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El Misterio de los Vampiros de Aqueos por Shuni_Chan

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Notas del capitulo:

   Saludos, de regreso por aquí para traerles la continuación de esta historia. Gracias por seguir leyendo.

Dohko

 

   Los días que siguieron Ikki aún estaba desanimado. Tomó en cuenta las palabras de Aioros y había buscado un trabajo en la oficina de correo. De inmediato le dieron el trabajo, necesitaban a alguien urgente ya que el anterior no había vuelto a su puesto.

    La caligrafía del moreno no era muy elegante pero, por lo menos plasmaba en esas cartas todo el sentimiento que las personas querían decir en ella y hacerlas llegar a sus seres queridos. Prefirió callar lo que le había pasado a su abuelo y Shun, no quería preocuparlos por nada ya que ese fue un hecho aislado, según él, fue su cabeza que le jugó una mala jugada por la tensión de no encontrar un trabajo.

   En cambio el peliverde estaba feliz que su hermano no trabajara más en esa mina de carbón. Shun había mejorado considerablemente de sus heridas, podía caminar de nuevo sin dolor y había recobrado el color natural de su piel, aún quedaba rastro de aquella agresión, pero poco a poco se iba disipando. El rubio influyo mucho en su mejoría, lo visitaba todos los días, ayudó no solo a curarle las heridas sino también a la familia, cuando estuvo al tanto que el hermano del peliverde estaba sin trabajo y la despensa de su querido niño estaba prácticamente vacía trajo consigo alimentos de su casa. Para el rubio la entera satisfacción era ver esa sonrisa y el brillo en los ojos del peliverde, no importaba nada, si devenía de un regaño al enterarse su padre que estaba sustrayendo la comida de la casa.

   El que no estaba muy bien y actuaba muy extraño era Seiya. Se veía cansado, ojeroso, y muy raro en el siempre alegre amigo que han tenido. Prácticamente llegaba a la escuela arrastrando los pies, los hombros caídos y esa expresión de desazón que invadía su rostro los últimos días. Todos estaban preocupados pero no pudieron sacarle ni una palabra, era como si el alma de su compañero no se encontraba ahí.

   - Hyoga, debes creerme, creo que nuestro amigo Seiya está en problemas – dijo el peliverde caminado al lado del rubio camino a la escuela - Soñé con él esta noche y hay un mal que se le está acercando, algo muy oscuro.

   -Te creo Shun, lo he visto ya no parece él mismo, también estoy preocupado.

   Les faltaba poco para llegar a la escuela cuando ven a su amigo pelinegro caminar rápidamente hacia ellos con una mirada de preocupación, pensaron en lo peor, algo le había pasado a Seiya.

   -Debemos ir a casa de Seiya, no se de él desde ayer que la maestra lo envió a casa.  Cuando salí lo espere un rato en una esquina donde siempre nos encontramos y no apareció, pensé que estaba en la escuela pero tampoco, me tiene preocupado – Hablaba rápidamente el pelinegro.

   La pareja asintió y rápidamente cambiaron el rumbo de su andar, de verdad el pelinegro debía de estar muy preocupado por el castaño ya que no le importó faltar a clases. Llegando a la casa del castaño ven a su hermana hecha un mar de lágrimas, y gritando el nombre del castaño, corrieron los pocos metros que le faltaban con el corazón en el cuello.

   - ¿Seika? ¿Está todo bien? ¿Seiya está bien? – Preguntó Shiryu con su rostro lleno de angustias.

   - ¡No, no! – lloraba sin parar – no sé qué le pasó, estaba como loco.

   - ¡Seika, explícate! – Manifestó desesperado el pelinegro.

   - Se fue así no más, toda la noche estuvo hablando solo, caminaba por toda la casa, se sentaba con las piernas recogidas al pecho y mirando a la pared así se quedó, yo me quedé dormida, en la mañana me despertaron sus gritos, decía incoherencias y tiraba todo al piso, salió corriendo de la casa intente alcanzarlo pero no pude, no pude – Se lamentaba la pelirroja.

   Quedaron mudos al escuchar la explicación de la hermana del castaño, sus miradas se encontraron deduciendo quienes eran los responsables de eso fue como un Deja Vuh así cuando la madre de Shun desapareció ahora fue el castaño que le ocurrió lo mismo y un escalofrió recorrió sus cuerpos.

