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¿Quién eres? por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para crear nuevas historias. 

Hola!! Sí, ya sé, desaparecí por muuucho tiempo. Fue culpa de un montón de cosas malas y cosas buenas. Me propuse escribir varias veces este capítulo, pero la verdad todo lo que escribía terminaba siendo un asco por la falta de motivación.

Hace dos días me sentí inspirada nuevamente para escribir y me pasé de los límites, un montón de páginas para este cap y el siguiente que me está encantando. 

Sin más disfruten y espero a leerlos como siempre! 

Capítulo 23:

Apenas Joey comenzó a mirar a su alrededor, notó lo alterados que estaban todos los empleados de Kaiba Corp. Consiguieron que su almuerzo fuera traído con velocidad, pero todos los chicos masticaron y tragaron tan rápido como podían, incluido Malik. El resto de los empleados también comían como si no tuvieran tiempo para algo tan trivial y muchos ni siquiera se sentaban a comer, solo tomaban el almuerzo y corrían de vuelta al ascensor y a sus puestos de trabajo.

–¿Estás seguro de que me quieres aquí hoy? Parece que tendrás un día ocupado –Joey no aguantó de susurrarle por lo bajo a Seto.

–Por supuesto, además te necesito para algo especial, estoy seguro de que te gustará –Seto se levantó de su asiento y le extendió la mano para que la tomara-. Pero primero otra cosa.

De la mano se adelantaron a los otros y fueron al ascensor, el cual por suerte para sus nervios, estaba lleno de empleados que se movieron de inmediato para dejarle espacio al jefe. Se bajaron en la misma planta que el día anterior, el piso 11, donde estaba la sala de pruebas.

–¿Qué hacemos aquí?

Seto no le contestó, solo tomó la delantera hacia la puerta de la sala de pruebas y la abrió para que pasara. Ya desde fuera pudo notar que estaba a rebosar de personas, no quedaba ni una computadora vacía, y para su alivio, hoy no había rastro de Ryou en ninguna parte.

Frente por frente a una de las grandes pantallas, dos mujeres se enfrentaban en un ‘duelo’ con los Duelodisc, más bien parecían estar probándolos. Joey no era un genio como Seto, ni siquiera como Yugi (a quien se le daba muy bien la tecnología), pero podía reconocer cómo habían progresado los hologramas desde hacía dos meses, cuando les entregaron los Duelodisc.

–¿Está bien que yo esté viendo esto? ¿Es siquiera legal? -miró alrededor como niño en dulcería-. Aunque no me quejo para nada de la invitación…

–Puedes hacer todo lo que yo quiero que hagas -Joey rodó los ojos ante su gran falta de modestia–. Aunque es cierto que no es convenientemente… legal. Pero lo será si todo sale como lo tengo planeado.

Frunció el ceño. –¿Qué tienes planeado?

–Mira esas dos chicas -señaló a las chicas del duelo–, ellas son testers. Son reconocidas en Japón como unas de las mejores, sus opiniones son muy tomadas en cuenta por el público. Nos costó horrores convencerlas de que trabajasen casi exclusivamente para nosotros, al final Akefia les ofreció una suma de dinero que no pudieron rechazar y están bajo su dirección desde entonces. Sus apreciaciones y recomendaciones son muy útiles para nosotros al momento de desarrollar una nueva innovación.

 Ahora que Seto lo mencionaba, estaba casi seguro que conocía a una de las chicas; si no se equivocaba, editaba un blog muy conocido entre gamers y tenía un canal de videojuegos.

–¿Qué tiene eso que ver conmigo?

–Y aquellos dos chicos - señaló a dos jóvenes menores que ellos que estaban frente a un par de computadoras jugando muy profesionalmente en “Magic & Wizards”–. Son jugadores profesionales a pesar de su edad y testers para la empresa de tiempo completo. Por si todavía no lo entiendes, su trabajo consiste en hacer lo que el Sacerdote te pedía que hicieras, probar los juegos. Lo que me lleva a nuestra cuestión; quiero que te unas a nuestro grupo de prueba.

Joey apartó los ojos de los empleados con urgencia y se dirigió por completo a Seto. El chico lo miraba tranquilamente con sus penetrantes y fríos ojos azules. ¿Acaso le estaba proponiendo lo que creía que le estaba proponiendo?

–¿Estás… ofreciéndome un empleo? -Seto asintió mirándole como si fuera obvia la pregunta–. Yo no soy un tester de videojuegos, Seto. Mira, sé que te puedes sentir culpable por haberme hecho perder mi empleo y sigo bastante enojado al respecto, pero hay otros empleos allá afuera que puedo conseguir.

Miró alrededor de la sala, definitivamente los que estaban allí tenían el mejor maldito empleo del mundo, les pagaban por jugar videojuegos y dar su opinión. Lo único que podía ser mejor que eso era crear tus propios videojuegos. Joey daría una pierna (brazo no) a cambio de trabajar allí, pero su orgullo no le permitía aceptarlo.

–Sé que puedes conseguir otro, dentro de mucho tiempo y tan denigrante como el que tenías antes -Seto bufó con burla–. Te encantan los videojuegos tanto como a mí y tienes un buen ojo, estoy seguro de que Kaiba Corp. es un buen lugar para que progreses. Sé que no sabes qué hacer después de graduarte, podrías tener un futuro aquí.

–Sí, pero no quiero un futuro en Kaiba Corp. por salir con el jefe…

Inesperadamente Seto le dedicó una sonrisa sugerente mientras se acercaba a él y colocaba una de sus manos en su cintura, acercándolo.

–¿Así que estamos saliendo oficialmente?

Joey sabía que su rostro estaba comenzando a enrojecer con rapidez. Puso su palma sobre el pecho de Seto y lo apartó un poco de sí. Curioseó alrededor y agradeció que todos estuviesen tan ocupados que no tenían tiempo para cotillear sobre lo que hacía el jefe.

–No te pases de listo –advirtió.

Seto le dio una mirada presumida y retadora. –Ya veremos. En cuanto a lo que te dije, deberías de considerarlo.

–No sé, Seto. Tienes un montón de testers experimentados, realmente no me necesitas aquí.

