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Tú + Yo = Allegro (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Temas del capítulo: Día del pocky / Compartir comida / Beso indirecto.

 

 CAPÍTULO 4:

(FA)

FAMILIA FELIZMENTE ATÍPICA

 

La realidad de nuestra vida es el espejo que refleja nuestro corazón.

(Yoshinori Noguchi, La ley del espejo).

 

 

 

Observando como la salsa bechamel que estaba preparando acababa de convertirse en una cosa más parecida a una sopa que a la consistencia espesa que se suponía debía tomar, Levi gruñó para sus adentros, completamente irritado.

Aquel día Eren y él celebraban cuatro años de casados, cuatro largos años de haber sobrevivido viviendo juntos, pero en vez de ser la jornada especial y memorable que ambos esperaban, por culpa del espejo maldito estaba a un paso de convertirse en una auténtica mierda. O bueno, tal vez no del espejo en sí mismo, pero sí de la niña rubia y caprichosa que había salido de este, y quien en ese momento les impartía órdenes como si fuese la directora de una orquesta.

Ymir, inclinada sobre la mesa de la cocina, depositó la última frambuesa en el pastel que había hecho con ayuda de Eren, aplaudiendo contenta por su logro.

—¡Ha quedado precioso! ¡Hemos hecho un excelente trabajo! —felicitó, chocando los cinco con su sonriente marido. Dando brinquitos, esta se acercó a ver lo que él hacía, frunciendo sus rubias cejas al contemplar su horrible salsa—. Levi, ¡no! ¡¿Por qué no ha quedado bien?!

La gimiente protesta fue seguida por la aparición de Eren a su lado. Nada más ver su lamentable trabajo, la respingada nariz del mocoso se arrugó.

—Si dices que huele mal, te patearé, Jaeger. Supongo que no has olvidado cómo se siente eso, ¿verdad?

Los verdes ojos de su marido se abrieron con cierto temor, de seguro recordando ese penoso episodio de la vida de ambos, ocurrido ya siete años atrás.

Aquel desastre había sucedido, como no, gracias al maldito de Zeke, cuando este intentó aclarar cuentas con él y terminaron a los puños. Ya fuese porque Eren quería proteger a su hermano o simplemente era un idiota suicida, se interpuso justo en el momento en que Levi acababa de lanzar una patada alta al simio barbudo, la cual dejó al chico tirado a más de un metro de distancia y retorciéndose de dolor. Lo bueno de todo ese asunto, fue que Zeke se descuidó lo suficiente para que él pudiese terminar de rematarlo con facilidad.

Por supuesto, Erwin se enfadó terriblemente con todo lo sucedido, pero todavía así acabó solucionando de forma discreta el desastre, disculpándose en nombre de Levi y fingiendo que él lo sentía mucho —cuando no lo hacía en absoluto—, enviando posteriormente a todos al hospital para una revisión.

Aquellos, realmente, eran muy buenos recuerdos.

—No iba a decir eso —se defendió Eren, tomando un poco de la blancuzca sustancia y removiéndola con el cucharón—, pero tienes que reconocer que está… un poco floja. ¿Qué le has puesto?

—Cianuro —murmuró él, ante lo que aquellos enormes ojos de cachorro se abrieron llenos de espanto.

—¡No puedes envenenar a Hange! —saltó de inmediato Ymir, su traslúcida carita fruncida a modo de protesta—. ¡La queremos casar con Erwin, no matarla!

Al oír las palabras «Hange», «Erwin» y «casamiento», todas en una misma oración, Levi deseó realmente haber puesto cianuro a la preparación para servirse un plato lleno y al fin tener un poco de paz.

El drama había comenzado esa mañana, a la hora del desayuno, en cuanto Ymir les informó muy contenta de sus planes para esa tarde, exigiéndoles ayuda.

Esta, argumentando que Erwin estaba envejeciendo y necesitaba casarse antes de quedarse solo en un asilo, había decidido hacer de celestina invitando tanto a este como a Hange a cenar esa noche bajo la excusa de celebrar su cuarto aniversario de matrimonio, y así convencer a la veterinaria demente de que Erwin era el gran amor de su vida.

