Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A trompicones por Marbius

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Félicité Tomlinson nunca había sido una persona central en el foco de atención de Harry.

Vale, que era la segunda hermana de Louis y habría que ser un distraído de lo peor para no conocerla, pues si bien su carrera artística se basaba en su presencia por internet y sus patrocinios con grandes marcas que se valían de su belleza y presencia para posicionarse en un mercado más joven, también era la invitada ocasional en shows de televisión y radio como una celebridad de clase B cuya opinión contaba tanto para sus fans como para otros artistas.

Como hombre gay, incluso Harry tenía que reconocer que Félicité Tomlinson era una chica preciosa y vibrante, con un rostro que iba a juego con los buenos genes que corrían en su familia, pero para él su estatus de celebridad no significaba gran cosa porque ni estaba en su demografía de interés ni tampoco tenían ningún punto en común salvo su famoso hermano mayor.

De ahí que cuando la primera noticia con su nombre apareció en sus notificaciones la pasó por alto por un escaso segundo antes de que su cerebro procesara el encabezado que la proclamaba muerta con una línea de lo más sensacionalista.

¡FALLECIDA EN VIAJE FAMILIAR! FÉLICITÉ TOMLINSON MUERE DURANTE SUS VACACIONES EN DISNEYLAND PARIS.

—Joder... —Masculló Harry, y a su lado en el autobús una anciana le dirigió una mirada de reproche por su uso soez del lenguaje.

Harry llegó a Pillowtalk como caminando entre algodones, y al instante percibió en el estudio una atmósfera pesada que confirmó como procedente de la noticia cuando apenas verlo Cara se lo llevó aparte para cotillear con él.

—Debiste verlo —dijo Cara con ojos grandes todavía por la sorpresa—. Zayn recibió una llamada y alarmó a uno de nuestros clientes con sus gritos de ‘no puede ser’ y ‘tienes que estar de broma, Lou’. Fue tan surreal. Me puso los pelos de punta.

—¿Entonces es completamente cierto? —Preguntó Harry todavía sin creer cuánto había sufrido esa familia en tan corto tiempo; de paso, cuán poco lo merecían.

—Puedes apostar que sí. Es de lo único que se habla. ¿Qué crees que haya sido? Porque nadie muere a esa edad porque sí. ¿Drogas? ¿Un accidente? ¿Un defecto cardiaco? Conocí al primo de una amiga que murió de una manera similar. Jamás lo descubrieron al nacer, pero una de las válvulas de su cabeza no funcionaba bien, y ¡bam!, un día sin más reventó y murió en su cocina. Espeluznante, ¿no te parece?

—Bastante...

Cara lo examinó con interés. —Te ves pálido. ¿Estás bien?

—S-Sí. No es nada.

La verdad es que Harry estaba experimentando náuseas, pero le parecía de terrible gusto manifestar cuán duro le estaba costando procesar la noticia cuando en el mundo había una familia que estaba en peores condiciones que él y sufrían de verdad por la pérdida de otro de sus miembros.

—Es una tragedia. Era tan joven y hermosa... —Dijo Cara con un fruncimiento de su ceño—. La conocí una vez, ¿sabes? Ella también pasó por aquí hará cosa de unos 3 años a hacerse un tatuaje. Obviamente no pasó por mi aguja, pero estuve aquí y conseguí su autógrafo. Es increíble pensar que un día estás aquí y al siguiente... ¡Poof!, todo se esfuma.

—Voy a... Sí —murmuró Harry al darse media vuelta y entrar al sanitario de empleados.

Ahí se sentó sobre la tapa del inodoro, y con dedos torpes buscó la noticia en Google (que a esas horas ya se había convertido en el trending #1 en varias plataformas) sólo para descubrir que la información era todavía poca. Al parecer la habían descubierto a eso de mediodía, y sólo porque la noche anterior mencionó que quería dormir hasta tarde y que pasaría de ir a los juegos mecánicos, según las palabras de “una fuente confiable”. Harry se cuestionó si se refería a Louis o a alguien más de la familia, pero ningún medio aclaraba nada salvo que la empleada de limpieza había entrado a la recámara al no encontrar ningún letrero de ‘no molestar’ y la había descubierto desvanecida en el baño, ya fría y sin pulso.

Harry se debatió consigo mismo y la posibilidad de enviar un mensaje, pero a diferencia de la vez anterior, ahora le resultó violenta la idea de siquiera inmiscuirse en un asunto de esa magnitud.

Con gran pesar, Harry se guardó el móvil en el bolsillo, y tras examinarse unos segundos en el espejo sobre el lavabo, se talló las manos y el rostro con agua fría en un vano intento por recuperar la calma perdida.

De más estuvo explicar que ese día reprogramó su única cita, y que por las horas que estuvo en Pillowtalk no hizo nada más que beber té y centrar su atención en tareas rutinarias de novato como limpiar suelos y atender posibles clientes en recepción.