–Puede ser que no, pero te quiero aquí. Quiero saber la opinión de un jugador promedio que busca una nueva experiencia, créeme, a esos de ahí ya nada los sorprende. Además, ya has estado haciendo esto por mí durante meses, la diferencia es que esta vez te pagaré.

–¿Así que he estado trabajando gratis?

Seto miró hacia un lado pensando, sopesando la idea. –Prácticamente sí. Si no tuviera unos buenos abogados, creo podrías demandarme.

–Es una pena, ya me estaba imaginando cómo sería bañarse en una tina llena de dinero -Joey suspiró dramáticamente fingiendo lástima. Vio levantarse las comisuras de Seto.

Seto iba a responderle cuando Akefia se unió a ellos. Lo había visto entrar poco después que ellos entraron, pero enseguida había ido a corroborar el trabajo de los empleados bajo su ala. Akefia pasó un brazo por los hombros de Seto como quien no quiere cosa, él lo miró como si tratara de pretenderlo fuego y carbonizarlo en el momento, Akefia le sonrió ampliamente. Claramente sabía que Seto le molestaba y aun así le importaba un reverendo pepino.

–¿Ya se lo dijiste? –preguntó como si nada.

­­–Sí –respondió bruscamente mientras que de un empujón lo apartaba a un paso de su persona–. Pero no ha aceptado… todavía.

–¿Por qué no? –contempló ahora a Joey con curiosidad.

–¿No crees que es poco profesional que yo empiece a trabajar aquí justo ahora?

–No. ¿Por qué lo sería? No tenemos ninguna política que prohíba las relaciones entre compañeros de trabajo. Y además, hasta donde tengo entendido, ya has hecho este trabajo antes, solo tienes que hacer lo que siempre haces.

–Trabajarías para Akefia y por si no lo habías notado todavía, él está más que satisfecho con tus opiniones durante los últimos meses.

–Eso es cierto –Akefia asintió mientras se cruzaba de brazos, lo que resaltaba su pecho y le devolvía su usual aula misteriosa y aterradora–,  y teniendo en cuenta que eres el jugador con más misiones realizadas, sería un buen inicio ayudarme con la construcción de las misiones y comenzar a desarrollarte en programación.

–No sé… –quería aceptar de inmediato, no tenía excusas para no hacerlo más allá del orgullo.

–Mira, si estás preocupado por lo que dicen los demás, solo tienen que evitar montárselo en los pasillos y ya –Joey se sintió arder de la vergüenza.

Ni por un millón de yenes iba a dejar que se burlaran de él. –Oh, ¿te refieres a que no hagamos lo que haces con Ryou?

La sonrisa ególatra que Akefia sostenía se esfumó de inmediato, claramente no era un hombre dispuesto a sonrojarse, pero palideció un poco al verse al descubierto. Aun así no mostró nerviosismo y al segundo siguiente se encontraba predispuesto de nuevo.

–Exactamente. La diferencia está en que nadie va a acuchillear sobre nosotros –Akefia lo miró como si no pasara nada con el hecho de haberle robado la inocencia a Ryou.

Fue cuestión de segundos, en un momento Joey lo miraba con intención de rebajarlo y al siguiente estaba frente a él mirándole con unos ojos retadores que dejaban claro que sabía muy bien lo que hacía. Sus narices se rozaban y Akefia estaba seguro de que la diferencia de altura había desaparecido. No se consideraba miedoso, es más, muy  pocas cosas le daban miedo, pero aun así se estremeció frente a Joey. El chico emitía un aura amenazante que dejaba claro que no le hacía ningún chiste lo que había dicho de Ryou, sino todo lo contrario.

–Si crees que voy a dejar pasar como si nada tu relación secreta con Ryou, estás muy equivocado. Quizá hoy te conserves entero, pero yo no dormiría tan tranquilo si fuera tú.

Joey se quedó plantado en su lugar por un segundo más, en que vio a Akefia tragar saliva, entonces se apartó un paso y le dio una gran sonrisa. Se dio vuelta y se marchó de la sala, sabía que Seto lo seguiría para mostrarle la otra cosa que quería.

Akefia sintió como un peso se retiraba de sus hombros y miró a Seto. Su mejor amigo tenía una apenas perceptible y tonta sonrisa en la cara mientras miraba el trasero de su chico irse por la puerta de vidrio y lo perseguía con los ojos hacia el ascensor. Podía sentir los pensamientos lujuriosos desde allí.

Al parecer acababa de descubrir un gusto por el suicidio en Seto. Para querer salir con Joey Wheeler, de verdad que te tiene que gustar la adrenalina.

–En dónde te fuiste a meter, Sacerdote –se burló lamentándose–. Al menos ahora ya sé a quién llamar cuando necesito que te pongan en tu lugar.

–Cállate, Ladrón de pacotilla.

Y con eso se fue detrás de Joey. Cuando llegó junto a él lo encontró apoyado tranquilamente contra la pared junto al elevador, se veía muy satisfecho de sí mismo. No pudo, ni quiso resistirse, se inclinó contra Joey y tomando su mejilla lo besó suavemente. Joey no le correspondió enseguida, claramente lo tomó por sorpresa, pero no demoró en devolverle el beso.

Se separaron al segundo cuando el ascensor se abrió y personas entraron al piso sin prestarles la mínima atención, aun así Joey se había sonrojado de inmediato. Le gustaba este Joey que solo se presentaba ante él y también el Joey, increíblemente excitante, que se enfrentaba a una montaña como Akefia como si fuera cosa de todos los días.

–Vamos –tomó su mano y entraron al ascensor.

Un par de pisos más tarde y Joey se encontró en un lugar donde no había estado antes; el sitio tenía techos más altos que el resto y se veía oscuro, además a penas distinguía la extraña tecnología que se encontraba por doquier. Sin soltarle, Seto le llevó hasta una de las computadoras y con toda la agilidad de un nerd comenzó a programar algo. Joey era un adicto a la tecnología y videojuegos, pero estaba lejos de entender lo que estaba haciendo, aun así respiró profundo cuando distinguió el dibujo de un dragón.

-Ven, párate aquí.

