que a ambos les caracteriza permanecer neutrales en momentos de crisis porque o si no, todo sería un caos con la cantidad de cosas que enfrentan a diario.

Hablando de tal pelinegro, la chica siente un peso extra hundir el colchón a su lado y sin abrir los ojos, adivina que no es el gato negro que tiene por mascota, al contrario, la magnitud de ese cuerpo pertenece a Levi, quién está apoyándose en la almohada y evitando hacer algún sonido de dolor porque es algo que detesta experimentar.

— ¿Qué sucede? —Pregunta ella con voz cansada, dándole más espacio al adverso pero sin ser capaz de pestañear.

El muchacho no contesta, solo observa el gesto pacifico de la adversa a su lado durante largos segundos, encontrando también la paz en su agitado corazón. Toma el brazo derecho de ella y envuelve suavemente la delgada muñeca con sus dedos. 
Mikasa se queda quieta por unos instantes al entender que significa ese acto y no tarda en corresponderle, rodeando también la muñeca del chico con sus dígitos, acariciando tenuemente la piel de ahí para hacer de conforte.

"No quiero estar solo."

 

 

La mañana llegó en un pestañeó, tanto que los Ackermans asistieron con bastante retraso al instituto pero Levi, que decidió separarse de Mikasa unas cuadras antes para no llegar juntos y así evitar rumores, puede mantenerse despierto sin problemas mientras que la chica siente los parpados muy pesados y su lacio cabello negro esta algo alborotado porque apenas alcanzó a cepillarlo antes de correr por las veredas esquivando gente, por ende, intentaba mantenerse despierta ocupando sus manos en arreglar pelo por pelo hasta situarlo en un lugar correspondiente.

Maldito enano, pensó mientras bostezaba disimuladamente y se hacía camino en dirección al famoso panel que colocaban al inicio de cada año para saber en qué clase le tocaría estar, también podría saber quiénes serian sus compañeros. No era mala socializando pero tampoco podría considerarse la mejor dado que solía ser de grupos pequeños y cerrados desde que tenía memoria, es decir, con una o dos amistades le bastaba en tanto que fueran leales la una con la otra, le desagradaba pertenecer a esa escalón escolar en el que se juntan las y los que se auto consideraban populares además de contar con el famoso tilde de burla al resto del alumnado.

Levi tuvo la suerte de que al viajar antes, ya se había familiarizado con el ambiente y el entorno; varias veces le ofreció a Mikasa presentarle a alguno de sus amigos pero estuvieron tan ocupados que la oportunidad nunca se dio.

Aún así ¿Qué podría hacer? A pesar de que había regresado a su ciudad natal dudaba contar con la suerte de encontrarse con alguno de sus amigos de infancia en ese mismo instituto, por si acaso, decidió darse el tiempo de leer cada nombre y apellido de los que estaban bajo el suyo, pues al empezar por la A siempre estaba de las primeras en la lista.

Clase 1-A.

Ackerman Mikasa.
Albors Adler.
Albrecht Irene.
Blouse Sasha…

Se detuvo en ese nombre y abrió grandes los ojos, leyéndolo por segunda vez.

Si no mal recordaba, Sasha Blouse era la niña con la que se juntaba a jugar cuando pequeña, también fue la que le enseñó a ocupar el arco pero fracaso rotundamente porque a Mikasa no le interesaba mucho la supervivencia en aquellos años hasta que le tocó valerse por sí misma en el centro.

Quizás tenía algo de suerte en esa desastrosa mañana.

Por curiosidad, siguió leyendo pero se topo con los datos de cierto personaje que no le caía muy bien a pesar de que no le conocía en persona.

Eren Jaeger.

- Lo que me faltaba. –Susurró, cruzándose de brazos por un momento.

Ante un instinto externo inexplicable, ladeó la cabeza hacia la derecha porque se sintió ligeramente observada y, en efecto, sus ojos quedaron atrapados ante el destello de unos iris azules más un cabello rubio tan desordenado como el suyo que la miraban sin ninguna expresión.

Era una chica bajita, parecía igual de desorientada que ella pero ni con Mikasa devolviéndole el gesto de miradas dejo de observarla, solo pareció rendirse cuando a la azabache el estomago le cosquilleaba de nervios y una tercera voz grito “¡Annie!” llegando al lado de la rubia una muchacha enérgica que la tomo de los hombros, llevándosela hacia otro lado.

Notas finales:

hEY! si llegaste hasta aquí espero sus reviews, para saber en que mejorar o por si tienen alguna sugerencia, estare leyendo todo en lo que me acomodo a la pagina :c

un abrazo.


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