Tras oír la explicación de la niña, Levi estuvo tentado de decirle que seguramente, a futuro, Erwin estaría más feliz en un asilo que con Hange y sus excentricidades, pero Eren —siendo tan infantil como Ymir— se entusiasmó con la idea de inmediato, decidiendo ayudarla para cumplirle el sueño al otro hombre que llevaba más de cinco años intentándolo en vano.

Joder, ¿por qué ninguno de sus aniversarios podía ser simplemente una cosa sosa y aburrida?, se preguntó Levi. Estaba seguro de que Zeke los había maldecido el día que se opuso a que se casaran y de allí tanta desgracia junta; no existía otra explicación posible.

—Dijeron que me ayudarían. ¿Por qué no quieren cooperar? —protestó Ymir, tomando a Nox en brazos, completamente ceñuda.—. ¡No puedo hacerlo todo sola!

—Realmente no nos diste oportunidad para negarnos, Giselle —atinó a decir Eren—. No es que no deseemos ayudarte, pero todo resultó… muy repentino. Además, hoy teníamos otros planes familiares, ¿recuerdas?

—¡Lo que pasa es que ustedes no me quieren! —lloriqueó dramáticamente esta, lanzándoles una mirada de ojos llorosos que terminó con su salida de la cocina a toda carrera, haciéndolos sentir los peores padres del mundo.

Dejando escapar un pesado suspiro, Levi se sentó cansinamente en una de las sillas.

—¿Crees que esto mejore a los doscientos catorce, mocoso? Porque, joder… ¿Cómo mierda pasó de ser una niña tan buena a una rebelde que protesta y dramatiza por todo?

—Supongo que lo aprendió de ti —le dijo su esposo, apagando el fogón de la cocina y sentándose a su lado, entrelazando sus manos—. Y puede que también un poquito de mí. ¿No dijo Kuchel que era normal que pasase por una etapa rebelde?

—Tch, la mía no fue así de terrible. Solo odiaba a todo el mundo.

—La mía fue peor —reconoció Eren con sinceridad—. Me peleaba con todo el mundo, mamá incluida. Jamás gané.

Levi masculló en aprobación y notó como una incipiente jaqueca ya golpeaba por detrás de sus ojos, amenazando con volver ese día desastroso en una mierda total. Era ridículo como la maldición del espejo parecía redoblar sus fuerzas cada veintiuno de junio; justamente el día de su aniversario.

Al oír como un mensaje entraba simultáneamente a su móvil y al de Eren, ambos supieron quién era la responsable y suspiraron al unísono. Al desplegar el suyo en el grupo familiar que ellos tres conformaban, Levi se encontró con una serie de emoticones de enfado y llanto, además de una fotografía de Nox sobre el piano, haciendo que su estómago se contrajese al imaginar cómo podría arruinar el barniz del instrumento a pesar de lo mucho que él se esforzaba por limar las uñas de esa bestia casi a diario.

—Ve a buscarla. Tu hija está enojada.

—¿Y por qué solo es mía cuando te conviene? Nunca dices que no es tuya cuando ella hace las cosas bien o es buena —protestó su esposo—. ¡Giselle está enfadada con los dos!

—Pero más contigo porque la hiciste llorar. Además, intentaré preparar otra vez esa mierda de salsa para que se contente. ¿De verdad esta puta receta está correcta? —preguntó, mirando la florida hoja donde Ymir había escrito con una letra impecable.

—Supongo que sí —replicó Eren, arrancándosela de las manos para mirarla a su vez—. Dijo que la copió de internet.

—Claro, como no. Internet —gruñó Levi al oír la respuesta—. Tenía la esperanza de que se la hubiese pedido a Carla o a mi madre.

Debido a que hacía cosa de unos ocho meses atrás Ymir había descubierto que podía utilizar el móvil para enviar mensajes por él, el estar conectada y navegando por la red terminó convirtiéndose en una total obsesión para ella.

Al comienzo había sido casi un juego, tomando el teléfono de cualquiera de ellos para enviar mensajes al otro y sacando fotografías de Nox, las cuales terminaron por llenar la galería de ambos. No obstante, las sospechas de Levi de que algo se les estaba escapando de las manos surgieron cuando la mocosa fantasma empezó a tener larguísimas pláticas escritas con su madre, ¡su madre, que antes por cada palabra que escribía le enviaba veinte emoticones! E incluso con Kenny, con el que su mensaje más largo antes de Ymir había sido de doce palabras contadas, y quien repentinamente comenzó a mensajearse a diario con la niña sobre sus respectivas mascotas, intercambiándose fotografías de ellas como si fuese lo más normal del mundo.

