Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vivir y Amar por JennVilla

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Narcissa miró pensativamente el tablero de ajedrez, intentado concentrarse en la siguiente jugada que tendría que hacer para así borrar la fastidiosa sonrisa en la cara de su esposo.

Levantó lentamente la mano para dar la orden a su caballo de avanzar, pero un leve carraspeo de Lucius puso a prueba su paciencia.

—Lucius, te advierto de una vez que, si no dejas de hacer esos ruidos molestos, me voy a enojar mucho.

—Amor mío —Lucius dulcificó la voz—, no seas cruel conmigo, ¿sí? ¿Cómo no puedes ver que estoy intentando a ayudarte?

—No necesito ayuda, gracias. Si pierdo este juego, pues que así sea. Pero déjame en paz

Lucius rio y estiró un brazo para pellizcar sutilmente la mejilla de Narcissa.

—Entonces, lo siento mucho, querida mía. —Lucius corrigió su posición y ordenó a su reina avanzar para decapitar el caballo de Narcissa.

— ¡Eso es trampa! —siseó Narcissa, fulminando a Lucius con la mirada— ¡Era mi turno!

—Pero es mi tablero, Cissa —el rubio sonrió sin misericordia—, y yo lo manejo como quiera, además ya me aburrí. ¿Qué te parece si subimos a nuestras habitaciones para comprobar tus próximos movimientos?

Ugh, qué asco.

Los dos adultos se sobresaltaron y miraron hacia la chimenea de la sala, viendo a un asqueado Draco junto a ella.

—Oh, por un momento pensé que me habías hecho el favor de dejar de molestarnos, Draco. —dijo Lucius.

— ¡Lucius! —regañó la mujer— ¿Y tú qué haces ahí parado, jovencito? Deberías estar aprovechando tu tiempo para leer los libros de este curso, ¿no crees?

—Estoy esperando a que Harry se comunique conmigo —dijo el chico—. Y hace rato que estoy aquí, papá.

—Tu existencia ni se nota. —se mofó el mayor

— ¡Mamá! —se quejó Draco— ¿Sabes si los Potter salieron a alguna parte? Harry y yo siempre hablamos a esta hora, y ya llevo tiempo aquí esperando.

—Eres un intenso, por Merlín —Lucius regañó—. No todos los días Harry querrá ver tu cara, si es que tiene algo de sentido común en la cabeza.

—Suficiente —dijo Narcissa—. Lucius, ve y haz algo en tu estudio y déjame aquí con Draco.

—No tengo nada que hacer allí.

—Entonces baja al laboratorio y déjanos a solas, por favor. —Narcissa miró a su esposo con expectación, y este suspiró fastidiado antes de salir de la habitación con el paso más digno posible.

Después de un rato, la rubia giró hacia su hijo.

—Draco, ¿por qué no mejor te entretienes en otra cosa? Me incomoda mucho verte ahí inclinado.

—Pues si no me quieres ver así, ve y acompaña a papá al estudio y termina de comprobar tus movimientos.

Narcissa no se lo pensó y sacó su varita rápidamente para lanzar un pequeño pero potente chorro de agua a Draco.

— ¡Mamá! —farfulló Draco a través del agua.

—Haz el favor de respetarme, Draco Lucius Malfoy, ¿me oyes? —Narcissa levantó la voz, enfadada— Y si te digo algo, es por tu bien. ¿Cuánto llevas ahí, de todas maneras? ¡No estás haciendo nada productivo!

—Pero es que estoy preocupado, mamá —Draco se defendió después de pasarse la mano por la cara—. ¡No me ha escrito en todo el día y no se ha conectado a la chimenea!

— ¿Y no crees que esta vez deberías dar el primer paso tú? —cuestionó ella después de lanzarle un rápido hechizo de secado— Estoy segura de que Harry estará esperando que tú inicies la llamada a la red Flú, o que Eros sea el primero en llegar a Godric's Hollow con una nota.

—Pero…

—Además, fuiste muy grosero con el chico Theo y Pansy cuando llamaron después del almuerzo —regañó—. ¿Qué fue eso, por Circe? ¿Y cómo es que invitaste, sin autorización, a ese Viktor Krum a nuestra mansión?