Seto lo arrastró con él al medio de la habitación y en un santiamén las luces artificiales bajaron su esplendor dejando todo en la sombra.    

-¿Qué planeas hacer?

-Tú solo espera, no seas impaciente.

Joey bufó. -Mira quién fue hablar de impaci…

Cortó lo que iba a decir cuando un rugido retumbó en las paredes altas del lugar. Dio un paso atrás cuando un hoyo negro en espiral comenzaba a abrirse en el suelo y entonces un Dragón negro de ojos rojos salió de allí. La criatura extendió sus alas y las batió hasta que alcanzó la altura del techo mientras rugía en todo su esplendor. Joey juró que su piel se erizó al sentir el aire del batido de sus alas, pero eso no era posible, ¿o sí?

Su dragón negro estaba vivo frente a él.

No tuvo tiempo para pensar en posibilidades cuando retumbó el rugido de otro dragón. A su espalda se abrió otro portal y soltó un gemido de impresión cuando apareció la garra de un Dragón blanco de ojos azules. El solo rugido del animal le daba la impresión de que el piso estaba temblando. El dragón blanco extendió sus alas también y se unió al dragón negro en el techo, el cual ahora parecía el cielo nocturno perlado de estrellas.

No tenía palabras al ver a los dragones perseguir la cola del otro volando en círculos. Un par de brazos lo rodearon y sintió la barbilla de Seto en su hombro.

-Dime que la magia existe y esto es real, por favor –suplicó con una sonrisa imposible de borrar.

Seto se rió en su oído. -Lamentablemente no, es una proyección.

-Pero… se ve muy real –no pudo evitar admirar-. No es para nada como la tecnología del Duelodisc, que ya de por sí es increíble.

-Este es mi nuevo proyecto, llevo trabajando en él los últimos dos meses. Estos dos son mis prototipos de pruebas -señalo a los dos dragones que ahora estaban jugando entre ellos a morderse los largos cuellos. Para Joey era tan naturales que parecían tener vida propia-. Son las proyecciones de mayor calidad que hemos hecho hasta ahora. Ya casi está lista para lanzarla en las arenas, pero todavía no he encontrado el modo de que los discos de duelo lo soporten.

-Pues no puedo esperar para esa actualización. Esto es admirable, Seto. Parecen tan… –dio un paso adelante donde los dragones ahora jugaban en el suelo a rodar entre ellos, tocó a uno y su mano atravesó la proyección- …reales.

-Me alegro de que te gustaran, me moría por mostrártelos. Me han dado más de un par de dolores de cabeza.

Seto se acercó a la computadora de nuevo. Con un par de configuraciones nuevas, los dragones se separaron del otro, dieron un salto al aire y cayendo en picada regresaron al hoyo por el que habían venido, cerrándose este tras sus colas. El cielo estrellado desapareció y las luces tenues volvieron a encenderse.

-Apuesto a que has estado utilizando esta nueva tecnología tuya para tener citas virtuales conmigo mientras nuestros dragones se divierten –bromeó mientras reía.

Seto lo miró y rodó los ojos. -Me atrapaste.

Fue Joey quien se acercó entonces a Seto, jamás creyó que un nerd podría verse sexy, pero definitivamente se equivocaba; ver a Seto programar los controles con toda la confianza y experiencia del mundo le daba ganas de saltarle encima y morderle (no estaba seguro de qué significaba eso). Cuando Seto terminó lo que hacía, Joey ya estaba a su lado enredando sus dedos de una mano y la otra ascendía peligrosamente por su pecho hasta su nuca.

No esperó ni un segundo más, obligó a Seto a inclinarse y besarlo de una buena vez por todas. Su cabeza se sentía como una nube mientras sus labios se humedecían en el beso desesperado. En un segundo Seto lo había tomado de la cintura y apretado contra su pecho, no dejando ni un solo espacio entre ellos.

–Seto… –suspiró cuando su labio fue jalado por un par de dientes, se le escapó un gemido y apretó entre sus dedos un puñado de cabello castaño.

Seto aprovechó para lentamente introducir su lengua en la boca de Joey y tímidamente jugueteó con la suya. La mano que tenía envuelta con la de Joey se soltó y se unió a la otra en la cintura del chico con la misión de mantenerlo lo más cerca posible. Joey se sostuvo de su hombro cuando se dio cuenta de que lo estaban levantando un par de centímetros, estaba tan emocionado que no se detuvo a pensar en lo vergonzoso que podría llegar a verse al estar parado en puntitas. Si así podía besarlo mejor, entonces quedaría en aire se tenía que ser.

No supo cuánto tiempo había pasado besando a Seto. Necesitaba de ese beso tanto como respirar, había estado esperándolo desde que se bajó del auto el día anterior. Quería estar colgado de su cuello todo el día mientras sus bocas jugaban a perseguirse y morderse, quería estar en sus brazos para siempre.

Finalmente los besos se acabaron y Seto aflojó los brazos lo suficiente para devolverlo completamente al piso, aunque no permitió que se alejara.

Joey disfrutó de ver los ahora cálidos ojos azules y sonrió al pensar que ya definitivamente se encontraba entre los pocos privilegiados que podían verlo de ese modo. Seto peinó suavemente su cabello, enredando los dedos entre las hebras rubias, luego contornó sus pómulos y acarició ligeramente sus labios hinchados y rojos por los besos. Se inclinó una vez más y dejó un corto beso en su boca.

 –Te llevaré a casa.

Todo el camino al estacionamiento fue como saltar sobre nubes, su cabeza estaba llena de burbujas de jabón y caramelos. Y maldijo el momento en que tuvo que soltar la mano de Seto para entrar al coche. El camino fue cómodo, al menos para Joey; tenía su cabeza apoyada en el respaldo con ganas de volver a dormir mientras observaba el perfil de Seto manejando y fingía que escuchaba todo lo que este decía para convencerlo de trabajar en Kaiba Corp.

–Entonces,  ¿qué piensas? –finalmente lo miró cuando estacionó en la calle junto a su edificio.

Joey apenas había entendido algunas cosas de las que el otro parloteaba en el viaje. Decidió irse por la opción más obvia. –No sé, lo pensaré.