Sin embargo, lo que hizo comprender a Levi que habían perdido a la mocosa en pos de la tecnología y modernidad, fue cuando su madre y su tío se aparecieron allí por su cumpleaños treintaiocho, ¡por invitación de Ymir! Así como también Carla y Grisha, ya que ella los había invitado fingiendo ser Eren, decidiendo por su cuenta que era tiempo de que la conocieran para así tener más información sobre el espejo y su vida antes de ser fantasma.

Después del desastre de impresiones y regaños que resultó Navidad y su cumpleaños —porque Carla ardió de celos cuando supo que Kuchel había conocido a la niña primero—, con Eren decidieron regalarle a Ymir su propio móvil y limitarle el uso, pensando que con eso se acabarían los problemas; pero, con lo que no contaron, fue con internet, el maldito internet, de donde esta sacaba las ideas más descabelladas, desde recetas de cocina que los obligaba a probar y videos de mascotas, hasta las cursilerías más bobamente románticas que leía o veía por allí cuando ellos no lograban supervisarla.

Si en algún momento Ymir llegaba a aparecerse en casa con un novio fantasma, Levi exorcizaría al otro ente sin el menor asco.

Aun así, el principal problema que los aquejaba en esos momentos eran Hange, Erwin y la determinación de la niña por convertirlos en un matrimonio, porque luego de haberlos conocido formalmente cinco meses atrás, Ymir había sentido un amor inconmensurable hacia ellos.

La decisión que Eren y él tomaron por aquel entonces de presentársela a sus amigos, se había debido a dos motivos importantes: el primero, fue que creyeron que Hange podría ayudarlos a descubrir más sobre Ymir y su extraña naturaleza fantasma, para así controlar sus desapariciones, cosa que hizo. El segundo, a que Erwin les permitiese regresar temprano a casa para no dejar a la niña sola tanto tiempo con la única compañía de Nox, y el condenado internet, claro.

Y fue así como aquella extraña amistad entre esos tres dio inicio, donde Hange llenaba a la niña de obsequios raros para ella o Nox, y Erwin la convirtió en su consejera sentimental, llorando con esta sobre su amor no correspondido y aceptando los consejos que aquella mocosa de doscientos trece años le daba, los cuales, seguramente, sacaba de internet.

Joder, en verdad se tenía que estar muy desesperado para caer tan bajo, pensó Levi.

El timbre del móvil lo volvió a la realidad, sintiendo que la sangre se le congelaba al ver que era su madre quien llamaba. Mierda, de seguro Ymir ya había ido a llorarle sus penas a Kuchel.

—Ve a calmar a la mocosa antes de que Kenny y tus padres también comiencen a llamar para regañarnos. Ya bastante tenemos con preparar esta cena de… lo que sea.

Riendo ante su dramatismo Eren se puso de pie, inclinándose lo justo para besarlo en los labios y hacer, con ese simple gesto, que por fin su caótico mundo volviese a estabilizarse.

—Feliz cuarto aniversario, cariño.

Levi le devolvió la sonrisa con otra más moderada, cortando la llamada de su madre una vez más, pese a saber que solo aumentaría su indignación. Todavía no se sentía mentalmente preparado para enfrentarla.

Antes de que Eren cruzara la puerta para ir en busca de la ofuscada Ymir, él lo llamó, haciéndolo volverse.

—Gracias por estos cuatro años, mocoso. No los cambiaría por nada.

La expresión de su esposo fue como una compleja sinfonía, llena de matices sutiles que era necesario descifrar y comprender, e igual de maravillosa.

Su pequeña fantasma tenía razón, tuvo que reconocer Levi, ser un poco cursi de vez en cuando no estaba nada mal.

 

——o——

 

Siendo las siete de la tarde la hora en que sus visitas llegarían, Levi, supervisado bajo la mirada de una nerviosa Ymir, acabó de poner la mesa para dos, como si fuese para una cita.

La niña, ataviada con su vestido blanco más bonito, en esos momentos luchaba por ponerle a Nox el gris suéter que le había tejido con ayuda de Carla, y el cual acabó convirtiéndose en el favorito de esta para todas las ocasiones especiales.