—Papá me dio permiso.

—No, ya se lo pregunté y él dijo que no. Ese muchacho no me gusta, Draco. Es muy irrespetuoso.

— ¡No lo es, madre!

—Claro que sí, además de hosco. A Harry tampoco le gusta.

— ¿Y tú cómo lo sabes?

— ¿Y a quién le va a gustar que lo reemplacen tan groseramente por toda una noche con un desconocido?

—Viktor no es un desconocido, mamá —Draco se cruzó de brazos—. Es mi amigo, lo sabes.

—Un amigo con el que sólo coincidiste dos veces que visitaste Bulgaria, sí. Pero al menos pudiste hacer la cortesía mínima de presentarlo a Harry, quien se supone es tu mejor amigo.

—Bueno… —Draco frunció el ceño— No es como si Viktor fuera a quedarse mucho tiempo por aquí. Él también tiene que regresar al colegio.

Narcissa suspiró. Hacer caer en cuenta de las cosas a Draco era a veces tan difícil.

—Mira, creo que esta vez tienes que llamar tú primero a Harry, ¿sí? —ella levantó un dedo antes de que Draco hablara— Te lo digo porque en el mundial estuviste pegado a ese joven y escasamente le hablaste a Harry. Fue muy vergonzoso dar una excusa a Lily por tu comportamiento. Y no lo digo sólo por Harry sino por todos los demás, ¿me entiendes?

Draco asintió y bajó los hombros, apesadumbrado.

— ¿Entonces Harry está enojado conmigo por eso?

—No puedo asegurarte que esté enojado o no, pero lo mejor es que le llames, te intereses por su bienestar, y trates de excusarte.

—Pero es que no lo hice por disgustarlo —Draco dijo con frustración—. Sólo quería hablar un poco con Viktor

—Bueno, eso no está mal, Dragón. Pero tienes que hacer memoria; ignoraste olímpicamente a Harry. Cuando desmontamos todos, yo misma vi que él te invitó a que te fueras en su Traslador, y tú seguiste hablando con ese chico como si nadie te hubiera hablado.

— ¿Q-Qué? —Draco la miró con ojos muy abiertos— Yo no me di cuenta…

—Pues todos los demás sí —ella alzó una ceja—. Y no puedo dejar de recordar esa sonrisita en la cara de tu amigo. Como si lo disfrutara.

—Viktor no es así.

—No estoy afirmando nada, Draco —Narcissa se puso de pie—. Anda, llámalo y discúlpate. Si él quiere pasar a picotear algunas galletas con té, no me molestaré.

—Gracias —Draco sonrió y avanzó unos pasos para abrazarla—. Por hacerme caer en cuenta y por ayudarme… Créeme que lo último que quiero es que Harry no me hable.

—Bueno, entonces adelante, mi fiero Dragón. —canturreó ella, riendo ante la reacción de disgusto de su hijo por el mote.

Dándole un pequeño beso en la frente, ella avanzó hacia la salida, para caminar un poco por los jardines. La tarde estaba hermosa, y las flores serían un espectáculo con esa luz.

—Má…

— ¿Dime?

—Perdona el comentario de ahora, ¿sí? —Draco miraba hacia abajo— Fui un estúpido.

—Olvídalo. —Narcissa sonrió antes de ser casi arrollada por los brazos fuertes y grandes de Lucius.

— ¡Oigan todos! —exclamó él, contento y un poco agitado.

— ¿Qué es esto, por Merlín? —regañó ella— ¿Qué haces corriendo por la mansión?

—Dumbledore me ha enviado una lechuza —la ignoró el—. Adivinen…

—Te ofreció un puesto de profesor en la Patagonia. —se burló Draco.

Lucius hizo como si no existiera.

—Este año Hogwarts será el anfitrión para el Torneo de los Tres Magos.

— ¡Eso es asombroso! —exclamó Draco con alegría

—Y, como soy un mago muy importante, ya lo sabes —Lucius alzó el mentón, Narcissa sonrió—, Dumbledore me ha rogado pertenecer a la organización del Torneo, así que prácticamente tendré mucha influencia en este.

— ¿Me dejarás participar? —Draco inquirió, mirando atentamente a su padre.