–Está bien, espero que digas que sí,  bueno sé que lo harás –Joey rodó los ojos con exasperación pero se rio. Seto tomó su mano y acarició sus nudillos–. Tengo que volver a zambullirme en el trabajo y no creo que vaya a estudiar mañana. Estamos cortos de tiempo y hay demasiados incompetentes en la empresa. Así que no nos veremos hasta el evento.

–Está bien, no te preocupes, te aseguro que puedo sobrevivir sin verte la cara por un día.

Joey se rió, aunque no estaba muy seguro de lo que había dicho; quizá podía sobrevivir, pero realmente no quería hacerlo. Ni siquiera quería bajarse del auto.

No sabía que le pasaba, siempre fue pegajoso con sus amigos, pero el capricho que estaba naciendo en él en cuanto a Seto, nunca le había sucedido antes. Despedirse le pareció deprimente, aunque fingió una sonrisa, y al bajarse del auto sentía como si algo lo estuviese tirando para que volviera a entrar. Suspiró despreciándose a sí mismo mientras subía las escaleras, si seguía así tendría que golpearse.

–Ya estoy en casa –por la hora suponía que su padre ya había llegado, y no se equivocaba.

–¿Qué tal te fue Joey? Ya me tenías preocupado con la hora, te escribí varios mensajes pero no me respondiste.

Joey sacó su teléfono y comprobó que sí tenía mensajes sin leer. –Lo siento, papá. Estaba con Seto.

–¿El chico con el que saliste la otra vez? –Joey asintió mientras dejaba la mochila en una de las sillas de la cocina–. Al final no me dijiste su apellido.

Se preguntó si su padre podría identificar el apellido Kaiba, uno de los más importantes de la ciudad. Se preguntó que opinaría al respecto. –Su apellido es Kaiba, Seto Kaiba.

Su padre se sirvió café recién hecho de la cafetera nueva, un regalo que Joey le había hecho cuando le ascendieron hacía un par de meses. Joey tomó asiento en la mesa y su padre se sentó enfrente mientras revolvía su café y fruncía el ceño pensando.

–¿Qué ese no era el chico que los invitó a Yugi y a ti a Egipto? –Joey asintió contento de que su padre se acordara–. ¿No habías dicho que era un niño rico? ¿Qué tenía una empresa o algo así? Kaiba… Kaiba… me suena –tomó un sorbo de café y entonces notó cómo su padre se daba cuenta de algo–. ¿Acaso es algo de Gozaburo Kaiba, el dueño de aquella horrible empresa que producía armas y que tenía tratos terribles con agrupaciones del mercado negro? ¡¿Qué haces tratando con alguien así Joey?!

–Tranquilo, papá. Seto no es en realidad su hijo, más bien lo adoptó a él y a su hermano cuando tenía diez años. Y no son para nada iguales –o al menos eso creía Joey–. Cuando Gozaburo murió y la empresa se endeudó, Seto vendió parte de la empresa y la cambió de rubro, ahora se dedican a los videojuegos. Él creó el juego del que siempre hablo, “Magic & Wizards”, ¿recuerdas?

–Pues qué bueno que él no siguiera los pasos de su padrastro. Recuerdo haberlo visto en televisión varias veces, un hombre despreciable –su padre golpeó contra la mesa la taza, salpicando café–. Ni siquiera entiendo cómo un hombre así decidió adoptar a un par de niños.

–En realidad Seto tuvo que ganar una partida de ajedrez para que lo adoptara –Joey no podía creer que su padre no conociera la famosa historia–, y además Gozaburo necesitaba un heredero. Al final él se murió, Seto y Mokuba se quedaron con todo e hicieron de la empresa lo que les vino la gana, se jodió por idiota.

–¡Joey! No hables así de la gente –su padre le dedicó una mirada reprobatoria.

–¡Pero es cierto, papá! El hombre era horrible, se lo merecía.

–Como sea… –dio por finalizado su padre, aunque seguía mirándolo mal–. Estás pasando mucho tiempo con ese chico últimamente, no creí que fueras amigo de alguien así.

–Yo tampoco, él es muy diferente de cómo pensé que sería –dejó salir una sonrisa estúpida que no pasó para nada desapercibida por su padre.

Su padre levantó una ceja mientras lo miraba curioso. Esperaba no estarse sonrojando como últimamente le pasaba. –Entonces, ¿son amigos o…?

Joey no dejó que su padre terminara la oración, se paró inmediatamente de la silla y tomó su mochila con la completa intensión de huir. Corrió los pocos pasos a su cuarto y cerró la puerta apenas la atravesó, escuchó cómo su padre se ponía a reír en la cocina.

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El deseoso sábado se levantó mejor que de costumbre. Se aprontó tan rápido como pudo y se tomó la libertad de pasar un tiempo de más arreglándose frente al espejo hasta estar satisfecho con lo que veía. Tomó su chaqueta verde y el Duelodisc que se colocó en el brazo, y se fue rumbo a las arenas de Kaiba Corp.

 –Es increíble que nos enfrentemos a otros duelistas en persona –dijo Ryou con emoción, se lo veía muy confiado de sí mismo. Se habían encontrado en el camino junto a Tristán–. Siempre que he jugado en las arenas ha sido con ustedes o con ese horrible “Niño Insecto”.

–Webber, cierto. Me pregunto si esta vez participará –Joey gimió al recordar al mocoso, esperaba que no lo tuviese que ver de nuevo.

–Bueno, los insectos son difíciles de matar –comentó Tristán y los tres se rieron.

Cuando llegaron en la entrada los esperaban Yugi y Tea (Duke había tenido que llegar más temprano esta vez). Entraron todos juntos como iguales, esta vez no habría zona VIP.

Las usuales arenas habían sido parcialmente desarmadas hasta que solo quedaron ocho escenarios donde los duelistas se pudiesen montar y usar sus discos de duelo mientras que todo el mundo los vería, la gente ya se estaba amontonando contra algunos escenarios. Miraras a donde miraras, encontrabas jugadores que llevaban su Duelodisc en su brazo con orgullo y algunos de ellos estaban rodeados de fanáticos como si fueran famosas estrellas.