Contrario a lo que creía, Louis no se presentó esa semana ni la siguiente para buscar un tatuaje, aunque Harry creyó conocerlo mejor que eso y vaticinó sin error que sus caminos se cruzarían pronto una vez más.

Y tuvo razón.

 

***

 

A 3 meses de la tragedia que sacudió al clan Tomlinson hasta sus cimientos, se dictaminó por fin que la causa de muerte de Félicité había sido una sobredosis accidental con varios medicamentos restringidos, y Harry se preguntó cuánto de esa deliberación médica había dañado a Louis al enterarse de esa manera de los problemas de adicción que sufría una de sus hermanas.

Los medios hicieron su agosto escribiendo del tema, y por respeto Harry evitó enterarse lo más posible de aquel asunto que con toda certeza era todavía una herida abierta para la familia. Sólo con Cara se permitió una noche en que ambos salieron con ella y su chica a beber en un bar a hablar del tema, pero terminó por ser Harry quien pidiera cambiar de tema cuando Taylor se adentró demasiado en rumores que ya hablaban demasiado de Félicité y cómo su consumo de drogas era bien conocido entre personas del medio.

Mucho más afectado por la noticia de lo que le correspondía, Harry estuvo atento a cualquier mención que hizo Zayn de su amigo pero sin mucho éxito. Durante la semana posterior a la noticia, Zayn se mantuvo ausente de Pillowtalk, y al volver no contó gran cosa salvo que Louis y su familia tenían toda la intención de no dejar que aquella situación afectara más de lo necesario a los más pequeños. Harry imaginaba que no iba a ser fácil explicarle a los gemelos por qué una de sus hermanas mayores ya no estaría más con ellos, y no quiso ni imaginarse el dolor por el que Louis estaría pasando.

Pero por supuesto, el tiempo transcurrió sin más, y cuando una mañana de camino a Pillowtalk para atender su primera consulta del día Harry escuchó en la radio la más última canción de Louis Tomlinson, no tuvo para aquella melodía ninguna otra reacción que romper en escalofríos y luchar para controlar las lágrimas. La música era a primera vista una tonada que inspiraba a respirar hondo y buscar la paz, pero la letra no iba a acorde, y el tema en sus líneas mencionaba el dolor de una despedida y el deseo de un reencuentro.

Puso a Harry a pensar en Robin, pero también en Keith, Johannah y Félicité, a quienes consideraba personas por sí mismas y no sólo parte de la vida de Louis gracias a los recuerdos que éste había compartido con él de ellos. Para Louis habían sido sus propias personas valiosas, no sólo un abuelo, una madre y una hermana entre otras, de la misma manera en la que Robin no había sido para él un padrastro cualquiera porque en su corazón bien podía haber representado al lugar de un padre.

Abrumado por la música y los recuerdos, Harry terminó olvidando su parada, y llegó a Pillowtalk con apenas un retraso de 5 minutos y alivio porque al menos el cliente que iba a ver esa mañana todavía no había llegado.

Mientras montaba todo en su estación de trabajo, Harry se cuestionó si sería buena idea escribirle a Louis para hacerle saber cuánto le había gustado su nuevo sencillo y lo mucho que su significado resonaba con él, pero al instante lo descartó porque podía incomodarlo. Esa era una reacción de fan, y no creía que Louis hubiera compartido su número con él para algo como eso, así que apartó a un lado esos pensamientos y los desechó con esa misma rapidez.

No, si tenían que volver a coincidir sus caminos, esperaba que las razones fueran mucho más poderosas que eso.

Y lo fueron.

 

Fue apenas 2 días antes de Navidad cuando Zayn le preguntó a Harry su itinerario para esa tarde, y tras recibir como respuesta que no tenía salvo un par de diseños pendientes en los que trabajar, que éste le preguntó si estaba de ánimo para recibir a su amigo Louis.

El tono de voz con el que hizo la pregunta y la preocupación marcada en cada una de sus facciones puso en alerta a Harry, que se cuestionó por un instante la razón por la cual Louis no se hubiera dirigido a él en primer lugar.

—Ah, cambió de número y me pidió de favor preguntarte —explicó Zayn con rapidez—. Vuelve de los Estados Unidos y estará aquí de noche, pero al parecer lo primero en su lista es un tatuaje. Joder con él...

—Y... ¿Está bien después de...?

Zayn le miró con atención unos segundos antes de decidir que Harry era merecedor de su confianza, y fue tan honesto como sus capacidades se lo permitieron.

—No sé. Apenas nos hemos visto. Casi no responde mensajes, así que si lo de que ha perdido su móvil es cierto, entonces lo justifica. Otros amigos que tenemos en común tampoco han sabido mucho de él desde lo de su madre y hermana, así que ahora que es él quien da el primer paso para contactarnos no puedo negarme a cualquier petición suya.

