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El clan por FiorelaN

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Capítulo XX: “Trato hecho”

 

Narración en tercera persona

La situación le parecía demasiado incómoda, al igual que la maligna sonrisa y expresión siniestra del sujeto que estaba frente a él. ¿Por qué sonreía de esa forma? Qué cambio tan drástico de personalidad. Le parecía demasiado extraño, pero, en realidad, la mayoría de los que trabajaban para su hermano eran bastante extraños, por lo que no le parecía sorprendente.

—Sí. Este es el sobre—respondió a la anterior pregunta el joven de cabellos verdes antes de volver a tener su expresión amable del principio.

—¿Okey? —dijo Sasuke tomando el sobre que el otro le estaba extendiendo—¿Nada más? —preguntó.

—No. Eso es todo. Adiosito—lo saludó con una gran sonrisa antes de marcharse del lugar.

—Qué sujeto más extraño…—comentó Sasuke antes de meterse dentro de la casa.

Depositó el sobre de papel, el cual era bastante abultado y de un tamaño mediano, sobre el sofá. Ya lo vería su hermano cuando regresara, así que no le preocupaba demasiado. Esas cosas eran asunto de la empresa y no era de su incumbencia, así que no sintió ni un poco de curiosidad en ver qué era, porque tampoco era un curioso de hurgar en los asuntos ajenos.

Fue a beber un poco de agua, se dirigió hacia la puerta nuevamente y cerró con llave al salir para ir en busca de su rubio.

Por otra parte, el anterior joven peliverde estaba observando la partida de Sasuke desde una distancia considerable detrás de unos automóviles estacionados y, cuando vio que el jovencito azabache ya no estaba a la vista, se dispuso a acercarse a la casa nuevamente. Sacó de su bolsillo un dispositivo que introdujo dentro de la cerradura y logró abrir la puerta mientras tarareaba una canción animadamente. Traía consigo una cubeta de plástico que había sacado del baúl de su automóvil anteriormente antes de acercarse a la casa. Dentro de la cubeta había un trapo de limpiar pisos.

Zetsu se adentró a la casa como dueño y señor del lugar con toda la paz del mundo mientras continuaba tarareando una canción animada. Fue hasta la cocina de la casa y se dispuso a llenar la cubeta con agua en el fregadero. Una vez llena, la puso en el piso y sacó de su bolsillo unos frasquitos con un líquido concentrado, el cual derramó dentro de la cubeta con agua, dejó vacíos todos los frasquitos y el agua comenzó a presentar una consistencia un poco más espesa y se tornó escarlata.

—Bien. Hora de decorar esto—dijo y tomó la cubeta para dirigirse hacia las escaleras—. Muy bien. Aquí echaré un poco—dijo y comenzó a derramar la sustancia al pie de la escalera—. Con eso basta—continuó tarareando una canción.

Tomó el trapo de piso y lo sumergió en lo que quedaba del líquido y comenzó a arrastrarlo escaleras arriba, por el pasillo y dentro del cuarto de Sasuke. Volvió por la cubeta mientras silbaba otra canción y derramó algo más de ese líquido en el cuarto del jovencito.

—Quedó maravilloso. Parece una escena del crimen perfecta. Me encanta—dijo muy contento y maravillado por lo que había hecho—. Este Uchiha se lo va a tragar completito, completito—comenzó a reír un poco—. Zetsu, te has superado a ti mismo—se felicitó él mismo y salió del cuarto silbando una canción.

Fue hasta la cocina, lavó bien la cubeta y se cercioró de que no quedara manchado el fregadero para nada, pues debía parecer todo muy real.

—Bien. Mi trabajo aquí ha terminado. Me largo—dijo cerrando la puerta de la casa tras de sí y se fue hasta su automóvil tarareando una canción muy contento.

Sasuke estaba llegando al orfanato mientras pensaba en qué decir para convencer a Tsunade para que dejara salir a Naruto. Se acercó a la puerta y tocó el timbre. No tardaron mucho en abrirle y pudo a ver a Shizune.

—Hola, Sasuke. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó amablemente la mujer.

—Hola. ¿Podría Naruto venir a mi casa un rato? —preguntó con seriedad.

—¿Tienen algo importante qué hacer como un trabajo escolar o algo así? —preguntó con seriedad Shizune.

—Por supuesto que sí. Además, a Naruto no se le dan bien las matemáticas. Podría ayudarlo—dijo cruzándose de brazos y sonriendo de lado.

La pregunta de aquella mujer le había venido como anillo al dedo. Una excusa perfecta para que Naruto pudiese ir a su casa.

