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El Misterio de los Vampiros de Aqueos por Shuni_Chan

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Notas del capitulo:

   Hola, saludos. Sigo agradeciendo a todo esos lectores por tomar en cuenta mi fics, muchas gracias por todo. 

 

 El Encuentro

 

   Había despertado con sobresalto. Miró alrededor, no conocía nada, era de día por lo que pudo ver, ¿dónde estaban? Al ver a los lados sus amigos dormían apaciblemente, les había cambiado las ropas, tenían puesto unos camisones blancos de algodón.

 

   La puerta se abrió, dejando pasar un hombre rubio con el cabello a la cintura, sus ojos eran de un azul profundo, se divisaban de lejos. Traía una cesta con sus ropas limpias y dobladas perfectamente y la colocaba sobre una cómoda.

 

    - Ya despertaste, todo está bien, no tienes de que preocuparte.- Aquel rubio muy formalmente se dirigió al peliverde.

 

   - ¿Quién eres? - Preguntó.

 

   - ¿Mi nombre? Vaya, cuando alguien se encuentra aquí no preguntan eso, bueno para no ser descortés mi nombre es Shaka – De a poco se iba acercando a la cama donde se encontraba Shun, este al verlo mejor detalló su piel, era muy blanca – Espero que estés satisfecho joven – expreso el rubio con una media sonrisa. Shun al ver aquellos colmillos que sobresalían de la boca de aquel extraño se asustó, sus ojos no daban cabida a lo que estaba viendo, miro a los lados y vio el rosario de Hyoga puesto sobre una mesa de noche, de un estirón lo tomó entre sus manos, se levantó de la cama lo más rápido que pudo, perdió un poco el balance cayendo de rodilla y apuntó con la cruz de frente a aquel sujeto.

 

   -¡ATRÁS SER OSCURO, SOLO RETÍRATE Y DÉJANOS TRANQUILO!, No…Nos harás….- El peliverde veía asombrado como el rubio se acercaba de a poco sin inmutarse, tomó entre sus manos aquel rosario quedando Shun estupefacto.

 

   Una risa muy suave escapó de la boca del rubio, vio con detenimiento el rosario – Es muy bonita, la Cruz del Norte, debe ser muy importante para ese joven – Regresándosela de nuevo a su dueño, colocándola en las manos –Joven, nosotros no les tememos ni a la luz del sol ni un crucifijo, esos son inventos humanos para poder mitigar su horror con cosas que no conocen.

 

   Shun sin poder creer lo que veían sus ojos, veía impávido, su mente procesaba a mil por hora, los cuentos del abuelo… era falso…todo era falso – ¿Eres un ser de la noche, un demonio? – Preguntó.

 

    - Bueno si quieres llamarnos así lo puedes hacer, el problema es todo la mentira que al pasar los años le han metido en sus cabezas, no somos seres de noches, también salimos de día ¿sabías? Podemos estar juntos a ustedes como cualquier otro, no nos afecta el ajo, aunque da mucho sabor a las comidas y antes que preguntes, si, podemos comer comida humana aunque no nos alimenta bien, la sangre es nuestra principal fuente de alimentación y no, no nos transformamos en murciélagos ni dormimos en ataúdes incomodos. - Ayudó a levantar a Shun y colocarlo en la cama, lo hizo sin esfuerzo, el peliverde parecía un muñeco. El rubio se sentó en la orilla de la cama.

 

   - Sí, si no son seres de la noche – Tartamudeó- Pueden integrarse a los humanos, ¿qué son?

 

   - Simplemente estamos más allá de la compresión humana, somos sus temores y horrores, nos han apartado como simples alimañas, solo por ser “diferentes” a ustedes. – Agregó- Ahora bien, ya me conoces, ¿con quién tengo el placer de hablar?

 

   - ¿Yo? – Apuntando su dedo a sí mismo. El rubio asintió y sonrió  viendo la expresión desconcertada del inocente peliverde – Bu, bu, bueno mi nombre es Shun.

 

   - Mucho gusto mi estimado Shun, eres una persona fuerte, te has despertado antes que todos tus amigos, no es fácil salir del trance en el que te hemos colocado.

 

   - ¿Trance? – Preguntó el peliverde.

 

   - Sí, una especie de adormecimiento profund, como un letargo.

 

   - ¿Puedo preguntarte algo? –Indaga el peliverde

 

   - Si así lo deseas. –Respondió cordialmente.