—Ya veo.

—Te pagaré extra por este tatuaje —dijo Zayn con firmeza—. Por tu tiempo fuera de horario.

—Está bien, no será necesario —replicó Harry con sencillez.

—Pero-...

—Insisto.

Y así quedó zanjado el asunto.

 

Pillowtalk cerró a eso de las 8 y Harry se quedó atrás con su propio juego de llaves a la espera del avión que aterrizó media hora antes en el aeropuerto de Londres pero que podía implicar una espera de hasta una hora antes de que con el tránsito de esos días previos a Navidad Louis consiguiera llegar al sitio donde se encontraba el estudio.

Mientras tanto, Harry se dedicó a escuchar el último mini álbum de Louis, que curiosamente había aparecido días atrás en varias plataformas de streaming sin costo adicional, y que sin lugar a dudas se había convertido en uno de sus favoritos. En volumen bajo y porque no quería perderse el timbre, Harry estaba tarareando una de sus canciones cuando la puerta se abrió, y por unos segundos el terror le invadió.

—Lo siento, Zayn me dejó una copia de sus llaves —se excusó Louis al aparecer en el área donde estaba Harry, y tras unos segundos, atreverse a mostrar una sombra de sonrisa—. Ah, ¿un fan?

—Ah, mierda —suspiró Harry, quien nunca había sido del todo claro en esa área durante sus encuentros anteriores.

Por supuesto que nunca había negado saber quién era Louis y a qué se dedicaba, pero en todo momento había obviado mencionar su pasado como fan acérrimo o el gran crush que tenía sobre Louis. En su lugar había hecho todo esfuerzo consciente por no extralimitarse en sus momentos de más excitación por conocer a su ídolo, y creía haber hecho un buen trabajo hasta entonces, pero vaya manera tan espectacular en que sus esfuerzos se habían hecho añicos contra el muro de la realidad.

—¿Te gustó al menos? —Preguntó Louis, y aunque en su rostro apareció una sonrisa, era evidente que no terminaba de ser completa. Debajo de su superficie, se adivinaba una emoción mucho más fuerte y opuesta.

—Sí —admitió Harry sin miramientos—. Es uno de tus mejores trabajos.

—¿Conoces mi música?

Harry eludió su mirada. —Se podría decir que soy un fan de tus trabajos, sí.

—¿Reciente?

—Nah, desde que tenía 11 años y escuché la primera canción de One Direction en la radio.

—Wow, gracias. —Louis avanzó unos pasos y se sentó en la única silla disponible—. Podrías haber mencionado algo las veces que nos vimos. Con gusto te habría firmado un autógrafo o algunos discos.

—No quería ser esa clase de fan —dijo Harry con voz lúgubre—. Ni siquiera Zayn sabe que fui fan de One Direction y que alguna vez los vi en concierto un par de veces. No quería que eso afectara mis oportunidades de trabajar aquí.

—Nah, dudo que le importara siempre y cuando fueras bueno en lo que haces, y lo eres.

—Gracias.

Consiguiendo reponerse de su traspiés, Harry bajó el volumen de la música hasta que sólo fue un murmullo lejano en sus oídos y preguntó: —Entonces... ¿Quieres un tatuaje?

—Exactamente. Esta vez me tardé en venir, ¿no? —Quiso bromear Louis, pero el efecto no fue favorable.

En las veces anteriores en que se había presentado frente a Harry, su estado de ánimo había sido diferente. Con su abuelo Keith y el vencejo de su brazo había demostrado nostalgia y orgullo. Para el nombre de su madre el humor había sido triste, pero a la vez esperanzado porque las memorias siempre perdurarían. Ahora en cambio... A Harry le costó describirlo con palabras, pero cuando por fin lo consiguió, un pinchazo de dolor le dio de lleno en el pecho, porque Louis no era el mismo Louis que había conocido en veces anteriores, sino un cascarón de su anterior ser, y no sólo la ropa la quedaba grande, sino hasta su propia piel.

Además de las ojeras que ya parecían un adición permanente en su rostro, el cabello de Louis estaba más largo de lo usual y lo llevaba desordenado, casi podía decirse que sucio. Harry lo examinó con atención, y descubrió que incluso en su forma de vestir quedaban las pruebas de la poca atención que se daba esos días por causa de una mancha de comida en la manga y los zapatos sucios.

—Supongo que quiero una pieza para recordar a mi hermana.

—¿Supones? —Repitió Harry la palabra que más conflicto le había producido en labios de Louis—. Uno no supone querer un tatuaje; o lo quieres o no lo quieres, pero no lo pones en duda de esa manera.

Louis reaccionó a su intromisión con una ceja arqueada y sequedad. —En lo personal, creo que no es tu asunto meterte en los míos.