—No voy a permitir que nos avergüences en una competición como esa.

—Lucius, no molestes —Narcissa le fulminó con la mirada—. Discúlpate con Draco y reunámonos en la terraza; Dragón necesita privacidad para hablar con su amigo. —guiñó un ojo a Draco.

—Hasta que por fin decidiste hacer algo —Lucius miró con curiosidad a Draco y este le dio una mirada herida—. Anda… —rio Lucius y se acercó a su hijo para apretarle el hombro con cariño— ya sabes que si esta en mis manos, serás tú el campeón de Hogwarts, aunque creo que eres muy joven para eso.

—Nada se pierde con intentar —sonrió Draco antes de despedir a sus padres para girar hacia la chimenea—. Aquí vamos, Harry —suspiró.


—Harry, cariño —Lily regresó al comedor y llamó la atención de los presentes—. Hay alguien que te busca en la red flú. —informó con una leve sonrisa en sus labios.

— ¿Quién? —Harry preguntó sin interés mientras escondía más fresas con crema en una pequeña bolsa. Sirius le cubría mientras simulaba prestar atención a la conversación de James y Remus.

—Oh, ¿por qué no vas y lo averiguas tú mismo? —Lily sonrió mientras se sentaba nuevamente a la mesa y alcanzaba su taza de café— De una vez aprovechas para que puedas distraerte un poco, ¿no?

—Es cierto, Harry —Remus giró hacia él y le sonrió— Debes estar muy aburrido, con unos viejos como nosotros.

—Habla por ti, Lunático —James sonrió con suficiencia mientras acercaba su silla a la de Lily y le robaba un beso— Yo, por lo menos, aún estoy joven y guapo.

Lily y Remus rieron a carcajadas, obviando el gesto ofendido de James.

Sirius miró de reojo a Harry y cuando este levantó un pulgar, pudo por fin sentarse apropiadamente y reír histéricamente, intentado unirse a la broma general. Harry puso los ojos en blanco ante el mal disimulado gesto de su padrino y se puso de pie, deslizando subrepticiamente una bolsa similar a la que él llevaba, en el bolsillo de la chaqueta de cuero de Sirius.

—Volveré en un momento. —prometió a los adultos mientras salía de la habitación.

—No hay necesidad, cariño —Lily canturreó de nuevo, ignorando la mirada curiosa de James—. Tienes mi permiso para llegar hasta después de la hora de la cena.

Harry frunció el ceño. Luego se encogió de hombros y salió de allí.

— ¿Eh? ¿Quién es el que lo necesita entonces? —preguntó James.

—No te incumbe —Lily respondió, y luego señaló a los otros dos—. Ni a ustedes tampoco.

—Lily… —Remus hizo ese gesto que siempre derretía el corazón de Lily: fruncía un poco los labios y sus cejas se arqueaban un poco hacia abajo, dándole un aspecto de desamparo— Cuéntanos un poco, anda.

Lily se mordió el labio y Sirius miró embobado a su esposo. James soltó un suspiro de exasperación y se levantó de su silla.

—No soy tan tonto como para no adivinar que se trata de Draco, así que más vale que sepas lo que estás haciendo, señora Potter —señaló a su mujer y ella le mostró la lengua juguetonamente—. Tú, Sirius, vamos a volar un poco. Hay que aprovechar nuestros días libres con un buen juego de buscadores, ¿no? —James estiró los músculos con un ruidito de satisfacción y salió de allí, sin esperar respuesta.

Lily sonrió y giró para hablarle a su amigo, pero tuvo que hacer lo posible por no soltar la carcajada o gritar de emoción.

Remus seguía con su puchero mientras Sirius repartía pequeños besos en todo su rostro. Cuando ambos se dieron cuenta de que tenían público, carraspearon audiblemente. Sirius se levantó, en busca de James y Remus sonrió como si nada hubiera pasado y empezó un nuevo tema de conversación.


Harry, después de la corta conversación a través de las llamas con Draco, pasó con un poco de recelo hasta la enorme estancia en la mansión de los Malfoy.

—Vamos, Harry —urgió Draco—. Si te quedas más tiempo allí no tendremos tiempo para hablar.

