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Omega por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola!, les traigo un capítulo extra.

 

Disfrútenlo.

Su madre soltó sus manos, pero empezó a hablar tan pronto los tres se pusieron en marcha. Los guio por el pasillo un paso adelante, su silueta delgada se movía con gracia y precisión y Dean se preguntó si su andar sería igual de admirable o tendría que avergonzarse por ello. Y al mismo tiempo pensó en cómo sus prioridades habían cambiado en los últimos días. Ahora se preocupaba de su andar, que probablemente sería algo torpe pero que sin duda les daría muchos que hablar a los invitados, cuando antes le preocupaba mucho más si tendría el suficiente dinero para pagar la electricidad del bar o si alguna vez volvería a ver a su familia. También pensó en lo que le dijo Sam hace unos momentos; los alfas que son capaces de herir a los omegas indefensos. Ciertamente, Dean no se consideraba a sí mismo indefenso pero sin nada de esfuerzo un alfa le haría morder el polvo, sobre todo si era atacado por sorpresa; son más grandes, más fuertes...tal vez más estúpidos, pero eso no cambiaba el hecho de que él es pequeño y delgado. Y sin embargo, apenas le dolió esa revelación. No quería ser grande e impotente, quería ser....amado. Además, dudaba que un alfa lo atacará solo para lastimarlo...para romperle los huesos. No, sería mucho peor que eso.

Había escuchado en estos últimos dos días muchas cosas horribles de Azazel y se preguntó si el hombre hubiera sido capaz de hacerle daño. Dean fue manso con él, amable desde un principio....¿Qué hubiera pasado si Dean lo hubiera rechazado?, ¿lo habría forzado?. De ser así, agradecía haber vuelto con su familia y que ya no representara una amenaza para él o para cualquiera que amara.

Sus sentimientos por él, por Azazel, habían evolucionado. 

Se mordió el labio inferior con fuerza y miró un segundo tras sus espaldas. No pasó desapercibido el hecho de que Sam caminaba un paso detrás de él con la intención de cubrirlo. Volvió a prestar atención a las palabras de su madre, quien comenzó hablando de los cambios que encontraría en el interior de la casa y que él ya había notado.

-El consejo camina por nuestros pasillos, Dean.- Dijo ella con una voz misteriosa.- Y algunos otros alfas de importancia. Uno de ellos es Dick Roman, tal vez tenga que presentártelo.- Mary debió ver su rostro de desconcierto cuando volvió su mirada hacia él, porque añadió enseguida.- No importa mucho quién es en realidad, además de un alfa pretencioso con dinero.- Añadió con ironía.

-Tiene razón.- Dijo Sam, copiando su sonrisa. Dean sonrió un poco, mirando las paredes del pasillo que contienen un par de cuadros grandes con paisajes coloridos, contrastando con el color blanco del mármol.- Seguro lo verás en las próximas audiencias.

-¿Podré entrar a las audiencias?.- Preguntó, sumamente interesado. Él y Sam se miraron.

-Oh, no estoy seguro.- Respondió Sam, arrepentido de haber hablado. Mary le dirigió una mirada dura y en consecuencia, Dean se entristeció un poco.

Sin embargo, su atención se dirigió a otro tema. Unos pasos más adelante, puede ver una mesa de pared clásica con patas curvas y sobre ésta un pequeño florero de cobre con una sola flor rosada. Dean enseguida quiso hacerse con aquella flor, que parecía melancólica; su tallo verde comenzaba a decaer y sus pétalos tenían manchas amarillas.

De pronto, su madre se detuvo en la entrada de un saloncillo acogedor cuya chimenea crepitaba en el fondo. Ella se hizo a un lado para dejarlo pasar primero. Dean cambió su mirada del pasillo a ella y finalmente al interior del saloncillo. Ingresó por el umbral y se sintió incómodo por un instante; su madre se comportaba como un alfa, priorizando al omega. No había nada de malo ahí, salvo que no estaba acostumbrado. Ni siquiera Azazel lo dejaba pasar una entrada primero, pero sus razones fueron diferentes.