—Es parte de mi entrenamiento. Zayn nos hizo jurarle que jamás tatuaríamos a nadie que viniera coaccionado por una pareja o familiar, tampoco en estado de ebriedad o bajo el efecto de drogas, y que nos podíamos reservar el derecho con aquellas personas que no dan la impresión de estar seguras de lo que quieren marcarse en la piel. Y tú... —Harry exhaló con un temblor en su pecho—. No podría con buena consciencia tatuarte en este estado en el que vienes.

—¿De qué diantres hablas?

—Las veces anteriores tu estado de ánimo era diferente. Más... Seguro de lo que pedías. Ahora no tengo esa impresión y no sé si sería capaz de llevar a cabo el trabajo que me pides.

—¡Es un maldito tatuaje, no un puto cuadro renacentista lo que te pago para que hagas!

—¿Pero sabes al menos qué quieres y dónde? —Preguntó Harry sin perder la calma, sin cortar la conexión que sus ojos tenían con los de Louis—. Vale, lo haré. Te haré ese tatuaje que has venido a buscar pero sé claro con lo que quieres, eso si puedes...

—Yo... —Louis se llamó la mano derecha al pecho, colocando la palma justo por encima de donde se podía leer Johannah, pero sus nudillos se contrajeron por encima de la letra sin que él pudiera pronunciar palabra alguna.

—En tu caso, un tatuaje es una celebración de vida, y... Puede que todavía no estés listo para hacer eso con tu hermana.

—Ya.

—Cuando lo estés yo lo haré, y no cobraré ni una libra por las molestias, pero no podrá ser ahora que no es el momento adecuado y no estás preparado —dijo Harry, listo para enfrentarse a un segundo ataque de ira de Louis y defender sus acciones ante Zayn si éste decidía hablarle a su amigo y quejarse por el mal trato que estaba recibiendo en su estudio, pero Louis se quedó quieto por largos segundos y al final asintió.

—Estoy furiosa con ella, ¿sabes? —Dijo Louis apenas moviendo los labios, jugando con sus manos sobre su regazo y examinándose los dedos huesudos luego de una pérdida constante de peso en los últimos meses—. Todos estamos sufriendo por lo de mamá. En mayor o menor grado, todos lo hacemos, pero era ella la que no paraba de insistir que debíamos ser fuerte y sonreír por lo gemelos. Se tomó muy en serio su papel de hermana mayor a pesar de que Lottie y yo tenemos esa responsabilidad sobre nuestros hombros. Por su mayor parte parecía estar bien y era quien nos alentaba a salir adelante, y de pronto... Fue su idea hacer ese viaje a Disneyland. De pequeña, Félicité siempre quiso ser una princesa y conocer a su príncipe azul. Claro que entonces apenas si teníamos dinero y mamá a duras penas podía salir adelante con tantos hijos y divorcios a cuestas, pero... Éramos felices, y no teníamos la impresión de echar nada de menos. No lo sabía entonces, pero... tenía todo lo que podía haber pedido...

Louis rompió a llorar, y porque en sí no había sino compasión para los que sufrían, Harry lo rodeó con sus brazos y le permitió hacerlo.

 

Por descontado que Louis no se hizo ningún tatuaje esa noche. Ni Harry habría sido capaz de obedecer esa orden, y su compás moral habría sufrido un desperfecto si permitía a alguien más hacerlo, así que cuando Louis dejó de llorar y se hizo evidente que no había más por hacer en el estudio, ambos se miraron con confusión sin tener claro qué hacer o cómo proceder después del momento que habían pasado juntos.

—Es tarde —dijo Harry tras consultar en su reloj que ya pasaba de medianoche.

—No quiero volver a casa —dijo Louis

—Puedes... Puedes venir conmigo —sugirió Harry, y ya no había marcha atrás para arrepentirse con su oferta.

—Pensé que vivías con tu hermana y unas amigas suyas.

—Ellas viven en la planta baja, yo en la buhardilla. Ni siquiera tengo que entrar por la puerta principal, aunque es un sitio pequeño y...

—¿Acogedor?

—Un poco al menos, sí. Pero...

—¿Pero?

—Tengo un póster tuyo detrás de la puerta —confesó Harry con la punta de las orejas ardiendo de vergüenza—. Si tengo que ser honesto al respecto, ahora es el mejor momento antes de que pienses de mí como una especie de fan obsesivo. ¡Porque no lo soy! —Se apresuró a corregir esa impresión—. Es sólo que... He seguido tu carrera casi desde el inicio.

—Bueno... —Inclinándose al frente y reduciendo la distancia entre él y la silla en la que Harry estaba sentado, Louis rozó uno de sus dedos con los de él—. Al menos no has intentado cortarme un mechón de cabello. No eres de esa clase de fan, ¿correcto?

—No se esa clase, no.

—¿Y de cuál sí?

Harry movió su mano, y más dedos suyos entraron en contacto con los de Louis. —Puede que de la clase que le dé los buenos días y las buenas noches a su póster.

