Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tú + Yo = Allegro (Riren/Ereri) por Tesschan

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Temas del capítulo: Libre.

CAPÍTULO 8:

(DO)

DONDE CUATRO HAN VIVIDO…

 

Mi querida Alicia, nos veremos en los jardines de la memoria y en el palacio de los sueños. Ahí es donde tú y yo nos veremos.

(Alicia a través del espejo).

 

 

 

—¡Ya está, lo conseguimos! —exclamó felizmente Ymir, tomando las patitas delanteras de Nox, fingiendo así que este aplaudía—. Y lo hemos hecho pese a ese desagradable guardia que ha estado a punto de arruinarlo todo.

Sonriendo divertido ante la furiosa mirada que la niña le lanzó al guardia del cementerio —que pasaba por milésima vez por allí para vigilarlos—, Levi echó los restos de las ramitas en una bolsa de papel y limpió sus manos con una toallita desinfectante.

Pese a que el verano acababa de darles la bienvenida, aquel veintiuno de junio había amanecido despejado y con un sol extrañamente templado  para aquella época del año. Por lo general, sus aniversarios siempre acababan teñidos de sol espantoso que era más del agrado de Eren e Ymir que del suyo, pero aquel día, como si desease complacer a la niña, la primavera parecía haberse extendido un poquito más.

Sin embargo, lo que acabó por arruinarle los planes de aquella jornada, fue el hecho de que el condenado cementerio estuviese cerrado por mantenimiento, ¡mantenimiento! Justo a mitad de semana y en el preciso día que la caprichosa mocosa fantasma había decidido como su aniversario de muerte tras un largo año de preparación.

Joder con la mala suerte del espejo, se dijo Levi pasando una toallita por la lápida para dejarla bonita y brillante. ¿Es que jamás les podía poner las cosas fáciles?

Aun así, tras una larga media hora de ruegos por parte de Eren, maullidos de Nox, amenazantes miradas suyas y una considerable cantidad de dinero que se vieron obligados a desembolsar, el maldito guardia les permitió una hora de entrada, obligándoles a prometer que, cumplido el tiempo acordado, se irían de allí sin protestar. Promesa que estaban a punto de cumplir, ya que les quedaban exactamente diez escasos minutos antes de ser echados.

—Puede que fuese más corto de lo planeado, pero ha sido un funeral precioso, Giselle. ¿Estás contenta? —preguntó Eren a la niña, guardando su violín en el estuche tras haber interpretado el Adagio de Albinoni, tema que Ymir había elegido personalmente para su sepelio.

—Mucho, y con eso ya puedo tachar el penúltimo punto de mi lista —les dijo, soltando un suspiro—. Este ha sido un año realmente ocupado.

Desde hacía cosa de un año atrás, luego de decidir que si no tenía una tumba propia ella misma se haría una, Ymir había trabajado arduamente en la planeación de lo que sería su último lugar de descanso una vez los siete años del espejo roto acabasen y debiera marcharse.

Durante aquel año, ella misma escribió su epitafio, eligió sus flores y diseñó su lápida, incluso obligándolos a ir al cementerio cada semana solo para encontrar un sitio que le gustase; un sitio que, una vez halló, debieron visitar con regularidad, ya que la niña estaba obsesionada con la idea de que tenían que conocer y ser amables con sus futuros vecinos antes de su llegada, para que luego la recibiesen bien.

No obstante, con lo que ninguno de ellos había contado, fue con el hecho de que, tras años de búsqueda infructuosa, el bastardo barbudo de Zeke finalmente diese con la tumba real de Ymir, la cual se hallaba en Mitras, la capital, arruinando de ese modo los meticulosos planes que su familia ya tenía hechos.

Maldito infeliz.

Aun así, entre los tres —más Nox, que también tuvo derecho a voto—, decidieron unánimemente que, dado lo mucho que Ymir se había esforzado y a que ya tenían pagada la sepultura, lo mejor sería trasladar los restos de esta a Shiganshina. Por ese motivo, el día anterior el cuerpo de Ymir había llegado para reunirse con el alma de Ymir, celebrando esa mañana un pequeño responso por la niña fantasma que en esos momentos lucía tan feliz como si acabara de graduarse con honores.

