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El clan por FiorelaN

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Capítulo XXI: “Despertar”

 

Narración en tercera persona

La imagen ante sus ojos no era para nada nítida y parecía moverse mucho más de lo normal, cuando paseó su vista por toda la blanca e insípida habitación. Sus pensamientos estaban tan desordenados como la imagen ante él. Le dolía respirar y parecía que algo más puro entraba por sus fosas nasales. No parecía el ordinario aire de siempre. Le dolía el cuerpo e intentaba moverse, pero sentía que algo muy pesado estaba posado sobre su cuerpo. De repente, una imagen muy nítida de color escarlata cruzó su mente y, entonces, los recuerdos regresaron a él como una ola que arrasaba la orilla de una playa cubriendo la arena con espuma blanca.

—S-Sas… Sasuke… —susurró con dificultad.

Trató con todas sus fuerzas de incorporarse en aquella cama de hospital, aunque el cuerpo le pesaba el cuádruple. El brazo le dolió y miró todo a su alrededor con más claridad, observando que vestía con ropa de interno y tenía una vía de suero conectada al brazo izquierdo, razón por la que le había dolido con anterioridad al tratar de moverse. Se desesperó un poco por la idea de saber que estaba en un hospital y sin saber nada de su hermano menor, por estar tan indefenso e inútil en una cama y su hermano, posiblemente, herido y desaparecido, o peor aún, muerto.

—Sasuke… Sasuke… ¡Sasuke! —gritó con la poca fuerza que tenía y le vino un mareo que casi lo desmayaba.

No pudo contener la desesperación, se arrancó la vía del brazo e hizo a un lado las blancas sábanas para intentar inútilmente levantarse de la cama.

—Pero… ¿qué es lo que está haciendo, señor? Recuéstese inmediatamente—dijo una enfermera que, justamente en ese momento, entraba a la habitación acompañada de otra enfermera—. Por favor, llama al doctor de inmediato—le pidió a su compañera.

Ésta asintió y se fue de inmediato a buscar al médico.

—Señor, recuéstese de inmediato. ¿Qué ha hecho? ¿Cómo es que se ha quitado la vía del brazo? Deberé volver a ponérsela—lo regañó la enfermera mientras lo empujaba hacia atrás para que se volviese a tumbar en la cama.

—Señorita…, debo irme de aquí… Tengo que… buscar a mi hermano… Déjeme en paz… —se quejaba el pelinegro tratando de apartar a la enfermera.

—Si no me deja hacer mi trabajo y se comporta de esta manera estando tan delicado, deberé inyectarle un calmante—lo amenazó la muchacha estando muy molesta.

—Es que usted no entiende… Debo buscar a Sasuke… —dijo con dificultad sintiendo que en cualquier momento iba a desmayarse y sintiendo que el oxígeno que estaba recibiendo no le era suficiente.

Mientras tanto, el doctor Haruno se dirigía por el pasillo hacia la sala de espera, donde estaban aguardando Kisame, Naruto y Sasuke junto con Tsunade, quien había sido llamada por Naruto y a quien se había informado toda la situación acerca del desvanecimiento de Itachi, absteniéndose todos de contarle acerca del atentado que habían sufrido en casa de los hermanos Uchiha.

El doctor Haruno se acercó a los presentes con su expresión más seria que nunca para hablar con los mayores en cuestión: Kisame y Tsunade.

—Doctor. ¿Cómo se encuentra Itachi? ¿Se pondrá bien? —se acercó Kisame junto con Tsunade, pero Sasuke y Naruto no se quedaron atrás, deseando saber, a pesar de que, posiblemente, les pidiera el doctor quedarse lejos.

—Bueno, es una situación muy complicada debido a que la salud del paciente es muy delicada por su enfermedad…—el doctor fue interrumpido.

—¿Qué enfermedad? —preguntó de inmediato Sasuke.

—Bueno… —el doctor entendió que Itachi no había informado a nadie sobre su situación.

—Doctor, creo que será mejor que me dé a mí el parte médico por el momento y yo luego me encargo de informar a los demás. Como sabe, soy la persona más cercana a Itachi en estos momentos en condiciones de recibir un parte médico—intervino Kisame—. Tsunade, ¿cree que podría permitir que Sasuke se quedase en su institución por hoy mientras yo arreglo algunas cosas aquí? Así estos dos se van y no están de metidos escuchando cosas que no deben—le dijo a la mujer cruzado de brazos.