-La familia de Bill también está aquí, ¿no?.- Preguntó con timidez, deteniendo un par de pasos adentro con las manos unidas sobre su abdomen y mirando alrededor. La luz de la estancia es blanca y es mucho más intensa que en el pasillo.

Su madre lo rodeó y se puso en frente. La mirada de ella cambió un poco y se fijó en su pose antes de tomar una de sus manos con la suya y arrebatársela con delicadeza.

-Si, lo están.- Asintió con una voz cálida. Pudo sentir el calor de Sam sobre su espalda justo antes de que su hermano alfa colocara su mano sobre su espalada baja. Se abstuvo de mirarlo y de decirle que no necesitaba consuelo, él es más fuerte de lo que su familia cree.- Michael no tenía el derecho de contártelo. Tu padre prohibió que se te revelara la información, no queríamos abrumarte.

Su palabras, sin embargo, lo abrumaron. Tiró de su mano hacia sí, intentando no parecer grosero, pero de igual manera la ofendió.

-Debes sentarte, tengo que hablarte de muchas cosas.- Dean evitó su mirada mientras buscaba un asiento entre tantos pero no se movió, tuvo que hacer una pregunta antes.

-¿Qué audiencias son las que hacen falta?, Sam dijo que el consejo casi ha terminado.- Señaló con un movimiento de cabeza a su hermano y Mary intercambió una mirada que no pudo apreciar con él.

-Dean.- Susurró ella con voz profunda, dando un pasó al frente.- El consejo ha pedido hablar contigo.

El consejo ha pedido hablar contigo. Claro, tiene sentido. Aunque él no había estado involucrado en su muerte. 

-Y no van a irse hasta que suceda.- Añadió con el mismo tono de voz que le puso los pelos de punta.- Pero tu padre te ha conseguido un par de semanas para que descanses de los últimos acontecimientos. Debes recuperarte de....

-Quiero hacerlo.- Dijo de pronto, callándola. Ella volvió a intercambiar una mirada con Sam.

-Dean, ¿estás seguro?.- Lo cuestionó Sam, dubitativo y muy preocupado. Dean esta vez si se volvió.- Quiero decir, ellos van a hacerte muchas preguntas, preguntas con las que te puedas sentir incómodo, ¿sabes?, no es común que se someta a este tipo de interrogatorio a los omegas.

-Si va a pasar, mejor que sea antes, ¿no?. Te diría mis razones, pero ya me molestaste una vez.- La cara de Sam no tuvo precio.

-¿Y cuales son tus razones?.- Preguntó su madre, molesta. Tal vez no lo hizo con la intención de apabullarlo, pero tomó su brazo a la altura del codo, aunque no con fuerza. Dean se encogió un poco.

-No finjamos que esto es por otra cosa. Ustedes quieren saber si acaso llegué a intimar con Azazel. Pues les tengo noticias; no tuve sexo con él....más aún, no he tenido sexo con nadie.

A pesar de sus molestas palabras y su vergonzosa declaración pública de pureza, los ojos de su madre se apaciguaron y se volvieron amables...Dean diría que se alivió. Y lo confirmó cuando recibió un fuerte abrazo por su parte. Sam soltó su espalda y les dio espacio. Ella le acarició la nuca y Dean parpadeó, saliendo de su estupor.

-Estoy tan contenta por eso.- Dijo, separándose un poco y besando su mejilla.- Temía tanto que ese bastardo te hubiese preñado. 

-Ciertamente no.- Susurró, acongojado. Sam estaba sonriendo, pero era una sonrisa cálida.

