-Mira, es la segunda carta que me dejan en mi casillero esta semana- Una pelirroja, mostrando ese papel a su amiga.
-¿Y qué te dice tu enamorado secreto?- La joven peliverde, comenzó a recoger sus pertenencias, mientras escucha a su amiga.
Abre la carta emocionada, dando pequeños saltitos en su lugar.
Suspiro al tenerla entre sus manos, pues se está enamorando de las palabras que ese anónimo le dedicado.
Hola, solo quiero decirte, felicidades por ganar el campeonato de baloncesto, te luciste.
Me gusta como sonreíste al ver el resultado final.
Como brincaste emocionada, y diste un abrazo a tus compañeras.
Demuestras ser una mujer muy dura y enérgica, pero no dejas de ser tan dulce y encantadora.
Tus ojos son tan hermosos, que me pierdo en ellos al verlos.
Mas sé que no me has descubierto, porque no has de tener idea de quién soy.
Te diré que no te debes preocupar no soy alguien malo.
Al contrario, de verdad te admiro tanto.
Pero no soy lo suficientemente valiente aun para decírtelo de frente.
Temo que al darte cuenta quien soy, me rompas la cara.
Por favor no hagas eso.
Marin, de verdad quisiera decirte lo que siento a la cara, pero no puedo hacerlo aun.
Perdóname por ser tan cobarde, espero algún día lograrlo.
Te quiero…
Un anónimo que suspira por ti cada segundo.
-Aaaaah… Es tan romántico- Posa la carta sobre su pecho, suspirando de nueva cuenta y mirando hacia el techo.
-¿Enserio crees que eso es romántico?- La joven de cabellos verdes, solo miraba con cierta preocupación a la pelirroja, pues no es normal verla así.
-Sí, es tan lindo, y parece ser que me vio en el juego- Pensó un instante, mientras toma su bolso, para dirigirse a la salida.
-Sí, solo estaba no se…- Giro sus ojos –Media escuela y varios de ellos están en tu club de fans-
-Ja, ja, ja, lo sé, pero… Sin duda es alguien especial- Sus ojos parecían tener forma de corazón.
-Ay Marin… Eres un caso perdido- Estiro sus brazos, mirándola fijamente -¿Qué tal si es alguien que te esté jugando una broma?-
-No lo creo… Sus palabras, la manera en que se dirige a mí… No creo que sea una broma…- Una sonrisa inocente se dibujó en sus delicados labios –Es tan poético-
-Pero, parece como si solo armara palabras al alzar, diciendo lo que siente de una manera bastante torpe- Cruzo sus brazos, algo molesta –Solo no quiero que te lastimen-
-Shaina…- Se detuvo, pues verla así de seria repentinamente, significa algo extraño.
-Eres mi mejor y única amiga, la que me aguanta, no tiene miedo de mí y no quiero que alguien te rompa el corazón- La joven dedico esas palabras a la pelirroja, sin duda una clara declaración de la preocupación genuina que siente por la otra.
-Tu también eres mi mejor amiga y la única que logra entender mis ideas raras- Palmeo el hombro de la otra –No te debes preocupar por mí, se defenderme sola, le puedo romper las piernas, si es capaz de hacerme daño-
-Ja, vamos eres demasiado suave con los demás, tendré que ir contigo cuando lo conozcas, porque ni loca te dejare ir sola- Sentencio aquella joven de ascendencia Italiana.
-¿Suave? Discúlpame, pero, ¿Quién fue la que le doy una paliza el otro día a esos brabucones que se metía con las más jóvenes de la escuela?- Apunto a la peliverde.
-¿Te recuerdo quien golpeo al tipo que te quería pegar por las espaldas?- Sonrió de lado, con aires de superioridad.
-Sí, si…- Giro sus ojos –Ya te agradecí como mil veces- Sonrió, palmeando su hombro –Pero te recuerdo que al final yo di el último golpe y los vencimos gracias a que soy más ágil que tu- Rio, porque sabía que ese comentario daría en un punto sensible de su amiga.
-¡¡¡¿ME ESTÁS DICIENDO GORDA?!!!- Shaina enfureció por esas palabras, estando a punto de seguir a la joven que se ha adelantado, para evitar el mal humor de su compañera.
Escapando de esta manera de Shaina, entre risas y algunos suspiros, por pensar en la carta que ha descubierto en su casillero.
Preguntándose en su mente ¿De quién será?