–¡Al fin los encuentro! –Joey identificó el acento egipcio de Malik de inmediato y se volteó para verlo luchar con la multitud para llegar a ellos–. Tengo una buena noticia, finalmente salir con los chicos sirve de algo, conseguí asientos especiales para todos en el balcón. Se supone que solo los empleados estarán allí, pero moví mis contactos…

–Yo diría que más bien moviste tu trasero frente a Marik para conseguirlos –se burló Joey.

–No voy a negar ni admitir nada –Malik levantó ambas manos con rendición sin pena alguna.

Caminaron entre la multitud de gente, saludando a aquellos que los saludaban y enseñándoles el dedo de medio a aquellos que les decían guarradas para asustarlos. Tristán tuvo que arrastrar a Joey para que no se lanzara sobre un niño de doce años por llamarle “suertudo perdedor”; dejó de luchar solo cuando Tristán le recordó que no sería una pelea justa.

Había dos gorilas cuidando que nadie subiera las escaleras al balcón, donde desde el primer evento hacían los anuncios principales, al parecer ya reconocían a Malik porque enseguida los dejaron pasar. Allí encontraron al resto de los chicos y como siempre Yugi se lanzó sobre Atem; lo de la relación a distancia los estaba matando por dentro, aunque peor era nada, así que ni pensaban en la posibilidad de terminar la relación, solo se sostenían al pensamiento de ser pacientes.

Buscó inmediatamente a Seto y lo encontró rodeado de empleados que tenían auriculares con micrófonos, rápido y serio fue despachando a cada uno. No sabía por qué, pero se le hacía de lo más atractivo verlo mandonear a los demás, y más vistiendo de negro con su ya conocida gabardina gris, parecía más alto de lo que ya es. Vio como la polera le llagaba a la nuez de Adán y otra vez sintió esa extraña necesidad de morderle. Por fin Seto se dio cuenta de su presencia cuando levantó la mirada de las hojas que llevaba, dijo un par de cosas al empleado a su lado y le dio los papeles sin dejar de mirar a Joey, otro empleado apareció y Seto levantó su mano para dejar en claro que ya no arreglaría ningún inconveniente de último momento a menos que sea urgente.

Joey vio con satisfacción como Seto se acercaba a él y le importaba un pepino el resto de los presentes, se le quería lanzar encima tal cual Yugi. Seto asintió a todos al llegar, pero se colocó a su lado rozando a propósito sus manos.

–¡Joey! Qué bueno es volver a verte –Mai apareció de repente y lo abrazó con total confianza, Joey le devolvió el abrazo contento, siempre hablaban en el juego, pero no tenían la oportunidad de hablar en persona fuera de los eventos–. Tranquilízate, Kaiba, te lo voy a devolver. O quizá no…

Joey vio a Seto mirarlos mal a ambos. –Sí si quieres conservar tu trabajo.

–Eso es abuso de poder –se quejó Mai.

–¿Lo es? No me interesa –Seto tomó su mano y lo atrajo hacia sí.

–¿Quién diría que tú serías así, Kaiba? –se burló–. Joey, siéntete libre de llamarme cuanto te aburras de este mandón ególatra.

–Lo tendré en cuenta –le respondió para disfrutar con gusto de la clara molestia de Seto.

A Joey le encantaba como los dos grupos de amigos habían comenzado a llevarse más que bien, se sentía como si todos fuesen amigos de hace tiempo. Mientras esperaban la hora acordada los chicos discutían a quién debían de retar si ganaban el torneo, y quienes trabajaban en Kaiba Corp. trataban de convencerlos de que ellos eran la mejor opción, para perder por supuesto.

–¿A quién retarías? –le preguntó Duke.

Joey observó a quienes conocía, algunos empleados eran jugadores reconocidos pero no estaba muy interesado en ellos; a Mai ya se había enfrentado y ganado, con Duke había jugado un millón de veces, así que ambos estaban descartados, pero nunca se había enfrentado a ninguno de los administradores y consideraba más que atrayente ese reto, esa “misión imposible” de la que todos hablaban. Pensó en los cuatro chicos, la verdad le parecía lo mismo enfrentarse a cualquiera de ellos, iba a responder eso cuando su mirada cayó en Akefia y recordó el día que lo vio con Ryou.

–Pues Akefia, quiero patearle el trasero en un duelo antes de patearle el trasero de verdad –dijo Joey como si nada.

El resto de los chicos lo miraron con el ceño fruncido, claramente no entendían su actitud, con decir un nombre daba y sobraba.

–¿Por qué Akefia? –se animó a preguntar Malik. 

–Como castigo por sus malos actos. Él sabe muy bien… –Joey le dedicó una mirada enchinada.

Joey miró a Ryou y fue cuestión de un segundo cuando los ojos de Ryou se ampliaron, sabía que Joey sabía su secreto. Joey tenía ganas de molestar a Akefia por meterse con su pequeño mejor amigo sin haber pasado ante él primero, y esas ganas se duplicaron cuando al mirar el espejo detrás de Ryou y Akefia notó que estos llevaban sus manos unidas a escondidas en sus espaldas.

–¿De qué hablas, Joey? –Tea se rió esperando solo una broma más de las suyas.

Ryou se sonrojó y miró al piso, Akefia se acercó un poco más hacia él, difícil ya que estaba pegado a su lado. La mano de Akefia apretó la suya dándole un empujón de valentía.

–Es que Akefia y yo hemos estado saliendo estas dos últimas semanas –admitió Ryou.

La mandíbula de todos sus amigos fue a parar al suelo, tal y como lo había esperado. Les dedico una suave sonrisa para que se tranquilizaran y se lo tomaran bien, pero enseguida tanto Tristán como Tea se sumaron a Joey para contemplar a Akefia de forma amenazante.

–No importa cuanto lo intenten, no conseguirán que estalle con solo mirarme –Akefia se burló a su lado y Ryou le dio un codazo en el estómago para que se callara o al menos para que se portara bien–. No entiendo por qué me miran así –se quejó sin ningún resultado–. Bueno, ya que estamos, Seto y Joey también están saliendo. Vámonos Ryou.

Akefia jaló de su mano para huir juntos. –Espera, ¿qué?

