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Sunflower por rkivexxxv

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In Fraganti

Miraba a un punto fijo, parecía interesado por lo que sea que estuviera viendo, aunque claramente esa mirada perdida denotaba su obvia falta de interés en, precisamente, lo que sea que estuviera viendo. Tal vez sólo estaba pensando en cómo se había dejado arrastrar hasta ese lugar, Sasuke torció los labios en señal de aburrimiento mientras veía a la gente pasear de un lado a otro.

Sacó el móvil del pantalón y un terrible sentimiento de desasosiego cayó sobre sus hombros, llevaban ahí poco más de una hora.

—¿Qué hago aquí?—se animó a preguntar, su madre le observó cansada.

—Ya te dije por qué estamos aquí—le regañó, pero rodó los ojos al notar el descontento en el rostro de su hijo menor—. La prueba de traje de tu hermano, corazón. Se casará en dos semanas, él nos pidió apoyo con esto.

Sasuke se cruzó de brazos y se hundió en el sofá de la sala, en donde esperaban pacientemente a que Itachi apareciera con su increíble traje de novio.

—No era necesaria mi presencia—dijo al aire—. ¿Es que Itachi no tiene amigos?

—Tú no eres la persona adecuada para hablar sobre amigos, hermano—el mayor de los Uchiha apareció.

Se arreglaba el saco negro y el cuello de la camisa, le sonrió burlón a Sasuke, quien sólo ignoró su comentario. Era verdad, no tenía forma de argumentar contra eso. Lo más cercano a un amigo era Suigetsu, pero Sasuke lo veía más como un loro parlanchín.

—¡Mírate!—exclamó Mikoto al borde de las lágrimas—. Te ves precioso, a Dei le encantará.

El llanto de una madre orgullosa se escuchó por toda la tienda en lo que Itachi trataba de calmarla con un cálido abrazo. Y mientras hacían su show de familia feliz, Sasuke miraba todo el cuadro desde el sofá con ese rostro serio, no pretendía acercarse para aparentar esa misma alegría. No lo malinterpreten, estaba feliz por su hermano y las cosas con su madre marchaban bien, pero no se sentía parte de la celebración aún.

Era como si no encajara. Y no quería forzarse en aparentar algo que no sentía en realidad, sería doloroso para Itachi, Mikoto e incluso para él. Sacó de nuevo su celular y revisó los mensajes, aunque decir los era una exageración. El chat silenciado de los vecinos, el sin contestar de Suigetsu de hace tres días, Itachi insistiendo con lo de ir a su prueba de traje, y para rematar, su madre enviándole imágenes de buenos días sin gracia cada mañana.

Naruto era la única razón por la que entraba al espacio más abandonado de su teléfono.

Usuratonkachi
La abuela Chiyo dice que te manda saludos.

Sasuke
¿Dile que también le mando saludos?

Su frente se arrugó y pensativo vio a la pantalla mientras veía esos tres puntitos ir y venir, Naruto se tardaba un siglo en responder sus mensajes. Estaba curioso, por no decir sumamente confundido. Era imposible de creer, que la loca que vivía frente a su departamento estuviera siendo amable con él. No hablaban mucho cuando se topaban por el edificio, mucho menos en las reuniones odiosas de la asociación de vecinos.

Usuratonkachi
Le agradas aunque no lo parezca :X

Sasuke
Tú le agradas, ¿tu amigo está ahí contigo?

Usuratonkachi
Está preparando la comida, y hará ramen especialmente para mí :D

Sasuke
Hmm...

Usuratonkachi
¿Qué pasa con ese «hmm»? ¿Quieres que te guarde un poco?

Sasuke
No, sólo estoy aburrido.

Usuratonkachi
¿Tu hermano no ha salido del probador?

Sasuke
Está pagando ahora.

Usuratonkachi
¿Vendrás más tarde?

Sasuke
¿Quieres verme? ;)

Usuratonkachi
Eres muy molesto :p

Sasuke
Te extraño.