—Espera un momento. ¿De qué enfermedad habla el médico? ¿Cómo que mi hermano está enfermo? —reclamó Sasuke con molestia y muy confundido.

—Sasuke, será mejor que vayas con la señora Tsunade al orfanato—le dijo Kisame con seriedad.

—No me iré a ningún lado hasta que me digan qué mierda está pasando con Itachi—dijo empezando a alterarse.

—Sasuke, cálmate, por favor—le pidió Tsunade.

—Sasuke, tranquilo —le dijo Naruto poniendo una mano sobre su hombro.

—¡No me digan que me calme! ¡Quiero saber qué está pasando! —apartó bruscamente la mano de Naruto y éste se sorprendió muchísimo ante su reacción.

—¡Sasuke! —le llamó la atención Kisame—Deja de comportarte como un niño y haz caso a lo que te estoy diciendo. Vete ahora mismo. Yo me encargaré de que tu hermano esté bien—le dijo con severidad y seriedad.

—Tú no me vas a decir a mí qué hacer y no me das órdenes, ¿entendiste? —se le acercó hostilmente mientras lo miraba a los ojos con rabia.

—Sasuke…—susurró Naruto al ver todas las reacciones de su novio y sujetándose la mano que éste le había apartado, pues le había dolido el manotazo que había recibido por parte de su novio y se le hizo un nudo en su garganta.

—¡Sasuke! —se oyó la voz de Itachi a lo lejos y el aludido se percató de ello.

—Itachi—mencionó su nombre antes de comenzar a mover sus pies en dirección de la llamada.

—Un momento, por favor. No puedes ir al sector de las habitaciones—lo detuvo el doctor Haruno.

—¡Doctor! —una enfermera se acercó con prisa a los presentes—El paciente Uchiha ha despertado. Él se ha arrancado la vía y lucha por levantarse de la cama.

—Por Dios… —susurró el doctor muy sorprendido y alarmado por la noticia—Preparen un calmante de inmediato. No debe moverse ni esforzarse en lo más mínimo—le dijo a la enfermera mientras comenzaba a correr en dirección a las habitaciones.

—¡Itachi! —gritó el nombre de su hermano el pelinegro menor y comenzó a correr a más velocidad que el médico, llegando antes que él a la habitación.

—¡Jovencito! ¡Deténgase ahí inmediatamente! —le gritó el doctor, pero fue inútil, ya que Sasuke había entrado a la habitación.

—Este chico es un dolor de cabeza. Quédense aquí—les dijo Kisame a los presentes y fue tras Sasuke.

Mientras tanto, las dos enfermeras trataban de hacer que Itachi se tumbase en la cama y éste por estar tan débil ya casi no oponía resistencia físicamente, pero sí reclamaba con su boca por lo que no podía hacer con su cuerpo.

—Suéltenme… Tengo que ir con mi hermano… —dijo con dificultad.

—¡Itachi! —gritó Sasuke entrando a la habitación y a su hermano mayor le pareció haber tenido una alucinación auditiva.

—No puede entrar aquí. Retírese—le ordenó una de las enfermeras mientras lo empujaba hacia afuera.

—¡Suéltame! —exigió Sasuke con desesperación.

—Sasuke… Sasuke… —lo llamaba Itachi con pocas fuerzas mientras la otra enfermera le volvía a poner la vía en el brazo.

—Jovencito, debes volver a la sala de espera inmediatamente. No puedes estar aquí—le ordenó el médico llegando a la habitación.

—¡No me iré hasta que Itachi me vea! ¡¿Acaso no ve que está así porque no sabe si estoy bien?! —gritó enfurecido haciendo a un lado con brusquedad a la enfermera, logrando quitársela del camino.

Se acercó de inmediato a la cama donde estaba su hermano.

—Hermano, mírame. Aquí estoy—dijo poniendo las manos sobre los hombros de Itachi para llamar su atención.

—¿S-Sasuke…? —lo miró confundido sin saber si lo que estaba viendo era real o una alucinación— ¿Realmente…, estás aquí?

