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El clan por FiorelaN

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Capítulo XXVII: "Antes del final..."

 

Narración en tercera persona

A veces, el tiempo se mueve tan rápido que no lo podemos parar. ¿Cuándo ocurre el cambio que lo define todo? ¿Cuál es la última bala disparada para salvarnos la vida o acabar con ella? Todo puede pasar exactamente en una fracción de segundos y lo peor de todo, es que, a veces, no nos damos cuenta de ese suceso hasta que no estamos en el suelo o alguien más lo está.

—¿Este era tu novio? —ante esa pregunta, Deidara se encrespó y se le rasgó un poquito el alma al ver una foto de su antiguo novio.

—¿Qué con él? ¿Qué quieres? ¿Para qué me llamaste? —le preguntó un tanto molesto a quien estaba sentado frente a él en un gran sofá, el cual tenía atrás una vista panorámica nocturna de la gran ciudad.

—¿Te apetece saber cómo murió?

—Ya sé cómo murió. Gracias por el interés, pero no es un tema del que me apetezca hablar un viernes por la noche. Prefiero pasarla un poco más placentero a hablar de mis muertos, hump—se dio la vuelta con las manos en los bolsillos de su abrigo dispuesto a irse del lugar.

—¿Y si tengo pruebas de que no fue un accidente? —detuvo sus pies ante esa mención.

—Ten cuidado con lo que vas a decir… —lo miró de reojo con el ceño fruncido.

—¿Temes escuchar la verdad, Deidara? ¿Desde cuando eres un cobarde? ¿O estar con mi sobrino te ha nublado la mente tanto que no quisiste pensar en esa pequeña posibilidad ni siquiera por un segundo? —se puso de pie y tomó un control remoto para luego presionar un botón que activó los parlantes de la casa con un audio de llamada.

—Kisame.

—¿Qué sucede, Sasori?

—Estoy en la carretera alterna de Konoha. Me están persiguiendo.

—¿Puedes ver de quién se trata?

—Tiene vidrios polarizados.

—Intenta perderlo. Trataré de alcanzarte. No estoy lejos de allí.

—Kisame…

—Dime.

—Esto... no es obra de Itachi, ¿verdad?

—Trataré de alcanzarte. No te preocupes. Llegaré pronto, niño.

Deidara tragó duro intentando aguantar el nudo en su garganta por haber escuchado la voz de su exnovio antes de que tuviese aquel horrible accidente.

—¿Y qué con eso…? —preguntó encogiéndose de hombros.

—Bueno, tú estás sordo, evidentemente. Antes de morirse, Sasori le pregunta a Kisame si lo que estaba a punto de sucederle no era obra de tu actual novio y Kisame jamás le respondió a eso. Él llegó unos cuantos minutos más tarde del “accidente” y se encargó de todos creyesen que así había sido, hasta tú. ¿Por qué? —volvió a sentarse en el sofá y miró atentamente las reacciones del rubio.

—Bueno… No fue un accidente. Supongo que Itachi tenía sus razones para ocultármelo… En todo caso, eso no es un asunto tuyo, hump—le dijo sin mirarlo mientras su cuerpo comenzaba a temblar por las ganas de llorar.

—Te lo ocultó, te mintió descaradamente y Sasori sospechó de él. Además…, esta bala de aquí—sacó la bala del bolsillo interno de su traje y la colocó sobre la mesa de cristal que tenía en frente—estaba en la rueda trasera del automóvil. Está grabada. ¿Te resulta familiar el grabado?

Deidara no pudo evitar soltar una lágrima que limpió rápidamente. Se acercó a la mesa y tomó la bala. El grabado era: “I.U”. Se mordió el labio inferior al darse cuenta de que eran las balas grabadas del arma de Itachi y eso hizo que se le estrujase el corazón.

—Realmente, no entiendo cómo es que él puede salir contigo y mirarte a la cara después de esto. Lo peor de todo es que no es su único secreto, pero eso ya tú lo sabías. Él está lleno de secretos sucios, ¿verdad? —le dio un sorbo al wiski que tenía sobre la mesa.

—¿Qué quieres que haga con esta mierda que me acabas de decir…? —le preguntó muy dolido y enojado.

—Pertenecemos a dos lados diferentes, Deidara. Tú te apegaste a él y Sasori se apegó a mí. Es por eso por lo que Itachi tuvo que eliminarlo, porque Sasori me daba información sobre la suciedad de tu nuevo novio, pero ahora… no sé qué hacer para detenerlo. Como sabes, ha comprado a casi todos—suspiró.