—Realmente esto de hacer arreglos florales se te da muy bien, Giselle —felicitó Eren a la rubia fantasmilla, quien ya había soltado a su gato y ahora reacomodaba con delicada habilidad unas cuantas flores en un jarrón junto a su tumba.

—¿Verdad que sí? —replicó esta, levantándose para correr y abrazar la cintura de Eren—. Con la abuela Carla hemos practicado mucho estas últimas semanas. Aprendimos viendo videos tutoriales en internet.

—No sé porque no me extraña —masculló Levi, contemplando el arreglo de blancos lirios entremezclados con claveles rosas y amarillos, siendo un contraste delicado y alegre contra la pálida lápida de mármol.

Claramente ofendida, Ymir le lanzó una mirada cargada de intenciones.

—Pues sería bueno que ustedes también vayan aprendiendo, chicos. No quiero que me dejen un arreglo feo cuando vengan a visitarme. ¡Me niego a eso! Creo que tendré que hablar con la abuela para que les enseñe.

—¿Y dónde queda el ser agradecidos con todo lo que se nos da, Giselle? —la provocó Eren—. ¿Significa que no estarás contenta de vernos si no te traemos un arreglo hermoso?

—Lo estaría y lo aceptaría, pero me sentiría muy ofendida. Tendrán que esforzarse un poco más.

—Tch, que mocosa tan malcriada estás hecha —la reprendió Levi, pero esta solo sonrió al oírlo—. Y todo por culpa de este otro mocoso que no ha sabido tener mano dura contigo.

—¡¿Y por qué yo soy el único responsable?! —protestó su esposo—. ¡Te recuerdo que la hemos criado los dos!

—Porque yo siempre he sido la voz de la razón dentro de esta caótica familia.

—Mientras no haya mala suerte de por medio —replicaron Ymir y Eren a la vez, riendo ante su pronta indignación.

Soltando al otro mocoso para abrazarlo a él en esa ocasión, la niña alzó el rostro y le preguntó:

—¿Pero acaso no han sido divertidos estos siete años de mala suerte, Levi? ¿No hemos sido felices pese a ello?

Posando una mano sobre la rubia cabeza de esta para acariciarla, pensó detenidamente en todo lo que habían significado aquellos siete años para él. Siete años en los que muchas veces se sintió superado por su superstición y sus miedos, hasta que, poco a poco, sus preocupaciones egoístas pasaron a convertirse en cosas mucho más importantes.

Sonriendo apenas, Levi se inclinó para dejar un beso sobre la transparentosa frente de Ymir, observando su propio reflejo en sus enormes ojos celestes.

—Han sido los mejores siete años de mi vida, mocosa. Jamás te quepa duda de ello.

La sonrisa que esta le dedicó fue brillante y hermosa, como aquel sol de resquicios de primavera y los girasoles en el campo. Hermosa como una balada e igual de amada, y él supo, sin duda alguna, que la recordaría hasta el final de sus días, cuando llegase su turno de marcharse.

Por siempre eterna e imperecedera, como el amor que compartían.

 

——o——

 

Soltando una retahíla de maldiciones, Levi se sostuvo como pudo al chorreante marco de la ventana que daba hacia al cuarto que compartía con Eren —en la segunda planta—, y se metió dentro, reptando cual serpiente mojada.

Nada más caer sobre el alfombrado piso, agradeció mentalmente su obsesión insana con la limpieza; agradecimiento que murió en cuanto sintió un ligero peso sobre su espalda y el amasar de unas patitas felinas, húmedas y embarradas, las cuales lo utilizaron como tapete antes de abandonarlo de un salto con la dignidad de un soberbio rey.

¿Cómo era posible que algo siempre saliese mal durante sus aniversarios?, se preguntó bajando la escalera a toda prisa para abrir a los otros dos, precedido por Nox.

Joder, si un espléndido día soleado acabó convertido en un aguacero de proporciones nada más poner un pie fuera del condenado cementerio…

Realmente estaban muy malditos.