Harry sonrió avergonzado y asintió, mientras se dejaba guiar por el rubio hasta un enorme sofá. No pudo dejar de notar que Draco se movía con cierto nerviosismo, y eso sólo sirvió para que él mismo se sintiera como si mil hipogrifos corrieran en su estómago.

— ¿Quieres que pida un servicio de té? —ofreció el rubio cortésmente, mientras se sentaba a su lado.

Uff no —Harry arrugó la nariz con desagrado y Draco rio— Estoy cansado del té, pero gracias por tu ofrecimiento —sonrió, siendo recompensado con otra amplia sonrisa—. Tengo algo mejor. —dijo, como si estuviera por mostrar algo enormemente prohibido.

Draco asintió, dándole ánimos, y Harry sacó la bolsa de plástico con las fresas cremosas que su madre había preparado recientemente.

—Son deliciosas —Harry dijo, casi salivando mientras mostraba el manjar a Draco—. Son fresas cubiertas de azúcar y crema de leche.

Draco no esperó por ninguna invitación antes de tomar una de las fresas entre los dedos y llevársela a la boca. Gimió de gusto y tomó dos más.

—No te las comas todas —regaño Harry con diversión, al tiempo que él también comía más fresas—. Podría morirme ahora mismo y lo haría contento. —cerró los ojos con deleite mientras degustaba las fresas.

Draco asintió, mostrándose de acuerdo y ambos siguieron comiendo fresas y compitiendo a quién podía meterse más de ellas en la boca.

—No llamaste —dijo Draco después un momento. Habían terminado con los aperitivos y el silencio estaba volviéndose un poco incómodo.

—Bueno, aquí estoy, ¿no? —Harry sonrió— Llamaste y aquí estoy.

—Eh, sí —Draco se pasó una mano por la nuca— Es sólo que eres tú el que siempre llama y… bueno, creí que estabas enojado o que te había pasado algo.

Harry bufó divertido.

—Decidí que hoy era tu turno, y lo seguirá siendo por lo que nos reste hasta volver a Hogwarts.

—Te lo tienes muy creído, ¿no? —Draco le miró con desdén, pero luego sonrió— Bueno, si esto es lo que tengo que hacer. —dijo, con gesto sufrido.

—Admito que se siente bien —Harry sonrió—. El que tú me busques y me secuestres, trayéndome a tu mansión sólo para ofrecerme té.

— ¡Oye! ¡No soy tan mal anfitrión! —se quejó Draco— Puedo hacer que nos traigan galletas de avellana y chocolate, junto con malteadas.

—Sólo bromeo, Draco —Harry le dio un empujoncito cariñoso—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Aburrido. Sólo eso. Pansy y Theo al parecer están pasando las vacaciones juntos y charlamos un poco por Flú. Quise salir a volar, pero mi padre no, así que no quise hacerlo solo.

—Pues podemos salir ahora, ¿no? Podemos jugar y-

—Harry, necesito hablar contigo —Draco le interrumpió y antes de que Harry dijera algo más, continuó: —. Quiero que me perdones por lo del Mundial… de verdad que no quise ignorarte ni… bueno, sé que fue muy grosero de mi parte el no incluirte cuando estuve con Viktor, pero créeme que no quise hacerte sentir mal, Harry.

Harry le contempló, sin saber que decir. Luego de unos segundos, habló:

—Oye, no pasa nada —Harry se acercó más a él—. De verdad que ya ni pienso en eso, Draco. No es como si siempre tuviéramos que estar juntos en todo.

— ¿Qué? —Draco pregunto dolido— ¿Es que no quieres estar más conmigo?

—No me refiero a eso, Draco. Eso sólo que está bien que ambos tengamos nuestros momentos o… bueno, tú me entiendes. No voy a enojarme contigo porque quieras charlar con tu amigo y sí, en su momento me sentí un poco ignorado, pero me di cuenta de que es una tontería y que cada uno de nosotros podemos hacer lo que queramos, o hablar con quién nos parezca, sin sentir que estamos excluyendo al otro.

—Bueno, suena bien si lo dices así —Draco suspiró—. Pero, de todas maneras, fui muy desatento contigo, y no quiero que pienses que me fastidias o algo parecido.

