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Sunflower por rkivexxxv

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Confesiones

Sasuke miraba la pantalla sin prestar mucha atención a lo que ocurría en la película. Lo único que sabía era que los dos personajes estaban discutiendo sobre quién debía hacer qué. La punta de su dedo índice hacía círculos deformes en el muslo de Naruto, quien apoyaba cómodamente sus piernas descubiertas en su regazo, tumbado en el sofá mientras leía con interés aquel libro sobre el reino fungi con el que estaba obsesionado desde hacía un tiempo.

Había estado pensando en la conversación con su padre, incluso dos semanas después de que ocurriera. A su mente le encantaba revivirla una y otra vez, casi parecía un recordatorio para dejar de pensar que había sido un sueño, un truco de su imaginación o una vil broma que sus pensamientos se habían atrevido a poner ahí.

Todavía no se dignaba a llamar a Itachi, tampoco es que quisiera interrumpir algún momento cursi y empalagoso durante la luna de miel de su hermano. No sería muy respetuoso, y si él fuera el recién casado, su molestia probablemente sería inimaginable.

Sasuke sabía que él, sin ayuda de nadie, debía resolver su dilema y actuar como el adulto que se supone que es; pero también sabía que no podía quedarse solamente con su propio punto de vista... y por supuesto que sabía que los insistentes mensajes de su madre —que se acumulaban uno tras otro en su chat— eran parte de eso que tanto le aquejaba.

Un dedo travieso picó su mejilla, sus pensamientos se detuvieron casi al instante y los enormes ojos de Naruto le veían intensamente.

—¿Qué dijiste? —preguntó en un murmuro.

Él abultó los labios—. Te dije que es aquí cuando Ironman y Capitán América se enfrentan, es la mejor parte.

Ah, ya recordaba.

Estaban viendo la película favorita de Naruto porque él jamás en su vida la había visto, incluso antes de ponerla había dicho cosas como 'no puedo creer que no la hayas visto' y algo más como '¿acaso no eres fan de nada?'

Lo siento—Sasuke revolvió los cabellos rubios y los hizo verse más rebeldes que antes.

Naruto dejó caer los hombros al mismo tiempo que cerraba su libro y un suspiro preocupado salía de él, Sasuke supo en ese instante que era imposible tratar de esconderle algo a su novio, porque, aunque para todo el mundo Sasuke Uchiha era algún tipo de robot sin sentimientos, para el rubio era como ese libro del reino fungi que tanto le gustaba leer.

—¿En qué piensas tanto? —preguntó realmente curioso—. Has estado un poco raro desde hace algunos días. 

A Sasuke aun le resultaba casi mágico el poder que Naruto tenía cuando se trataba de percibir los sentimientos de alguien. 

—Sólo...

Sasuke no sabía qué decir... o tal vez no sabía cómo decirlo.

Y esos hermosos ojos eran difíciles de evadir, difíciles de mentir y difíciles de no mirar.

Maldita sea.

Estaba tan enamorado, se sentía ridículamente enamorado. 

—Si no quieres decirlo está bien, te escucharé cuando quieras hablar de ello—susurró con un tono comprensivo—, no tienes que lidiar con todo tú solo, lo sabes, ¿verdad? 

Y Sasuke sí que lo sabía, él sabía que haría exactamente lo mismo por Naruto si la situación fuera al revés. 

—Le he estado dando vueltas a todo este asunto con mi padre—confesó—. Demasiadas vueltas.

Seguía acostumbrándose a la idea de compartir lo que sentía y lo que pensaba con alguien más que no fuera él mismo, y eso sentía como quitarse un peso enorme de los hombros. El alivio recorría cada parte de su cuerpo, el hostigamiento acompañado de la sofocante soledad se había evaporado como la neblina desvaneciéndose a través de los calurosos rayos del sol.

—¿No crees en lo que te dijo? —preguntó Naruto.

—No... no es eso, es más como si me costara aceptar que sucedió.

Naruto pasó sus dedos a través del cabello de Sasuke, a diferencia del suyo, estaba desenredado. Fue lo suficientemente gentil mientras lo peinaba con sus dedos. Sasuke cerró los ojos sintiéndose atraído por las pequeñas caricias y dejó caer su cabeza sobre el hombro del rubio.

—Todo estará bien—dijo en voz baja, como un pequeño arrullo—. No fue un sueño y tampoco lo imaginaste.

—¿Entonces por qué me siento así? —susurró.

Él elevó su rostro y sus ojos se encontraron con los de Naruto.

—¿Cómo te sientes, Sasuke?

—No lo sé, sólo se siente un poco...—lo pensó un rato—. Extraño.

Naruto tomó su fría mano entre las suyas que eran tan cálidas, le regaló una sonrisa tranquilizadora.

—Recuerdo que, en esa época, ya sabes—su frente se arrugó ligeramente mientras imágenes del pasado llegaban a su mente—. Cuando no podía aceptar mi nueva vida sin sentirme culpable, también era... un poco extraño para mí.

Sasuke lo escuchaba con atención, admirando cada parte de su rostro.

—No hay nada de malo con sentirse así... sólo es como si estuvieras digiriendo la situación—Naruto se quedó en silencio por unos segundos—. Supongo que el tiempo sana las heridas... puede tardar un poco, pero se vuelve menos confuso y triste.