   Le prometieron que la ayudarían a buscar a Seiya, ella asintió rápidamente mostrando su agradecimiento y en sus ojos se reflejaba un poco de esperanza. Se dieron vuelta para regresar, pero el pelinegro tomó otro camino diferente que no era la escuela, tenía una mirada seria y los otros dos en silencio lo siguieron.

   - No le podemos decir a nadie porque no nos van a creer- Suspiró Shiryu.

   - Es cierto. Shun tu dijiste que algo oscuro se acercaba a Seiya, ¿pudiste ver algo?

   - No, solo vi a Seiya con un aura muy oscura a su alrededor, me miraba con odio, no era la misma mirada de nuestro amigo.

   - ¿Eso qué dices fue un sueño? - Pregunto el pelinegro.

   - Si así es – Asintiendo - ¿Qué podemos hacer? Esto se escapa de nuestras manos.

    - Estoy seguro que no nos podemos quedar de brazos cruzados, esos seres se llevaron a nuestro amigo, vamos a mi casa, y por cierto –mirándolos – Los felicito, al fin se atrevieron a dar un paso importante y no me miren así, se veía a leguas lo mucho que se estimaban y no, no me molesta, yo no soy nadie para juzgarlos.

   Los dos le mostraban una amplia sonrisa de agradecimiento. Aunque si a ellos se le veía a leguas su amor, al pelinegro también a pesar de que lo negara, no sabían porque colocaba una coraza impenetrable frente a él.

 

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   Llegaron a la casa del pelinegro. Era una casa encantadora, muy tradicional europea con el techo de dos aguas y un pequeño balcón que se asomaba en el primer piso de esta, a decir verdad no era muy alta pero tenía el tamaño justo. Entrando les pidió que se quitaran el calzado y lo dejaran en un lugar reservado para los zapatos, el procedió con lo mismo entrando a la casa.

   El rubio miró todo a su alrededor expresando asombro en voz baja, solo Shun lo escuchó y se sonrió.  La decoración interna era todo lo contrario al exterior de la casa, fue como cruzar una dimensión a ese país lejano, las sillas, paredes, aparadores y alfombras adornaban al estilo oriental.

   -¿Abuelo? – Colocó sus libros en una mesa y tomó el de sus amigos para también colocarlos en el mismo lugar.

   Una niña con un moño de flor roja, de cabellos negros, no más de 3 años se apareció delante de ellos, estaba feliz y alzaba sus brazos y abría y cerraba sus manitos rápidamente dando a entender que la alzaran – ¡Hermanooo! –Profirió la niña con una dulce voz – ¡Te extrañe!

   -Hola pequeña – Dijo el pelinegro alzándola – Si apenas tengo horas de haber salido, jejej, ¿Dónde está el abuelo?

   -¡Allí!- Señalando una habitación.

    -Shiryu ¿qué paso? ¿Paso algo en la escuela? – Preguntó un hombre mayor de como 40 años, cabello castaño oscuro y en el que se asomaban una que otra cana. Estaba vestido con una camisa tradicional china blanca y pantalón negro, tenía colocado unos anteojos que suavemente se deslizaba por el puente de la nariz y el los volvía a colocar en su sitio con un movimiento de su dedo índice, cojeaba de la pierna derecha y su ayuda para caminar era un bastón de madera, miró extrañado al pelinegro de verlo a esas hora en casa, saludó haciendo una reverencia, que fue respondida por los jóvenes.

   - Abuelo Dohko, él es Hyoga y a Shun ya lo conoces –Presentando al rubio.

   - Así es, mucho gusto joven a ti no te había conocido hasta ahora, vengan tomen asiento no se queden hay de pie.

   - Pensé que era un anciano – dijo entre dientes Hyoga a Shun

   - Yo también pensé lo mismo, cuando Shiryu nos trajo para explicarnos matemática –Con una sonrisa de complicidad respondió el peliverde – Pero no sé quién es la niña, no la había visto.