El pelinegro sonreía a la pantalla táctil, esperando pacientemente la respuesta de Naruto.

—Guau, estás tan enamorado que ahora le sonríes al teléfono—la voz de Itachi rompió su pequeña burbuja personal y sus labios cayeron en cuestión de segundos.

—¿Enamorado?—dijo Mikoto—, ¿quién está enamorado?

—Mamá...—dijo con un tono inocente—. ¿Sasuke no te ha dicho que ahora está saliendo con alguien?

La mujer pestañeó un par de veces, incrédula.

Sasuke suspiró.

—¿Estás... tienes novia?

—Novio—remarcó el mayor de los hermanos—, y es estudiante.

—¿¡Estudiante!?

—Oh, mi error. Universitario, no te preocupes.

—No estás ayudando, Itachi—Sasuke por fin habló.

Su teléfono vibró una vez más, y decidido a ignorar los gritos de furor de su madre, prefirió abrir el mensaje de Naruto: «Yo también te extraño, así que ven a verme».

Sonrió una vez más, lo había imaginado haciendo un puchero mientras escribía el mensaje. Naruto parecía un niño caprichoso, y, a decir verdad, le fascinaba.

—¡Sasuke Uchiha!—Mikoto exclamó pidiendo atención.

El pelinegro tomó una bocanada de aire. Ahora venía la peor parte de tener que explicarle a su madre quién era el dichoso estudiante. Maldijo su poca sutiliza y maldijo a Itachi, quien veía todo con aquella sonrisa característica de un hermano mayor haciendo imposible la vida de su hermano menor.

Oh, como le gustaría arrancársela de un sólo golpe.

Se suponía que lo presentaría en la boda para así evitar la avalancha de preguntas incómodas que su madre tendría que guardar porque no sería el momento adecuado para hacerlas.

Pero Itachi Uchiha y la palabra imprudencia se mezclaban perfectamente en una sola oración.

—¿Sales con un estudiante?—preguntó con horror, cuando por fin encontraron una mesa en ese carísimo restaurante.

—Tercer año de universidad—parecía un maldito deja vu.

—¿Planeabas presentármelo en algún momento? —un tono triste se dejó escuchar.

La molestia poco a poco se convertía en culpabilidad, sus lágrimas de cocodrilo estaban funcionando. A veces detestaba el poder del llanto que tenían las madres sobre sus hijos. Se reacomodó en la silla y tomó un poco de aire antes de responderle.

—Planeaba hacerlo—dijo en un tono suave—, en la boda de Itachi.

Ambos, tanto su madre como su hermano, le vieron consternados; como si estuviera loco. Y ahora no entendía qué había hecho como para que ellos se vieran entre sí con esa expresión que ni siquiera Sasuke podría describir realmente.

—¿Y ahora qué? —preguntó con esa arruga en la frente.

Mikoto tomó la mano de Sasuke por encima de la mesa, una dulce sonrisa materna se dibujó en su rostro. Era la expresión de alivio en su máximo esplendor y no estaba seguro de por qué.

—Estoy feliz por ti, hijo—su sinceridad llegaba hasta sus ojos—. Tienes un semblante tan relajado ahora, y parece que duermes mejor. Ese chico...

—Naruto—dijo rápidamente—, su nombre es Naruto.

Ella sonrió una vez más.

—Naruto es increíble—dijo, suspiró y por primera vez se veía menos preocupada—. Cuídalo, estaré muy decepcionada si lo dejas ir.

—Eso no pasará—confiado respondió.

—Eso espero—esta vez Itachi alzó la voz—. Quiero agradecerle, gracias a él te ves menos viejo.

—¿Por qué no mejor te callas?

Una mini discusión infantil empezó, y Mikoto no tenía la intención de detenerla. Estaba feliz. Los problemas que interferían en la relación de Sasuke e Itachi habían desaparecido y parecían de nuevo aquellos hermanos que tan unidos fueron hace un tiempo.

