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Tan duro como el diamante por Flor de occidente

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Notas del capitulo:

¡FELIZ AÑO NUEVO! Les envío los mejores deseos y espero cumplan todas sus metas este año, aquí les dejo la actualización de esta semana. Un abrazo.

Capítulo 5


Sobre aviso no hay engaño


 


Blake estaba agotado, no solo tenía que trabajar en la casa como guardia personal de Alonso Carbone, sino que pasaba casi cada noche complaciendo sus caprichos en la cama. Pensó que tras unos días se aburriría del juego, sin embargo, al pasar de las semanas y los meses, parecía disfrutarlo cada vez más, no quería rendirse ante este hombre egocéntrico y mezquino, pero su mente lo traicionaba cada vez que sus cuerpos se conectaban.


 


Esperaba que se cansara pronto y al mismo tiempo quería que Alonso lo tomara como su pareja, rio con tristeza ante ese loco pensamiento, lo único que mantenía interesado al Carbone menor era la actitud dura y reacia de Blake a seguir sus órdenes, y tampoco podría ser sincero porque tal vez eso representaría alejarse de Asher y Isaac. Últimamente se sentía cansado, muy cansado.


 


Recibió un texto y supo que debía buscar al hombre más caprichoso que había conocido, Alonso lo usaba a su antojo, pero le había permitido conocer muchos aspectos de cómo funcionaba la ciudad. Dio unos tres pasos y empezó a sentir que todo daba vueltas, pensó que caería al suelo, más unos brazos grandes y fornidos lo sujetaron.


 


-Basil, lo siento- se relajó un poco, el hombre era la encarnación de un santo para él- debo ir con…-


 


-Debes descansar, estás demasiado agotado- lo levantó y empezó a llevarlo por el pasillo.


-Bájame por favor, puedo caminar- sintió que su voz se apagaba poco a poco-nunca habría imaginado que nos llevaríamos tan bien pese a nuestro primer encuentro, je je.


 


-Llévalo a mi cuarto y ponlo sobre mi cama- Alonso apareció de la nada.


 


Blake pensó que iba a reprocharle que no llegara inmediatamente a su lado, pero su rostro reflejaba una ira peligrosa.


 


Basil llevó a Blake al cuarto de Alonso y lo depositó delicadamente sobre su cama, retiró el cabello de su rostro y susurró en su oído.


 


-No te desgastes tanto pequeño, si necesitas ayuda, puedes llamarme-


 


Alonso lo levantó de la camisa como si el musculoso hombre de 98 kg no pesara nada.


 


-Mi estimado Basil, te ruego que no pongas tus manos sobre mis juguetes, mi hermano es extremadamente indulgente por tu excelente servicio, sin embargo, debes conocer tus límites- lo soltó- de lo contrario la mala suerte podría rondarte o a tu hermanito Cheerokee-


 


Basil no se veía para nada intimidado, al parecer, se había encariñado con los recién llegados o tenía la confianza que los hermanos no cometerían una ofensa en su contra.


 


-Lo lamento señor, pero por favor mire el estado del joven Blake, necesita descansar, él ha cumplido a cabalidad cualquiera de sus órdenes y nunca le ha llevado la contraria, si continúa a este ritmo, podría enfermar gravemente-Basil lo miró con tristeza.


 


-Lo que pase con Blake no es de tu incumbencia- sonrió-retírate, a no ser que quieras ver por qué tiene enrojecidas sus caderas-


 


Basil dio una mirada de indignación a Alonso y luego una de preocupación a Blake, por un momento dudó en su posición, pero Blake intervino


 


-Basil, por favor retírate, estoy bien, por favor no le causes molestias al señor Carbone- se levantó de la cama, puso su mano en el pecho de Basil y lo llevó al pasillo para cerrar la puerta y quedar a solas con Alonso.


 


-Parece que sigues acumulando deudas conmigo ¿No es cierto? - Alonso lo sujetó por la espalda y besó su cuello.