—¡Buen trabajo, cariño! —lo felicitó Eren, nada más él abrió la puerta.

—¡Y también a Noxie! —apostilló Ymir, agachándose para tomar al negro gato entre sus brazos para arrullarlo—. Lo has hecho muy bien, bebé.

Al oír aquello, los grises ojos de Levi se entrecerraron con sospecha.

—Oi, mocosa, ¿por qué tengo la leve impresión de que nos has metido en este lío a propósito? —inquirió él, requisándole a su mascota hasta que le dijese la verdad—. ¿Nos mentiste sobre el hecho de que no podías atravesar paredes?

—¡No he mentido! Solo que últimamente mis habilidades van y vienen —se defendió la niña, tendiendo otra vez los brazos para que le devolviese a su gato—. Es como los desmayos. No puedo controlarlo del todo.

—Como los desmayos y un caraj… lo que sea. Solo has montado este circo para reírte de nosotros, mocosa manipuladora.

A pesar de haber estado conteniéndose y fingiendo inocencia, Ymir finalmente dejó escapar su vibrante risa al ver su indignación.

—¡Pero no puedes negar que ha sido emocionante, Levi! Como cuando irrumpimos en el teatro para mi concierto, ¿recuerdas? Además, la culpa realmente es de Eren por dejarse las llaves de casa pese a que le repetiste un millón de veces que las guardase.

—Un descuido que le puede suceder a cualquiera —se apresuró a decir este con una sonrisa contrita al ver su sulfurada mirada—. Además, te las arreglaste muy bien pese a la lluvia, Levi. Ciertamente tu pasado delictual puede resultar muy útil a veces.

—Tch, que pasado delictual ni que nada, mocoso idiota. ¡Si casi me dejaste caer, joder!

—Es que me pisaste la cabeza. Y estuviste a punto de arrancarme una oreja, por cierto.

—Entonces deberías haberte ofrecido tú —masculló él, estirando sus adoloridos lumbares—. Demonios, creo que los cuarenta y dos me están pasando factura.

—La edad solo es un número, Levi. No debería afectarte si sigues siendo joven en tu corazón —le dijo Ymir, dándole un abrazo compartido con Nox, quien bufó bajito—. Mírame a mí, ya tengo doscientos diecisiete años, pero sigo igual que siempre.

La risita de Eren fue más que audible, y él tuvo que morderse la lengua para no decirle a esta que aquella juventud se debía a su estado fantasmal. Aun así, le devolvió el abrazo y dejó escapar un suspiro, sabiendo que aquellos momentos compartidos eran ya una cuenta contrarreloj.

—Creo que es buena idea comenzar ya con los preparativos de nuestra cena de celebración —les dijo Eren—. ¿Me quieres ayudar, Giselle?

—¡Lo haré! ¡Y también Levi y Noxie! ¡Luego nos daremos un baño!

Como la pequeña directora de orquesta que era en sus vidas, Ymir corrió hacia la cocina seguida de Nox, esperando que ellos hicieran lo mismo, sin protesta alguna. ¿Y no era lo que siempre hacían, acaso?, se preguntó Levi. Porque pese a todos sus peros, a todas sus rígidas reglas y protestas, había acabado cediendo a las peticiones de Ymir más veces de las que siquiera podía recordar.

Y estaban tan cerca de perderla…

—¿Van a darse prisa o no? —la oyeron preguntar con impaciencia desde la entrada de la cocina, asomando su rubia cabecilla por esta.

—Vamos enseguida, mocosa caprichosa —replicó él.

En cuanto Ymir volvió a desaparecer, la mano de Eren se entrelazó con la suya, reconfortándolo.

—Feliz octavo aniversario, cariño —le dijo este, inclinándose para dejar un beso en su frente y otro en sus labios, que si bien no hicieron desaparecer del todo la pena y la angustia que Levi sentía, al menos las suavizaron.

—Feliz octavo aniversario, mocoso. Porque este sea solo uno de muchos, muchos más a tu lado. Y no es una petición, Jaeger, sino que una orden.