—Está bien. Ahora le digo que salga—dijo antes de adentrarse al lugar en busca del rubio.

En la espera, Sasuke no podía dejar de pensar en lo increíble que era el hecho de que Naruto fuera el hijo de aquellos que habían sido los mejores amigos de sus padres y lo cercanos que hubiesen podido ser si los padres del rubio no hubiesen muerto. También pensaba que podría haber sido cercano al otro rubio, aunque no creía que pudieran haber tenido una relación diferente a la que tenían en ese momento, es decir, nula.

Sabía que debía mantener la boca cerrada hasta que su hermano le contase todo a los rubios. Solamente esperaba que Naruto no se molestara con él por saber y no hablar, pero tenía la esperanza de que el rubio sabría entender que no era algo que a él le correspondía revelar, además de que no sabía del todo la verdad y su hermano sabría hacerlo mucho mejor y con más delicadeza. No era algo que podía soltarse, así como así, y él no presumía de tener buen tacto con ese tipo de noticias. El silencio era salud por el momento.

—¡Sasuke! —exclamó emocionado el rubio saliendo hacia afuera y echándose encima del pelinegro.

—Naruto, ten cuidado. Me vas a partir la espalda—se quejó al sentir el impacto del otro cuerpo sobre el suyo y casi cayó al suelo por el empujón.

—Lo siento—dijo el rubio soltando a Sasuke y rascándose la nuca mientras reía un poco.

—Tú siempre igual…—comentó serio y soltó un suspiro pesado.

—¡Te quiero aquí antes de las ocho de la tarde! —exclamó Shizune con el ceño fruncido antes de cerrar la puerta.

—Ay, qué genio tiene—dijo Naruto y comenzó a mirar hacia todos lados.

—¿Qué pasa? —preguntó Sasuke sin entender y, de repente, recibió un beso en los labios que lo dejó muy sorprendido.

—Hola—le dijo el rubio con una gran sonrisa.

—¿Te doy vergüenza? —preguntó Sasuke confundido por la acción del rubio.

—No, pero como a ti no te gusta que te miren siendo cariñoso—se encogió de hombros.

—No importa… Vamos. Hay que explicarte matemáticas—dijo Sasuke riendo levemente.

—¿Por qué? No pienso estudiar, dattebayo—se cruzó de brazos.

—Eso le dije a Shizune para que te dejara venir—le comentó y Naruto comprendió.

—Qué inteligente eres, Sasuke—comentó Naruto llevándose las manos a la nuca y comenzando a caminar junto a su chico.

Sasuke lo miró con una expresión que decía: “no se necesita ser demasiado inteligente…”

Por otro lado, un joven de cabellos azules había llegado a una de las posiciones de uno de los guardias de seguridad que cuidaban el vecindario donde residía Itachi y lo encontró en el suelo. Se acercó a él rápidamente y pudo notar que tenía un fuerte golpe en la cabeza. El hombre balbuceaba algo con mucho esfuerzo, así que Kisame acercó su oído a los labios del sujeto y puso oír algo.

—Z…Zetsu…—dijo antes de quedar inconsciente.

Kisame no dudó un segundo y llamó a la asistencia médica personal de Itachi para que atendiera a cada uno de los guardias que habían sido heridos y, con la sangre hirviendo, se dirigió a su automóvil para ir en busca del joven de cabellos verdes, el cual se encontraba muy tranquilo en su departamento en uno de los edificios del centro de la ciudad.

El peli azul llegó bastante rápido al edificio donde vivía aquel jovencito y subió hasta el séptimo piso por el ascensor. Estaba muy intranquilo y, además, estaba extremadamente preocupado por su amigo Itachi, de quien sabía ya que estaba enfermo, pues Itachi se había reunido con él luego de que había salido de la clínica aquel día para darle la noticia. No quería que su amigo perdiera a su hermano y esperaba que se mantuviese estable. De todas formas, había enviado asistencia médica a su casa por si acaso.

Había una cosa muy segura, y eso era que él no era paciente y amable, como solía ser Itachi en casos parecidos, aunque no sabía cómo podría actuar Itachi en caso de que su hermano estuviese muriendo quién sabía dónde, pero él era todo lo contrario al calmado Uchiha.

Llegó hasta la puerta del departamento de Zetsu y tocó el timbre. No tardó demasiado en abrir la puerta el peli verde.

—¿Kisame? —preguntó confundido al ver al peli azul parado frente a él.

—Hola. ¿Cómo estás? —preguntó amablemente con una sonrisa en los labios antes de sacar su arma y ponérsela en la cabeza al jovencito mientras lo sujetada del cuello, haciendo que se adentrara al departamento.