Nada más ver entrar a su esposo al comedor, perfectamente vestido con un negro traje, Levi estuvo a punto de sufrir un colapso nervioso.

—¡Jod…! ¡¿Te has puesto el traje de los funerales, mocoso?!

La expresión de constricción de este se suavizó con una ligera y avergonzada sonrisa, iluminando sus verdes ojos.

—Es que ayer llevé todos los demás a la tintorería debido a que vamos a comenzar la temporada de conciertos.

Levi siseó de angustia.

—¿Y si el que te vistas así es un mal presagio? ¿Si uno de los cuatro muere hoy?

—Yo ya estoy muerta —se apresuró a informarles Ymir, muy contenta—. Pero gracias por la preocupación.

—Tú no estás muerta, Giselle, solo un poquito trasparente. Tal vez deberíamos maquillarte para darte algo más de color, ¿qué te parece? —le dijo Eren abrazándola junto a Nox, ante lo que la niña rio, devolviéndole el abrazo.

—Lo que no comprendo es porque mier… rayos tenemos que vestirnos de manera formal si de todos modos vamos a ser rezagados a la cocina —protestó Levi, estirando las grises mangas de su propio traje—. Si al final somos solo la excusa.

—¡Claro que no! —soltó Ymir, dejando al gato en el piso y yendo ahora hacia él para abrazarlo también—. Estamos de aniversario y tenemos pastel, así que tendremos una fiesta. ¡Por supuesto que debemos estar guapos!

Levi chasqueó la lengua y le acarició la rubia cabecilla, alegrándose inmensamente de que la tormenta hubiese desaparecido y volvieran a tener a la dulce niña de siempre, aunque la magia no durase para siempre.

El timbre de la puerta fue el primer aviso de que aquella cena de mierda comenzaría, del mismo modo en que la afinación de los instrumentos precedía al inicio de un concierto para despertar el interés del público.

Tomando a Nox en brazos, Ymir corrió para abrir, haciendo que él frunciera el ceño al oír la ruidosa voz de Hange hablando con el gato y la niña, como si le importase una mierda que los vecinos pudiesen verla. Probablemente no lo hacía.

—¡Chicos, feliz aniversario! —exclamó esta al verlos, dando un abrazo a cada uno y siendo todo un enredo de castaños cabellos alborotados en una alta coleta y desquiciados ojos marrones tras las gafas—. ¡Les he traído un presente! Aunque en realidad es tanto mío como de Ymir.

—¿Qué es? —se apresuró a preguntar él con cierto temor al recibirlo y ver la desquiciada sonrisa que adornó el rostro de su amiga.

—¡Una sorpresa! Y no pueden verlo hasta después de la cena, ¿verdad, preciosa?

—¡Verdad! —corroboró la niña, soltando una risita de cascabeles—. Además, si lo abren antes, les traerá muy, muy mala suerte.

—Muchísima —ratificó Hange.

—¡¿Pero qué mierda?! —exclamó Levi, asustado, ante lo que Eren le quitó el obsequio de las manos antes de que lo dejase caer.

—Están bromeando, cariño —lo tranquilizó su esposo—. ¿Verdad que sí, Giselle?

—¿Quieren apostar?

El regaño hacia Ymir murió en cuanto el timbre volvió a sonar y esta corrió junto a Nox gritando el nombre de Erwin, mientras que Hange, riendo a carcajadas, la siguió junto a ellos dos.

Aquella, pensó Levi oyendo como Eren intentaba convencerlo de que el obsequio no tenía maldición alguna, sería sin duda una noche muy, muy larga.

 

——o——

 

Tal como él predijo que sucedería, la cena de intento de compromiso resultó una completa putada, porque si algo le faltaba a Hange, era la capacidad de comprender el sutil arte de la seducción, y si algo le faltaba a Erwin, era valor.

Joder, ¿cómo era posible que el hombre que se encargaba de controlar a toda su desastrosa orquesta fuese tan idiota a la hora de intentar ligar? Si hasta él, que era un completo inútil en los temas amorosos, lo había hecho mejor con Eren.

