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Entre corales por Fullbuster

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Con gran esmero, Sasuke frotaba la toalla en la parte inferior de la cola mientras Naruto, con un ligero sonrojo, intentaba secar la parte de arriba. ¡Otro tritón allí! Era raro de ver algo semejante, pero lo que le inquietaba en ese momento era: ¿cómo sabía ese chico que él era un tritón? Tuvo mucho cuidado de no desvelar su identidad y hasta la fecha, nadie se percató de ello.


- ¿Vives en Náutica? – preguntó Naruto, creyendo que quizá, podría haberle reconocido de allí.


Náutica era la ciudad más grande bajo el océano, muchas sirenas de todas las especies vivían allí, pero evidentemente, él no podía conocer a todos, en cambio, sí le conocían a él por ser el heredero al trono.


- No – susurró Sasuke.


Aquello confundió a Naruto. ¿Entonces de qué le conocía? ¿Podía ser hijo de algún otro alto dignatario de otra ciudad? Las sirenas de cola verde vivían en el caribe. Al menos la gran mayoría. Les gustaban las aguas calientes, todo lo contrario a las sirenas de cola azul, que preferían los lugares fríos, custodiando a los animales de dichos lugares.


¡Guardianes del océano! Eso es lo que su padre siempre le enseñó. Las sirenas y tritones debían velar por la calma y la prosperidad del océano. De hecho, todas las sirenas tenían cierta afinidad con mamíferos grandes, como ballenas y delfines. Las leyendas de los pescadores y navegantes contaban que, por donde avistaban ballenas, quizá, se podría divisar alguna sirena.


Naruto miró al chico. Estaba centrado en su trabajo pero él se moría por saber de dónde venía, qué especie era... se moría por saber de él. ¡Nunca vio un tritón tan atractivo como él! Ni siquiera en Náutica donde convivían tantas especies diferentes.


- Soy Naruto – susurró el rubio, consiguiendo que el chico frenase en seco, dejando de frotar la toalla para ver la brillante sonrisa que le dedicaba.


- Yo... - dudó si debía decirle su nombre – Sasuke.


- Sasuke – susurró para sí mismo, aunque eso provocó un leve sonrojo en el moreno al escuchar por vez primera, su nombre siendo pronunciado por alguien de su especie ajeno a la familia, por alguien que era importante para él – suena bien, Sasuke – repitió como si fuera un nombre curioso.


- Sécate rápido o sospecharán que estemos aquí más tiempo del debido.


- Sí, claro.


Naruto regresó a la toalla, hasta que observó el rostro de Sasuke relajarse. Al mirar donde el moreno lo hacía, entendió el motivo. El extremo de su cola volvían a ser dedos, dedos de pie, divertidos y raros, como a él le resultaban. Con una sonrisa, los movió, haciendo sonreír también a Sasuke con aquel gesto.


Entonces cayó en algo que no había pensado hasta ese momento. Un gran sonrojo se apoderó de su cara al ver cómo tras el pie, las piernas empezaban a aparecer, subiendo la transformación hacia su torso.


- ¡DATE LA VUELTA! – gritó Naruto completamente rojo.


- ¿Qué? – preguntó Sasuke con dudas.


- ¡QUE TE GIRES! – gritaba presa de la máxima vergüenza posible. Sasuke le hizo caso al verle tan afectado, entendiendo entonces a qué se refería.


La transformación tenía un pequeño precio a pagar. ¡Su ropa! El torso podía quedarse intacto, pero la parte de abajo... eso era un gran problema, porque la enorme cola destrozaba los pantalones y la ropa interior, así que al volver a tener piernas, el pantalón ya estaba hecho jirones.


- ¡Mierda! – pronunció Naruto, dejando caer su cabeza hacia atrás contra la pared, intentando cubrir su intimidad humana con las manos –. ¿Y ahora cómo saldré del baño? ¿Desnudo?


Sasuke miró a su lado derecho donde tenía su mochila y tras abrirla, sacó su pantalón seco.


- Toma, ponte el mío.


- ¿Por qué llevas un pantalón?


- Por si acaso me cae agua encima – susurró – siempre llevo recambio por si acaso. ¿Tú no?


- No – se avergonzó Naruto por su falta de previsión – nunca me había pasado algo así.