 

   -  ¿Por qué volvieron?

 

   - Siempre hemos permanecido aquí joven, no nos hemos ido a ninguna parte.

 

   - Pero, según lo que me ha contado mi abuelo… él era apenas un niño, vio todo lo que pasó, incluso entró.

 

   - Es cierto, pero el humano es fácil de manipular, todo fue una ilusión para su propia satisfacción.

 

   - ¿Puedo hacerte otra pregunta?

 

   - Adelante, no hay problema.

 

   - ¿Qué quieren hacer con nosotros?

 

   - ¡Oh tranquilo! no les va a pasar nada malo, aquí están a salvo –Dijo con un tono entre sarcástico

 

   A Shun esa respuesta no le dio muy buena espina, sentía esas palabras falsas y volvió a preguntar ¿Nos van a hacer daño? – Con sus ojos cristalizados por las lágrimas que se asomaban en sus ojos.

 

   – Eres demasiado hermoso, no te gustaría estar así para siempre, yo te puedo ayudar.- Acercándose peligrosamente a él – Shun no podía reaccionar solo se echaba hacia atrás como animal acorralado, la conversación se vio interrumpida cuando tocaron la puerta de la habitación, toc, toc, toc, firmes pero rápidos, el rubio miro a Shun – Ya regreso – Se levantó de la cama, dirigiéndose a la puerta y salió de la habitación.

 

   Shun, asombrado, no salía de su ensimismamiento, poco a poco iba reaccionando hasta que de un salto salió de la cama, trató de despertar a sus amigos, los zarandeaba, les daba chachetada suaves para que reaccionaran, nada. Miro alrededor de la habitación y había una jarra de agua, la tomo rápidamente y a cada uno le vertió un poco de su contenido encima. Reaccionaron de una vez, todos sorprendidos y mirando a Shun como cual villano de película.

 

   - Despierten chicos, debemos salir de aquí. - Shun les estuvo explicando rápidamente la conversación que sostuvo con lo que sea y como se llame, de verdad se le había olvidado el nombre de aquel ser. Se colocaron sus ropas que estaban en la cesta, Hyoga abrió una de las ventanas, fue fácil, se asomó y vio que se encontraban en la planta baja, sin dudar salió por ella, ayudando a Seiya a pasar, luego Shiryu y por último Shun que vio aquella habitación por última vez.

 

   Corrieron lo más que pudieron, mirando hacia atrás de vez en cuando a ver si no los seguían, ¿qué lugar era ese?, se veía algo familiar, pero era imposible. Cansados y sin aliento cuando vieron que se encontraba a una distancia prudencial viraron hacia atrás de nuevo para fijarse que aquella resplandeciente, hermosa y familiar casa, perdía su brillo, se apagaba. Era la misma tétrica, quemada y en ruinas mansión que se encontraba entre el camino al Norte y su ciudad.

 

   Sus ojos no lo podían creer, no salían palabra alguna de su bocas, estaban mudos y pálidos y solo su instinto era seguir corriendo, salir a como diera lugar, se atrevieron a seguir la ruta esperando que no volviera a suceder aquello.

.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,..,.

 

   Al llegar a la casa, Shun se fijó que no había nadie, cansado por la extensa caminata se dirigió a su habitación y simplemente se tiró en la cama, durmió profundamente, solo su sueño se vio interrumpido por un portazo en su habitación despertándolo y revolviéndole los nervios.

 

   - ¡Ikki! Por favor no vuelvas a hacer eso.

 

    - ¡Por todos los dioses Shun! – Su hermano estaba de pie en el marco de la puerta, asustado y llorando se abalanzó a él abrazándolo como si se fuera a escapar de sus brazos.

 

   - Hermano tranquilo, estoy bien – devolviendo el abrazo y sin soltarlo. Shun sintió como su hermano estaba temblando, ¿por qué? Para el ese abrazo de su hermano le transmitió la más profunda tristeza. Trató de apartarlo un segundo de su cuerpo, y pudo ver su rostro de angustia.

 

   - ¿Dónde has estado Shun?, me tenías preocupado estuve buscándote por dos días y el abuelo también, por favor.

 

   - ¿Dos días hermano? No, imposible - Decía sin creerlo.

 

   - No te me pierdas así de nuevo, tú no, tú no te me puedes ir, no te puedo perder también.

 

   - Ikki aquí estoy – Le dijo Shun reconfortándolo, no había visto a su hermano así nunca - Tranquilo, estoy bien hermano, estoy bien.

