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¡¡¡CUENTA HASTA 10!!! por Orseth

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            -Buenos días señor Wayne –saludó tímidamente después de llamar a la puerta.

            -Buenos días Draco, pasa y siéntate.

            Draco obedeció y pronto se encontró sentado frente a su jefe sintiéndose el ser más miserable del mundo entero y universos alternos; el señor Wayne lo miró en silencio mientras jugueteaba con su pluma, Draco se sentía como un niño pequeño que se había portado mal… lo cual era muy cierto.

            -Señor Wayne…

            -Draco ¿tuviste tiempo para pensar en lo que sucedió?

            ¿Que los tres chiflados que estaban afuera eran una completa mierda?... porque no se necesitaba pensar en eso para darse cuenta de ello.

            -Señor Wayne, lamento muchísimo lo que sucedió.

            -No le comenté nada de esto al señor Hanson, no necesito su autorización para despedirte -Draco se encogió desalentado en su lugar, ese despido sería un triunfo para su padre pues significaría que no podría alzar la voz para salir orgullosamente del closet y que era además, un completo fracaso- Pero no quiero despedirte -Draco alzó la cara sorprendido y esperanzado a partes iguales- entiendo que estas fuera de tu zona de confort, al igual que muchos egresados, aunque eso no es una excusa; sin embargo tu situación es muy particular por muchos factores que no tiene caso discutir, por  lo cual quiero darte otra oportunidad.

            -¿De verdad? –exclamó sentado al borde del asiento.

            -Sí, pero con una condición.

            -Haré lo que sea señor Wayne.

 

 

___________

 

 

            -¡Un curso para el control de ira, Blaise! ¡Tengo que asistir a un maldito curso!

            -Bueno Draco, creo que tuviste suerte, cualquier otro hubiera pateado tus nalgas a la calle –respondio Blaise desde su PC, que desde que estuvo disponible en el mundo mágico, ambos habían hecho uso de la mejor tecnología disponible.

            -Pero yo no tuve la culpa, fue esa maldita gente envidiosa.

            -¿Al menos le contaste tu versión de los hechos?

            -No tenia caso, solo hubiese parecido que me justificaba.

            -¿Y porqué simplemente no  limpiaste los documentos con un hechizo? Te hubieras ahorrado toda esta mierda.

            -No se trataba de eso, además… no sé Blaise, me cegué –respondio desalentado sentado en su cama.

            -¿Y cómo esta ese rollo del curso? A lo mejor si lo necesitas.

            -Cállate, no estoy para bromas… tengo que completar veinte horas de terapia ¡veinte horas! –Repitió dejándose caer de espaldas en la cama mientras se cubría la cara con las manos- y lo peor es que es saliendo del trabajo y debo iniciar mañana.

            -¿Y qué harás con esa gente?

            ¿Qué puedo hacer? Nada… no es como en el colegio, pero lo que si aprendí es que debo cuidar mis pasos como nunca, ya sé de lo que son capaces y no me la van a volver a hacer.

            -Ni hablar amigo, suerte mañana con tu curso.

 

 

______________

 

 

            Y ahí estaba… en la puerta del salón 518 B, con nada más alejado de la suerte con Harry Potter recargado al borde del escritorio mirándolo con gesto severo en una copia barata de la profesora McGonagall.

            -¿Qué mierda…? –masculló aun con la mano en el pomo de la puerta.

            -Malfoy ¿verdad? –Exclamó Harry tomando una carpeta con al parecer una lista, como si el muy cretino ni siquiera recordara quien era él- Hey…

            -¿Eh?

            -Malfoy ¿verdad?

            -Sí –siseó por lo bajo.

            -Debes entregarme tu varita para que puedas estar aquí.

            -¿Por qué? –preguntó indignado.

            -Porque así son las reglas -Se le quedó mirando viendo que el tipo no bromeaba, así que sin más remedio se la entregó- no te preocupes, al final de la sesión la recuperarás, ahora toma asiento.

            Draco miró el salón lleno de sillas vacías, a excepción de cinco lugares ocupados por tres hombres de aproximadamente cuarenta y cincuenta años, una mujer de unos treinta y una joven como de veinte al parecer.

            Buscó un lugar detrás de todos ellos, casi al fondo del salón, pero antes de pegar el culo en el asiento…

            -Llegaste tarde a las presentaciones ¿podrías decirnos tu nombre y contarnos algo sobre ti?