—Sí, Itachi. Aquí estoy. Estoy bien. Mírame… Estoy bien. Nada malo me ha ocurrido. Tienes que quedarte tranquilo y dejar que te atiendan para que mejores, ¿lo entiendes? —explicó, tratando de hacer que su hermano se dejara atender y se tranquilizase.

—¿Realmente…, estás bien? ¿Nada malo te… sucedió? —preguntó elevando con dificultad una mano para tocar el hombro de su hermano menor.

—Así es. Nada malo sucedió. Todo fue falso. Lo que viste no era real. Sólo trataron de asustarnos—respondió y recibió una sonrisa de su hermano mayor.

—Gracias al Cielo… Realmente, creí… creí que te había perdido, Sasuke. Estaba tan asustado… Me alegra que… estés a salvo, hermanito… —dijo sintiendo unas inmensas ganas de llorar que contuvo con todas sus fuerzas.

—Pues estoy bien. No tienes que preocuparte. Ahora solamente tienes que descansar y ponerte bien—le dijo con seriedad apartándose un poco.

—Kisame… Tengo que hablar con Kisame…—solicitó con urgencia.

—Itachi. Ahora no es el momento. Primero debes descansar y después hablaremos. Deja que el doctor Haruno haga su trabajo y, cuando él considere que puedes tener alguna charla, seré el primero en venir para escuchar todo lo que tengas que decir. Por el momento, no debes preocuparte por nada. Ya hice todo lo necesario para que la situación no se repita. Puedes descansar con seguridad—dijo el peli azul acercándose a la cama y haciendo suspirar con alivio a Itachi.

—Está… bien. Después hablaremos—dijo comenzando a sentirse somnoliento por la medicación que la enfermera le había administrado en el suero.

—Es momento de retirarse. El paciente debe descansar. Yo les informaré en cuanto pueda recibir visitas—dijo el doctor Haruno con mucha seriedad.

—Bien. Gracias por todo, doctor—dijo Kisame antes de salir de la habitación junto a Sasuke.

Luego de haber salido de la habitación, Kisame informó a los otros dos, Naruto y Tsunade, sobre la situación de Itachi explicando que iba a mejorarse y que solamente debía descansar por el momento.

En absoluto silencio, especialmente Sasuke, quien no había dicho una sola palabra a Naruto ni tampoco le había dirigido ni siquiera una sola mirada después de toda aquella situación, subieron al automóvil de Kisame y se dirigieron al orfanato para dejar allí a los chicos y a la mujer. Una vez en aquel lugar, Tsunade se encargó de asignarle una de las habitaciones vacías del orfanato a Sasuke, ya que no podía permitir que se quedase en una con algún acompañante por las normas de seguridad, y eso no le importó demasiado al pelinegro, porque, de todas formas, iba a estar en el mismo edificio que su rubio amor. Aunque parecían bastante distanciados por el momento, puesto que Sasuke ni siquiera había mirado en ningún momento a Naruto y éste no quería hacer ninguna pregunta o mirarlo demasiado, porque conocía al pelinegro y sabía que, cuando éste deseaba estar en silencio o en soledad, era mejor hacerlo de esa manera y darle su espacio.

Sin embargo, Sasuke había decidido que, por el momento, visitaría a Naruto en su habitación después de haber conocido la habitación donde se quedaría, pero supo que Naruto se encontraba en el patio del orfanato y no había vuelto a la habitación que compartía con Sai y Gaara en todo ese tiempo.

—Naruto—lo mencionó acercándose a su lado mientras el rubio estaba recargado en un árbol de aquel gran patio.

—¿Sí? —respondió Naruto con seriedad e indiferencia.

—Es extraño verte actuar así —mencionó el pelinegro cruzándose de brazos sin mirarlo.

—¿Así cómo? —preguntó sin mirarlo también.

—Así, tan frío y distante. No va contigo. No eres así—respondió con seriedad.

Él sabía que había actuado mal y se había dado cuenta de que Naruto estaba comportándose distante para protegerse a sí mismo de su novio. Durante todo el camino al orfanato y anteriormente, luego de salir de aquella habitación de hospital, había estado en silencio reflexionando sobre cómo se había comportado con el rubio, porque, sinceramente, no le importaba tanto ser así con los demás, porque los demás no eran tan importantes, pero Naruto era su vida y lo había lastimado.

—Ya veo—respondió simplemente Naruto.