—Vaya...

—Olvídalo. Fue una tontería de mi parte sugerir siquiera que-...

—En marcha —dijo Louis, cortando de tajo la oración de Harry y dejando a éste con la mente en blanco.

—¿Uh?

—Ofreciste tu hogar y ahora quiero ir —dijo Louis—. Sólo busco un sitio donde estar un par de horas. Si es una molestia, no insistiré...

—No. No lo es.

—Entonces... Guía el camino.

Y Harry lo hizo.

 

—No mentías cuando dijiste que era pequeño —dijo Louis apenas 30 minutos después cuando Harry le abrió la puerta de su buhardilla y le mostró su apretado interior con apenas espacio para la cama, un escritorio abarrotado de sus diseños, y un lavamanos. Contaba también con una mesita y su silla individual, además de un armario y un par de estantes, pero en conjuntos no era demasiado.

—Te lo advertí.

—Pero también es acogedor. Bastante —prosiguió Louis—. Se parece a mi viejo dormitorio de los tiempos de antes de The X Factor. Mamá rentaba en una pensión y por ser el único hombre no me tocó compartir habitación, aunque me enviaron al armario de las escobas. O bueno, esa impresión me dio a mí cuando tuve que quitarle la cabecera a la cama para hacer que el colchón entrara y la puerta cerrara.

—Suena a...

—Que era una pesadilla, sí, pero no me lo pareció entonces. Mamá hacía ver aquellos sitios como un paso más en nuestra aventura a una mejor vida, y... No puedo evitar recordar esas mudanzas y esos lugares con nostalgia.

—Louis...

—¿Crees que podría molestarte con una taza de té? No he bebido nada desde que aterricé en Londres y muero de sed —confesó éste, y Harry casi se dio en la frente con la mano por haber olvidado de esa manera tan terrible sus modales.

Porque no había ningún inglés que se respetara sin una tetera eléctrica, Harry puso la suya en marcha mientras le revelaba a Louis que a pesar de tener en su habituación sólo un ítem de cada categoría (una almohada, una silla, una toalla para secarse las manos), con las tazas hacía una excepción al revelarle no una extra, sino 3 más, entre ellas una con una imagen suya de por lo menos 5 años atrás.

—No te rías, es el regalo de una amiga —murmuró Harry al ofrecerle esa taza a Louis y éste aceptarla con una expresión divertida.

—Es la primera vez que beberé en una taza con mi rostro. No me atrevería.

Harry al menos se esforzó en sacar té de una exclusiva marca que ni él mismo se permitía disfrutar con regularidad, y su mejor recompensa fue tener a Louis sentado a los pies de su cama con los ojos cerrados y aspirando su fragancia antes de dar el primer sorbo.

Tomando la silla para sí, Harry le imitó y después apoyó su taza contra su muslo mientras esperaba a que Louis fuera quien marcara la pauta entre ambos.

—Gracias —dijo Louis de improviso, y al descubrir que Harry le miraba con confusión, agregó—: Por no permitir que me tatuara esta noche. No quiero llevar el nombre de mi hermana al lado del de mi madre y recordar esta noche. Es decir... Por descontado que lo haré algún día en el futuro. Tatuarme su nombre, quiero decir, pero será en otras circunstancias, cuando mi frustración con Félicité sea inexistente. Y nadie más que tú puede ser ese artista.

—Me alegra que mi intromisión no te disgustara.

—Oh, pero lo hizo —murmuró Louis, la vista clavada en la ambarina superficie de su té—, y era lo justo. Si acaso eso me hace respetarte como artista, porque incluso yendo contra mis órdenes tomaste tu propia decisión y te negaste a tatuarme hoy. Fueron tus convicciones las que me evitaron a mí una cita con el láser.

—Zayn me habría matado si lo hiciera —dijo Harry con sencillez—. No sólo porque eres su amigo y todo eso, sino porque contraviene todo lo que me ha enseñado en el tiempo que tengo de aprendiz en su estudio.

—Te ha entrenado bien. Algún día, tú serás uno de los grandes, y por mi parte podré decir no sólo que me has tatuado, sino que también no me has tatuado.

—Presiento que más de una persona encontrará esa frase confusa.

—Ya, pero es que no podría definir de otra manera cómo esta noche me has salvado —dijo Louis, y como si no hubiera provocado una sacudida en el interior de Harry, se volvió a llevar su taza de té a los labios y bebió un sorbo—. Félicité... Mi hermana no era mala, pero tomó una decisión incorrecta y ahora todos cargaremos con esa culpa.

—Louis...

—Los medios no lo mencionaron, pero fue Daisy quien la encontró. Ahora está yendo a terapia, pero en ese mismo instante tuvo la frialdad de cabeza para retroceder sus pasos y pedir ayuda. Fue ella también quien no dejó que Ernest y Doris la vieran, y se quedó con ellos para distraerlos. No podría haber pedido más de ella esa mañana, pero a ratos me pregunto si es justo que así fuera...