-No conocíamos tu aroma antes de que lo hubieses conocido, así que no teníamos un punto de referencia.- Agregó. El aroma de un omega preñado se trasformaba, a veces tomaba cambio drásticos, irreconocibles, otra veces, el cambio solo era sutil.- Pídeme lo que quieras, te lo mereces.- Y Dean se desconcertó un poco. ¿Merecía un obsequio por ello?. Se decidió en seguida.

Iba a tomarlo.

-Quiero un pastelillo.- Anunció.- Y quiero hablar con la familia de Bill.

El rostro de su madre se tornó un poco serio, pero su sonrisa seguía allí.

-Claro. Lo segundo tendrá que esperar, sin embargo. Aún tengo que contarte muchas cosa e Ellen y su hija Jo deben estar ocupadas ahora. 

 

..............

 

Su madre le explicó muchas cosas. Le explicó lo qué es el consejo, desde el principio. Mucho de lo que dijo ya lo sabía, el resto.... tenía mucho sentido.

Le dijo que el consejo se componía de siete personas, siete alfas machos añosos cuya experiencia en la cacería es esencial. Todo ellos habían sido cazadores en el pasado y por lo que entendía, su padre podría convertirse en un miembro si así lo deseaba en cincuenta años. El consejo se encarga de tomar las decisiones más importantes del país, aunque claro, bajo recomendaciones de las altas familias de la nación, incluida la suya propia.

Los Winchester.

Una de las familias más influyentes, poderosas y valiosas del país, su madre le dejo claro eso. Aunque sospechaba que lo hizo porque necesitaba que Dean se diera cuenta de cómo sus acciones o sus decisiones podrían afectar de sobremanera y no pudo evitar pensar en ambos alfas Novak; Castiel y Michael.

De niño Dean no lo había comprendido. Su padre siempre le dijo que haría grandes cosas, pero en ese entonces, él creía que se convertiría en un alfa, no en un omega. No estaba decepcionado por eso, aún estaba Sam para reemplazar su lugar y tomar las riendas de la familia cuando su padre fuera muy viejo para hacerlo, cuando sus fuerzas se hubieran desgastado. Seguro Sam tomaría una esposa y tendría sus propios cachorros, mientras que él...Dean se uniría a un Novak y si todo salía como imaginaba, se convertiría en el omega del alfa supremo de la manada Novak, lo que lo colocaba a él como el omega supremo, hablando técnicamente.

De cualquier forma, después de haberlo marcado, un Novak le entregaría un grueso anillo de plata con el emblema de la familia en una pequeña y breve ceremonia privada donde estarían presentes sus padres y los padres de Michael. Solo...formalidades y se llevaría aquí mismo, en la mansión Winchester.

Ni siquiera estaba seguro de si se permitiría que Sam estuviera presente. Después de llevar a cabo la ceremonia, partiría de casa con un solo recuerdo de su infancia, tal como dictan las tradiciones y con una pareja para toda la vida. Y Dean lo sabía, porque se encargó de estudiarlo.

No solo compró una caja de madera finamente detallada esa tarde que visitó el centro de la ciudad. También se interesó por un libro de cuentos románticos basado en las tradiciones familiares más respetadas y antiguas titulado “Narraciones para donceles”. Dean recordó haberlo leído hasta desvelarse por varias noches y finalmente, lo olvidó en el fondo del cajón de su mesa de noche.

Él sabe que fue una tontería comprarlo, sin mencionar que disfrutó leerlo mientras fantaseaba en secreto con encontrar una apareja. Incluso se lamentaba ahora de no haberlo recuperado.

Suspiró profundamente, sentado en un sillón de estilo francés de color crema con bordes blancos y duros. No se equivocó con respecto al saloncillo; aún estaba repleto de mesillas de pastelillos, juegos de té de porcelana y algunas golosinas de almidón blanco. Después de que su madre le ofreciera el pastelillo y mientras saboreaba la crema de uno de ellos, se manchó la punta de la nariz y parte de sus mejillas, pero no se percató de ello hasta que Sam le pasó un pañuelo de tela blanco, el pañuelo de su traje.