- Bueno... a mí tampoco, pero supuse que podría ocurrir algo así, más en lugares donde hay mucha gente. Sobre todo si andan borrachos. Venga, cámbiate rápido y salgamos de aquí.


Mientras Sasuke plegaba la toalla, Naruto se vestía con el pantalón del chico. Le venía un poquito grande, no demasiado porque parecían ser de la misma estatura y peso similar.


- Te lo devolveré mañana – se apresuró a responder Naruto.


- No te preocupes demasiado, tengo más pantalones y preferiría que lo lavases primero – se quejó un poco Sasuke, viendo que no llevaba ahora mismo ropa interior.


Naruto se sonrojó ante aquel comentario. Se puso en pie y buscó las zapatillas que había salido volando cuando la cola apareció. Los calcetines, en cambio, no habían sobrevivido.


Una vez cambiado y con el baño recogido, Sasuke tendió su mano hacia delante en un gesto por ayudar a levantarse al rubio. Éste tomó su mano enseguida, poniéndose en pie. Sin embargo, la cercanía de ambos alteró a Sasuke. ¿Cuánto tiempo había seguido en secreto a ese chico? Era la segunda vez que lo tenía tan cerca, tanto... como hasta para haberle besado.


Miró sus labios. Sugerentes y atrayentes pero sólo rozarlos... sería un desastre, él lo sabía y, aun así, su necesidad de alimentarse era superior a él. ¡Tenía hambre! Hambre de la energía desbordante que ese chico tenía. Era una tortura, eso es lo que era tener hambre y no poder saciar la necesidad. Sasuke se apartó de golpe, haciendo uso de toda la fuerza de voluntad que aún le quedaba y mirando hacia la puerta.


- Tengo que irme – dijo con rapidez, saliendo por la puerta ante la sorpresa del rubio.


¿Ese chico no había sentido cierta química entre ambos? Porque él la había notado, por un segundo... sintió una atracción más allá de lo normal. ¿Podría ser por su embrujo de tritón? Era realmente atractivo, quizá Sasuke ni siquiera se había dado cuenta.


- Maldición – se quejó Sasuke de sí mismo. ¡Cazando! Eso es lo que estaba haciendo y por eso, dio un puñetazo contra la pared mientras bajaba las escaleras nuevamente.


Había soltado todo su embrujo para atraerle, para paralizarle durante unos segundos con la idea de alimentarse y ese chico... ni se había percatado de ello. Había caído completamente en la trampa. Por más que intentaba huir de su naturaleza, no podía, porque su naturaleza era ser un cazador, un depredador que haría lo que fuera por obtener a su presa.


¡Hambre! Demasiada hambre es lo que sentía. Sus fuerzas se desvanecían y necesitaba alimentarse cuanto antes. ¡Qué suerte tenían otras sirenas y tritones! Ellos podrían ir a una nevera y comer lo que fuera para saciarse, pero él... no, esa comida apenas le llenaba, necesitaba energía, energía vital que mataba a otros para que él pudiera sobrevivir.


Intentó salir lo más rápido posible de la fiesta, sin embargo, al llegar a la carretera, se cruzó con un chico borracho que había ido a buscar algo a su coche. Llevaba un botellín de cerveza en la mano y al ver detenerse a Sasuke, se quedó inmóvil.


Los latidos de Sasuke bajaron el ritmo precipitadamente. En su huida habían aumentado, pero ahora, los relajaba, mirando con intensidad al chico que permanecía estático frente a él. ¡Tan cerca que ni siquiera necesitaba usar su canto para atraerle! Se acercó con mucha cautela, como un cazador agazapado y listo para atacar en cualquier momento. ¡No se resistiría! Había caído en ese embrujo único que las sirenas tenían. Le miraba como un hombre enamorado, un hombre que haría lo que fuera que él le pidiera.


Sin dejar de mirarle a los ojos para no perder el embrujo que ejercía sobre él, elevó su brazo al cuello del chico, quien dejó caer el botellín de cerveza al suelo, derramando el líquido en la acera y esparciendo los cristales rotos por todas partes. Sus dedos subían por su cabello mientras Sasuke acercaba su rostro al humano. ¡Sus labios estaban a centímetros! Y su víctima estática.