Sentados en la mesa de la cocina mientras oían las profundas notas del piano y violín interpretando Serenade de Schubert, que llegaban desde la sala, los cuatro cenaban la comida que su esposo e Ymir terminaron de preparar —gracias a la santa ayuda de internet—, intentando no morir de vergüenza ajena cada vez que uno de los patéticos intentos de cortejo de Erwin era mal entendido por la demente de Hange, quien lo llevaba a niveles insanos de idiotez.

—¿Y si intentamos ayudarlo un poco? —preguntó Eren repentinamente tras acabar de comer un trozo de su carne—. Tal vez no mucho, pero no sé, encontrar un modo de que Hange entienda que la ve como algo más que una amiga.

—Tch, la única manera de que esa cuatro ojos entienda, es que se lo expliquemos como el apareamiento de las especies —replicó él pinchando una patata con saña, callándose en cuanto los ojos de Eren se abrieron enormes, lanzándole una mirada de circunstancias en dirección a Ymir, quien estaba entretenida poniendo trocitos de atún en el platito de Nox.

—No sé preocupen por mí, ya sé cómo nacen los gatitos —les dijo muy tranquila, limpiando el hocico del gato con una servilleta—. Lo busqué el otro día en internet. Ya tengo doscientos trece años después de todo.

—¿De verdad? —preguntó su esposo, su voz un par de escalas más alta de la habitual debido al terror—. ¿Y para qué buscaste eso, Giselle?

—Para saber cómo hacer que Nox tuviera gatitos, por supuesto. Necesitamos que nuestra familia crezca, ¿verdad, Noxie? —le preguntó a este, dejando un besito en su negra cabeza.

Ante la sola idea de tener más gatos negros revoloteando por allí, Levi se estremeció; sería como una mala suerte eterna. Por suerte, el bicho llevaba más de dos años castrado.

—Bueno, creo que eso será difícil, cariño —prosiguió Eren con tono paternalista—. Después de todo, Nox es un chico.

Los celestes ojos de Ymir se alzaron para mirarlos, llenos de inocente emoción.

—Lo sé, ¡pero los milagros existen! La abuela Carla siempre dice que es un verdadero milagro que tú hayas sentado cabeza, Eren.

Levi dudaba seriamente de que ese tipo de milagros pudiesen llegar a ser factibles, por mucha fe que se tuviese, pero prefirió callarse, sobre todo porque en aquel momento la animada plática de Hange sobre oncología canina se vio interrumpida por un ruido sordo y las exclamaciones de esta, que los hicieron levantarse de inmediato.

—¡No he sido yo! —soltó la niña tomando a su gato en brazos antes de dirigirse los cuatro a la sala, donde Hange estaba… ¿intentando abrazar por la espalda a Erwin? ¡¿Apareándose?!

O por lo menos eso le pareció a Levi hasta que notó que aquel abrazo era muy raro, por decir lo menos, y que Erwin comenzaba a ponerse de un morado muy poco atractivo.

—¡Dios, se está ahogando! —gritó Eren—. ¡¿De verdad envenenaste la comida, Levi?!

—¡Claro que no! ¡No seas estúpido! ¡Joder, te dije que vestirte de luto nos traería mala suerte! —exclamó él, corriendo a ayudar justo en el momento que el abrazo de Hange se convertía en uno de oso salvaje y su amigo escupía lo que fuera que estuviese atragantándolo, desplomándose luego sobre el suelo.

—¡Erwin, Erwin! ¡¿Estás bien?! —le preguntó su amiga, acomodándolo de espaldas mientras le palmeaba el rostro—. ¡Erwin, no te mueras!

Los azules ojos de este se abrieron con pesadez cuando Ymir se inclinó sobre él, intentando hacerle una maniobra de masaje cardiaco —que seguramente habría visto en internet—, ante lo que todos soltaron un suspiro de alivio colectivo, sintiendo que el alma volvía a sus cuerpos.

—Yo… eres un ángel —masculló Erwin hacia Hange, quien lo miró con ojos muy abiertos.

Levi, temiendo que la falta de oxigenación momentánea hubiese hecho perder al otro la cordura, se preguntó si deberían llamar a una ambulancia.

—Ah… bueno… realmente no —dijo esta con una risita ridícula que hizo a Ymir soltar otra igual, como cuando veía sus dramas románticos en televisión—. Solo hice lo que cualquiera hubiese hecho en mi lugar.