Cerró la puerta tras de sí y azotó contra la pared al peliverde mientras tenía el arma apoyada en su sien.

—O-Oye… ¿Qué demonios haces, Kisame? —preguntó atemorizado y nervioso.

—¿Dónde está Sasuke Uchiha? ¿Qué hiciste con él? —preguntó con enfado mientras apretaba cada vez más su cuello, haciendo que el otro respirase con dificultad.

—N-No… sé… d-de… qué hablas…—respondió tratando de respirar.

—Oh, así que no sabes de qué hablo. Déjame explicarte—apoyó el arma sobre la mejilla del chico, haciendo que se asustara aún más—. Te explicaré, perro vendido. Alguien entró a casa de Itachi y regó todo el lugar con la sangre de su hermano, pero el niño no aparece. Revisé las posiciones de los guardias que vigilaban el vecindario y uno de ellos balbuceó tu asqueroso nombre antes de quedar inconsciente. Me pregunto por qué—explicó y separó al chico de la pared para volver a azotarlo con fuerza contra ella.

—B-Bueno… Puede ser que ahora… sepa de qué hablas…, pero… te juro que yo no tengo la culpa…—dijo tratando con todas sus fuerzas de respirar.

—Lo voy a preguntar una vez más… ¿Dónde está Sasuke Uchiha? —posicionó la bala en su lugar lista para ser disparada, haciendo hacia atrás la parte superior del arma y volviendo a sujetar el cuello del peliverde.

—T-Te… juro que no le toqué un pelo… L-La… sangre era falsa… No sé… dónde esté el chico… Salió de la casa y luego… yo entré… a dejar sangre falsa… Lo juro…, Kisame… No hice nada malo…—le explicó tratando de respirar desesperadamente mientras sentía mucho dolor en su cuello y en su cabeza por los azotones.

Kisame se sintió un poco aliviado por las palabras de Zetsu, pero no tenía cómo comprobar que lo que decía era verdad, así que debía hacerlo hablar un poco más. Volvió a separarlo de la pared y volvió a azotarlo contra ella, haciendo que el chico soltara un quejido de dolor inmenso.

—¿Cómo sé que no me mientes? —preguntó Kisame sonriendo con malicia.

—S-Sabes… que yo no… mato ni a las… moscas… Yo… no hago ese tipo de cosas… Eso… se lo dejo a los demás… —dijo sintiendo que podría perder la consciencia en cualquier momento.

—Muy bien. Te creo, pero quiero saber quién te compró para hacer esto. Después de todo, te vendes al mejor postor. Corres hacia el lado que te conviene, así que dime… ¿Quién te dijo que hagas eso? —preguntó Kisame con una sonrisa.

Zetsu no respondió nada.

—Veo que no quieres contarme. Muy bien. Ya que no quieres hablar, no creo que te sirva de mucho la boca—le dijo y le metió el cañón del arma dentro de la boca, haciendo que el chico se asustara el doble—¿Hablarás? —preguntó y el peli verde asintió con desesperación—Genial.

Retiró el arma de la boca del jovencito y aflojó un poco el agarre del cuello.

—Le debía… unos favores a Orochimaru, pero supongo que él sabía que alguien vendría por mí mientras él de seguro se escapaba… —dijo con la respiración agitada.

—Creo que no deberías haber aceptado el trabajo. Sabes que él descarta a quienes lo ayudan con mucha facilidad, además de que tú le eres fiel a Obito. ¿Por qué no aceptaste estar de nuestra parte? —preguntó soltándolo del todo y permitiendo que se recuperase.

—No creí que me conviniera estar con ustedes. Además…, Itachi no parecía demasiado confiable ni muy inteligente al ponerse en contra de Obito, pero… parece que me equivoqué. De todas formas..., jamás le dije a Obito que ustedes quisieron ponerme de su parte—le confesó sujetándose el cuello y calmando su respiración.

—¿Me estás pidiendo que te aceptemos después de todo? —preguntó sonriendo divertido el peli azul.

—Más o menos… Te propongo un trato—le dijo mirándolo con seriedad, pero con algo de miedo todavía.

—A ver. Qué interesante se puso esto de repente—dijo Kisame sonriendo con malicia.

—Puedo quedarme al lado de Obito e informar de sus movimientos a Itachi. Además…, puedo ayudarlos a encontrar a Orochimaru y servir como informante de sus próximos movimientos en contra de Itachi, pero, a cambio…, quiero la protección de Itachi y la promesa de que no se deshará de mí y me perdonará por mis errores—explicó.