            Draco vio que las personas que estaban frente a él, se giraban en sus asientos para mirarlo, sintió unas inmensas ganas de mostrarles el dedo medio pero sobre todo, deseó sacarle los ojos al maldito infeliz que lo miraba desde el escritorio con seriedad.

            -¿Y bien?

            -Me llamo Draco Malfoy –exclamó exhalando un suspiro y mirando a otro lado para no tener que seguir viéndolo.

            -¿Y qué más?

            -¿Y qué más?

            -Sí, cuéntanos algo de ti.

            -Maldito Potter… pues… yo soy economista y trabajo en una empresa de muebles de diseño.

            -¿Y por qué estás aquí? –preguntó uno de los hombres.

            -¿Perdón?

            -Yo discutí con un auror fuera de servicio y era esto o unos días en prisión ¿y tú?

            Draco miró a Harry esperando que éste pusiera orden o algo así y comenzara su maldita clase, curso o lo que fuera, pero éste lo miraba con seriedad en una clara actitud de espera.

            -Pues… pues destrocé el escritorio de mi compañero con un bate de beisbol –respondio sintiendo enrojecer hasta las pelotas.

            -Yo golpeé a una cajera del centro comercial –dijo la mujer de treinta- por cierto, me llamo Karen.

            -Es broma ¿no?

            -No ¿Por qué?

            -Por nada ¿ya puedo sentarme? –preguntó con “amabilidad”

            -Adelante –dijo Harry tomando la carpeta con sus nombres- por favor, les reitero la puntualidad o me veré obligado a sancionarlos.

            -Tanta alharaca por maldita media hora –masculló sacando un cuaderno de su carpeta de cuero que llevaba colgada al hombro.

            -¿Perdón, dijiste algo, te gustaría compartirlo con el grupo?

            -No dije nada, gracias –respondio sonriendo con sarcasmo.

            -Bien, por ser el primer día es comprensible el reajuste.

            La chica más joven levantó tímidamente la mano.

            -¿Sí?

            -Siento interrumpir.

            -No hay problema.

            -Cuándo te presentaste dijiste que te llamas Harry Potter.

            -Sí.

            -¿Eres el mismo Harry Potter, el niño que vivió?

            Draco rodó los ojos mientras exhalaba un discreto suspiro.

            -Pues así me dicen –respondió sonriendo.

            -¡Oh qué emoción! ¿Puedo ver tu cicatriz?

            Draco estuvo a punto de meterse los dedos en la garganta y simular vomitar, y más cuando Harry se levantó el revuelto cabello negro de la frente.

            -¡Ay qué lindo!

            -Para nada.

            -¡Y el muy cretino se la cree! –pensó viéndolo sonreír como bobo.

            -Bueno, volvamos al tema… -dijo tornándose serio de nuevo- la ira es una emoción muy natural y saludable y no podemos obligarnos a reprimirla, solo necesitamos aprender a expresarla de la forma correcta en lugar de dejar que el impulso tome el control, así que vamos a aprender técnicas para controlar la ira que harán que nos sintamos mejor, pero para esto acomodemos nuestras sillas en un circulo para estar más cómodos.

            -Yo estoy cómodo así –pensó Draco torciendo la boca y levantándose para mover su silla.

            Después del movedero de sillas, todos incluido Harry, quedaron en un círculo.

            -Bien, comencemos con algo sencillo, todo nos hace enojar, muy bien, tratemos de identificar que podemos hacer para evitar escalar hasta un punto de no retorno.

            -¡Ah! Eso sería muy fácil si la gente no fuera tan idiota –exclamó Draco con hartazgo.

            -¡Exacto! –Convino Karen saltando en su lugar- yo soy madre soltera y la cajera no aceptó darme un descuento, no saben lo difícil que es mantener a mi hijo yo sola, no podía quedarme sin hacer nada ante esa idiota.

            -No, usted es la idiota si de verdad piensa que por ser madre soltera tiene derecho a todo, el mundo no tiene la culpa de sus malditas decisiones –soltó Draco sin más ni más.

            -¿¡Perdón?! –jadeó Karen poniéndose de pie casi de un salto.

            Draco agradeció que la mujer estuviera a dos lugares del suyo y que no tuviera varita.

            -A ver, tranquilos –intervino Harry- Karen, toma asiento por favor.