Tanto Joey como Seto maldijeron hacia dentro. No habían podido hablar sobre cómo sería su relación de ahora en adelante, ambos sabían que era lo que querían, solo que no lo habían discutido. Joey no creía que llamar a Seto ‘novio’ fuera lo correcto solo por haberse besuqueado con él varias veces ya, aunque se moría por poder hacerlo.  

–¿Kaiba y Joey? –Tristán pedía a su mejor amigo una explicación a gritos con los ojos.

–¿Saliendo? ¿Ustedes dos? Pero pensé que… –Tea miraba a Joey boca abierta, su cabeza parecía estar a punto de explotar ante tanta información de repente.

–Joey… –Yugi también lo miró sorprendido y sin entender.

Joey recordó que hace un par de días había hablado con sus amigos sobre la preocupación que tenía en cuanto a Seto, todos estaban de acuerdo con que Seto estaba interesado en él y que debía de rechazarlo una vez más, porque Joey estaba enamorado de un extraño que se hacía llamar Sacerdote. Claro que para ellos sería de lo más extraño lo que estaba sucediendo.

–¡Lo mío sí tiene explicación y no ando guardando secretos! –se apresuró a defenderse–. Como les dije que haría, hablé con Seto para decirle que no podía salir con él por el Sacerdote. Lo gracioso es… que él es el Sacerdote.

Apuntó con el pulgar a Seto, quien se tomó la libertad de pasar un brazo por su cintura como si ahora ya tuviese permiso para hacerlo. Joey miró a sus amigos. Tea estaba a un segundo del colapso y la cara de Yugi pasó de sorpresa a una felicidad extraña, como si no estuviese seguro de poder festejar todavía.

–Que irónico que es el destino –se lamentó Tristán, Duke le frotó la espalda con cariño.

Quince minutos después el lugar estaba abarrotado de gente, ya no había lugar para que entrase absolutamente nadie más y por lo tanto, era el momento perfecto para darle comienzo al tan esperado torneo. Atem tomó la delantera, esta vez él sería el que presentara. Tea y Tristán siguieron a Mai y a Duke a unirse al resto de los empleados en el balcón para mirar los duelos. Malik, Yugi, Ryou y Joey esperarían listos para cuando su nombre fuera llamado.

–Joey –se volteó a mirar a Seto, quien estaba siendo llamado por sus amigos–. Creo que ya es hora de que tengas de vuelta esto, la necesitarás si esperas ganar.

Seto tomó su palma y sobre ella colocó a su viejo amigo, el Dragón Negro de ojos rojos. La carta estaba impecablemente cuidada, realmente Seto cumplió lo prometido. Con el apoyo de sus amigos, de Seto y ahora con su carta más fuerte, no tenía duda de que patearía más que un par de traseros.    

–Ahora sí estoy listo –puso la carta junto a los demás en mazo. Le dio una última mirada a Seto, se acercó a él y le plantó un suave beso en la comisura de su boca–. Gracias.

Se fue a juntar con el resto de los chicos, estaban apoyados contra el barandal del balcón, preparados para ver un par de duelos geniales.

Atem tomó el control explicando cómo sería el torneo y las reglas para aquellos que no habían recibido invitación.

–Hoy competirán 120 jugadores, hemos seleccionado 30 jugadores por cada mapa que a sorteo tendrán que enfrentarse entre ellos hasta que el número de invictos por mapa se reduzca a dos. Las reglas son las mismas que en el juego y en las arenas: quien gana podrá llevarse la carta poderosa que su rival vencido haya escogido de su mazo, están obligados a dar su carta la cual ya no aparecerá como parte de su mazo en el juego; además está completamente prohibido jugar con cartas que no les pertenecen, antes de un duelo su mazo será barajado por el barajador automático junto a los escenarios, si una carta en el mazo no es suya quedarán automáticamente descalificados. Aclarado esto, una vez llegados a los 8 jugadores, dos por cada mapa, comenzará la etapa de las semifinales y a sorteo se tendrían que enfrentar hasta que solo queden dos duelistas.

 >>El ganador del último duelo sería el campeón de “Magic & Wizards” y tendrá el derecho de retar personalmente a cualquier miembro de Kaiba Corp., y si ganan, el premio será de trecientos mil yenes. Por lo que no les recomiendo retarme a mí. Cabe aclarar que perder ese duelo no les quitará el premio prometido del primer lugar: mil esmeraldas, mil rubíes, cien mil monedas de oro, múltiples pócimas y armas mágicas del más alto nivel, y por supuesto, ¡cada carta que ganen en este torneo!

–Y hablando de eso –Akefia interrumpió quitándole el micrófono a un Atem muy enojado–, si no están dispuestos a entregar sus cartas favoritas al perder de primera, ya les digo que se retiren ahora. Nadie los obliga a participar, están aquí porque se los invitó y ustedes aceptaron, así que no vale ponerse a llorar y patalear como niños chicos si pierden a sus tontos insectos en el primer duelo que tengan… ¿quedó claro Webber?

Joey, como la gran mayoría de los presentes, se comenzó a reír del Niño Insecto que estaba en medio de la multitud más enojado que nunca mientras afirmaba a gritos que él nunca había hecho algo así. Pero seamos sinceros, todos lo habían visto llorando y negándose a dar sus cartas cuando perdía. Joey no sabía cómo hacía el chico cuando jugaba “Magic & Wizards” y perdía, se lo imaginaba sacudiendo la pantalla de su computadora como un loco cada vez que sucedía.   

 Una vez finalizado el discurso, los sorteos para los ocho primeros duelos en simultáneo comenzaron. Como los cuatro chicos pertenecían a mapas diferentes, la única forma de cruzarse entre ellos era si llegaban a las semifinales. Joey clavó la vista en la pantalla que indicaba los duelistas del mapa del bosque que se enfrentarían primero por sorteo.

Soltó una carcajada cuando lo vio: ‘J-Senshi’ vs ‘NiñoInsecto’.

–¡El destino quiere que te aplaste, pequeña cucaracha! –se burló Joey desde el balcón señalando a Webber, quien desde abajo le enseñó el dedo del medio y le gritaba indecencias.