La sonrisa de Eren sobre sus labios al besarlo resultó amadamente conocida, así como también el verdeazulado de sus ojos al contemplarlo de la misma forma que años atrás. El tiempo había pasado y ellos cambiado a través de este, pero en el fondo seguían siendo los mismos. Su amor, después de todo, no había muerto ni un poco.

—Lo que tú digas, Levi. Lo que tú digas.

 

——o——

 

—Sonrían, por favor.

Intentando que la mueca en sus labios se pareciese lo más posible a una sonrisa, para no tener que repetir otra vez aquella condenada fotografía, Levi se maldijo mentalmente por ser tan blando con aquella mocosa. Cuando lo estaba criando, Kuchel no había sido ni de lejos tan permisiva con él.

—¡Esta sí ha salido perfecta! —exclamó Ymir, corriendo a enseñarles la foto que acababa de tomarles con el móvil—. Además, este ataúd es lo más bonito que he tenido en mi vida. Después de Noxie, claro.

Al contemplar el dichoso ataúd junto al que ellos posaban —el maldito ataúd obsequiado por Erwin y que acabó pintado de rosa pálido con diseños florales—, Levi tuvo que admitir el buen uso que la niña le había dado, convirtiéndolo en una linda decoración para su cuarto.

Durante ese año, Ymir había ido recolectando todas aquellas cosas que amaba y sentía la representaban a ojos de todos quienes la conocían, desde los pequeños muñequitos tejidos a ganchillo que Carla le obsequiaba, hasta los collares de cuencas y conchillas que había hecho su madre para ella, sus partituras y recetas de cocina preferidas, así como también un sinfín de notas bobas y romanticonas que había intercambiado con Kirstein. Ymir había juntado cosas en aquel ataúd con una meticulosidad única, como una ardilla en su nido. Su pequeño altar para ser recordada una vez tuviese que marcharse.

Al pensar en sus amigos y familia, Levi no pudo evitar sentir como la pesada nostalgia lo invadía.

Erwin, al ser ya padre de un niño junto a Hange, había comprendido perfectamente la difícil situación que se avecinaba para ellos, por lo que acabó otorgándoles amablemente dos semanas de vacaciones; días libres que aprovecharon al completo junto a Ymir, ayudándola a cumplir sus últimos deseos para tacharlos de su lista.

Tal como habían hecho a partir de su segundo aniversario como familia, visitaron a Kuchel, Kenny y Cerbero en su casa en la playa. La niña no solo quería ver el mar por última vez y pasar tiempo con estos, sino que también entregarles sus obsequios de despedida, los cuales había hecho ella misma. Una rutina de visitas y agradecimientos que repitieron incansablemente durante aquellas dos semanas, compartiendo con todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocer a Ymir y ser parte de su vida, ganándose para siempre un lugar en su corazón.

—En verdad te has vuelto una buena fotógrafa, mocosa —alabó a esta con sinceridad—. Mucho mejor que nosotros.

—Lo sé, ¡y eso es tan injusto!

—¿Por qué dices eso, pequeña? —inquirió Eren, reacomodándole un rubio mechón tras la oreja.

—Porque me hubiese gustado tanto tener un canal de videos… —respondió dramáticamente Ymir, siendo la gran reina del drama que era—. Estoy segura de que habría sido muy popular. Es mi sueño frustrado.

—Tch, un canal conducido por un fantasma, joder. ¿Quién lo habría visto en primer lugar?

—Lo habrían hecho miles, Levi. Debes admitir que mis ideas son grandiosas —replicó esta, siendo toda terquedad.

Minutos más tarde, estando ya los cuatro metidos en la cama de su habitación con Eren, tras aquel agotador día, Levi notó como el sordo dolor que venía albergando desde hacía un año atrás, repentinamente se hacía un poco más agudo y pesado al contemplar a la niña.

Muchas veces durante aquel último año él había tenido miedo, mucho, sabiendo que un día Ymir se marcharía sin que ninguno de ellos pudiese hacer nada para evitarlo y pese a lo mucho que la amaban.