            -¡Pero es que ese hijo de…!

            -Karen tranquila, es una magnífica oportunidad para aprender a controlarte, tengan muy, pero muy presente que la ira desenfrenada, nunca de los nuncas resuelve nada y el resultado es a menudo, mucho peor.

            -Ya lo creo… -Pensó Draco garabateando en su cuaderno- estar aquí lo demuestra.

            -Pero este curso no solo trata de técnicas, también ahondamos un poco en aquello que hace que explotemos así, por lo general es el resultado de muchas circunstancias,  así que no lo vean como un castigo sino como una oportunidad para resolver esos problemas que venimos arrastrando, no quiero catalogarlos como una cifra más.

            -Por mi está bien –dijo Draco alzando la mano- ser una cifra no me molesta si con eso terminamos más rápido con esto.

            -Qué gracioso Malfoy –respondio riendo para luego mirar al grupo de nuevo.

            -Pero era en serio –pensó ceñudo bajando la mano.

            -Ralph –dijo Harry dirigiéndose a uno de los hombres mayores- tú estás aquí por recomendación de un juez –añadió leyendo un expediente- eres muy recurrente en la corte por lo que puedo ver y esta es tu última oportunidad para no ir a prisión.

            -Así es señor.

            -Llámame Harry.

            -Gracias, así lo haré.

            -Cuéntanos Ralph ¿en que trabajas?

            Draco rodó los ojos discretamente al escuchar la última pregunta de Harry.

            -¿De verdad vamos a oír la patética vida de este fulano?

            Después de veinte minutos quería echarse a llorar de frustración.

            -¿Te das cuenta de lo que es discutir con una anciana que busca pomada para hemorroides de una marca descontinuada? ¡No entienden razones por más que les explicas mil veces que hay otras marcas! No, se empecina en aventarme la cajita del empaque… y así es todos los malditos días; sino es ella son personas que creen que soy medimago ¡soy un maldito boticario, por todos los malditos infiernos!

            -Potter ¿de verdad esto es necesario?

            -Tranquilo Malfoy, no comas ansias, mañana te tocará a ti.

            -¿Qué? ¡No!... ¡eso no es lo que…!

            -Aun no termina mi turno –señaló Ralph, al parecer muy encantado de estar siendo escuchado.

            -Adelante Ralph –dijo Harry muy sonriente prestando toda su atención al hombre.

 

 

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            Cuando Ralph terminó la historia de su vida, Alice la chica más joven, contó que era una universitaria incomprendida.

            -Pues bienvenida al mundo real –masculló enfurruñado.

            -¿Cómo dices? –exclamó indignada.

            -Malfoy definitivamente estas en el lugar correcto, tienes mucha ira contenida, me pregunto por qué,

            -Exacto –intervino Karen viéndolo con desprecio- sobre todo si tienes motivos de sobra para vivir feliz de la vida.

            -¿Qué?

            -Pues sí, con los millones de tu familia tienes la vida resuelta, solo viniste a echarnos en cara tu buena vida.

            -¡Para su maldita información mi padre me canceló mis tarjetas y solo vivo de mi sueldo!

            En cuanto soltó la última palabra supo que la había cagado y en grande.

            -Vaya… -dijo Harry con tono comprensivo- entonces es natural que estés tan estresado ¿ves como estas en el lugar correcto?... se ve que necesitas hablar, no te preocupes, mañana será tu turno.

            -¡No, yo solo…!

            -Y bueno grupo, es todo por hoy –concluyó mirando su reloj- los espero aquí mañana a las seis en punto, no olviden que debo firmar su tarjeta de asistencia.

            -Solo Draco se quedó sentado, esperando que todos se fueran y cuando por fin quedaron ellos solos se levantó diciendo:

            -Muy bien Potter ¿Cuánto?

            -¿Cuánto qué? –preguntó pluma en mano.

            -¿Cuánto para que firmes toda mi tarjeta y nos evitemos estas absurdas reuniones?

            -¿Estás intentando sobornarme? –pregunto con rostro serio.

            -Ay ya Potter, ni te engoriles que no he de ser el primero que te lo proponga.

            -Exactamente, no eres el primero que me lo propone y definitivamente no serás el primero al que le diga que si, además el intento de soborno a un auror es un delito ¿sabías?

            Draco le entregó su tarjeta en la cual Harry firmó sin dejar de hablar.

