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El Misterio de los Vampiros de Aqueos por Shuni_Chan

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Notas del capitulo:

    Hola, saludos, yo de nuevo por aquí trayéndoles un nuevo capítulo, espero que lo disfruten.

Saga


 


   - ¿Transformado? ¿De qué hablas? – Preguntó Ikki con el ceño fruncido.


   - Saga en un hibrido – Respondió Mu sacándolo de dudas – Por su sangre corre tanto el linaje de un vampiro como el de un lobo, a diferencia de su hermano gemelo que a pesar de ser idénticos Kanon tiene el linaje o la herencia completa de un vampiro.


   - ¡Entonces mi hermano está en problemas! – Dijo Ikki asustado, todo el dolor que sentía en su cuerpo había desaparecido y recaía todo en el corazón que se le arrugó como un papel.


   - Los llevaré donde están, pero deben confiar en mí, iremos a mi habitación, tengo algo que va ayudar a detenerlo, ustedes no podrán hacer nada ante él – dijo Milo poniéndose de pie – ¡Síganme, rápido!


   Milo encabezó el grupo, trataba de no ir tan de prisa para que los demás pudieran seguirlo, se detenía cada tanto para poder esperarlos y proseguir con el camino. Los chicos le estaban poniendo todo su empeño en seguirle el paso pero era casi imposible.


   Luego de un rato de correr por ese laberintico lugar, llegaron a la habitación. Frente a ellos una puerta doble les daba la bienvenida  y cerca de ella Milo los esperaba, se detuvieron cansados, con sus reparaciones agitadas,  llevando aire a sus pulmones agotados. El dueño de la habitación procedió a entrar y tras de él entro Mu con el pequeño Kiki a su lado, mientras que los otros se quedaron observando todo desde el marco de la puerta abierta.


   Milo haló una manta que estaba tendida perfectamente sobre la cama y la rasgó con sus dientes, Mu vio su intención y lo ayudó con su cometido tomando ese pedazo recién arrancado de tela y usándolo como una venda improvisada, envolvió el muñón de su brazo izquierdo buscando que este quedará bien apretado, mientras Milo se mordía la mano derecha aguantando el dolor y luego procedió vendando la mano derecha.


   Sin perder tiempo el peliazul se encaminó a un gran armario abriéndolo de par en par, revolviendo todo lo que estaba a su paso, tiraba ropa, camisas al suelo sin importarle nada hasta que encontró lo que buscaba. Lo tomó con dificultad y lo lanzó en la cama. Era una caja sencilla de madera pulida y laqueada, la abrió mirando a los chicos directamente.


   -Se la quité a un antiguo cazador de vampiros. Es de plata pura y las balas también son del mismo material. Igual como nosotros, los licántropos se ven afectados por este material pero se les debe disparar para poder detener sus movimientos. Saga es igual de rápido que un vampiro y ágil como un lobo no tendríamos chance, nos mataría uno tras otro. Uno de ustedes debe disparar, el que tenga mejor puntería lo puede hacer.


   Tanto Hyoga como Shiryu se quedaron un rato digiriendo la información, e Ikki sin pensarlo mucho se encaminó tomándola en sus manos. Era grande y pesada, nunca había tenido un arma pero pudo manipularla fácilmente deslizando el cargador que cedió fácilmente  observando que estaba lleno, 6 balas en total, lo volvió a colocar en su lugar, presionó el martillo cargando una bala en el cañón preparada para ser disparada.


   - Nunca he tomado un arma en mis manos, pero siempre veía como el Señor Andrews lo hacía, se la pasaba jugando con ella cuando estábamos en la hora del almuerzo, un día se le disparó dándole a un compañero, su vida pudo salvarse, pero él no lo apoyó ni colaboró con la familia, la herida terminó infectándose y murió por gangrena.


   - Andrews, ese miserable viejo avaro, tenía negocios ocultos con los hermanos, ese hombre ocultó una información importante, quería lucrarse, sobornar a los hermanos y no supo el lío en que se metió cuando ya era muy tarde, sé que ese día fue impactante para ti. – Dijo Milo mirando a Ikki –. Sigamos no perdamos más el tiempo.


   Milo volvió a encabezar la marcha, les indicó rápidamente donde debían cruzar si les perdía el paso. Siguieron así unos minutos, estaban cerca, cuando a lo lejos se escucharon unos gritos llenos de lamentaciones que estremeció instantáneamente a Ikki al reconocer la voz de su hermano, se detuvo un rato buscando de dónde provenían cuando escucharon otro y esta vez fue Ikki el que encabezó el grupo iba absorto hasta que Milo lo terminó de guiar por los pasillos y frente a ellos estaban esas puertas dobles.


   Se escuchaba perfectamente los sonidos que provenían de la habitación, el llanto sin cesar seguido de un grito y una súplica. Milo detuvo a Ikki que se dirigía a abrir la puerta.