–Eres el único que juega en la primera ronda, así que todos te estaremos apoyando, Joey –le aseguró Ryou.

–¡Buena suerte! –Malik y Yugi le mostraron sus pulgares arriba.

Con toda la confianza del mundo bajó las escaleras y se encaminó al escenario que le correspondía. Se sentía como un boxeador cuando la multitud se apartó para dejarlo pasar, ya iba a presumir de eso cuando notó que solo lo hacían porque un gorila de seguridad venía detrás suyo para abrir el paso. Sacó su mazo y lo colocó en el barajador automático, en una pantalla apareció la palabra ‘Aceptado’  y entonces lo volvió a colocar en el Duelodisc mientras subía al escenario. Miró a Webber de forma retadora mientras escuchaba los gritos de aliento de sus amigos a su espalda.

Ese insecto estaba perdido.

Veinte minutos después Webber estaba llorando mientras se arrastraba por el piso tratando de correr de un guardia de seguridad que le exigía entregar su carta más poderosa al ganador. Joey disfrutaba pasivamente de la escena escuchando a Webber gritar cosas como: “él no se la merece”, “es un perdedor”, “ya tiene muchas cartas fuertes, ¿para qué quiere otra?” 

Al final el guardia pudo con él y le entregó un nuevo insecto para su colección, luego se llevó a Webber a rastras. Festejó su victoria saludando a todos al bajar del escenario y volver a las escaleras para subir al balcón. Ya había vencido a uno, ahora tenía que vencer a tres más para llegar a las semifinales, después dos duelos para la final que le permitiría retar a quien quisiese y luego ¡pum! ¡Trecientos mil yenes para poder ir a ver a Serenity y comprarle un gran regalo!

Al caer el sol los semifinalistas ya estaban declarados.

Malik y Ryou lamentaban no haber podido llegar y Joey junto a Yugi celebraban estar un paso más cerca y haber ganado cuatro nuevas cartas poderosas cada uno.

La primera fase de las semifinales dio comienzo con cuatro duelos en simultáneos, el sorteo hizo enfrentar a Yugi contra el otro jugador del mapa de Egipto y a Joey contra ‘MakoTsunami’, del reino de la selva, a quien Yugi se había enfrentado en el evento anterior. Ambos pudieron festejar la victoria al estar dentro de los cuatro finalistas. No habría un duelo por el tercer lugar, por lo tanto no importaba si ganaban o perdían, por haber llegado hasta ahí se llevarían un tercio del premio mayor.

Los cuatro finalistas se juntaron para ver el último sorteo del día. Joey se lamentó ante el resultado: Yugi y él tendrían que enfrentarse.

–Bueno, solo uno podrá llegar a la final ahora –le dijo a Yugi que se veía con menos energía que hace unos instantes–. Oye, bromeamos todo el tiempo con que esto podría suceder, significa que los dos somos realmente buenos.

–Lo sé, es solo que si teníamos que enfrentarnos, hubiera preferido hacerlo en la final. Al menos el que pierda se podría llevar la mitad del premio.

–No es como si el premio del tercer lugar fuera malo –elevó sus hombros y Yugi asintió estando de acuerdo.

–Daremos lo mejor de nosotros –Yugi y él chocaron puños.

Tomaron sus puestos en cada esquina y Joey comenzó a revisar las cartas poderosas que ahora tenía; le era más fácil apostar una de las nuevas con las que no tenía ninguna clase de cariño, pero se preguntaba si debía de darle a Yugi una carta con la cual ganar la final si este conseguía vencerlo. Hasta ahora no había perdido ninguna carta, había conseguido ganar cinco cartas extremadamente poderosas y si este era su último duelo, perdería una de ellas. No podía perder una de sus favoritas y sabía que Yugi no necesitaba su ayuda para ganar, así que apostó la que menos le gustaba de todas (igual le dolía por lo poderosa y extraña que era)

–¡Hora del duelo!

Joey perdió. Fue el duelo más difícil que había tenido en su vida, había quedado hecho polvo una vez que Yugi terminó con él. Se acercó a su amigo con una sonrisa, quería tratar de que Yugi no soltara el llanto, cosa que le parecía imposible ante la cantidad acumulada de lágrimas en ese par de ojos amatistas. 

–Toma, es tuya –le otorgó la carta y Yugi la agarró con timidez–. Más te vale ganar, compañero. No perdí la oportunidad de llegar a la final para nada.

–No lo dejaré ganar, te lo prometo –aseguró Yugi con energía reanudada–. Y siento que no llegaras a la final, Joey, sé que querías el dinero para ir a visitar a tu hermana.

–¿Estás de chiste? Llevo ahorrando meses para eso, tengo más que suficiente para ir a visitarla, no te preocupes por eso –Joey mintió y señaló a los dos jugadores que seguían en un duelo en el escenario de al lado–. En lo único en lo que deberías pensar es en una estrategia para vencer a cualquiera de esos idiotas en un santiamén.

Joey regresó al balcón a reunirse con sus amigos y la primera persona que lo estaba esperando era Seto. Para su sorpresa este le abrió ligeramente los brazos como invitación a un abrazo más que bien merecido y Joey no desaprovechó la oportunidad, se hundió en el pecho de Seto y suspiró dejando salir la frustración que se estaba aguantando.

–Lamento que hayas perdido, Joey, pero realmente la tenías difícil. Me sorprendió que llegaras tan lejos.

Joey rodó los ojos mientras olía la deliciosa y cara colonia de Seto, conocía a este chico y sabía que definitivamente no lo había hecho con maldad, solo era un idiota por naturaleza.

Se apartó empujándolo. –Eres malísimo consolando a la gente.

–¿Qué dije? –se quejó Seto sin entender mientras lo seguía hacia los demás–. ¿Acaso es malo que me sorprendas lo bueno que eres?

Joey se aguantó las ganas de golpearlo. –¿Qué acaso no sabías ya que era tan bueno? Lo dices como si recién te dieras cuenta –Joey lo miró mal sobre su hombre.

–Sabes que no lo quise decir de esa manera, solo quería felicitarte –Seto frunció el ceño tratando de alcanzarlo con sus gigantes pasos.