            -¿Oíste lo que te dije? Es un delito que…

            -Ay ya Potter –interrumpió arrebatándole la tarjeta y caminando a la puerta- no puedes culparme por intentarlo.

            -Además ya eres pobre ¿no? –Draco se giró para verlo encontrándose con un muy sonriente Harry- hasta mañana Malfoy.

 

 

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            -¿En serio Draco, no es broma? –preguntó Blaise desde la PC.

            -¿Acaso ves que me estoy riendo? –Respondio mientras se ponía ropa cómoda en su habitación- ¿hasta dónde va a llegar mi mala suerte? ¿Por qué tenía que ser justamente Potter quien impartiese ese curso de mierda?

            -¿Cómo es que un auror se ocupa de esas cosas?

            -¿Y yo que sé?... oh Blaise, mi vida es una mierda –concluyó desplomándose en la cama en actitud derrotada- ¿y sabes que es lo peor de todo?

            -Qué.

            -¡Qué está más lindo que antes! –respondio abrazando una almohada.

            -¿Es en serio Draco?... ¿te está llevando la mierda y todavía te fijas en si está más lindo?... por Morgana, creí que ya  habías superado tu estúpido enamoramiento colegial.

            -Ya cambio el estúpido y anticuado modelo de gafas –respondio sentándose de nuevo- su cabello se alborota todo rebelde, muy “chic”

            -Tú no tienes remedio.

            -Cálmate, tampoco es como que vaya a intentar algo con él… solo quiero terminar este maldito curso y salir de esto… bueno, te dejo, me muero de hambre.

            -Ok.

            -¡Ah una última cosa!

            -Qué.

            -¿Qué crees? ¡Conocí a una Karen en vivo y a todo color!

            -¿En serio? –respondio riendo.

            -Sí, luego te cuento como es, nos vemos.

 

 

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            Al día siguiente cumplió con su trabajo sin ningún problema, a excepción de soportar las miradas venenosas de los tres chiflados, por lo que a pesar de estar las cosas en aparente calma, era simple y sencillamente estresante.

            -¿Por qué no lo corrieron? –preguntó Celestine molesta.

            -¿Y por qué crees? –Respondio Angus- seguramente su padre metió del hombro.

            -Esperemos, ese estúpido crio volverá a meter el pie –aseguró Agnes.

            Y así la jornada laboral terminó, por lo que sin más remedio que resignarse, se dirigió al ministerio para asistir a su curso.

 

 

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            -Buenas tardes grupo –saludó Harry alegremente entrando a las 6:00 pm en el salón- ¿cómo están hoy?

            -Pues estamos ¿no? –respondio Draco antes que nadie ganándose miradas desaprobatorias de los demás, menos de Harry quien continuó muy hablando alegremente.

            -Por Dios, en cualquier momento va a vomitar arcoíris –pensó ceñudo mientras sacaba un cuaderno de su carpeta de cuero.

            -Quedamos en que continuaríamos la charla hablando de nosotros mismos ¿quieres empezar Malfoy?

            Draco solo lo miró horrorizado, entonces ese par de segundos de silencio bastaron para que Karen alzara su mano rápidamente.

            -¿Yo puedo, yo puedo?

            -Claro Karen, puedes hacerlo si a Malfoy no le importa.

            -¡Adelante!

            Con expresión satisfecha, Karen comenzó a hablar de su trágica vida.

            -Todo comenzó cuando era una niña muy pequeña…

            Exhalando un profundo suspiro, Draco recargó una mano en su mejilla y comenzó a garabatear en su cuaderno.

 

 

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            Después de quien sabe cuánto tiempo sonrió satisfecho al ver su dibujo concluido, en comparación con el que había hecho hacía años, con Harry en su escoba cayéndole un rayo encima, éste estaba mucho mejor, tenía el mismo estilo, solo que ahora Harry estaba sentado en su escritorio y otro rayo le caía encima, por lo que rio por lo bajo al imaginar lo divertido que sería su pequeño dibujo cuando lo encantara con su varita para darle movimiento.

            -¡Malfoy!

            -¿Qué? –exclamó dando un respingo y cerrando rápidamente su cuaderno.

            -Karen ya terminó ¿gustas continuar?

            -No, no gusto, gracias.

            -Creo que sé lo que te hace falta.

            -¿Salir de aquí?

            -No, un abrazo grupal.