—Lo siento—se disculpó mientras miraba hacia el suelo sin atreverse a ver al rubio.

Naruto hizo silencio un momento. Sentía tantas ganas de llorar, porque el día había estado cargado de demasiadas emociones para él, y era que aquellos días junto a Sasuke desde antes y después de haberse convertido en pareja hacía unas semanas se habían convertido en una vorágine de emociones fuertes constantes, tanto buenas como malas y, aunque ya casi no usaba su inhalador, a veces, sentía que deseaba llorar y reírse al mismo tiempo. De todas formas, lo que más le había dolido no había sido el golpe de parte de Sasuke, sino su rechazo con tanta frialdad y su reacción violenta. Sabía que él podía llegar a ser así, pero no sabía qué tan impredecible podía ser y lo había aprendido ese día. Sasuke no veía a quién dañaba a su alrededor cuando se enfurecía o se alteraba. Naruto sabía que él no era la excepción y lo había comprobado de la peor manera.

—No te preocupes. Estoy bien, dattebayo—le sonrió de forma falsa y Sasuke lo notó.

—Sé que no estás bien. No necesitas fingir para hacerme sentir mejor, ¿sabes? Lo arruiné… No debí actuar así. Al menos, no contigo —extendió su mano para tomar la mano que le había golpeado y vio que tenía una marca roja—. Me aseguraré de que, a partir de ahora, las únicas marcas que te deje sean por haberte hecho sentir bien en mi cama—le dijo con una sonrisa divertida, tratando de ocultar la rabia que tenía hacia sí mismo por haber lastimado emocional y físicamente a su rubio.

—Teme, no seas pervertido—se quejó soltándose del agarre de Sasuke, pero éste lo jaló hacia su cuerpo y apoyó su frente sobre la de él.

—Sé que no lo merezco, pero… ¿me perdonarías? De verdad, yo no quiero hacerte daño… y el hecho de que me altere o lo que sea no son excusas, así que no quiero que me justifiques—dijo en susurro mirando los azules ojos de su amor, haciendo que éste se sonrojase.

Aunque sentía sus mejillas arder por tener los brazos de Sasuke rodeando su cintura y su rostro tan cerca del suyo y por estar escuchando hermosas palabras de sincero arrepentimiento, Naruto no podía evitar sentir una ligera sensación de inseguridad y temor por las reacciones impredecibles de su novio, y su cuerpo y expresiones lo hacían notar.

—Te perdono y no te justifico, pero no me gustó para nada lo que sucedió y, sinceramente, me gustaría que pudieses controlarlo, porque yo…—se mordió el labio inferior sin querer continuar para no decir aquella palabra.

—¿Tienes miedo? —preguntó adivinando lo que el rubio intentaba decirle.

Naruto desvió la mirada y Sasuke comprendió perfectamente todo, así que decidió apartarse de Naruto. Soltó el agarre de su cintura y dio dos pasos hacia atrás.

—Lo comprendo—dijo simplemente sin culpar al rubio por cómo se sentía. De hecho, él se sentía de la misma forma. También temía lastimar a Naruto.

—No tienes que alejarte. Sólo debes intentar controlarte—dijo dando dos pasos hacia el frente y tomando la mano del pelinegro.

—No quiero lastimarte. ¿Me crees? —preguntó sin mirarlo y con dudas de aceptar el acercamiento.

—Sí. Te creo, Sasuke—respondió apoyando su frente sobre la de su novio.

Sasuke solamente se limitó a depositar un suave beso en los labios de su rubio sintiendo el alivio por la confianza de su chico depositada en él, confiando un poco más en sí mismo para poder cambiar sus formas de actuar y sintiendo su apoyo en tan mala situación.

—Sé que Itachi se pondrá bien y que todo va a solucionarse. No me alejaré de ti por nada del mundo y siempre estaré para ti en las buenas y en las malas. También en las peores, dattebayo. Lo prometo—le dijo el rubio sonriendo, haciendo que Sasuke sintiese calidez en su interior debido a aquella sonrisa y a las palabras que le había dicho.

—Naruto… Gracias por todo…—le dijo acariciando el dorso de sus manos.

—Vamos adentro. Ya está haciendo algo de frío, dattebayo—sugirió con la alegría restaurada jalando a Sasuke hacia el interior del edificio—. ¿Vamos a mi cuarto? —preguntó animadamente.