   El pelinegro al ver la mirada curiosa de Shun decidió explicarle – Ella es Sunrey, el abuelo la adoptó de una familia migrante de China que no pudo mantenerla y se ha adaptado muy bien estando aquí, ella sola me adoptó como su hermano y yo no me voy a quejar por ello. – La bajó acuclillándose con ella, acomodándole la ropa, mientras le decía que fuera al otro cuarto a jugar ya que tenían una conversación de personas mayores. Ella obedientemente asintió y se fue con sus pasitos cortos a la habitación de donde había salido.

   - ¡Oh, es muy dulce! – Expresó Shun con ternura viendo a la niña hacer caso a las palabras que le había dicho el hermano.

   - Y díganme, ¿qué puedo hacer por ustedes?

   - Abuelo, es nuestro amigo Seiya el que está en problemas, desapareció está mañana. Según su hermana, Seiya no estuvo dentro de sus cabales toda la noche y creemos saber en dónde está, ¿pero, qué podemos hacer? Si no hacemos algo, creo que nosotros también seriamos los siguientes en su lista.

   - Ya veo, Shiryu ve a traer un poco de té, creo que encontré algo – dijo levantándose y caminado a la habitación de la que había salido cuando llegaron.

   - ¿Tu abuelo tiene conocimientos sobre los que no paso? – dijo en susurro el rubio al pelinegro.

   - Así es, yo le conté. Cuando Shun dijo que estuvimos desaparecidos por 2 días tuve que preguntarle si era cierto. Para él, el tiempo transcurrió igual, como un mismo día, ya vuelvo. –Levantándose de su puesto.

   No paso mucho tiempo cuando Dohko regresó con varios libros colocándolos sobre aquella mesa de centro negra y pulida, sentándose frente a ellos. Se arregló los lentes y tomó uno de los libros, comenzó a hojearlo, miraba rápidamente las páginas dando con lo que necesitaba.

    – Para ponerlos al corriente de dónde vienen y lo que significa el término “Vampiro”  encontré varias etimologías para la descripción: Es un término que proviene de las lenguas eslavas, pero todas significan lo mismo "ser volador", "beber o chupar" y "lobo" – Seguía hojeando el libro sin mirar, mientras observaba al peliverde por encima de los lentes – Pero según te dijo uno de ellos no vuelan ¿cierto?

   Shun afirmó mientras veía llegar a su amigo Shiryu con una bandeja que tenía una preciosa tetera de porcelana china, las tazas hacían juego con ella y traía algunas galletas. La colocó sobre la mesa procediendo a servir pequeños chorros de ese líquido humeante y ámbar en las tazas a cada uno de los presentes sentándose al lado de sus amigos.

   - Han existido en la cultura popular desde tiempos inmemoriales, incluso en las Sagradas Escrituras tienen su aparición - Revolvió un poco en la mesa encontrando lo que buscaba, abrió el libro que tenía por título “La Sagrada Biblia” – Aquí indica que  “En la sangre esta la vida y el alma” y eso es exactamente lo que absorben esos seres, prácticamente se alimentan del alma del ser humano y hay unos pasajes bíblicos que hablan de ellos como los demonios que son.

    Proverbio 30-14: Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos,
Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

   Levítico 17-7: Y nunca volverán a presentar sus sacrificios a esos demonios, a los que han adorado y por los que se ha corrompido. Esta será una ley permanente para ustedes, que pasará de padres a hijos.

   Cerró el libro y comenzó a hablar según su conocimiento mirando a los jóvenes que lo veian atentamente  - Se convierten en cadáveres activos y su alma y cuerpo quedan corrompidos dejándolos atrapados entre este mundo y el mundo de los muertos. Son indestructibles por medios convencionales y  extremadamente fuertes y rápidos. Les afecta los símbolos cristianos pero es falso, según hay que hacerlo con fe, pero si él pudo tomar un símbolo cristiano en sus manos, no lo veo factible se haga como se haga. – Tomó una pausa, se retiró los anteojos y masajeo el lugar donde hace presión los lentes, tomó aire y suspiró  -Necesito contarles algo – Tomó la taza humeante de té y tomo un sorbo, curiosos los ojos de los muchachos lo miraban expectante y más el de su nieto.