Rozó sus labios con suavidad pero en cuanto los tuvo a su alcance, el ansía pudo con él, empujando al chico contra el tronco del primer árbol que vio y besándole con pasión, sintiendo cómo su energía abandonaba el cuerpo para alimentarle a él. ¡Ni siquiera podía pensar! Sólo tenía hambre. Llevaba un par de días alimentándose de animales pequeños y... ¡Por Dios que se moría de hambre!


Cuando quiso darse cuenta de lo que estaba haciendo, se alejó inmediatamente. El cuerpo del chico se desplomó frente a él, lo que le hizo preocuparse por si lo había matado. ¿Cuánto tiempo había succionado su energía? Se agachó con rapidez para tomarle el pulso y se relajó al ver que seguía vivo. Si no lo mataba... lentamente regeneraría su energía. Eso sí, iba a pasarse un par de días en cama completamente agotado, eso era seguro.


- ¡Joder! – se quejó Sasuke, aunque al menos, se sentía aliviado de no haberlo matado.


Se levantó y al escuchar ruido a su espalda de gente que salía, echó a correr. Necesitaba alejarse de allí y, sobre todo, necesitaba comer. Sus piernas, aunque todavía algo torpes, no dejaron de moverse calle abajo hasta llegar a la playa. Todo estaba desierto, de lo cual se alegraba. A esas horas de la noche la gente dormía. Entró en la arena y corrió hacia la escollera. Al llegar al extremo, sin detenerse, saltó al agua sin siquiera pensarlo, tirándose de cabeza y hundiéndose en las profundidades. Toda su ropa se hizo añicos, desplegando su larga cola oscura como la noche. ¡La cola de un monstruo! Así la veía él.


Mitad sirena, mitad súcubo, eso es lo que era. Un demonio seductor, que cazaba mediante un contacto sexual, matando a sus víctimas sin que estas se dieran cuenta. Un embrujo que cautivaba a marineros con su canto, para luego arrastrarlos a las profundidades y perderse para siempre.


Mientras nadaba en libertad, observaba a todas las especies marinas huir de él. Su cola le delataba como el mayor depredador del mar. Ni siquiera los tiburones se acercaban a él. Hacerlo significaba la muerte. Sasuke buscó entre la gran diversidad algo de lo que poder alimentarse. Odiaba hacerlo de mamíferos grandes, aunque a veces, succionaba sólo una parte de su energía intentando no matarlos.


Finalmente, un banco de peces apareció frente a él junto a alguna medusa. ¡Dolía tener que cazar! Pero si no comía... moriría. ¿Cuántas veces había pensado que sería mejor si él no existiera? Intentó dejar de alimentarse un tiempo, pero... fue mucho peor. Cuando el hambre era aterrador, ni siquiera era consciente de sus actos, matando indiscriminadamente cualquier cosa para sobrevivir.


Estando de caza y pasando cerca de los pequeños animales robando parte de su energía sin llegar a matarlos, escuchó el característico canto de una sirena. ¡Era un tritón de cola negra! Estaba seguro de ello por la entonación. Alguien estaba cazando y no lejos de donde él se encontraba.


Nadó en su dirección. Un barco de pesca estaba en la superficie y un par de sirenas de cola negra, cantaban mientras rodeaban el barco. Pudo reconocer claramente a sus tíos. Sus movimientos de caza eran siempre perfectos. Izuna fue el primero en sacar la cabeza a la superficie, mirando fijamente y con seducción al hombre que se acercaba a la barandilla. ¡Caería al agua! Sasuke sabía que acabaría cayendo embelesado por su canción, asomándose cada vez más para no perder de vista al chico atractivo que había en el mar.


¡Verlos cazar era una auténtica locura pero también, hermoso en cierta medida! Sus movimientos pulidos, su canto, la forma en que seducían a todo marinero... era un arte, pese a que todos sabían el desgarrador final.


¡Dos hombres cayeron al agua! Persiguiendo a sus tíos, sin ser conscientes de que se ahogaban, tan sólo luchando por alcanzarles y besarles. Ellos sonreían con dulzura. ¡Una muerte dulce! No negaba que así era, completamente enamorados. ¡O al menos creyéndose enamorados! Embelesados por su belleza, besando a un par de tritones que les robaban la vida y finalmente... hundían sus cuerpos en las profundidades cuando no quedaba energía de la que alimentarse. Madara fue el primero en divisar a Sasuke.


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