   -Recuerda, no te distraigas por lo que vayas a ver, apenas lo tengas en la mira le disparas, no dejes que se mueva – Dijo enfático Milo.


   Ikki asintió, tenía la mirada enfocada en esa puerta tomando el arma con las  dos manos y con una pierna delante, la otra atrás y rodillas semi flexionadas preparado para la fuerza que iba a ejercer el arma al ser accionada, pero todo perdió sentido cuando Milo abrió la puerta, quedó congelado.


   En la cama, acostado, desnudo, con los brazos extendidos a los lados amarrados dando la pose de un crucificado estaba su hermano. Sus manos se aferraban a aquellos cordeles cuando intentaba apartar con sus piernas que estaban libres a Saga que estaba igual, desnudo, pero era donde este aprovechaba a tomar ambas piernas, primero las besaba con devoción, luego las mordía absorbiendo un poco de sangre y donde Shun gritaba de dolor. Levantaba levemente la cabeza e Ikki vio que su hermano estaba más pálido de lo que recordaba además de su rostro que estaba rojo por el llanto , pasó rápidamente la vista por el cuerpo viendo que ese sujeto no había dejado un solo lugar donde no lo hubiera mordido, desde el cuello, pasando por el torso y terminado en la piernas e incluso pies, hilillos de sangre se deslizaban por esas heridas abiertas y que el hombre en cuestión sádicamente las lamia e incluso vio como morbosamente ese sujeto tomaba el miembro de su hermano estimulándolo con sus manos.


   Escuchaba que le hablaban, pero sonaba como en un embudo, no podía moverse, nunca en su vida pensó que ver a su hermano así le afectaría tanto.


   Saga se había dado cuenta de ellos que veían como espectadores, mirándolos perversamente se lleva el miembro de Shun a la boca devorándolo, ese fue el colmo para el rubio.


   -¡Ikki! ¡QUE ESPERAS! – Pero nada que reaccionaba el moreno. Hyoga rápidamente le quito el arma de las manos, apuntó directo y disparó con una sola mano. Un sonido estruendoso seco sonó y la fuerza del arma lo tiró hacia atrás, se levantó rápidamente observando si el culatazo del arma no le había hecho perder el objetivo y le hubiera dado erradamente al peliverde.


   La bala que disparó le dio completamente en el muslo casi llegando a un glúteo a Saga. Shun al ver de dónde salió ese sonido miró a la puerta y tuvo un remolino de emociones, sintió alivio, pero vergüenza a la vez, además de desasosiego y despertó a Ikki de su ensimismamiento.


   Saga en cuestión de segundos gruñó tan fuerte como un animal salvaje mirando al rubio con odio, y como había dicho Milo, de un salto se movió rápidamente, no podían ver dónde estaba, pero el rubio se preparó, tomó el martillo del arma volviendo a cargar la siguiente bala pero esta no pasaba, se había engatillado.


   -¡Rápido Hyoga!,¡RÁPIDO! –Decía exasperado el pelinegro mientras sus ojos danzaban por todo el lugar buscando a Saga.


   -¡No puedo se engatilló!


   Shiryu desenvaino su espada esperando el ataque cuando este lo tomó de sorpresa, frente a él aparecía con las manos en forma de garra dándole un manotazo al pelinegro que no pudo actuar rápidamente, seguido de Ikki, luego el rubio, pasó por Milo y Mu, todo ocurrió en unos segundos. Saga tenía la vista puesta en el pequeño Kiki, se acercaba poco a poco, como un animal cazando a su presa pero no contó que Ikki se había levantado rápidamente tomando la daga que le había dado Shiryu clavándola  en la espalda de Saga, que cayó de rodillas gruñendo de dolor.


   -¡No me jodan, ustedes no podrán vencerme! – dijo enfurecido listo para atacar cuando se escuchó el trac, trac del martillo del arma y un sonido seco volvió a resonar en el ambiente, la bala pasó a solo milímetros de donde estaba Milo.


   -¡Mierda rubio apunta bien! – Expresó Milo asustado.


   Hyoga rápidamente volvió a usar el pasador de la bala, quedando cargada pero esta vez se puso en posición, un pie delante y otro atrás y tomaba con ambas mano el arma una de ellas tomaba su muñeca para darle estabilidad y la otra lista en el gatillo,  no perdió oportunidad cuando lo tuvo en la mira accionando el arma.


   A pesar del estruendoso sonido que produce el disparo, el silencio reinó, todos habían aguantado la respiración, esperando que esa bala no fallara, y observaron cómo esta le dio de lleno en todo el pecho haciéndolo caer de rodillas mientras se tomaba con una mano donde había entrado la bala, se quejaba del dolor mientras alarido y gruñidos salían de él.


   Fue cuando vieron algo insólito, Mu ni Milo habían visto algo así en su estadía, sabían que Saga se transformaba pero no sabían cómo pasaba eso. El cabello comenzó a cambiar de color, era como una ilusión, pasaba del gris al azul y viceversa, con una mano se tapaba los ojos con fuerza y entornaba los largos dedos alrededor de su rostro.