—No haré nada… No pienses que iré a tu lado solamente porque me dijiste esto… Yo me abrí hace rato de ustedes y sus problemas. Tengo mejores cosas que hacer que perder tiempo en sus líos de familia, hump.

—No esperaba menos. Tampoco pretendía que te unieras a mí, pero… me preocupas. No quiero que nada malo te pase. Eres muy joven y sería malo si Itachi descubre que tú sabes todo esto o algunas cosas más. No me sorprendería que quisiese deshacerse de ti cuando termine sus planes, así que…—sacó un arma cargada de su cintura y se la extendió—cuídate mucho.

Deidara miró el arma muy sorprendido. No sabía qué hacer.

—«Itachi no me haría daño… ¿Realmente, este sujeto me ha dicho la verdad? ¿Por qué me duele tanto? No quiero creerle… ¿Por qué Itachi haría eso…? ¿De verdad mató a Sasori porque le daba información a Obito? Tengo las pruebas… Sasori sospechaba de él y esa bala… es suya… Yo…»

Deidara tomó el arma con su mano temblorosa y se la colocó en la parte trasera de su cintura.

—Por favor, no te hagas daño con ella—le pidió Obito muy preocupado.

—Cállate. Ahora tengo con qué dispararte, hump—le dijo antes de irse de allí.

Estaba lloviendo y era de noche. Deidara corrió por las calles de Konoha como un alma desesperada que agonizaba.

Mientras tanto, Obito marcó en la pantalla de su celular el número de su sobrino favorito.

—¿Sasuke? —sonrió de lado—Encontré lo que te prometí…

Al cabo de una hora, el pelinegro menor ya estaba en el departamento de su tío.

—Tardaste varios meses en conseguirlo—comentó sin expresión en su rostro, pero estaba muy ansioso por dentro.

—Al menos, hice lo que la policía no hizo en casi dos años, ¿no? —le sonrió cálidamente.

—Deja de hablar y muéstrame—le dijo con seriedad.

—Ve al segundo piso. Allí encontrarás mi oficina. Sobre el escritorio te dejé mi computadora lista. Sólo debes… darle a play—le entregó la llave de su oficina—. Iré a hacer unas cosas importantes ahora. Te veo más tarde.

Se puso de pie y se retiró del departamento. Sasuke fue hacia la oficina de su tío para mirar el video de seguridad de la cabaña que mostraba exactamente lo que había sucedido aquella fatídica noche.

Antes de llegar al escritorio mencionado, el teléfono de Sasuke sonó. Miró la pantalla y era Naruto.

—¿Qué sucede? —preguntó al responder.

—¿Dónde estás? Me llegó un mensaje de tu hermano diciendo que no sabe dónde estás. Sé que no me hablas hace rato, pero no sé por qué desapareces así—le reprochó preocupado el rubio.

—No te preocupes. Estoy en el departamento de mi tío. ¿Algo más? —preguntó con indiferencia.

—Está bien… Si estás con tu tío, no pasa nada. ¿Le digo a Itachi? —preguntó para asegurarse.

—No te atendí el teléfono, Naruto—le indicó.

—Bien… —le dijo antes de colgar.

El rubio no se quedó para nada tranquilo y abrió una aplicación que había logrado instalar en el celular del pelinegro una vez por seguridad. Sasuke no sabía de ello, pero Naruto podía saber su ubicación mientras su novio tuviese el teléfono encima. Si veía algún movimiento extraño, iría a verlo, ya que Sasuke había estado actuando más extraño de lo normal.

Obito iba saliendo hacia el estacionamiento del edificio a buscar su auto para ir en busca de Naruto, pero antes se detuvo a enviarle un mensaje de texto a Deidara.

“Si vas a buscar a tu novio, está en la compañía en una agradable reunión en la terraza”.

Deidara, al recibir ese mensaje, no dudó en ir corriendo hacia la compañía. Necesitaba respuestas lo antes posible, pero estaba tan enojado que no sabía si iba a ser posible escuchar lo que Itachi le quisiese decir. Solamente estaba pensando en hacerlo sufrir, aunque lo amase… Esos dos sentimientos: la ira y el amor, eran una mala combinación en ese momento.