Era un sentimiento de rencor e injusticia hacia la vida por lo que esta les había dado solo para luego quitarles; no obstante, sorprendentemente fue la misma Ymir quien acabó dándoles valor. No tenía miedo de lo que vendría, les dijo esta durante su cumpleaños cuarenta y dos y la última Navidad que pasaron juntos; ya fuese un paraíso o la rivera de un río lo que le esperaba a su partida, los tres en algún momento volverían a reunirse porque ninguna despedida era jamás demasiado larga si los corazones seguían latiendo juntos y sincronizados. Nadie tenía la vida comprada, nadie sabía cuánto tiempo le quedaría, por lo cual, ¿por qué vivir con arrepentimientos? Si se amaba a alguien, debía hacerse como si fuese el último día, compartiendo tiempo y afecto, y demostrando lo que se sentía con cada respiración y pensamiento, con cada latido. Debía amarse con todo, para que cuando el momento de las despedidas llegase, el corazón pudiese marcharse tan repleto como ligero, sabiendo que, probablemente, el amor recibido y dado sería lo último que se vería al cerrar los ojos.

Al contemplar la serie de muñequitos de ganchillo que la niña había hecho semanas atrás, y los cuales los representaban a ellos cuatro, Levi sonrió quedamente y la abrazó, del mismo modo que lo hizo Eren a su vez, quedando de esa forma todos ellos entrelazados en aquel caótico abrazo como si en este pudiesen protegerla de lo que viniera.

Un rápido vistazo al reloj sobre la pared le indicó a Levi que la medianoche estaba cerca y aquel veintiuno de junio próximo a acabar. Un día que no solo señalaba su aniversario de bodas y de familia en el cambio de una estación a la siguiente, sino que también representaba el cambio en la vida de todos ellos hasta como hacía ocho años atrás la habían conocido, volviéndolo un momento sumamente especial.

Al ver a Eren inclinarse para dejar un beso sobre la frente de la niña, cuyos ojos estaban ligeramente cerrados, como si ya fuese a dormir, sintió como algo se quebraba en su interior, sabiendo bien el porqué.

Aun así, Levi no lloró, porque había prometido no hacerlo, tomando en su lugar la traslúcida mano de esta y comenzando a tararear una canción de cuna ante la que Ymir sonrió. La misma que ella había tocado para ellos por primera vez seis años atrás, en su segundo aniversario de bodas, casi como si fuese un regalo.

—Gracias por cuidar de mí todo este tiempo —dijo esta con su vocecilla diminuta de notas claras y perfectas, abriendo apenas sus ojos para verlos—. Gracias por haber sido mi familia y cumplir mi último deseo, ser mi sueño. Nunca había sido tan amada.

—Gracias a ti por habernos elegido y darnos la oportunidad de amarte, mocosa —respondió él, siendo ahora su turno de dejar un beso sobre su frente, sin dejar ir su mano aún—. Y recuerda, esta es solo una corta despedida.

Siendo Eren el llorón que era, acabó dejando escapar unas cuantas lágrimas al oírlo, pero Levi prefirió no regañarlo en esa ocasión y terminó secándoselas, ante lo que Ymir rio bajito, como si estuviese muy cansada.

Abandonando su posición, Nox se aovilló entre ellos y se recostó al lado de la niña, junto a su corazón no latiente, contemplándola en su quedo dormir como un atento guardián oscuro.

Sin que pudiese evitarlo, y pese a estar decidido a no hacerlo, en algún punto a Levi lo venció el sueño; y cuando un nuevo día llegó y sus ojos se abrieron para recibirlo, comprendió con el alma rota que el peor de sus temores se había cumplido:

Ymir ya no estaba con ellos.

 

——o——

 

Maldiciendo hasta que sintió que se estaba quedando sin aire, Levi marcó el número de su esposo nuevamente, preguntándose como este podía ser tan idiota cuando más lo necesitaba.

Sé suponía que aquel día no solo era su aniversario, ¡su décimo aniversario de casados! Sino que además tenían planes de ir a visitar a Ymir, como cada semana, antes de pasarse por la agencia para saber cómo iban avanzando las cosas para ellos.