—¿Estás viendo a alguien?

—¿Uh?

—Tu hermana va a terapia...

—Ah, yo no —dijo Louis, y con su mano libre se jugueteó un mechón de cabello cerca de la nuca—. Debería, ¿no? Parece tan obvio y es la vez tan... Ha sido un año sumamente ocupado. En todos los sentidos.

—Podría beneficiarte que hablaras con alguien. Es decir —se apresuró Harry a corregirse—, agradezco la confianza, pero no es mi especialidad... Cara, ella es otra de las artistas del estudio, ella cree que para tatuar necesitas tener un buen oído, y hasta ahora no había entendido a qué se refería, pero creo que lo comprendo por fin.

Louis asintió una vez. —No eres el primero en decírmelo, es sólo que... A ratos parece que mis fuerzas no fueran suficientes para que mi vida siga en marcha. O mejor dicho, las ruedas giran y giran, pero ya no tengo claro en qué dirección.

—¿Se lo has contado antes a alguien?

—Te lo estoy contando aquí. Para algo tiene que valer, ¿no? —Louis rió con sorna para sí—. Ok, no. Hasta yo sé que esa no es la respuesta correcta.

Louis volvió a beber de su té, y con el labio inferior todavía apoyado contra la cerámica de la taza, murmuró:

—Daría lo que fuera por dormir y olvidar todo esto. Y... Me hace preguntarme si Félicité sintió lo mismo y por eso hizo lo que hizo.

—Esa no es una respuesta que puedas llegar a conocer.

—Lo sé. Y eso me enfurece tanto contra ella, y me parece tan injusto porque... Es... Ella era mi  hermana menor a la que yo tanto... tanto quería...

Rompiendo a llorar, Louis por poco derramó su té, pero Harry fue más rápido al quitarle la taza y con verdadera empatía rodearlo en un abrazo y servirle de bastión.

Harry no encontró frases genéricas de consuelo que sirvieran, pero tampoco fue necesario hacer uso cuando los minutos transcurrieron y Louis consiguió recuperarse.

—Joder, debes pensar que soy patético —dijo Louis contra el cuello de Harry, su aliento húmedo y voz gruesa provocándole a éste un estremecimiento involuntario.

—No.

—Debería de irme...

—Espera al menos a que... No sé —dijo Harry con preocupación, apartándose un poco y examinando los ojos irritados de Louis—. Puedes quedarte si lo prefieres. Yo dormiré en el sofá de la sala y-...

Pero el resto de su oración quedó perdida cuando Louis estiró el cuello y unió sus bocas en un roce corto y seco que apenas pudo catalogarse como un beso.

—¿Louis?

—¿Leí mal las señales?

—No, pero no deberíamos. Justo ahora tú estás...

—Triste. Caliente —murmuró éste, y tomando la mano de Harry la guió hacia su entrepierna, donde éste pudo palpar sin problemas el contorno de su erección—. O podemos no hacer nada, pero no quiero pasar por esto a solas.

Sufriendo por 2 voces que le guiaban en distintas direcciones, Harry hesitó consigo mismo acerca de cómo proceder. Por una parte, acostarse con Louis cuando éste se encontraba más vulnerable era una canallada, pero por otro lado tampoco creía que la solución fuera obligarlo a salir de su habitación y marcharse cuando era evidente que estaba en su estado de lo más frágil.

Un escalofrío que los recorrió a ambos al mismo tiempo facilitó su decisión cuando sin palabras se despojaron de las prendas exteriores, y en bóxers y camisetas se metieron bajo las mantas en aquella cama individual que apenas tenía espacio para un hombre adulto, ya no se diga 2. Harry guardó para sí sus brazos, sujetándose por los codos, pero Louis no aceptó aquella distancia y lo hizo abrazarle, recostándose en parte sobre su pecho, y hundiendo la nariz en una porción de clavícula.

—Siento que podría dormir por las próximas 24 horas.

—Eso no sería nada conveniente.

—¿Por?

—Mañana en Nochebuena.

—¿Tienes planes?

—No exactamente. ¿Y tú?

—Lo mismo puedo decir.

Nervioso porque la línea sobre la que caminaban era demasiado angosta y una caída podía representar para ambos una catástrofe, Harry de pronto se tensó cuando la mano de Louis acarició su costado.

—Me gustas, Harry. Mucho. Y no me importaría justo ahora masturbarte o darte una mamada.

—Louis...

—Ya, pero es el hecho de  puedas pensar en las consecuencias por los 2 el que me confirma que eres una buena persona, y no quiero cagarla contigo. Sólo quiero dormir...

Tentativo, Harry le echó una mano sobre el hombro y despacio le tocó la cabeza, atento a los ruidos que hacía al recorrer con los dedos su cabello.