—Ya te dije que eso ya no importa —Harry desestimó y se miró fijamente la punta de los zapatos—. Pero si quiero que… aclaremos algo.

— ¿Qué pasa? —Harry sintió la mirada de Draco sobre él, pero no subió la suya— Harry, ¿de qué hablas?

—Es sólo que… es que me encanta estar contigo, Draco y… y creo que, bueno, no lo creo, lo sé. Sé que me gustas mucho, y que cada que me besas, me siento de maravilla.

—Harry…

—Déjame —Harry por fin miró a Draco y casi se derritió por la calidez en los ojos grises del chico—. Me gustas, muchísimo, y yo quiero que… que me digas si tú también sientes lo mismo y si-

— ¡Pero eso ya lo sabes! —Draco le miró como si fuera lo más obvio— Tu también me gustas, Harry. Creí que eso estaba claro.

— ¡Bueno, pues lo que no está claro es si somos novios o no! —Harry casi gritó, sintiéndose acorralado y abrumado— En la boda de Sirius y Remus me dijiste muchas cosas bonitas y tú… hiciste que mi corazón casi saliera volando, Draco, pero aún no somos novios formalmente. No hemos hablado seriamente sobre ello, y yo lo único que veo es que somos amigos… amigos que se besan y se toman de la mano, o duermen juntos, ¡y yo quiero más que eso!

—Pero yo te dije que quería intentarlo contigo, Harry —se defendió Draco—. Yo… pensé que ya lo éramos.

—Pues yo no estoy muy seguro de que lo seamos, Draco. Te quiero muchísimo -y de corazón espero que tú también lo hagas-, pero quiero llamarte mi novio. Quiero que seas mi novio oficial, que todo Hogwarts lo sepa, que tus padres y los míos lo sepan y que caminemos por el Gran Comedor como dos estúpidos Hufflepuff enamorados y nos besemos sin mirar por donde caminamos.

—Oh Harry… —Draco se cubrió la boca, disimulando una risita.

—Quiero que cada que estemos juntos —continuó Harry, ignorándolo—, nos besemos y acurruquemos juntos y nos digamos cosas bobas, ¿entiendes? Que, si mi madre o la tuya nos descubren, sólo sonrían y nos dejen en paz, y se vayan a seguir planeando su estúpida boda y que nuestros amigos sepan que somos novios, y no sólo dos idiotas que sólo se besan y no pasan de ahí.

—Harry, déjame hablar.

—No, espera. Si quieres, en este mismo momento puedo pedirte que seas mi novio. ¿Quieres que sea algo romántico? Pues lo único que se me ocurre es que salgamos a volar y que yo lo grite a los cuatro vientos. Gritaría cuánto te quiero, cuánto deseo que seamos novios y cuánto deseo que así sea por siempre.

Harry tomó una gran bocanada de aire, dándose cuenta apenas ahora de que estaba de pie, frente a Draco, y que había hablado casi sin pausa y con prisa.

¿Y si Draco no entendió su perorata? ¿De qué le había servido sacar todo eso de su interior?

Pero no tuvo la necesidad de repetir, pues Draco se puso de pie, y mirándole fijamente, se acercó a él hasta que sus cuerpos quedaron muy juntos.

—Ahora que se supone que tengo toda tu atención, puedo responder a tus inquietudes —Draco cogió las manos de Harry entre las suyas, y se las llevó hasta los labios para luego besarlas casi con devoción—. Siento mucho que hayas tenido que pasar por todo esto, Harry —dijo en voz íntima y lenta—. Ahora mismo me siento como el idiota más grande por haber dado por sentado que nuestra relación estaba clara desde mucho antes.

—No tienes por qué-

—No, Harry, sé que nuestra comunicación no ha sido buena en cuanto a nuestra situación y no quiero que pienses que yo haya querido hacerte pasar un mal rato. Es sólo que lo nuestro ha sido tan natural, que no he pensado en que tú pudieras tener dudas sobre mis sentimientos o intenciones. Lo siento, Harry. Fui un tonto; de verdad que nunca quise presionarte a algo no quisieras.

—Pero es que yo quiero esto, Draco. Ya te lo dije —Harry apretó su agarre en las manos de Draco—. Quiero ser tu novio.