   - Todo lo que está escrito sobre ellos pueden ser verdad o mentira, pero en mi juventud, tenía a un amigo, era mi mejor amigo de toda la vida,  él se llamaba Shion… él - bajo la vista y tomó aire – Un día vi como uno de esos vampiros lo atacó, lo miraba, a los ojos y de ese sujeto salió un resplandor rojo, lo mordió en el cuello pero caso contrario a lo que ha pasado aquí en Aqueos desapareció con él en sus brazos. Yo pensé que no lo volvería a ver, pero 5 años después me lo encuentro de frente. Estaba ciertamente a plena luz del día, me quedé sorprendido que fuera él. Se me quedó viendo y sonrió, fue cuando vi los colmillos alargados, pero no era una sonrisa amistosa era maligna, muy socarrona, baje rápidamente la mirada evitando entrar en contacto con su vista, yo hablé con él, intentaba hacerle recordar quien era yo, pero ya no era el mismo amigo que tuve.

   -Me atacó y me defendí, era rápido, simplemente yo hacía un movimiento y ya lo tenía atrás de mí, me alzó y me lanzó contra una pared y fue donde mi pierna se lastimó. De la nada desapareció, no sé por qué no terminó conmigo si era lo que buscaba, he pensado que tal vez tuvo un punto de lucidez. He intentado encontrarlo de nuevo y liberarlo de esa condena que le impusieron pero solo he encontrado una forma factible de hacerlo, según cómo te describió ese sujeto ellos nos le hace daño ningún objeto religiosos, pero no te dijo nada de la plata pura ¿cierto? - Mirando al peliverde este asintió, del bastón desenvaino una larga espada plateada y pulida, todos miraron asombrados – Tal vez sea muy tarde para su amigo, lo siento mucho, pero la forma de eliminarlo es decapitándolos y así poder liberar su alma corrupta de este mundo.

 

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   El atardecer se cernía ya sobre Aqueos, en el cielo se dibujaba un sinfín de colores de los crepúsculos que daban una calidez y sosiego a los habitantes. Las distintas tiendas en el centro de la ciudad cerraban sus puertas y la oficina postal era una de ellas que esperaba que los últimos usuarios salieran para poder cerrar.

   Ikki aún seguía ahí. Las pocas personas que se encontraban no necesitaban de sus servicios, así que decidió hacer una última carta redactada por él, ya era tiempo de devolver algo que no le pertenecía. Dobló aquel papel, lo guardo en un sobre y sacando de su bolsillo aquellos pendientes lo colocó dentro del mismo, cerró el sobre y colocó el remitente y dirección: “Esmeralda Jansen” Calle Fénix N° 1456. Miró el sobre, era entregarlo personalmente o mejor tener prudencia en ese caso.

   - ¿Todo bien Ikki? – Era el nuevo jefe que le hablaba, el moreno había quedado absorto en el sobre que tenía en sus manos.

   - Si señor Aldebarán, todo bien -

   - ¿Vas a enviar eso o te vas quedar mirándolo?

   - Lo voy a enviar señor – Le paso el sobre en las manos y de su bolsillo sacó algunas monedas colocándolas en el mostrador. Ikki se quedó observando el procedimiento adicional colocando los respectivos sellos postales y un sello grande y rojo que marcaba en mayúsculas “URGENTE”

   - Esa chica ha de ser importante para ti, no te preocupes por el pago esta corre a mi cuenta y sale a primera hora de mañana.

   -Gracias señor Aldebarán, de verdad no sé cómo pagarle.

   -Ya lo estás haciendo chico, sigue trabajando como has venido haciéndolo desde el principio. Bueno esto es lo último por este día, así que ya podemos cerrar.

   El nuevo jefe de Ikki era todo lo contrario a lo que era Andrews Lavert. El Señor Aldebarán era un hombre correcto, disciplinado, muy alto, corpulento y moreno, sus cejas pobladas y las entradas que tenía le daban un aspecto rudo. Ikki se dispuso a acomodar  la mesa de trabajo y barrer mientras que el señor Aldebarán acomodaba lo último que tenía pendiente. Cerraron la oficina y cada uno con un asentimiento de cabeza se despidieron hasta el día siguiente tomando caminos diferentes.