 


-Basil es un buen hombre, se preocupó porque me vio un poco mareado, es tu mejor hombre-argumentó Blake


 


-De mi hermano querrás decir, no vale la pena que trates de seducirlo para que te ayude- tomó a Blake del mentón-esto solo aumentará tus horas de trabajo en la noche-


 


Blake quería discutir, pero sabía que no tenía sentido, sus palabras jamás llegarían al corazón duro como el diamante que tenía Alonso. Simplemente se sentó en el borde de la cama y empezó a desvestirse.


 


La puerta sonó, pero en esta ocasión quien se encontraba allí era el pulcro hermano mayor, Giovanni, lo miró unos segundos con desaprobación y luego salió al pasillo con Alonso. Blake sentía muchas ganas de llorar, vergüenza, soledad y sobre todo mucha angustia sobre lo que discutían.


 


Alonso regresó a los pocos minutos con una mirada rabiosa en su rostro, Blake pensó que tal vez los gemelos habían convenido deshacerse de él de una vez por todas y su corazón se recogió al pensar que volvería a las calles, solo, como empezó.


 


-Vístete y sal- Alonso le dio la espalda y no volteó para verlo o despedirse en ningún momento.


 


Blake salió del cuarto con una expresión estoica, era un profesional en esconder lo que necesitaba esconder. Se sorprendió al encontrar a Basil de nuevo, pensó que lo guiaría fuera de la mansión, para su sorpresa, lo llevó a una habitación con sus pertenencias.


 


-Descansa pequeño, el señor Alonso le cedió tu custodia al señor Giovanni, a partir de mañana trabajarás conmigo en la seguridad de la mansión y ya no debes seguir las órdenes de ese hombre- Basil dijo la última palabra apretando los dientes.


 


Basil le ayudó a recostarse en la cama, acomodó su cabello desordenado y salió rápidamente de la habitación, era todo un caballero, Blake sabía que era el sueño de cualquier mujer.


 


Su cabeza le dolía desde la mañana y decidió dejarse llevar al mundo de los sueños, pero justo antes de cerrar sus ojos vio la figura de Alonso en la puerta, sus ojos demostraban preocupación. Blake pensó que el cansancio lo tenía alucinando y decidió descansar plácidamente, imaginando que dormía en brazos del adonis de cabello blanco mientras este lo acariciaba con gentileza.


 


****


Alonso siempre había detestado a Basil, desde que su hermanito lo trajo a casa de la calle sabía que no podría tolerar al hombre, siempre tan entrometido, tan correcto con la intención de salvar a todo el que se lo pidiera, le disgustaba hasta pensar en él; Alonso sabía que era mucho más afín con su hermano Cheerokee, un troglodita salvaje que hacía lo que le placía en cualquier momento.


Por lo regular pasaría por alto todas sus insolencias, sabía que su hermano siempre estaba de su parte porque eran las hermanitas de la caridad, sin embargo, no importaba el tipo de relación que tenía con Blake, él era de su propiedad y haría lo que quisiera con el chico, no entendía por qué se estaban quejando, Blake nunca dijo nada, nunca se quejó de su trabajo, nunca rechazó sus caricias, lo estaba tratando como una princesa, jamás pensó en dejar una marca en su bonito cuerpo o atarlo como solía gustarle, todos en la casa eran unos aburridos.


 


Alonso pasó por la habitación de Blake, pero Basil se interponía en la entrada.


 


-Déjame pasar-exigió en un tono firme, pero tranquilo.


 


-Lo lamento señor, mi jefe me pidió que no permitiera el ingreso de nadie…-dudó un poco y continuó- especialmente a usted-


 


-Basil, parece que no tienes muchas ganas de llegar a disfrutar de una pensión-Alonso estaba furioso, aun así, mantuvo su expresión estoica.


 


Basil no se movió un centímetro, Alonso acabaría con sus diferencias justo en ese momento si una mano no se hubiese posado sobre el musculoso hombre.