—Deberías casarte conmigo —le soltó Erwin, siendo repentinamente un auténtico valiente y dejándolos a todos boquiabiertos, de seguro afectado por su casi muerte.

No obstante, la mayor sorpresa vino cuando Hange rompió a llorar y se arrojó sobre este, no delicadamente como lo haría una dama, sino que regando todo de lágrimas y mocos, como el «ángel» repugnante que era.

Al ver que Eren sacaba el móvil del bolsillo, Levi frunció el ceño.

—Joder, mocoso, no me digas que vas a ponerte a grabar ahora.

—¡Claro que no! Voy a llamar a mi hermano.

Sin pensarlo siquiera, él le arrancó el teléfono de la mano.

—¡Ni se te ocurra llamar al simio! Erwin ya está bien y sigue vivo. No necesitamos a Zeke.

O por lo menos eso pensó, porque en cuanto Hange le dijo a Erwin que sí sería su novia, este decidió morirse.

Maldito cabrón.

 

——o——

 

Una hora después, sentados en la higienizada y silenciosa sala del hospital, los cuatro esperaban a que Hange y Erwin salieran de la consulta para poder llevarlos a casa. La exitosa maniobra de Heimlich que ella había realizado salvó a Erwin de una muerte segura, pero todavía así fue necesario que este visitase urgencias para un chequeo rápido.

Compartiendo una botella de agua, unas cuantas galletas saladas y —a falta de chocolatinas— un paquete de pocky, Eren y él comían mientras Ymir trataba de calmar a Nox, quien se mostraba indignado por estar encerrado, cuando en primeras ni siquiera debería estar allí. De solo pensar que le debían un nuevo favor a Zeke, Levi se sentía enfermo.

Tras beber un trago de agua de la botella, se la entregó a su esposo, quien hizo lo mismo. De inmediato la romanticona Ymir se puso a reír, toda nerviosa.

—¡Ha sido un beso indirecto! —les dijo muy contenta, ante lo que Eren sonrió.

—Y así fue como lo conquisté, ¿verdad que sí, cariño? —le preguntó, tendiéndole un pocky que él aceptó entre los dientes mientras escribía a su madre para decirle que Erwin seguía vivo y bien.

—Solo fue demencia temporal debido a la mala suerte y el encierro, pero para ser una primera cita de mier… porquería, no estuvo tan mal —admitió de mala gana, comenzando a masticar y casi atragantándose cuando Eren se inclinó para comerse la otra punta de la varilla, dejando luego un beso sobre sus labios y haciendo que Ymir volviese a reír.

Separándose lo suficiente para dejarle espacio personal, su esposo rebuscó en el bolsillo de su abrigo, sacando el paquetito envuelto que Hange les había dado horas antes.

Al verlo, los celestes ojos de Ymir se ampliaron, pareciendo incluso un poco sonrojada.

—¿Podemos abrirlo ahora, Giselle? ¿Se ha desvanecido ya tu embrujo de mala suerte?

Cuando la niña asintió, siendo una transparentosa cosita tímida, Eren se lo entregó a él, sorprendiéndolo. Tras dudarlo un par de segundos, Levi finalmente se atrevió a abrirlo, notando como los ojos se le humedecían al ver lo que aquel obsequio era.

Ymir no podía aparecer en fotografías, por supuesto. Jamás podría hacerlo, después de todo, solo seguía siendo una niña fantasma; no obstante, el dibujo enmarcado de ellos tres junto a Nox era como una fotografía. Un dibujo bonito y cuidado que representaba a la perfección la familia tan felizmente atípica que ellos eran. Su familia.

La mano de Eren tomó la suya y lo aferró con fuerza, y sin tener necesidad de verlo, Levi supo que seguramente estaría a punto de llorar; después de todo, aquel mocoso era un idiota sentimental. Y él, bueno, puede que él también lo fuese en el fondo, porque aquel momento absurdo en una sala de hospital le pareció perfecto. El mejor obsequio que podrían haber tenido para conmemorar su vida juntos.

 

 

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes hayan llegado hasta aquí. Espero de corazón que el capítulo fuese de su agrado y valiera la pena el tiempo invertido en él.