Se limpió con delicadeza, dobló en pañuelo y lo guardó entre el puño de su mano derecha. Luego continuó comiendo.

Sam había tomado asiento justo a su lado, separados por un palmo, mientras que su madre había estado ocupando un sillón tipo club de cuero blanco frente a ambos muchachos hasta que se puso en pie. Dean sospechaba que Sam tenía la intención de cubrirlo con su aroma manteniéndose así de cerca de él. Pero lo que lo intranquilizó un poco, fue si su padre estaría de acuerdo con ello.

Sam no parecía prestar atención al inicio de la charla de su madre, pero Dean sabía que solo era cuestión de apariencia. Los alfas son altamente conscientes de su entorno, esa es su naturaleza.

-Ya conociste a Castiel y acabas de conocer a Michael, aunque no en las condiciones que tu padre y yo hubiéramos deseado.- Dean se avergonzó un poco. Tal vez, después de todo debió irse del salón si su padre no estaba contento con ello. Definitivamente, no deseaba molestarlo. También le sorprendió un poco que ello lo supieran tan pronto.- Pero está bien, Michael se ha disculpado y ha vuelto ha quedar bien con tu padre. Aún así, no volverás a convivir con él, con ninguno de los dos, hasta la cena de esta noche.- Declaró, un poco absorta.

-¿Cuál cena?.- Preguntó con interés, ahora poco preocupado de si su rostro estaba sonrojado.

-Daremos una cena pública.- Respondió Sam, mostrando algo de descontento. Los asuntos públicos no le atraen, pensó. Debe comportarse galantemente y eso debe fastidiarlo un poco. Sin embargo, Dean se sintió contento por ello y atraído también por la idea. Ahora sabía dónde y cuándo le daría a Michael su presente; en la cena. Es pública y su padre estaría allí.

-¿Tengo que vestir algo en particular o...?.- Se atrevió a preguntar, un poco nervioso.

-Cualquier cosa.- Dijo Sam, tranquilizándolo. Tomó una de sus manos, que descansaba sobre su rodilla y la frotó contra sus largos dedos con parsimonia.

-Cualquier atuendo se te vería bien, sin duda.- Añadió su madre con una sonrisa gozosa.- Pero hay un conjunto particular en tu armario que desearía que usaras.

-De acuerdo.- Concordó él de inmediato, anotando eso. Debía buscar bien en su armario a lo que su madre se refería. -¿La cena se celebra por algo que deba saber?.

-Solo queremos que el consejo tenga una buena impresión de nosotros como familia y a la vez tratamos de que sus sospechas se minimicen.- Su madre puso ambas manos el frente una junto a la otra, explicándose.

¿Qué sospechas exactamente?, se preguntó Dean, pero no lo externó.

-Puedo brindar mi declaración hoy mismo, madre.- Se apresuró a aclarar con atrevimiento. Entre sus dedos se apretujo la suave envoltura del pastelillo, manchando su piel.

-No, Dean, puede ser mañana.- Intercedió Sam, inclinándose hacia el frente en el asiento. La preocupación se marcó en su rostro y Dean lo notó cuando le devolvió la mirada. No obstante, a él no le gustaba la idea de que el consejo estuviera presente en su permiso de cortejo. Eran desconocidos, seguramente hombres amargados. La ocasión tenía que ser especial.

-No solo quiero, puedo hacerlo.- Dijo, seguro de sí mismo.- Puedo hacerlo.- Repitió, mirando a su madre está vez. Ella guardó silencio, de pie frente a ambos y mirando alternativamente a sus dos hijos.

-Tendré que hablarlo con tu padre antes.- Dijo con voz seria, pero con un tono orgulloso.- Pero si estás seguro de que es lo que deseas, podemos hacerlo. El consejo se reunirá de nuevo en la sala de audiencias sin chistar. 

 

 

 


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