   Bostezó, estaba cansado, a pesar que no era un trabajo físico como el de la mina era un trabajo que tenía que tener toda su concentración en un papel y la debida paciencia para que el cliente dejara salir su idea y poder plasmarla en el papel. A veces la ayuda que ofrecía era recompensada con unas monedas de propina para él y el señor Aldebarán estaba feliz de su trabajo.

   Se detuvo un momento al pasar cerca del malecón, introdujo sus manos en los bolsillos del pantalón y se quedó contemplando el atardecer viendo ese lienzo fabuloso de colores naranjas, amarillos, dorados intensos adornando el firmamento. Cuando trabajaba en la mina él no podía siquiera observar el cielo, iba tan ensimismado y sucio que nunca le dio oportunidad de ver lo que el mundo  le ofrecía. Reanudó el caminar cuando el espectáculo celeste le quedaba poco para terminar, ya la noche caía y los faroleros encendían las luces para iluminar la ciudad.

   A lo lejos vio una curiosa melena roja, ya la había visto antes, era la de ese chiquillo que vendía el diario, caminaba marchando comiendo feliz una hogaza de pan que tal vez la había comprado con lo que había ganado ese día.

   Pero algo le decía que no estaba bien, se sintió como un espectador en primera fila, esa calle estaba sola, no había transeúntes ni autos movilizándose por ella, como si no existiera para el resto de las personas que recorrían esas calles.

   Volvió su vista a la del chiquillo, vio como la llama de la farolas se extinguían en esa calle, solo quedó iluminada con el tenue resplandor que el atardecer ofrecía. Un escalofrió recorrió su espalda, y es cuando el niño detuvo su andar, miró a todos los lados asustado hasta que fijo su mirada en Ikki, levantó su mano a modo de saludo e iba a caminar en dirección al moreno cuando de la nada salió una sombra que lo tomo de su chaqueta raída alzándolo como si nada, vio un destello en los ojos de aquella sombra, el niño dejo caer la hogaza de pan y su cabeza se fue hacia atrás dejando expuesto el cuello que aquella sombra aprovecho a acercarse a el mismo. Quedó de piedra al ver eso, ¿acaso era invisible que ese sujeto no se había dado cuenta de su presencia? En un impulso lanzó un grito que alertó algunos transeúntes, las farolas recobraron su fulgor y en el pavimento quedó tendido el cuerpo del chiquillo que con espasmos se agitaba, Ikki corrió velozmente y lo vio, estaba vivo aún, lo tomo y lo llevo corriendo al hospital que no estaba muy lejos de donde se encontraba.

   Al llegar los enfermeros tomaron al chiquillo y vieron su estado, Ikki veía como ese niño se retorcía por el dolor, reposaba entre las mantas en desorden con lágrimas deslizándose por sus mejillas, el niño lanzó un alarido agitando a todos los presentes, las manos se habían vuelto como garras, arañaban y fruncían las mantas en las que estaba acostado, su cuerpo se curvaba hacia arriba y la cabeza la movía de un lado para el otro, los dientes apretados y esa expresión de histeria en el rostro de aquel niño.

   Ikki no se había dado cuenta que le estaban hablando, no apartaba la vista de aquella retorcida imagen, no podía creer todo el sufrimiento que estaba experimentando esa criatura

   -Señor, señor me escucha…

   Fue cuando Ikki pudo apartar la vista del niño y ver al interlocutor

   -Señor ¿es su hijo?

   Ikki movió la cabeza negativamente y explicó lo que había pasado. El asistente asintió y corrió con el doctor explicándole la situación, hicieron todo lo posible para salvarle la vida pero el pequeño cuerpo se fue contrayendo hasta formar la mueca de terror que había visto en el Sr. Andrews, había fallecido, delante de él, sin poder hacer nada se había ido.

Notas finales:

   Proverbios en realidad trata realmente de los malos hijos que maltratan a sus padres, no los toman en cuenta y están solo aprovechándose de ellos.

   Los que tengan aún a sus padres quiéranlos y respételos a pesar de que a veces nos colmen la paciencia, sean buenos hijos con un corazón tan grandes como el de ellos. La vida es un ratico, disfrutenla, vivanla y amen mucho. Yo perdí a mi mamá en este fatídico año 2020 y no saben la falta que me hace. 

 Levítico en cambio trata sobre no adorar a falsos ídolos.

 

   Gracias por leer.


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