—Puedes estar seguro de que eso es lo que yo quiero también —Draco le sonrió y juntó sus cuerpos aún más—. Te quiero, Harry. No lo dudes ni un instante.

Harry no pudo evitar reír con nerviosismo, siendo imitado por Draco. El espacio entre sus cuerpos era ahora inexistente, y por mutuo y silencioso acuerdo, ambos chicos bajaron sus manos y buscaron con sus labios el tacto y sabor de los ajenos.

Recordando que tenía que guardar un poco de compostura, Harry se concentró en el beso sin pensar mucho en los dragones que ahora reinaban en su estómago, pues no quería echar a perder el momento. Luego de roces y mordidas inocentes, Harry abrió la boca y permitió que la lengua de Draco explorara a su antojo. Que hiciera que la visión tras su parpados se volviera brillante y abrumadora y que sus piernas decidieran convertirse en gelatina.

—Y entonces… —jadeó Draco cuando era necesario parar, para poder seguir respirando como se debía— ¿Cómo dijiste que te me ibas a proponer?

Harry rio y se inclinó para robarle otro beso. Luego apartó la cara con una rapidez juguetona, seguida de un gemido lastimero de Draco.

—He decidido que, ya que tú seguirás llamando primero, bien podrías ser tú el que me pidiera ser tu novio con todo el romanticismo que la situación amerita.

Draco se lamió los labios y sin pensarlo dos veces, se dejó caer en una rodilla y desde abajo, le miró como si fuera la Snitch más brillante. Harry abrió la boca sorprendido, sin creer que Draco le hubiera seguido el juego. Él ya se había preparado para gritar a todo pulmón que quería a Draco como su novio, mientras volaba en su escoba.

—Harry —Draco dijo en voz baja—, no sabes cuánto te quiero y cuánto he disfrutado de cada momento a tu lado en todos mis años de vida —hizo una pausa y sonrió como lo hacía Sirius cuando quería que Remus le besara—. ¿Quieres ser mi novio?

—Sí. —Harry asintió frenéticamente mientras estiraba sus manos para que Draco las sujetara. Tuvo que ahogar un grito de emoción cuando vio que varios girasoles florecían alrededor de ellos y su aroma natural les envolvía cálidamente.

—Muy bien —la sonrisa de Draco era sin duda la más hermosa que Harry hubiera visto—. Ahora ya puedo besar a la novia. —bromeó.

—Oh, Merlín —se oyó un gritito y luego una luz los encegueció momentáneamente—. ¿Si los enfocaste bien, Lucius?

—Que sí, mujer.

Harry y Draco giraron sobresaltados y vieron cómo Narcissa arrebataba la cámara de manos de su esposo para luego sonreírles con calidez y desearles lo mejor del mundo.

— ¿Si oíste la parte de "besar a la novia", Cissa? —se burló Lucius después de que ambos chicos se dejaran abrazar por la mujer— Esto sí que lo dejaré en un pensadero, para estregárselo en la cara a Potter.

—Oh, no molestes, Lucius.


Harry salió de la chimenea de su casa como si estuviera caminando en nubes de colores empalagosos, como pasaba en las películas muggles que sus abuelos veían. Con una sonrisa tonta, se dirigió al comedor y se sentó allí, rememorando todo lo ocurrido en la tarde.

Psst, Harry —la voz de su padre llamó en voz baja—. ¿Por qué tienes esa cara de enamorado perdido?

Harry abrió los ojos y sonrió a su padre, quien estaba sentado junto a él. Lily salió de la cocina y se apresuró a llegar junto a él, con sus ojos verdes chispeando de curiosidad.

— ¿Qué pasó, Harry? —preguntó con emoción mal contenida— ¿Qué te dijo?

—Oh, no me digas que ya eres todo un hombrecito y estás de novio con el pequeño Malfoy. —a pesar de todo, James sonrió.

—Sí. ¡Draco y yo somos novios! —Harry gritó con alegría desbordante, siendo premiado con los aplausos y felicitaciones de Lily. James le palmeó con fuerza la espalda y dijo algo sobre tener unas palabritas con Draco, pero Harry sólo podía pensar en lo feliz que se sentía ahora mismo.


...


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).