 

   - ¿Dónde estabas? ¿Estabas solo?

 

   - No, estaba con los muchachos y si te digo donde estábamos creo que no me vas a creer.

 

   - Está bien, está bien no quiero explicaciones, lo que sé es que estas bien, eso es todo lo que pido.

 

   Ikki se metió en la cama, seguía abrazándolo como para que no se le fuera de nuevo y  quedaron dormidos en esa estrecha cama.

 

   Shun despertó y vio que su hermano seguía dormido profundo, no había descansado por dos días, por ¡dos días! ¿desaparecidos? Era imposible de creer. Se levantó sin hacer mucho movimiento, para no despertar a su hermano y salió; en la cocina se encontraba su abuelo fumando una pipa.

 

   -Ven muchacho, ¿qué pasó? Nos preocupaste mucho, sobre todo tu hermano, pensé que le iba a dar una crisis o algo así.

 

   - Abuelo…no vas a creer, pero estuvimos dentro de la mansión en ruinas que está camino al Norte, no sé muy bien lo que pasó y como terminamos allí, pero conocí a un ser oscuro abuelo, todas las historias son mentiras, no les hace daño la luz del sol, ni los objetos religiosos, nada abuelo, ellos son inmortales.

 

   - No puedo creerlo…

 

   - Hay muchos más en ese lugar pero solo vi a uno, cuando tocaron la puerta y ese “ser” salió de la habitación desperté a mis amigos y salimos corriendo lo más rápido que pudimos.

 

   - Pequeño, es increíble lo que me estas contando, todavía me parece insólito ¿Estás seguro que eran ellos?

 

   - Si abuelo, vi claramente sus colmillos.

 

   - Se han burlado de todos, siguen entre nosotros, no somos nada más que su comida deambulando en un corral gigante.

 

   En ese momento tocaron la puerta, de nuevo ese toc, toc, toc, fuerte pero firme, igual cuando estaba en aquella habitación. Shun volteo hacia la puerta y miro a su abuelo con cara de terror.

 

   - No abras abuelo, no, no lo hagas. – Dijo aterrado.

 

   - Tranquilo hijo, puede ser la policía, le advertimos a ellos de tu desaparición.

 

   El mayor caminó los pocos pasos que lo separaban de aquella puerta, tomó el pomo y miró a su nieto que se resguardaba detrás de la mecedora como si algo malo fuera a suceder. La abrió y un sujeto algo alto, de cuerpo robusto, cabello castaños claro, vestido con uniforme policial se presentaba con un asentimiento rápido de la cabeza, y su nombre “Ban”. Tenía un cuadernillo en la mano mientras verificaba el número de casa y anotaba algo en este.

 

   - Buenas tardes señor, disculpe la molestia pero es mi deber informarles esto; hemos encontrado a la Señora Loretta, ella está bien, fue llevada al hospital y de ahí la han trasladado al sanatorio de la ciudad.

 

   - Gracias a los dioses oficial, muchas gracias.- Dijo con alivio el mayor que se tomaba el pecho para calmar a su corazón.

 

   - Bueno, si me disculpa tengo otros asuntos que atender, que tenga buenas tardes señor.

 

   - Disculpe oficial, ayer dimos parte de la desaparición de mi nieto Shun, él ya regresó a casa, puede cancelar la búsqueda.

 

   - Disculpe, pero en la agenda no hay nadie desaparecido con ese nombre – Dijo sacando un cuadernillo revisando en este.

 

   -Sí, ayer hicimos la denuncia.

 

   -No, no señor, puede que esté equivocado, pero me alegro que su nieto haya regresado a casa.

 

   - Bueno, disculpe, que tenga buenas tardes oficial – Despidió el señor mientras veía a este montarse en el coche patrulla.

 

   Cerró la puerta y miro al peliverde que aún se encontraba un poco atónito a lo que acaba de escuchar. Este se abalanza a los brazos de su abuelo. Internamente corre un río de sentimientos, no sabe con cuál quedarse, el alivio de que encontraron a su madre, que ella estaba bien o en el que prácticamente pareciera que no hubiera pasado nada, pero ¿esto era un sueño? Claro que no, no lo era, tanto su hermano como su abuelo se habían dado cuenta de su desaparición.

 

Notas finales:

Curiosidad: Así se veía un coche policial en esa época https://www.wikiwand.com/es/Veh%C3%ADculo_policial


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