   Luego de un rato que pareció eterno, levantó la vista, todos los vieron, ya no era el mismo animal salvaje que los atacó, no, era de nuevo Saga, miraban como este se levantaba y alzaba una mano para retirar la daga que aún estaba incrustada en su espalda, sin siquiera tocarla la daga cayó al suelo alfombrado con un sonido apagado y caminó tambaleándose a la habitación acercándose al peliverde que lo veía de nuevo con horror.


   -¡NO POR FAVOR! ¡DEJAME! ¡DEJAME IR! No me hagas nada – Dijo Shun quebrándose al final y llorando, soltando las lágrimas que pujaban por salir.


   Saga solo se quedó mirándolo un rato sentándose en la orilla de la cama. Lo miraba con compasión y culpa. Procedió a desatar al peliverde primero un brazo luego recargó un poco de su peso arriba de Shun para alcanzar el otro nudo y desatarlo.


   -Lo siento pequeño no era mi intención lastimarte – Dijo apesumbrado - ¡Vete! ¡Retírate! Tu olor, aún lo siento, me cautiva.


   Shun se levantó rápidamente de la cama a penas se vio desatado, trastabillo un poco, se sintió mareado pero el apartarse de ese hombre era más importante ahora que su debilidad, vio como Saga caía a en esta de espalda con las piernas colgando, escuchaba el silbido de su respiración y veía la respiración forzada que tenía a través de su pecho.


   Corrió con su hermano que lo recibió en sus brazos. Ikki sintió que su hermano estaba frio y temblaba demasiado, lo apretó contra su pecho más como evitando que se lo fueran a quitar de sus brazos y Shun hundió su cara en el pecho de Ikki dejando salir toda la frustración que tenía guardada no le importaba que estaba desnudo, las fuerzas de los dos hermanos termino por quebrarse cuando cayeron arrodillados y lloraron conjuntamente.


   -Él todavía no está muerto – Dijo Milo refiriéndose a Saga, pero no podía dejar de ver esa escena que todos lamentaban. Caminó dentro de la habitación viendo a Saga respirar agitadamente, estaba muriendo lentamente, busco una cobija y con ella arropó el cuerpo del peliverde.


   - Ya estás bien Shun, estás bien – dijo Ikki tranquilizando a su hermano que seguía aferrado, no paraba de llorar y temblaba.


   - Hermano, me voy a transformar, me voy a convertir en un ser de esos – dijo el pequeño lamentándose – Eso me dijo él.


   - No, no lo harás, Saga al ser hibrido no tiene esa habilidad de convertir a las personas – Tranquilizó Milo al peliverde.


   Fue cuando Shun pudo despegar su rostro del pecho de su hermano, le había dejado la camisa empapada de lágrimas y se restregaba los ojos cual niño pequeño, para Milo fue lo más dulce que había visto en un humano.


   - ¿Enserio? – Se fijó que este asintió muy convencido  – Tú, eres uno de ellos.


   - Tranquilo, esta de nuestro lado igual que él – Le dijo el pelinegro a Shun señalando a Mu – Nos ayudó a encontrarte.


   - Así es, tus amigos son muy fuerte y me lograron vencer - Mostrando el muñón envuelto en la improvisada venda.


   - Shiryu ¿a ti también te capturó ese hombre? – Preguntó Shun mirando con curiosidad al pelinegro que negó con la cabeza.


   - No, vine con mi abuelo para rescatarlos, pero al parecer tenemos otra misión.


   - Tu abuelo – dijo Shun más para sí mismo que para que lo escucharan – ¡Ikki!  El abuelo está lastimado, lo deje solo en una habitación.


   - Lo sé pequeño, está bien está acompañado por Dohko.


   - Vamos los llevaré de nuevo a esa habitación donde están esperándolos – Dijo Mu


   Al girarse vieron con asombro que toda la ilusión de los pasillos largos y laberinticos estaban desapareciendo de a poco.


   -¿Puedes caminar? – Preguntó Ikki, Shun asintió colocándose de pie con la ayuda de su hermano y cubriéndose  con la manta que le había dado Milo.


   Pero algo perturbaba tanto a Milo como a Mu que se quedaron mirando como si vieran a un fantasma, a través de un triángulo dorado aparecía un hombre muy parecido a Saga y al lado de él un rubio con una peculiar uniceja muy poblada y de aspecto fiero.


   -Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?  Un lindo y hermoso rencuentro, es bueno que estén todos juntos, así nos ahorran tiempo, porque ha llegado la hora – Dijo el hombre con ironía.

Notas finales:

   Bueno esto es todo por hoy, nos vemos el domingo con el siguiente capítulo. Ya solo quedan 3 capítulos para finalizar esta locura que inventó mi cabeza. Muchas gracias por seguir leyendo. 


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