Obito se subió a su auto con la clara intención de acabar con el único que sería su problema a partir de ese momento: Naruto. Encendió el motor del auto, pero algo lo dejó petrificado.

—Te mueves un centímetro y tu hermoso auto se va a manchar de rojo—escuchó la voz de Kakashi en su oído.

El peliblanco estaba en el asiento trasero y le había pegado el cañón de un arma en la cintura.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con calma Obito, pero se había puesto nervioso.

—Iremos a dar un paseo. Andando. Yo te indico el camino…

El auto salió del estacionamiento y se dirigió hacia el bosque.

Itachi realmente se encontraba en la compañía, porque estaba dejando unos cuantos puntos claros a los miembros que habían quedado de Akatsuki: Kisame, Nagato, Hidan, Yahiko y Zetsu. Este último había recibido una oportunidad de Kisame por el trato que habían hecho. Sin embargo, no confiaban en él del todo.

—A partir de ahora, las cosas van a ser un poco diferentes. No me importa cuáles sean sus ambiciones. Estén seguros de que no encontrarán la solución a sus problemas en el lado equivocado. No voy a permitir que esta ciudad siga manchándose solamente por los deseos de unos pocos—les dijo Itachi muy serio.

De los que estaban allí, solamente podía confiar en Kisame y Hidan, porque el resto, había abandonado el lado de Obito para estar con él, pero no sabía cuán leal eran realmente a su causa y no a la de Obito.

En ese momento, Deidara llegó a la azotea de ese edificio y los encontró a todos.

—¿Llego tarde? ¿Por qué no me dijeron que estaban teniendo una amigable charla bajo la lluvia? —les dijo el rubio y se acercó a ellos.

Itachi estaba sorprendido y se tensó. No era buen momento para que su novio estuviese allí y tampoco sabía qué era lo que hacía allí.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó muy serio.

—Necesitaba hablar contigo sobre unos asuntos, pero no me importa esperarte mientras hablas con tus amigos. Supongo que confías en mí y no te importará que escuche lo que les digas, ¿verdad? Hump—se cruzó de brazos y se quedó allí parado.

La idea no le gustaba para nada a Itachi, pero no podía hacer una escena en ese momento. El ambiente estaba demasiado tenso.

—Supongo que no importa…—susurró.

Sasuke, por otra parte, estaba con los ojos bien abiertos. Había retrocedido el video más de mil veces intentando procesar mejor la imagen que le mostraban sus ojos, pero no importaba cuántas veces lo mirase de nuevo. La imagen era siempre la misma: Itachi asesinando a sus padres.

Estaba horrorizado y no podía creerlo. Comenzó a respirar agitadamente y miró el video una vez más. Se torturaba a sí mismo cada vez que lo volvía a cero, pero su cuerpo le pedía más.

—¡AAAH! —gritó de enojo y tiró todo lo que había en el escritorio hacia el suelo.

Le dio una fuerte patada al escritorio.

—Todo…, todo, todo… era una mentira… ¿Cómo pude estar tan ciego? Era tan obvio… Él no aceleraba las cosas porque no le convenía… Itachi… ¿Por qué…? —se agarró la cabeza con ambas manos y comenzó a llorar, pero la ira se apoderó un poco más de él— ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! —le dio otra fuerte patada al escritorio y uno de los cajones se abrió, mostrando un arma cargada que había sido dejada a propósito allí.

Sasuke miró el arma mientras respiraba agitado. En eso, su celular sonó en un mensaje:

“Tu hermano está en la compañía. En la terraza del edificio, por si deseabas saberlo”.

Ese mensaje de Obito lo detonó todo. Tomó el arma sin pensarlo dos veces y salió del lugar corriendo.

Naruto pudo ver en la pantalla de su teléfono que Sasuke había salido de la casa de su tío a toda prisa y que se estaba yendo en dirección a la compañía de su hermano.

—¿Qué está pasando? —se preocupó y tomó su abrigo para irse de allí sin que Tsunade lo descubriese.

Al cabo de unos cuantos minutos, Kakashi y Obito llegaron al bosque. Todo estaba muy oscuro y lo único que alumbraba la carretera que se metía en el bosque eran las luces del auto.

—Bájate—le ordenó Kakashi.

—Ok—accedió el pelinegro sin temor alguno y bajó.

—Camina hacia adelante—lo apuntó en la espalda y lo obligó a ponerse delante de las luces del coche.