—Bueno. Déjame pensar un poco. Podría ser…, pero ya tuvimos a uno que nos propuso un trato parecido y no terminó muy bien que digamos. ¿Sabes que eso te puede pasar a ti también? ¿Eres consciente de ello? —preguntó con una sonrisa malvada.

—Sí, lo soy…, pero no los traicionaré. Lo juro… Sé que Itachi me perseguiría hasta el fin del mundo si me sigo metiendo con él y su hermano… No fue buena idea no estar de su parte—dijo con una expresión que denotaba arrepentimiento.

—Itachi tal vez sea más benevolente y deje de perseguirte en algún momento, pero yo soy el problema. Cualquiera que esté en contra de Itachi y su familia está en mi contra, y… créeme cuando te digo que eso no es bueno—le dijo poniéndole una mano sobre el hombro al peliverde.

—Lo sé… Por favor, quiero una oportunidad—pidió.

Kisame sonrió de lado y Zetsu sonrió ante la respuesta que suponía que tendría. Algo en Kisame le dio esperanzas de que podría ser perdonado.

—Está bien—dijo Kisame y Zetsu sonrió aliviado, pero el peli azul disparó su arma y atravesó con una bala el muslo derecho del peli verde—. Trato hecho. Comienza a trabajar con nosotros después de que llegue la ambulancia—le dijo para luego echarse a reír.

—¡KISAME! ¡HIJO DE PERRA! —le gritó con furia y muerto de dolor mientras se sujetaba la pierna.

Kisame cerró la puerta del departamento detrás de él dejando a Zetsu tirado en el suelo y herido.

Sasuke y Naruto se acercaban a casa del pelinegro. Sasuke observó que el automóvil de Itachi estaba en la entrada del Garaje, lo que le pareció bien, ya que su hermano por fin había vuelto. Todos estarían en casa y eso le daba una sensación de llenura en su ser que lo hacía sonreír.

—Itachi ha vuelto—comentó Sasuke acercándose a la puerta.

—Parece que tu hermano pasa más tiempo en casa, ¿no es así? —dijo el rubio con una sonrisa.

—Últimamente, sí—respondió simplemente y abrió la puerta.

Ambos se adentraron a la casa y vieron el tiradero de imágenes en el suelo de la sala junto al sobre que le había entregado Zetsu a Sasuke más temprano.

—¿Qué ocurrió aquí? —preguntó Sasuke acercándose a las imágenes y recogió algunas.

—¿Qué es todo esto? —preguntó Naruto tomando una de las imágenes donde aparecía el frente del orfanato.

—¿Qué mierda significa esto…? —preguntó casi en susurro Sasuke sintiéndose inquieto al ver imágenes del frente de su casa y algunas donde él se dirigía a la escuela.

Naruto tomó la nota que estaba tirada en el suelo y la leyó.

—Sasuke…—le dijo palideciendo y el pelinegro volteó a mirarlo—Mira…—le entregó la nota.

Sasuke la tomó de inmediato y comenzó a leerla. La respiración se le agitó inmediatamente, comenzó a sudar frío y el corazón le empezó a ir a mil por hora.

—¿Decoración…? —preguntó casi en susurro.

—S-Sasuke… Oh, por Dios…—dijo Naruto totalmente pálido al ver hacia el pie de la escalera y toda ella.

Sasuke sintió terror al ver la expresión de Naruto mirando hacia las escaleras. Volteó lentamente mientras un horrible escalofrío le recorría la espina y soltó todo lo que tenía en sus manos al ver el charco escarlata que había al pie de la escalera. Su cara se transformó y era la del pánico mismo. Su cuerpo se heló.

—No…—dijo sintiendo cómo el alma quería escapársele del cuerpo.

—Sasuke…, tu hermano…—dijo Naruto horrorizado.

Sasuke comenzó a ir hacia la escalera e inmediatamente comenzó a correr subiendo los escalones. Se resbaló en uno de ellos y apoyó la rodilla y una de sus manos en aquel líquido, manchándose, pero se puso de pie de inmediato. La desesperación no le permitía coordinar bien su cuerpo y se había vuelto torpe ante el pánico.

—¡ITACHI! —gritó con desesperación siguiendo el rastro rojo que iba hacia su cuarto.

La puerta estaba abierta e, inmediatamente, pudo ver a su hermano tirado en medio de un charco de sangre con las ropas manchadas. Estaba parado en la entrada de su cuarto y se llevó las manos a la cabeza con una expresión de horror en su cara mientras sus ojos se humedecían.