El tiempo se volvió intangible, y tarde (o tal vez fue temprano) terminaron por quedarse dormidos en aquella posición.

 

A la mañana siguiente, Harry despertó a solas y con su mitad de la cama (que no era tal, sino una pequeña porción donde Louis había conseguido acomodarse) todavía tibia.

También con varios mensajes de Louis en el móvil.

 

Louis: Gracias por todo, de verdad.

Louis: Necesitaba un amigo y eso fuiste para mí cuando más lo necesitaba.

Louis: Todavía pienso en un tatuaje que haga honor a la vida de Félicité, pero por lo pronto quiero sanar, y que mi familia esté conmigo cuando más la necesito.

Louis: «The world is round so see you around.»

Louis: Por cierto, excelente té.

 

Y con pesadez, Harry se cubrió el rostro con una almohada y decidió que lo mejor que podía hacer era contar hasta 100 antes de siquiera intentar moverse.

 

***

 

A su modo, Harry intuyó que no tendría noticias de Louis, al menos por un largo tiempo, y su vaticinio se cumplió. A medias. O mejor dicho, a un cuarto de su capacidad. O puede que a un octavo. Daba lo mismo, las fracciones no habían sido lo suyo durante sus años escolares (de haber sido así, no se habría inclinado tanto sobre las artes ni sería ahora un artista profesional del tatuaje), ¿pero cómo entonces definía el que Louis hubiera salido de su vida, salvo que no del todo?

Y es que si bien Harry había dado por sentado que luego de esa noche que habían pasado juntos en su buhardilla Louis tendría la mente más ocupada en sus asuntos que en los de él, eso no le impidió a éste un par de días después enviarle una buena dotación de ese caro té que sólo compraba para ocasiones especiales y con una corta nota: “Gracias por el confort”, que guardó consigo en su billetera como memento de que las buenas acciones nunca sobraban en su vida o la de los demás.

Por descontado que Louis no volvió a pisar el estudio de Zayn, y aunque Harry había calculado su retorno no antes de los 6 meses, cuando se cumplió un año y Louis siguió sin reaparecer, algo dentro de sí comenzó a dudar de que el día próximo a reencontrarse estuviera cerca.

La siguiente vez que Harry tuvo noticias de Louis fue 18 meses después de aquella noche en su habitación, cuando desde un número nuevo Louis le envió la fotografía que había tomado en el metro de una próxima exposición de artistas del tatuaje que se celebraría en la ciudad y a la que Harry había sido invitado como artista local y emergente.

 

Número Desconocido: ¡Felicidades! Sabía que llegarías lejos, pero nunca que sería tan pronto.

Número Desconocido: Es broma, tu hora ha llegado.

Harry: Gracias.

Harry: ¿Irás?

Número Desconocido: Esos días estaré de gira por Norteamérica, pero mucha suerte.

Harry: Lo mismo digo.

 

La distancia y el tiempo hicieron que aquella noche que tanto había significado para Harry se desdibujara en su memoria. Un cumpleaños siguió a otro, y cuando menos lo había pensado, tenía 23 años y una agenda llena de la que Zayn se vanagloriaba porque atraía a toda clase de público a su estudio.

A Harry le daba lo mismo si al menos una vez por mes una de sus citas incluía viajar fuera del país con todos los gastos pagados para atender una celebridad que deseaba trato preferente a la hora de pasar por debajo de su aguja, porque para él la magia de plasmar su arte sobre piel seguía intacta, y al final de cada día era lo único que contaba.

El que no fuera Harry quien llevara su propia agenda (de eso se encargaba el nuevo recepcionista de Pillowtalk, quien le comunicaba con una semana de anticipación sus próximas citas) favoreció a que la cuenta regresiva que haría colindar su camino una vez más con el de Louis estuviera programada con 3 meses de antelación, y que él sólo se percatara de ellos 7 días antes.

—¡Mierda, pero haberlo dicho antes, joder! —Se exaltó Harry con Shawn, no con frustración porque éste hubiera cumplido con su cometido como empleado del estudio, sino con nervios ante la mera idea de tener desde por lo menos 10 semanas atrás esa cita en su agenda y no saberlo.

—No sabía que era tan importante —se disculpó Shawn revisando la hoja en la que el nombre de Louis Tomlinson y una hora aparecían justo en su última cita del día.

—Está bien, no es tu culpa —dijo Harry al retirarse a su cubículo, y con dedos torpes buscar en su móvil un contacto.

 

Harry: ¿Martes a las 7?

Louis: A menos que no estés disponible o en el país.

Harry: Nah. Te estaré esperando.

 

Y al menos por el resto de ese día, nada más que una sonrisa adornó el rostro de Harry.

 

El martes llegó, y con ello la larga espera hasta que dieron las 7 y Harry recibió un mensaje de Louis de cómo las grabaciones de un segmento en el que estaba trabajando se habían retrasado, pero también donde éste le pedía esperar por él una hora más y prometía invitarlo a cenar después para compensárselo.