–Pues lo haces terriblemente –al fin se detuvo junto al resto y permitió que Seto tomara su mano cuando se paró junto a él–. Pero te perdono, solo porque tu ignorancia social me da ternura.

–No creo que quiera saber lo que significa eso. Me conformaré con que me perdones, aunque no sepa lo que he hecho –Seto lo abrazó por la cintura y apoyó la barbilla en su hombro.

El último duelo de las semifinales había terminado, ya estaba definido quienes se enfrentarían en el duelo final. Observaron a Yugi más confiado que nunca frente a su oponente, aunque se sonrojó un poco mucho cuando Atem le gritó “¡tú puedes, mi amor!” El duelo fue el más largo hasta el momento y Joey sudó la gota gorda en nombre de Yugi, pero por supuesto que Yugi ganó.

Todos le festejaron mientras un montón de papelitos plateados llovían alrededor de Yugi que estaba pasando el día más feliz de su vida.

–¡Felicidades Yugi! –Felicitó Marik tomando el control del micrófono–. El premio del primer lugar es todo tuyo, pero ahora solo queremos saber una cosa… ¿estás dispuesto a un duelo más por trecientos mil yenes?

–¡Por supuesto que sí! –contestó Yugi, no daba más de la emoción.

Con solo esa respuesta todos los empleados de Kaiba Corp. se pararon de sus asientos y se colocaron un Duelodisc en su brazo mientras se acomodaban para que cualquiera pudiera ser seleccionado por Yugi. Joey se preguntó si Yugi iría por alguien fácil para conseguir los trecientos mil o haría un lado el dinero y se volcaría en el que considerara más difícil, solo por la experiencia única de hacerlo. Siendo Yugi, era obvio lo que iba a escoger.

–Muy bien Yugi, todos estamos dispuestos a tener un duelo contigo –continuó Malik–. ¿Quién quieres que sea tu próximo oponente?

Un el típico redoble de tambores y entonces Yugi dijo decidido. –Seto Kaiba.

Joey quiso ir a sacudirlo. ¡¿Por qué iba por lo difícil?! ¡¿Por qué no le importaba el dinero?! Primero regalaba una pirámide de oro y ahora se enfrentaba al más difícil de todos.

–Roland, mi maletín.

El pedido de Seto fue cumplido de inmediato, Roland le trajo un maletín que al abrirlo dejó a Joey sin palabras; tenía toda clase de cartas. Seto tomó el duelodisc que estaba allí pronto con un mazo, uno que Joey estaba seguro que contenía tres dragones blancos de ojos azules.

Seto no necesito ningún guardia que abriera el espacio para pasar, todos se movieron hasta dejarle un pasillo al escenario. Joey no podía creer lo que veían sus ojos, Seto colocaba tranquilamente su mazo en el barajador y subía a la arena.

Seto se enfrentó a Yugi con clara convicción de que ganaría, pero no pasó mucho tiempo cuando entendió de que por más que había estudiado las jugadas de Yugi, este tenía muy buenas estrategias y se las estaba arreglado muy bien para salir de sus trampas y hasta para acorralarlo a él. Al parecer Yugi también lo había estado estudiando, estaba seguro de que hacía tiempo había decidido enfrentarle si tenía la oportunidad de ganar la final, casi ninguna de sus cartas le sorprendía y parecía preparado para algunas de sus estrategias.

–Estoy sorprendido de que conozcas tan bien mi baraja, no hay muchos duelos que puedas estudiar donde participe el Emperador.

–He visto los suficientes –le respondió Yugi con total confianza y sacó una nueva carta de su mazo–. ¡Sacrificaré a mi Quimera y a mi Guardián Celta para convocar a mi Mago Oscuro!

Seto se rió malevamente, definitivamente este era de los duelos más difíciles a los que se iba a enfrentar. Iba a decirle un comentario más cuando escuchó a alguien gritar “¡gánale a ese ricachón engreído, Yugi!” No necesitaba ayuda para saber quién lo había dicho, de verdad pensaba darle un par de nalgueadas a ese perro tonto cuando ganara el duelo.  

Pero quince minutos después, Yugi había ganado trecientos mil yenes a los ojos de miles espectadores que no hacían más que aguantar la respiración de la sorpresa. En vivo y en directo alguien había ganado a un administrador, y no a cualquier administrador.

En el balcón Joey estaba tan estupefacto como los demás mientras observaba a un último dragón blanco irse al cementerio y los puntos de Seto caer a cero.

–Hoy será una larga noche… –comentó Mokuba apareciendo a su lado por primera vez  ese 

Notas finales:

¿Les gustó?

Escribiendo tuve una increíble necesidad de no parar, me decía que habían cosas no necesarias que se debían de ir para hacer corto el capítulo, pero la verdad es que no podía porque me estaba divirtiendo muchísimo. No pensaba escribir tanto del torneo, pero no podía dejar eso tan vacío.

La consecuencia es que cosas que quería en ese capítulo no entraron, pero para que no se preocupen, pienso actualizar enseguida porque estoy escribiendo a toda marcha.

¿Estoy muy empalagosa? Yo siento que estoy muy empalagosa, ¡pero me encanta! No sé si lo he comentado antes, pero tengo un odio hacia los clásicos libros de romance que terminan cuando la pareja por fin está junta, como si una vez que estás en la relación todo se vuelve aburrido. Y es por eso que llevo capítulos con estos dos chicos comenzando su romance y habrán un par de capítulos más en la historia. Es mentira que una historia no puede ser interesante solo porque el protagonista ya tiene a su lado al amor de su vida. Y sí, habrá lemon, y sí seguiré empalagosa, no puedo evitarlo.

¡Dios! ¡Me he imaginado las proyecciones de los dos dragones jugando por años! Ya la que quería escribir hace tiempo como un regalo de Seto a Joey, y hablando de eso, tenía claro que quería darle un lugar a Joey en kaiba Corp. He tirado más que una indirecta al respecto, me entusiasma la idea. 

Y para finalizar, ¡chan! ¡Seto perdió frente a Yugi! ¿QUé les puedo decir? Es un clásico, pobre...

Gracias por leer!!

Nos vemos en el próximo capítulo!!

Actualizaré pronto 


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