La nieve cubre completamente todo el paisaje, sólo se divisa blanco desde la ventana, significa que el invierno ha llegado a su punto cúspide y quizás esta blancura dure un par de días.
Sentados juntos en el sofá y abrigados ambos con una sola manta, Akashi y su novio, Furihata, disfrutan viendo una película romántica en blanco y negro que le recomendó Reo al capitán del equipo. La verdad que la película no parecía ser muy llamativa para el pelirrojo, pero el castaño no podía apartar la vista del televisor, sobre todo porque a pesar de la trama cliché de “La mujer pobre que se enamora del hombre millonario”, la actitud de la protagonista hace que la historia avance de una forma diferente a la que se esperaría.
Hubo una escena que fue la que más gustó a Furihata, en la cual la mujer le hace un té especial al co-protagonista, un té con hojas que ella misma cultiva desde muy pequeña, porque su abuela le había enseñado cómo “impregnarlas de amor.”
Ya para el final de la película, el chico de Seirin no pudo evitar derramar unas lágrimas por el final tan emotivo, donde a pesar de lo difícil que fue el poder quedarse juntos, al final logró perdurar el amor de los personajes principales.
— No creí que Mibuchi-san tuviese este gusto por las películas.
— A mí también me sorprendió cuando me la recomendó, ¿Te gustó, Kouki?
— ¡Sí! — Dijo y se levantó emocionado del sofá, sin querer llevándose la manta con él en el proceso. — La escena donde Lily le sirve ese té especial a Faust fue mi favorita.
— ¿No es sólo que te gustaría hacerme algo especial y por eso te identificaste con Lily?
Quizás fue sólo una coincidencia haber acertado la razón por la cual el castaño se sintió tan identificado con esa escena, ciertamente, siempre está recibiendo regalos de parte de Akashi, porque él, al ser de una familia con muchos recursos, no tiene reparos en gastar dinero en su novio. Por otro lado, Furihata no cuenta siempre con dinero a la mano y muchas veces tiene el infortunio de dejar su billetera en casa, pero por más que le insiste a Akashi que quiere devolverle el dinero, este siempre termina negándose.
— E-Es que… — Al ser obvias sus intenciones, el chico no pudo evitar sentir vergüenza. — Si pudiera hacerle algo así de especial a Sei y hacerlo sonreír… Me haría sentir feliz también…
Esas palabras hicieron que se avergonzara todavía más, así que se cubrió la cabeza y la cara con la manta, mientras escuchaba una leve carcajada por parte del pelirrojo.
Mientras seguía oculto en aquella tela, Akashi se levantó también y le dio un abrazo a Furihata, a la par que aprovechó de descubrirle el rostro y darle un beso en la frente.
— Momentos como estos son suficientes para mí, Kouki, pero si quieres intentarlo, podemos ir a la cocina y preparar algo de té, tengo un poco de frío desde que acaparaste toda la manta.
— No prometo tener unas hojas de té impregnadas de amor, aunque sí servirá para combatir el frío.
Ambos fueron a la cocina para preparar un delicioso té caliente y continuaron su noche disfrutando otras películas recomendadas por amigos y compañeros.