Así que Harry le prometió a Zayn ser él quien cerrara el estudio, e impaciente aguardó no por una hora sino 90 minutos más hasta que el automóvil de Louis se estacionó afuera y éste entró con un revuelo de pisadas y una expresión que Harry jamás le había conocido.

En el tiempo que tenían sin verse, Louis había subido el peso que le hacía falta y su piel perdido el tono cetrino que le había caracterizado de todos sus encuentros. Harry casi se atragantó con su saliva cuando al sonreírle Louis le mostró el hoyuelo que era parte de su fisonomía, y que en encuentros anteriores hasta había dudado de su existencia porque nunca había tenido el placer de verlo.

—Te ves... —Se le escapó a Harry antes de conseguir reprimirse, y Louis no se lo tomó a mal.

—Espero que tu siguiente palabra sea ‘mejor’ porque justo así es como me siento.

—Entonces...

—Fui a terapia, sí, y tomé antidepresivos por un año antes de volver a ser el de antes —dijo Louis, las manos en los bolsillos pero la vista fija en Harry—. Todo gracias a ti.

—Uh...

—Lo digo en serio. Aquella noche en tu departamento... No sé qué habría hecho de no tener compañía. No me atreví a contártelo porque no quería asustarte, pero cuando me invitaste a ir contigo también me salvaste la vida.

—Sólo quería ayudar.

—Y así fue. Volví porque tenía que agradecértelo como era debido —dijo Louis, que se llevó de pronto las manos a la camisa que llevaba y tras abrirse unos botones le mostró a Harry la porción de pecho en la que llevaba el nombre de su madre y ahora también el de su hermana.

Harry le miró confundido. —Creí que venías hoy a hacerte ese tatuaje.

—No. Hace un año que en Los Angeles pasé por casualidad por un estudio y decidí que era ahora o nunca. La terapia me hizo perdonar a Félicité y tenía claro que no era necesario esperar más. De hecho antes llamé aquí, pero te has vuelto famoso, ¿sabías? Las citas para un tatuaje tuyo se han vuelto de lo más cotizadas.

Con apuro, Harry se pasó las manos por el cabello que ahora llevaba un poco largo y se disculpó. —Jo, qué fallo. De haber sabido que eras tú habría arreglado un día y una hora que te conviniera.

—Está bien. Además... No quería que mi tercer tatuaje fuera por ti. No al menos el último de esa serie. Ahora quiero empezar de vuelta a vivir dejando el pasado atrás —dijo Louis—, y quiero que seas parte de eso.

—¿Qué tienes en mente?

Y Louis se lo contó.

 

Al final, Harry tatuó sobre los dedos de Louis un 2 y un 8, que como explicó éste, tenían para él varios significados, entre ellos, el de un nuevo comienzo por sí mismo, para sí mismo.

—Era el número de mi jersey cuando jugué futbol para un equipo local, y lo es ahora que estoy en una liguilla de segunda división —explicó Louis mientras Harry le daba los últimos toques a su tatuaje—. Después de mi familia, es lo que más feliz me ha hecho y quiero tener un recordatorio de los tiempos mejores que están por venir.

—Seguro que sí —murmuró Harry para sí, de verdad creyéndolo porque no había nadie más en su mente que Louis que lo mereciera más en esos momentos.

—Harry.

—¿Sí?

Louis curvó sus dedos, que sostenidos sobre la mano libre de Harry, de pronto tuvieron para éste un tacto cálido e íntimo como nunca.

—Ah...

—Antes, cuando mencioné invitarte a cenar... Era un plan que tenía de antemano, no sólo por llegar con retraso.

—Ya veo.

—¿Debería de hacer esta confesión cuando no tengas la pistola en la mano?

—No, ya he terminado —dijo Harry al dejar su instrumento sobre la bandeja quirúrgica y sin dejar ir la mano de Louis.

—¿Puedo intentarlo de nuevo?

—No será necesario.

Harry pensó que era altamente inapropiado lo que estaba a punto de hacer, más porque Louis era todavía técnicamente su cliente y ni siquiera había desinfectado su nuevo tatuaje, pero mientras se inclinaba al frente y éste le imitaba uniendo sus labios a la mitad del camino en un tentativo y lento beso que culminó segundos después con un fuerte anhelo por más... Descubrió que no le importaba.

—¿Sigues viviendo donde mismo?

Harry rió entre dientes. —¿Qué, mi buhardilla no es lo suficientemente buena para ti?

—Nah, sólo pensaba que tu piso está más cerca que el mío.

—¿Y no incluían tus planes llevarme a cenar?

—Eso para antes, pero después...

—Mmm —accedió Harry, que volvió a besarlo.

Y en la quietud del estudio, una nueva etapa comenzó para ambos en simultáneo.

 

/*/*/*/*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).