Mataría a Eren, se prometió mirando con rencor el teléfono en su mano. Lo asesinaría de la forma más cruel posible por aprovecharse así de su escaso tiempo y buena voluntad.

Vislumbrando apenas la peluda sombra negra que pasó desde el sofá a la ventana, observó como Nox contemplaba el mundo exterior no con su habitual aire desapasionado, sino que con una creciente expectación.

Desde que Ymir se había marchado, dos años atrás, este se había vuelto más sereno; no obstante, existían días como aquel en que parecía increíblemente ansioso, casi como si esperase por algo o alguien. Días que, quizá, también eran especiales para él.

Tomando una vez más la carta de despedida que Ymir había escrito para ellos y el dibujo que les había obsequiado por su cuarto aniversario, Levi sonrió apenas al leerla prácticamente de memoria. Aquellos dos años habían estado llenos de días buenos y días malos, días en los que su esposo y él podían hablar de la niña y reír a carcajadas por todas las cosas que habían vivido juntos; mientras que otros, bueno, tan solo parecían arrastrarse demasiado apagados y tristes.

Pero aquella despedida no iba a ser eterna y volverían a estar juntos, se recordó volviendo a mirar el dibujo y el espejo trizado sobre la mesilla de centro. Y aquel día estaban un paso más cerca de ello, luego de haber dudado y esperado mucho.

Comprobando la hora, tomó el móvil para llamar una vez más a su marido; sin embargo, antes de que pudiese marcar, fue la llamada de este la que lo asaltó.

Molesto como se sentía, Levi respondió de forma escueta, pero al oír el nervioso parloteo de Eren al otro lado de la línea, él mismo acabó palideciendo de golpe, demasiado confundido, asustado e incrédulo para poder pensar con claridad.

Tras cortar la llamada se apresuró a coger su billetera y las llaves del coche, saliendo de la casa a toda prisa.

Después de tanto tiempo de búsqueda, de espera y angustia… al fin.

Su vida nuevamente volvía a dar un giro.

 

——o——

 

El tintineo de llaves y voces, nerviosamente susurrantes, fue lo que acabó por sacarlo de su sueño.

Abriendo perezosamente uno de sus ojos, Nox observó desde su estratégica posición sobre la escalera hacia la puerta, cuya manija giró antes de abrirse del todo, dejando ver a los recién llegados.

Pareciendo tan tenso como ese violín suyo, el humano Eren fue el primero en entrar, seguido del otro humano, Levi, quien en esa oportunidad no iba solo ni protestaba por todo, como solía ser su costumbre.

Curioso, Nox se levantó para poder hacer una mejor inspección del bulto que este traía en sus brazos: una cosa toda rosa y rubia, cuyos ojos celestes y llorones miraban a su alrededor con evidente miedo mientras se aferraba a Levi, como si este fuese un árbol y ella una pequeña ardilla aterrada del mundo.

Decidido a ser el gato valiente que era, bajó de un salto de su sitio y se acercó maullando a su esclavo humano, haciéndole comprender de esa forma que le acercase la ofrenda para poder examinarla mejor. Petición que este cumplió acuclillándose a su altura y soltando una risita, la cual Nox ignoró con educación, concentrado como estaba en ver y olfatear a aquella cría humana.

—Y bien, bestezuela, ¿qué piensas de ella? ¿Nos la quedamos?

Realmente él tenía mucho que decir al respecto, pero cuando la niña agarró su oreja y rompió a reír, del mismo modo que hizo la primera vez que se conocieron, Nox supo que todo volvía a estar bien.

Ella finalmente había regresado.

—Sí que nos has hecho esperar mucho por ti, Giselle —oyó decir a Eren, inclinándose junto a Levi para ver a la niña y dejar un beso en su frente—. Pero la espera ha valido la pena, ¿no, Levi?

—Totalmente —respondió este, sonriendo—. Bienvenida de regreso a casa, Ymir.

La niña gorjeó contenta, ante lo que Nox posó una de sus negras patas sobre su mejilla blanda y regordeta. Ahora sería su turno de ser un buen hermano mayor, se dijo, pero ya tendrían tiempo y la enseñaría bien. Volverían a ser felices juntos.