 


-Basil, ¿podrías por favor dejarme un momento a solas con el señor Carbone? - intervino un agotado Blake


 


El hombre dudó, pero se retiró del pasillo con una mueca en su rostro, Alonso lo despidió con una enorme sonrisa.


 


-Por favor siga- Blake le indicó con la mano.


 


Alonso ingresó al cuarto y notó como Blake se tambaleaba mientras trataba de quitarse la ropa y por un momento sintió vergüenza de su comportamiento con el chico. Lo tomó de la mejilla y lo forzó a regresar a la cama.


 


-No soy tan enfermo para aprovecharme de un moribundo-tocó su frente- estás hirviendo, llamaré al doctor-


 


-No estoy moribundo, solo necesito descansar un poco- Blake levantó su mano hacia Alonso, pero este la puso de nuevo en la cama.


 


-Ya no tienes que venir a mi cuarto de nuevo, ni seguir mis órdenes, tu superior ahora es Basil- notó que los ojos de Blake se volvieron un poco rojos, puso la cobija sobre él y se levantó de la cama.


 


-No me acercaré si tu no lo haces- dijo


 


-Entiendo- Blake giró sobre la cama dándole la espalda.


 


Alonso salió de la habitación y de la vida de Blake, no lo lastimaría de nuevo y no lo buscaría, pero no lo dejaría ir si el chico se acercaba en una segunda oportunidad.


 


 


****


 


Blake había pasado un mes lleno de momentos agradables con Isaac y Asher, un trabajo mucho menos complicado con Basil y ahora le agradaba Giovanni. Alonso no se había aparecido frente a él de nuevo, no volvió a llamarlo, ni siquiera le dirigía una mirada cuando se encontraban por casualidad en algún pasillo; sentía un poco de ansiedad al respecto, más sabía que él lo había abandonado cuando se aburrió de su juguete viejo. De vez en cuando lo veía caminar al lado de Rebeca Smaragd y debía reconocer que hacían una pareja espléndida, ella hermosa y elegante y él, a pesar de su cinismo, increíblemente apuesto. Sacudió su cabeza para no pensar más en ello.


 


-Debe ser una especie de síndrome de Estocolmo- Dijo para sí mismo en el jardín principal en medio de la mansión.


 


-Es posible, podrías tener a quien desees aquí- Respondió Basil


 


-Deberías ponerte un cascabel, cómo es posible que un hombre tan grande como tú no emite sonido alguno al acercarse-exclamó Blake un poco perturbado.


 


-Si me dieras la oportunidad, siempre te trataría como mereces- plantó un beso en su mejilla- sé que te gusto, he notado como me siguen tus ojos cuando estamos juntos-


 


-Debo estar alerta en todo momento, cuando estamos de guardia, es lógico que te mire, eres mi compañero, no seas engreído- respondió el castaño.


 


Blake pensó muchas veces en darle una oportunidad a Basil, era un hombre muy atractivo y era una persona gentil y cuidadosa, incluso le gustaban los niños, Blake sería el más feliz, pero se sentía muy avergonzado de su pasado, de lo ocurrido con Alonso y, principalmente, sabía que aún sentía algo por el arrogante hombre.


 


-Basil yo- fue interrumpido con un beso.


 


Blake se dejó llevar por un momento, era agradable sentirse querido, deseado, él podría acostumbrarse a este tipo de trato. Escuchó un ruido tras ellos y se separó tan pronto como pudo reaccionar, los gemelos Carbone, Isaac y Cheerokee, el hermano menor de Basil, estaban mirándolos un tanto sorprendidos, todos excepto Alonso, el gemelo menor parecía la persona más despreocupada del mundo y esto hirió un poco el ego de Blake.


 


-Caballeros, ese tipo de espectáculos pueden realizarlos una vez que terminen sus labores-Dijo Giovanni mientras seguía su paso con Isaac.


 


-Tienes que contarme TODO- Isaac le dijo antes de desvanecerse por el pasillo.