            -¿Qué? –exclamó entre incrédulo y horrorizado, la estúpida y… ¿burlona? Sonrisa de Harry  le hicieron darse cuenta de que no bromeaba- ¡Espera! –dijo poniéndose de pie al tiempo en que el pequeño grupo, animados por un muy sonriente Harry, lo rodeaba sin ninguna vía de escape.

            -¡Oh maldito Potter!... –pensó sintiéndose en una escena de “The Walkin Dead”

            Cuando el sofocante abrazo terminó, todos regresaron muy sonrientes a sus lugares.

            -¿Y bien Malfoy? –Dijo Harry  recargado en la orilla de su escritorio- ¿te sientes mejor? El grupo está dispuesto a darte más ánimos si quieres.

            -¡No, no, ya no!... tuve suficiente de sus “ánimos” –refunfuñó acomodándose el cabello y la ropa.

            -¿Lo ves? El abrazo grupal funcionó.

            -Funcionó mis nalgas… -masculló por lo bajo.

            -Bueno, adelante.

            Exhalando un suspiro resignado, comenzó a hablar.

            -Bueno, como ya había dicho, soy economista y trabajo en una empresa fabricante de muebles de diseño, recién terminé la facultad, así que este es mi primer empleo, por lo que me estreso mucho y no sé cómo reaccionar ante determinadas situaciones y por eso estoy aquí.

            -El primer empleo es difícil –concordó Ralph- lo que me recuerda mi propia experiencia, en mi primera semana como farmacéutico casi mato a una mujer por provocarle tremenda diarrea al darle la poción  equivocada.

            -¿Ya puedo sentarme?

            -Claro.

            El hombre entonces siguió con su relato hasta que la reunión llegó a su fin.

            -Bueno chicos, nos vemos mañana.

            -Fue una clase muy reconfortante –dijo Alice la universitaria al tiempo que le sonreía a Harry y se acomodaba el cabello detrás de la oreja haciendo a Draco rodar los ojos.

            -El propósito de esto es que no se lo tomen como un castigo, podemos sacarle provecho y solucionar varios problemas que llevamos arrastrando, ahora sus tarjetas por favor.

            Draco comenzó a guardar su cuaderno con calma, como siempre esperaba para salir al último y no rozarse con aquella gente, con el dichoso “abrazo grupal” había sido más que suficiente; sin embargo no fue el último, pues Alice quedó atrás también.

            -Gracias por tu tiempo Harry –sonrió coqueta al tiempo que le daba su tarjeta.

            -No tienes que agradecerme, es mi trabajo –respondio él todo sonrisas mientras le firmaba la tarjeta.

            -¿Tienes hambre? Porqué yo sí, hay una cafetería cerca de aquí, podríamos ir a tomar algo.

            -No puedo Alice, pero te lo agradezco.

            -¿Tal vez en otra ocasión?

            -Puede ser, ya veremos.

            -Ok entonces nos vemos –respondio sonriendo mientras tomaba su tarjeta.

            Cuando al fin se fue, Draco se levantó y se dirigió a él.

            -Vaya, que mal gusto –dijo sacando su tarjeta de su saco- esa mujer revoloteó a tu alrededor como mosca a la caca- Harry solo alzó una ceja- ok, ok, tu puedes ser la mosca.

            -¿Estás celoso Malfoy? –preguntó al tiempo que tomaba la tarjeta.

            -¿Es una broma? –Respondió riendo-  ¿Quién querría tu insignificante atención?

            -Qué curioso, yo no hablaba de la mía, sino de la de ella.

            La sonrisa de Draco se congeló  y su cara se puso roja.

            -Pues… pues… eso justo quise decir…

            -Claro, claro Malfoy, tranquilo, en la próxima clase tendrás toda mi atención.

            -Cretino –exclamó arrebatándole la tarjeta y saliendo de ahí muy indignado… y avergonzado también.

 

 

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            -¡Esa fulana casi le frota los calzones en la cara Blaise, es una zorra ofrecida!

            -Y esa zorra quisieras ser tú ¿no? –Respondió Blaise- este armatoste es mil veces mejor que las llamadas vía flú –añadió mientras metía una galleta en una taza de chocolate- ¿Y entonces zorra?