—Oi, mocoso —llamó Levi a su otro humano, capturando su atención—, ¿cómo suena la vida ahora?

Tras un instante de silencio, Eren finalmente respondió:

—Como un allegro.

Nox, sin embargo, no estaba para nada de acuerdo. La vida para ellos sonaba como lo que siempre habían sido y en ese momento regresaban a ser: una familia.

 

FIN

Notas finales:

Lo primero, como siempre, es agradecer a todos quienes han llegado hasta aquí, ya por última vez en esta oportunidad. Espero de corazón que este último capítulo fuese de su agrado, y valiera la pena el tiempo invertido en él.

Por lo demás, al fin después de tantos meses de retraso, nos despedimos de esta historia. Podría dar mil excusas para este retraso, algunas más justificadas que otras; pero creo que la que más pesa, al menos para mí, es que, egoístamente, me ha costado mucho despedirme de esta historia y Eren y Levi siendo una familia junto a Ymir y Nox, como sabía que tras este capítulo iba a ocurrir.

Debido a que la historia es algo limitada en palabras, pienso que quizás al final hayan quedado algunas dudas, sobre todo respecto a Ymir. Así que explicaré un poquito mejor lo que no se vio en este lapsus de dos años que tiene el comienzo y el final de capítulo.

Obviamente debido a que era un fantasma, y cumplió su deseo de ser amada e importarle a alguien (que no tuvo en su vida), Ymir desapareció o, mejor dicho, acabó de morir; sin embargo, como en algunas culturas la vida es rueda, ella acabó reencarnando y naciendo una vez más, por lo que, en esta oportunidad, Eren y Levi la acabaron encontrando y adoptando, para criarla ya como una niña normal.

Con esto no quiero imponer ningún pensamiento religioso, porque creo que es algo muy particular, pero personalmente me gusta mucho la idea de que, si hacemos bien las cosas en la vida, en nuestra próxima reencarnación volveremos a estar junto a quienes amamos en vida. Por eso, pese a que Eren y Levi no esperaban que Ymir regresara a ellos de esa forma, cuando pasó el tiempo y se decidieron a adoptar, la encontraron, porque Ymir una vez más se le había dado la oportunidad de estar con ellos.

Dicen que los gatos ven auras y ven almas, y vaya uno a saber si es verdad, pero desde el comienzo de esta historia, siempre me planteé como sería que uno te reconociera en otra vida, y de allí nació Nox, quien fue el primer amigo verdadero de Ymir, y quien no perdió nunca la esperanza de verla regresar.

Los agradecimientos especiales de este capítulo son para mi querida beta, Tsubame-Hime, que me acompañó durante toda esta historia y la amó tanto como yo. A la talentosa Akira Kousei, quien es la responsable del bello arte de portada que creó para Allegro, dando siempre forma a mis alocadas ideas. Y también a mi querida Nat, ReinadeTormentas, quien me obsequió el maravilloso fanart que adorna el encabezado de este capítulo, convirtiendo mi familia creada en algo mucho más real.

Y, por último, mi agradecimiento es para todos ustedes que siguieron esta historia y la esperaron pacientemente. Gracias por ser parte de ella, gracias por haberle dado tanto amor a Ymir y la familia que Eren, Levi y Nox formaron para ella; y sobre todo, gracias por la oportunidad brindada y tenerme fe pese a que casi todos presentían un final muy triste. No puedo decir si lo sea o no, solo que es el que siempre sentí adecuado para ella.

Un enorme abrazo a la distancia y mis mejores deseos para ustedes. Gracias por acompañarme en otro maravilloso viaje.

 

Tessa.

 

PD: Bueno, este es un tema aparte, y es que solo deseo informar que debido a que a veces se me dificulta compartir fanarts o el arte de las portadas en una mejor calidad debido a las plataformas, he decidido poner en funcionamiento (al fin) mi cuenta de Instagram que llevaba años abandonada. Realmente por allí no subiré nada aparte de cosas relacionadas con mis historias como artes, datos o algún que otro adelanto, pero si alguien está interesado en ella, la dejaré por aquí: tesschan30.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).