 


-Hmp, así que solo querías entrar en sus pantalones, me decepcionas querido Basil-Alonso se mofó mientras empezó a caminar fuera del jardín.


 


-Un hombre siempre debe luchar por aquello que ama- Basil tomó la mano de Blake- y yo me enamoré de este hombre desde que lo conocí-


 


Blake notó que Alonso tenía una cara de disgusto que daba miedo, pero no solía amedrentarse por hombres más grandes, él podría protegerlos a ambos, cruzó sus dedos con los de Basil y se paró a su lado. Alonso empezó a caminar rápidamente hacia ellos, parecía querer discutir o pelear, pero su hermano Giovanni lo interceptó y lo llevó a otra área de la casa casi arrastrado.


 


-Pensé que te gustaban las mujeres- comentó Cheerokee con decepción en su rostro.


 


-Me gusta la gente buena- respondió Basil sin soltar su mano-y estoy seguro de que Blake es un hombre bueno y decente-


 


-Pues de bueno, no lo dudo, aunque si tuviese decencia no saltaría de la cama de Alonso a la tuya, te conformas con poco hermanito- dijo Cheerokee mientras se burlaba.


 


-Estás buscando un golpe en la cara hermanito- respondió Basil parándose frente a Cheerokee.


 


-Nunca has podido derribarme ¿Crees que podrás hacerlo ahora porque tienes un noviecito? – Provocó el musculoso hombre.


 


Blake caminó al lado de Cheerokee, golpeó la parte trasera de su rodilla con su pie y el enorme hombre quedó de rodillas.


 


-Esa es una buena posición para disculparse con tu hermano- le susurró Blake al oído.


 


-Eres un…- Cheerokee se levantó y tomó de la camisa a Blake.


 


- ¡Cheerokee! -llamó Giovanni casi sin aliento - ¿Qué haces perdiendo el tiempo? Ven y ayuda a los empleados con el idiota de mi hermano-


 


- ¿Pasó algo? - preguntaron Blake y Basil a la vez.


 


-Nada grave, solo mantengan la distancia…de hecho Basil, necesito que escolten a las personas de la ciudad Rubí que vinieron de visita el día de hoy-


 


 


 


****


 


Alonso había destrozado su cuarto, no podía contener la rabia que emanaba como olas gigantescas de su cuerpo, no podía quitarse a Blake de la cabeza, intentó distraerse con otros hombres y mujeres y haciendo negocios con su “amiga” Rebeca. Nada podría borrar la sensación de calidez que había sentido con ese chico loco de la ciudad Rubí.


 


Esperó pacientemente a que Blake se acercara, pero no lo hizo, sentía mucho remordimiento por ser tan agresivo y abusivo, pero su orgullo no le permitiría disculparse, además hizo la promesa de no buscarlo; enterarse que Basil hizo su jugada con él, lo sacó de quicio.


 Estaba seguro de que lo mataría y tomaría a Blake de nuevo, después de que su hermano lo detuvo con ayuda de la mitad del personal de la casa, sabía que debía ser discreto y esperar el momento oportuno.


 


Los días, las semanas pasaron y Alonso no soportaba verlos juntos, sin embargo, la sonrisa de Blake era demasiado hermosa para ignorarla, empezó a dudar de lo que planeaba, tal vez estaría satisfecho si el castaño era feliz, solo era un tal vez.


 


Se quedaría tranquilo, no pensó que se preocuparía tanto por un hombre, pero podría esperar, si Blake se acercaba sería su decisión y Alonso no desaprovecharía la oportunidad, el castaño ya estaba advertido y sobre aviso no hay engaño.


 


 


 

Notas finales:

Espero que sigan conmigo y les guste la historia, recuerden visitar Bubok para comprar los primeros dos libros, creo que si llego a tener muchos lectores aquí también compartiré de forma gratuita el cuarto. Un abrazo, sé que aún me falta mucho, pero no pierdo el entusiasmo.


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