Naruto no esperó para seguir a su novio hasta su cuarto y, al llegar a la puerta, su expresión de horror se acentuó aún más.

—Por Dios… Itachi…—dijo Naruto casi en susurro cubriéndose la boca con las manos.

Sasuke estaba totalmente paralizado. Su pesadilla se había vuelto realidad y todo su mundo estaba dado vueltas. Su cuerpo había comenzado a temblar y sus lágrimas empapaban su rostro sin control alguno. Sentía mucho frío, demasiado… No podía soportarlo. Sentía la necesidad de salir corriendo, pero no podía.

—¡Sasuke, reacciona! ¡Hay que hacer algo! —le gritó Naruto adentrándose al cuarto y poniéndose al lado de Itachi.

Sasuke se lanzó al suelo y se puso al lado de su hermano.

—Itachi—lo nombró Sasuke mientras ponía las manos sobre el pecho de su hermano— ¡ITACHI! ¡DESPIERTA! ¡ABRE LOS OJOS! ¡DESPIERTA! —se desesperó de repente y comenzó a mover el cuerpo de su hermano, intentando despertarlo.

Tocó por todos lados en su torso revisando en tanteos si tenía alguna herida, pero parecía estar ileso. Entonces…, ¿por qué había tanta sangre?

—¡ITACHI! ¡HERMANO! ¡DESPIERTA! —gritó con desesperación Sasuke sintiendo que iba a enloquecer.

Naruto había tomado su teléfono con las manos temblorosas para comenzar a llamar una ambulancia, pero, de repente, unas personas entraron al cuarto y se asustó muchísimo cayendo al suelo de espaldas por el miedo.

—¡¿Quiénes son?! —preguntó aterrado Naruto.

—Tranquilo. Son médicos—dijo Kisame entrando al cuarto—. Sasuke, levántate y deja que se lleven a tu hermano—le dijo al jovencito, pero éste no se movía del lado de Itachi y parecía estar ido de la realidad— ¡Sasuke! —le gritó y lo sujetó del brazo obligándolo a que se levantara.

Lo sacó a los jalones fuera del cuarto y lo dio contra la pared en el pasillo.

—Escúchame y mírame—le dijo sujetándole el rostro, obligándolo a que lo mirase— ¿Sabes quién soy? —preguntó y Sasuke solamente lo miraba mientras derramaba lágrimas sin poder contenerlas— ¡¿Lo sabes?! —exigió una respuesta.

—Sí—respondió reaccionando un poco.

—Tu hermano estará bien. No está herido. ¿Lo entiendes? —preguntó intentado traerlo a la realidad y que se calmase.

—P-Pero… la… l-la sangre…—balbuceaba aún aterrado por la imagen traumática que había visto.

—Es sangre falsa. Alguien quiso asustar a tu hermano haciéndole creer que te habían lastimado y por eso tu hermano se desmayó. Lo encontraste inconsciente por eso—le explicó Kisame.

—Yo… no… Itachi… está… Él está…—miró en dirección a su cuarto y vio cómo los médicos retiraban a Itachi en una camilla.

Kisame le dio una fuerte bofetada a Sasuke para que reaccionara.

—Él estará bien. No está herido. ¿Puedes entender lo que te digo? ¿Sí o no? —le dijo volviendo a sujetar su rostro para que lo mirase, pero no obtenía respuesta— ¡¿SÍ O NO?! —le gritó, trayéndolo a la realidad de nuevo.

—Sí…—le respondió comenzando a respirar más aliviado.

—Bien. Iré a ver cómo está el otro niño—le dijo soltándolo y entrando al cuarto para asistir a Naruto, el cual estaba arrodillado en el suelo frente al charco de sangre totalmente pálido y aterrado.

Se acercó a Naruto y lo agarró del brazo con fuerza.

—Ven acá. Levántate, niño—le dijo llevándolo hacia el pasillo a los jalones—¿Escuchaste lo que le dije a Sasuke o necesitas que te lo repita? —le preguntó poniéndolo contra la pared y haciendo que lo mirase.

—¿Quién eres…? —preguntó asustado Naruto.

—Mi nombre es Kisame Hoshigaki. Soy amigo de Itachi y estoy aquí para ayudarlos—le dijo y, entonces, Naruto se relajó un poco—. Quédense tranquilos. Ya me he encargado del asunto. No tengan miedo. Esto no va a volver a pasar—les dijo a ambos y Sasuke solamente se sentó en el pasillo cubriéndose la cara con las manos.

—Sasuke…—susurró Naruto acercándose a él.

Notas finales:

Me gustaría saber lo que piensas. Espero tus comentarios n.n


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