            -No, no quiero ser una zorra con él… bueno… tal vez tantito –añadió con tono melancólico al tiempo  que preparaba su cama para acostarse- aunque bueno, no es como que yo vaya a intentar algo con el súper heterosexual pelo en pecho, lomo plateado y huevos peludos  salvador del mundo mágico, al final me da igual lo que haga o deje de hacer… es solo que es molesto ver a una mujer tan empalagosa.

            -Claro.

 

 

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            Al día siguiente, a la hora del almuerzo, tropezó con otro empleado en el ascensor.

            -¡Oh lo siento!... ¿Bryan?

            -¡Draco!

            Los dos jóvenes se dieron un abrazo y comenzaron a platicar.

            -¿Trabajas aquí? –preguntó Bryan, un chico de cabello castaño y pocos años mayor que Draco.

            -¡Sí! ¿Tú también?

            -Sí, voy a almorzar.

            -Vamos juntos y nos ponemos al día ¿te parece?

            -Claro, vamos.

            Bryan había ido a la misma facultad de Draco, solo que él ya se había graduado e iba ahí a dar clases de asesoramiento a pesar de tener solo un par de años egresado; habían entablado muy buena amistad y era genial ver un rostro amigo en su trabajo.

            -¿Y qué puesto tienes aquí? –preguntó Bryan mientras almorzaban.

            -Soy asistente del señor Wayne.

            -¡Vaya! Eso es muy bueno.

            -Ni tanto, has de imaginar… como todos –añadió haciendo un gesto de despreocupada resignación- que fue mi padre quien me consiguió el puesto.

            -Pues sí, no lo niego, eres recién egresado y no tienes experiencia laboral, es obvio que no contratarían a alguien como tú para esa vacante, pero ¿porqué el desencanto?

            -El trabajo en si no es lo difícil, sino los compañeros… en fin, oye ¿Sigues con Mary Anne?

            -Claro, solo hemos dejado de vernos meses Draco ¿Por qué piensas que ya no andamos?

            -No sé, solo se me ocurrió –respondio alzándose de hombros- oye, ya me había dicho que trabajabas de vendedor pero nunca se me ocurrió que continuaras en eso, eres administrador de empresas.

            -Pues si y yo también pensé que esto era solo temporal, de hecho Mary Anne fue la que me consiguió la plaza aquí, pero la verdad es que el trabajo me gusta y me va bien con las comisiones, aunque bueno… -añadió encogiendo un hombro mientras cortaba su filete- ya no estoy muy conforme con eso, me está haciendo reconsiderar el permanecer aquí.

            -¿Por qué?

            -Soy vendedor semi sénior, ya tengo cuatro años laborando aquí, pero tuve muchos problemas para pasar de junior a semi sénior, no quiero pensar cuando intente ser sénior- Y procedió a contarle todas sus inconformidades.

            Cuando terminaron y estuvieron a punto de separarse en el ascensor, Bryan le dijo:

            -Oye, aprovechando que es viernes, mañana iremos a tomar unos tragos con algunos amigos de la facultad, ven con nosotros.

            -Estaría fantástico, solo que…

            -Qué –pregunto curioso al verlo quedarse callado.

            -Nada, mañana nos vemos a la salida.

            -Bien, nos vemos.

            -Adiós.

            El resto de la tarde se la pasó pensando en cómo le haría para esa escapada con sus amigos, vaya que le caería muy bien, solo que había un pequeño problema.

 

 

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            -Bueno chicos –dijo Harry en la reunión de ese día- hemos hablado de nosotros y hemos expuesto un poco de lo que nos ha traído aquí.

            -¿Mi mala suerte? –masculló Draco garabateando algo en su cuaderno y si Harry lo oyó, esta vez no hizo ningún comentario, por lo que el auror siguió hablando.

            -Hablaremos de algunas características que identifican a una persona con problemas de ira, tal vez eso les ayude a aceptar el real motivo que los trajo aquí y decidan tomar cartas en el asunto, pero de manera personal, no impuesta; hay muchas cosas que nos irritan, como el tráfico, el exceso de gente, un vecino ruidoso etc... Pero a una persona con problemas de ira, estas pequeñas situaciones los hacen explotar, no son solo algunas cosas, sino la mayoría de las cosas; otra característica es que estas personas tienen un largo historial de agresiones, peleas, enfrentamientos, discusiones fuertes…

