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Distrust por candy11

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Algo muy curioso que no podía sacarse de su cabeza cuando pensaba en esa extraña relación era la naturalidad con la que hacían cosas que... no estaba seguro si pudiera llegar a hacer con nadie más. 

 

Hunter era cruel cuando se lo proponía. Y lo supo desde un principio, cuando en aquel hotel se limitó a decirle —Yo no preparo a nadie, si quieres estar húmedo tendrás que hacerlo que tú. 

Y lo hacía. 

 

Pero dudaba que llegara a hacerlo con nadie más. 

Se tumbaba en la cama con las piernas abiertas en dirección al otro, tomando con los dedos tanto lubricante como podía para ir introduciendo los dedos, acariciando las paredes de su interior de a poco para que se fueran relajando. Cerraba los ojos, pero no sentía más que excitación al saber que le estaban viendo, al ser consciente de quien le estaba viendo. 

 

Metía uno, luego otro, y cuando hubieron tres dedos empezó con movimientos circulares. Habría continuado de no ser por las manos ajenas que le pusieron boca abajo. Su columna vertebral parecía querer contraerse al sentir la húmeda lengua del chico tomando el lugar de sus dedos. Era descarado, y eso le encantaba, le hacía temblar de placer con apenas un par de acciones del ajeno. 

 

El otro se había acomodado mejor, buscando con sus manos buscar las suyas para retenerla por encima de su cabeza. Y él obedecía. Cuando le giraba de nueva cuenta, cuando le enseñaba una mordaza para atarle a la cama. Aún si algo dentro de él se sentía inseguro... le gustaba aferrarse a esa sensación. 

 

Su respiración se aceleraba sintiendo aquella lengua y labios paseándose por su entrepierna, levantó sus piernas, besando el la parte anterior de uno de sus muslos verticalmente, dejando un par de mordidas bruscas en su camino que a Dean le hicieron soltar un grito. Subió por su entrepierna, bajo su atenta mirada, lamiendo sus testículos y miembro, que no hacía más que crecer gracias a las atenciones. 

 

Hunter se pasó a su abdomen, bajando sus piernas en el proceso. Luego a su pecho, dejando un camino de mordidas en todas partes. Podía sentir sus pezones ser atacados por aquellos ávidos labios, e inconscientemente agitaba las manos por sobre su cabeza.

 

Era poco expresivo, pero sabía cómo acariciar las zonas más débiles de Dean cuando se lo proponía. Él podía sentir su cara contraerse al igual que su cuerpo entero, para cuando sus manos nuevamente tomaron las suyas por encima de la mordaza, una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios, mientras aquellos labios dejaban un cosquilleo en sus hombros hasta su cuello. 

 

—Gimes como perra — Le susurró en su oído. —Es lo que eres, no sé por qué me sorprende. 

Tragó saliva, ante el nivel de excitación que embargaba su cuerpo no se sentía en posición de negarlo. Nadie le había dicho cosas como aquella, pero tampoco nadie le había dedicado tantas caricias como él. 

 

Cuando su mano bajó para apretar su pene todo su cuerpo se llenó de más espasmos. Más no fue hasta que sintió sus piernas ser elevadas nuevamente, cuando sintió el miembro ajeno encontrándose con su entrada, que la habitación volvió a llenarse de jadeos. 

 

Las embestidas eran primero lentas, pero poco a poco ganaban velocidad. Se quejó por lo bajo, debido a lo brusco de aquellas intromisiones. Por momentos le resultaban tortuosas, su cuerpo se agitaba a merced del otro chico y no podía hacer más que retorcerse entre el placer y el dolor. 

 

Hunter sostuvo sus caderas, alzando las y empotrándolo contra la cabecera de la cama. Ahogó un quejido, por la nueva posición sus manos quedaban por debajo en su espalda, resultándole más incomodo.

Aun con esas, también le permitía a Hunter tener mayor acceso a su interior. Con cada embestidas, podía sentir ese miembro chocando con su interior, cada vez más profundo, cada vez con más brutalidad. Apretó sus manos atadas en puños, conteniendo la ola de gemidos que querían salir de sus labios. 

 

Pasados unos minutos, volvían a ser más lentas y marcadas, sintiendo su cuerpo contraerse con el placer, dejó escapar un gemido de sorpresa al sentir sus paredes humedeciéndose casi a la par que su entrepierna. 

 

Su pecho subía y bajaba en cuanto sintió que el otro salía de su interior, a la vez que sentía al colchón ceder con el peso de ambos, mientras Hunter buscaba la atadura de sus manos para liberarle. 

 

Como pudo, Dean se acomodó sobre su cama, viéndole acomodándose la ropa.

—Si sigues haciendo eso voy a empezar a creer que te gustó —Escuchó la voz de Hunter, aun cuando este le daba la espalda. 

 

Parpadeó un par de veces, antes que el chico se volteara a verle. Hizo por levantarse, tomando su playera para empezar a vestirse también. —¿A quién más vería si eres el único en esta habitación? —Contestó, tomando algunos pañuelos para ir al baño y limpiarse. Se lo pensó mejor — voy a tomar una ducha, ¿no quieres también? 

 

Hunter se encogió de hombros. —Ni hablar, tengo cosas que hacer. Nos vemos — Dean ya había cerrado la puerta del baño para ese momento, dejando caer la playera al suelo. No había más intercambio de palabras, sabía que igual el otro se iría. 

 

Se dispuso entonces a abrir la llave para quitarse los rastros de él de encima. 

 

No lo exteriorizaba, pero le daba por pensar, que aunque Hunter no lo dijera debía excitarle mucho estar con él. Después de todo, aún si prácticamente no se conocían ni parecía que tuvieran interés en conocerse, él seguía viniendo. Dean nunca se había considerado particularmente guapo, mucho menos "sexy", pero pensaba en lo obceno que podía llegar a ser estando con Hunter, en la visión que tendría el chico teniéndolo encima, o haciendo cosas como las que acababan de hacer... y le gustaba. 


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