Y aunque al principio no se sintió cómodo en aquel sitio, Sasuke logró contagiarse de ese buen humor. Veía la sonrisa de su madre mientras escuchaba las bromas estúpidas de Itachi, las cuales eran la razón de estas y del escándalo en la mesa. Por un momento, sólo por cuestión de segundos, quiso que las cosas con su padre no hubieran escalado a tal punto de ignorarse durante años; muy en el fondo, deseó que él estuviera en esa mesa escuchando las ridiculeces de Itachi y sosteniendo la mano de su madre. Durante la cena, Mikoto omitió la serie de preguntas acerca de Naruto y estuvo agradecido con eso. No estaba preparado mentalmente para ello, además, quería que el rubio estuviera a su lado cuando eso pasara.

Esa misma noche cuando subió a su camioneta para regresar a casa, no olvidó responder el mensaje de Naruto avisándole que ya iba de regreso, este contestó casi al segundo con un sticker de lo que parecía ser un zorro caricaturesco levantando el pulgar.

Condujo por las calles bajo el cielo nocturno, mientras el aire fresco de la noche golpeaba suavemente su rostro. Un suspiro de alivio salió de su boca cuando divisó la entrada del tenebroso complejo departamental, salió de su Nissan y echó una mirada rápida por el lobby, esperando no encontrarse con Kabuto.

Esa noche estaba muy cansado como para querer lidiar con más personas.

Golpeó un par de veces la puerta de su vecino, aguardando tranquilamente a que abriera. Los pasos descalzos se escucharon al otro lado y entonces el desaliñado rubio abrió la puerta. Vestía esos pantalones cortos y aquella camisa que usaba regularmente para dormir, llevaba su cabello revuelto como si hubiera pasado sus manos por este con frustración. Además de ello, unas gafas redondas acompañaban su rostro, nunca lo había visto usarlas. 

Naruto le dio una pequeña sonrisa y abrió sus brazos en una clara invitación. Sasuke en silencio no dudó en dar unos cuantos pasos y rodear el cuerpo delgado del rubio, recibiendo unas cuantas palmaditas en la espalda. 

—¿Estás bien?—preguntó en un murmuro. 

—Creo que usé mi reserva de energía con todo esto—se separó de él y acarició su mejilla—, pero estaré bien—susurró mientras lo veía a los ojos. 

Naruto sonrió y lo invitó a pasar, lo hizo sentarse en el sofá mientras iba a la cocina por un vaso de agua—. Nunca había visto que usaras esas—mencionó cuando lo vio regresar, señalando las gafas. 

Él le entregó el vaso de cristal y se sentó a su lado—. Las uso por la noche, cuando finjo estar interesado en leer los libros de la estúpida clase de biología—dijo con los labios tiernamente fruncidos.  

Eso explicaría el cabello desordenado, más desordenado de lo normal. 

—Así que... estoy interrumpiendo tu sesión de estudio.

—No...—dijo pausadamente—. En realidad, me salvaste antes de que me diera una embolia o algo así. 

—¿Estás seguro? No quiero que repruebes. 

Sasuke se sorprendió de su propio comentario, y no es que no le preocupara Naruto o su bienestar, sino porque en realidad no se preocupó tanto por otra persona como lo estaba haciendo ahora. 

—No te preocupes, tengo a Shikamaru para estas cosas. 

Frunció el ceño—. ¿Quién es Shikamaru?

—Mi amigo, se sienta junto a mí en este curso. Si no entiendo algo, él tratará de explicármelo—se quedó pensativo por un rato—. No sé qué haría sin él.

—Uhmm...

Naruto dejó sus libros en la mesita de centro y le miró de regreso. 

—¿Qué?—Sasuke sostuvo aquella azulina mirada.

—Otra vez estás diciendo eso, ¿qué significa «uhmm»?

El pelinegro observó su rostro de cerca y exhaló rendido—. Le dije a mi madre sobre ti, y ahora se muere por conocerte. 

Esa mirada de reproche se convirtió es una asustadiza. 

—Espera, ¿tú qué? 

Mataría a Itachi cuando lo volviera a ver, estaba seguro de eso.


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