            Draco exhaló un profundo suspiro mientras su mente comenzaba a divagar en medio de la perorata del auror, realmente no se sentía aludido por las dichosas características de personas con problemas de ira, a él los enfrentamientos no le iban, por lo general era de los que corrían, tampoco tenía historial de buscaproblemas, eran los problemas los que lo buscaban a él, sin embargo no había más opción que aguantar esas dos horas estoicamente y eso hizo, hasta que al fin llegó el final de la clase y como siempre, esperó a que todos se fueran, incluso Alice quien al parecer esperaba lo mismo y no dejaba de lanzarle miradas de advertencia para que se largara de ahí dejándola sola con Potter, pero como a Draco esas miradas le venían valiendo tres kilómetros de pito, solo se recargó en el respaldo de la silla y le sonrió.

            -Bueno Harry, nos vemos mañana –dijo al fin dándole su mejor sonrisa.

            -Adiós Alice, descansa.

            -Gracias.

            Cuando el fin se quedaron solos, se levantó mientras sacaba su tarjeta.

            -Oye Potter, quería hablarte de algo.

            -¿Querías o quieres?

            -Quiero –respondio rodando los ojos al tiempo que le estregaba su tarjeta- mañana tengo un asunto muy importante que atender y me temo que no podré asistir.

            -Ah ¿y?

            -¿Cómo que “y”? –repitió tomando su tarjeta de nuevo y viendo a Harry ahora si directo a los ojos, que para su maldita suerte, siempre hacia que sintiera las orejas rojas… ¿Cómo es que eso le pasaba ahora siendo adulto y no en su época de escuela, que era cuando se suponía era un tonto puberto?- Te estoy diciendo que mañana no podré asistir.

            -Pues desde ahora te digo Malfoy, que eso no puede ser.

            -¿Cómo que eso no puede ser? –repitió frunciendo el ceño.

            -Así es, este curso no es algo que hayas pagado y por lo tanto dejar cuando tú quieras, estas aquí como una sanción administrativa, la cual sino cumples habrá consecuencias más graves -Draco apretó los labios sintiendo su cabeza silbar como una tetera- así que no, no puedes faltar mañana ¿alguna otra cosa?

            -Potter… -siseó comenzando a estrujar su tarjeta sin darse cuenta.

            -Esta es una magnífica oportunidad de poner en práctica alguna de las técnicas que les di hoy, si es que acaso escuchaste algo de todo lo que dije.

            -Tú no puedes decirme que hacer… -masculló deseando tener su varita, ya no para aplicarle un hechizo, sino mas bien para picarle los ojos, algo que parecía más placentero que cualquier embrujo.

            -Afuera no, pero aquí sí –respondio con total tranquilidad- y de una vez te advierto que si no vienes mañana, aumentare cuatro horas más a tu curso.

            -¿¡Cuatro horas?! ¡Pero solo estaría faltando dos!

            -Pues ya te dije, no te doy permiso de faltar mañana, así que aquí te espero a las seis en punto ¿algo más?

            -¡Sí!

            -Qué cosa.

            -¡Qué eres un idiota! –exclamó dando la vuelta y alejándose de ahí con paso veloz cerrando el salón con un fuerte portazo y dejando a Harry Potter con una sonrisa en los labios.

 

 

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            -¡Y ahí estaba el muy imbécil diciéndome “no te doy permiso”! –Exclamó imitando ridículamente a Harry mientras Blaise se carcajeaba a través del monitor en tanto él caminaba de un lado a otro gesticulando exageradamente- ¡no es gracioso Blaise! ¿¡Quien se cree, mi papá?!

            -Eso quisieras, que fuera tu papito… ¿aun te sigue pareciendo lindo? –añadió diciendo con énfasis la última palabra.

            -¡No, es un monstruo con cara de caca!... el muy imbécil, con aires de superioridad diciéndome que no me da permiso ¡Qué no me da permiso! ¿¡Pero quien se cree el muy cretino?!

            -¿Y qué piensas hacer, faltarás?

            -Por supuesto, él no me manda.

            -Te aumentará horas.

            -No me importa, nadie me dice que hacer.

 

 

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Al día siguiente…

 

 

            -Buenas tardes grupo –dijo Harry entrando al salón.

            -Buenas tardes –respondieron todos… o casi todos, pues un rubio malhumorado lo miraba con odio mientras permanecía desparramado en la silla con los brazos cruzados- Malfoy que gusto verte, bueno ¿comenzamos?

 

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