—Pero… ¿no están Gaara y Sai? —preguntó confundido y sin ganas de ver a esos dos.

—¿Cuál es el problema? Además, quiero mostrarte unas cosas y ellos no molestarán. Solamente es un momento, dattebayo. Pronto cenaremos, así que no los verás demasiado—dijo Naruto tratando de convencerlo.

—Está bien—respondió con resignación suspirando con pesadez.

—Además, también es mi cuarto y tengo derecho a mostrártelo, dattebayo—expresó con firmeza.

—Sí, sí. Lo que digas—respondió convencido Sasuke sintiendo que Naruto ya no tenía necesidad de seguir hablando para convencerlo.

Ambos se dirigieron hacia el cuarto del rubio. Naruto portaba una sonrisa de alegría en su rostro, pues esa alegría estaba totalmente renovada y Sasuke se encontraba más en paz, sintiendo que todo estaba arreglándose y que podía tener tranquilidad, logrando así mejorar en sus actitudes con la ayuda de su rubio.

Naruto abrió la puerta de su cuarto y se adentró, pero se detuvo en seco sintiendo que todo su ser se paralizaba. Sasuke se adentró detrás del rubio y se encontró con lo que había tomado por sorpresa a su novio. También se quedó estático por unos segundos, pero apartó rápido la mirada de lo que estaba viendo.

—¿Qué… pasa aquí? —preguntó Naruto sin poder creer lo que sus ojos estaban viendo.

—Aaah… Sai… ¡A-Apártate de mí! —exigió un Gaara completamente ruborizado, avergonzado y molesto.

Sai pasó a mirar a los chicos que habían entrado y suspiró con pesadez decidiendo detener la acción que estaba realizando. El pelinegro de piel pálida estaba sobre el cuerpo de Gaara, sujetándole las manos con fuerza por encima de su cabeza, impidiendo que pudiese moverlas, y con su otra mano metida dentro del pantalón del aprisionado.

—Qué inoportunos—se quejó Sai mientras se apartaba del cuerpo del peli rojo, quien se acomodó rápidamente la ropa, porque también tenía la camiseta elevada, mostrando su vientre y su pecho.

—Creo que… deberíamos irnos de aquí—sugirió Sasuke sintiéndose muy incómodo.

Naruto estaba bastante ruborizado, pero también muy molesto, irritado y confundido con toda la situación.

—¿Qué creen que estaban haciendo? —preguntó el rubio apretando los dientes.

—Yo… no estaba haciendo absolutamente nada. Me voy de aquí—dijo Gaara levantándose de la cama y dirigiéndose con prisas hacia la puerta de la habitación.

—¿A dónde vas? No hemos terminado nuestra conversación—reclamó Sai sin una gota de vergüenza.

—Tú y yo… no tenemos ninguna conversación que terminar. Jamás te atrevas de nuevo a ponerme las manos encima o te estrangularé hasta matarte—le dijo mientras le lanzaba una mirada fría y asesina.

—No me das miedo—dijo Sai sonriendo con calidez ante eso.

Gaara salió de la habitación con prisas muy enfadado, dejando a los otros tres en aquel cuarto.

—¿Me acusarán con Tsunade? No se molesten. Gaara no dirá nada en apoyo de ustedes y es su palabra contra la mía—advirtió Sai.

—Por lo que veo, Gaara no estaba de acuerdo con lo que le estabas haciendo—comentó Sasuke cruzado de brazos y con seriedad.

—Eso crees tú. Será mejor que te metas en tus asuntos, y esta no es la habitación que te asignaron, Uchiha, así que lárgate—le dijo mientras le sonreía con falsedad.

—¡¿Qué demonios crees que haces?! ¡Maldito degenerado! ¡Voy a matarte! ¡¿Quién te crees que eres?! —se enfureció Naruto y se lanzó hacia el pelinegro, pero Sasuke lo sujetó de la cintura para que no pudiese tocar a Sai.

—Naruto, cálmate—le dijo Sasuke tratando de detenerlo, aunque el rubio era bastante fuerte.

Notas finales:

Gracias por tomarte el tiempo de leer mi trabajo. Te estaré esperando en el siguiente capítulo.


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