Naruto le había enseñado muchas cosas a lo largo de su tiempo compartido. A ser valiente, a enfrentar el pasado, a reírse de las cosas más pequeñas, pero, sobre todo, a aceptar sus sentimientos tal y como eran. No había nada de malo en querer llorar, en sentir miedo, en estar triste o en querer ser amado.

Sasuke se sentía muy afortunado.

—A veces pienso que no te merezco—admitió.

—Por supuesto que no me mereces, soy muy bueno para ti.

Ambos sonrieron.

Sasuke acercó su rostro lentamente al de Naruto hasta que sus labios se tocaron con dulzura y sin prisa aparente, pero en cuanto su mano áspera se posó en la mejilla de su compañero, el ansia y la sed de contacto se hizo presente en sus venas.

Un gemido de sorpresa salió de Naruto cuando su espalda chocó con el mullido sofá. Inmovilizado por el cuerpo de Sasuke, Naruto no pudo hacer nada más que retorcerse del placer en cuanto sintió esos labios invadir su cuello.

Sasuke sostuvo la cadera Naruto, presionándola con firmeza contra el sofá.

—Te mueves mucho—dijo con una voz profunda—. Siempre tan impaciente.

—Cállate—murmuró en respuesta, recibiendo una sonrisa petulante del azabache.

Sasuke quería besarlo, en serio quería besarlo y hacerle cosas que no podría decir en voz alta, pero la vida es injusta, maligna y tan descaradamente inoportuna.

Tan odiosa como el tono de llamada que salía de su teléfono con una insistencia imperturbable. Él exhaló con fuerza y estiró el brazo hacia la pequeña mesita de estar, era su madre.

—¿No vas a contestar? —preguntó, faltándole el aire.

Cerró los ojos e hizo una mueca—. No, no es importante.

Sasuke sabía que Naruto sabía que estaba mintiendo.

—Esa expresión gruñona dice otra cosa.

Antes de que Sasuke pudiera reprenderlo y tirar el teléfono a un lado para comérselo a besos, la pantalla se iluminó mostrando un nuevo mensaje.

"Si no contestas, llamaré a Naruto"

No lo puedo creer—Sasuke dijo para sí mismo—, incluso a la distancia es muy buena en esto.

Y ahí estaba de nuevo el tono de llamada, persistente y molesto.

—Deja de ignorar a tu madre—Naruto dijo con una sonrisa y acarició su brazo tratando de animarlo.

Sasuke suspiró otra vez y dejó que Naruto se sentara de nuevo.

—Mamá—dijo aguantando el tono de molestia—. Estoy ocupado aquí.

Miró a Naruto sonreír y negar un par de veces antes de tomar su libro que había caído al suelo hace unos segundos.

—¿Por qué no lees mis mensajes? —fue lo primero que preguntó.

—Mamá...

—¿Y por qué no tomas mis llamadas?

Sasuke se puso de pie y empezó a dar vuelvas alrededor de la pequeña cocina.

—Estuve ocupado—repitió.

El silencio al otro lado de la línea no era buena señal. Mikoto no le creía.

—¿Esto es por lo de tu padre?

Su madre siempre fue muy intuitiva.

—Le dije que necesitaba tiempo para asimilar todo—murmuró—. ¿No crees que es muy pronto para reunirnos?

Escuchó a Mikoto soltar un quejido de derrota.

—Entonces no nos estás evitando.

Sasuke apretó los labios, él no lo llamaría evitar.

—No...

Un suspiro de alivio salió de su madre.

—Tu hermano regresará en una semana—dijo al aire—. Y contesta mis mensajes, por favor.

—Está bien, está bien...

Se sentía como un niño regañado.

—Saluda a Naruto de mi parte. Cuídate.

—También cuídate.

Y lo siguiente que escuchó fue el silencio.

Sasuke relajó los hombros y se recostó contra el lavaplatos, sus ojos se dirigieron a Naruto, que miraba con atención la televisión.

El mensaje de su madre era contundente y claro, no había forma de evitar esa reunión familiar. Le había dado una semana más para prepararse mentalmente y enfrentar de nuevo a su padre, no es como si eso le hiciera sentir temor o algo así.

Pero al pasar tanto años sin hablarse como padre e hijo, hizo que lo conocido se volviera desconocido. No sabía cómo tratar con él, no sabía cómo manejar la situación y tampoco sabía si iba a resultar bien.

Su teléfono vibró una vez más en su mano y accedió a sus mensajes.

"No olvides que te amo y siempre querré lo mejor para ti"

Fue el último mensaje que recibió de su madre.

—¿Estás bien? —Naruto habló en voz alta.

Sasuke caminó de vuelta a la pequeña sala y se dejó caer de nuevo al lado del rubio.

—Mi mamá está planeado de nuevo una de esas reuniones familiares que tanto le gusta hacer.

—Hhm... ¿entonces no lo estamos?

—No del todo—confesó un poco pensativo—, pero todo saldrá bien, ¿no?

—Todo saldrá bien—murmuró y le dio un pequeño beso en la mejilla.

Sasuke sintió que podía respirar de nuevo con más calma de la que había tenido en los últimos días. Tomó de nuevo su teléfono entre sus manos y tecleó unas cuantas palabras.

"También te amo, mamá"


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