Por lo demás, solo espero que el capítulo les hubiese gustado con este cuarto aniversario tan extraño de estos muchachos. Sé que debido a que estos capítulos avanzan de un año a otro muchas veces hay pequeñas datos o sucesos que se pierden, por lo que quedan a libre interpretación de ustedes o, si lo prefieren y tienen alguna duda específica, pueden preguntarme abiertamente, ya que no tengo inconvenientes en responderlas.

También, como he venido haciendo en capítulos anteriores, aclararé algunos términos o piezas que han aparecido hoy aquí, aunque afortunadamente esta vez son poquitos.

Lo primero que aclararé es sobre el título de la historia, que tal vez pueda parecer algo extraño ya que técnicamente es un juego de palabras asociadas directamente con la música y los tempos musicales.

Una vez más les recuerdo que los «tempos» son la velocidad con la que una pieza se interpreta, por lo que para esta historia, asocié esa condición tanto a Eren como Levi. En el caso de Levi, el sería un «moderato», el ritmo pausado y moderado que es constante y transmite calma; mientras que Eren, es un «vivace», el ritmo vivaz y animoso, lleno de energía; de alguna manera podríamos decir que uno es un ritmo negativo y el otro positivo, por lo que al juntarlos, lo que se obtendría de ambos es el «allegro», el ritmo alegre y con el que cuentan prácticamente una gran cantidad de piezas musicales, y el cual es el siguiente tempo importante que se encuentra entre ambos (moderato, allegro, vivace). Por lo tanto, el título sería algo así: Tú (Levi) + Yo (Eren) = Allegro (su feliz vida junto a Ymir y Nox). Yo siempre soy muy rara a la hora de poner títulos, así que espero no haberles confundido mucho esta vez, aunque una de mis lectoras sí le acertó casi al completo, jaja.

Otros datos por aquí son los siguientes:

-Sinfonía, son las composiciones musicales para orquesta que por lo general requieren un número considerable de músicos en escena, aunque hay muchas que ya se han ido adaptando para grupos más pequeños. Estas suelen ser complejas porque se dividen en cuatro o tres movimientos por completo diferentes en tempo y estructura, haciendo que sea como tocar tres o cuatro piezas diferentes para conformar una sola unidad. De allí que Levi asocie que interpretar la reacción de Eren sea tan complejo como comprender una sinfonía; pero que al igual que este, el resultado vale la pena.

-Afinación de instrumentos de una orquesta, es, como señala Levi, un ritual que precede a cada presentación. Una vez el concertino (primer violín, y quien guía la orquesta tras el director) se pone de pie, el primer oboe marca un La para su afinación y este guía la afinación de todos los instrumentos de cuerda restantes, que suelen ser los más inestables. Aquel momento suele ser el que hace que el público guarde silencio y se llene de expectación por lo que vendrá, por lo que de allí la asociación de que el llamado al timbre anunciando la llegada de Hange, es el preámbulo del espectáculo para ellos.

-Serenade de Franz Schubert, o Serenata, pertenece a una de las piezas que se recopilaron de manera póstuma al compositor. Esta pieza es, tal como dice su título, una serenata romántica basada en el poema del mismo nombre de Ludwig Rellstab. Realmente es una pieza muy linda y sumamente romántica, es casi un canto al amor al oírla, por lo que forma parte del repertorio de música que Eren y Levi eligieron para amenizar la cena de «compromiso» para Hange y Erwin que Ymir organizó.

Y esto sería todo por este capítulo, creo. Ya para la siguiente semana tendremos aquí el quinto aniversario de estos dos muchachos cuyos temas para el evento serán Cuidado de la piel / Masaje / Uno de ellos está enfermo.

Para quienes leen el resto de mis historias, aviso que mañana estará el capítulo nueve de Zodiaco, correspondiente a Sagitario, y la siguiente actualización será para In Focus entre miércoles y viernes de esta semana. Sé que In Focus debería haber salido esta que ha transcurrido, pero entre que estoy preparando piezas y estudiando para mis exámenes finales, además de trabajando, me quedó muy poco tiempo para nada más.

Una vez más muchas gracias a todos quienes leen, comentan, envían mp´s, votan y añaden a sus listas, marcadores, favoritos y alertas. Siempre son la llamita que mantiene encendida la hoguera que es la imaginación de esta escritora.

Un enorme abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes y los suyos.

 

Tessa.


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