—Kakashi… ¿Qué es lo que quieres? Tengo asuntos que atender. No puedo estar jugando contigo a este juego de roles ahora, ¿sí? —se rio un poco.

—No estoy jugando—le respondió muy serio.

Obito comenzó a ponerse más nervioso y no sabía qué hacer. ¿Era capaz de dispararle su novio o solamente estaba haciendo tiempo? Era obvio que lo había traicionado, pero su plan ya había sido puesto en marcha y dudaba que pudiese detenerlo a esas alturas.

—Bueno. Tú dirás. ¿Qué harás conmigo? —le preguntó resignándose.

—Lo único que se puede hacer con personas como tú. No dejarlas actuar cuando tienes la oportunidad en tus manos de detenerlos—le dijo antes de dispararle tres veces por la espalda.

Obito ni siquiera se enteró de cuándo había recibido la primera bala. Su sangre manchó la carretera. Kakashi se metió al auto mientras le temblaba todo el cuerpo y tomó su celular.

—Yamato… —dijo el nombre de la persona a la que había llamado.

—Kakashi, ¿dónde estás? ¿Qué pasa? —preguntó preocupado por el tono nervioso en la voz del peliblanco.

—¿Puedo ir a tu casa ahora? Necesito quedarme allí.

—Claro—se alivió al escuchar la respuesta positiva y cortó para luego ponerse en marcha mientras lloraba un poco.

Sasuke llegó por fin a la terraza del edificio de The Safe Company, donde se encontraba Itachi junto a Zetsu, Kisame, Deidara, Hidan, Nagato y Yahiko. Después de mirar las cintas de vídeo de las cámaras de seguridad de la cabaña familiar, las cosas le habían quedado más que claras... Su hermano mayor había sido el asesino de sus padres y, en ese momento, lo tenía de frente.

La lluvia era incesante sobre sus cuerpos y ambos estaban empapados. Lo único que no sabía Itachi era... ¿qué hacía su hermano menor en ese lugar? Al verlo, se sorprendió y algo dentro se le estremeció al ver esa mirada oscura encendida con las llamas de un infierno interno que se había desatado.

Itachi se estaba despidiendo de aquellos jóvenes y se estaba preparando para irse cuando Sasuke había aparecido a una distancia no muy grande de ellos, mirándolos a todos con ojos de furia.

—¿Qué haces aquí, Sasuke? —preguntó confundido y serio Itachi.

—¿Por qué... lo hiciste? —su voz era diferente, pues sonaba tan profunda, amarga y fría.

—No entiendo de lo que hablas, pero, inmediatamente, vuelve a la casa. No tienes nada que hacer aquí—ordenó sin mirarlo, pero sabía que algo andaba demasiado mal y se preguntaba qué era aquello que le había preguntado.

Sasuke tenía oculta en su cintura en la parte de su espalda un arma que se había encontrado en el cajón de la oficina de Obito, la cual había sido dejada apropósito por el Uchiha mayor, deseando que Sasuke la encontrase y así haría con ella lo que quisiese. Como si fuese en cámara lenta, sacó el arma y apuntó dudoso y temeroso hacia su hermano.

Hidan, Zetsu, Nagato y Yahiko sacaron sus armas de inmediato y le apuntaron a Sasuke.

—Bajen las armas ahora mismo—les ordenó Itachi.

Kisame les hizo una seña a todos para que no se atreviesen a desobedecer la orden de Itachi y todos miraron al pelinegro mayor a la espera de que dijese lo contrario, pero bajaron sus armas al final.

—¡Sabes perfectamente lo que te estoy preguntando, así que habla! —exclamó con voz temblorosa Sasuke y le quitó el seguro al arma.

Tenía miedo, frío, cansancio, odio y dolor dentro de su corazón, pero también tenía mucho amor en la misma medida para con su hermano mayor, lo cual desencadenaba una mezcla de emociones explosivas y peligrosas, pues el amor también traía consigo la decepción y la necesidad insoportable de obtener respuestas que justificasen las asquerosas acciones de su hermano mayor.

—No creo que puedas entenderlo—respondió Itachi simplemente al comprender aquello a lo que se refería su hermano menor.

Sasuke se acercó hasta quedar a un peligroso metro de distancia sin dejar de apuntarle, como exigiendo esa explicación, aunque no lo entendiese.

—Si quisieras entender, no estarías apuntándome con un arma—dijo Itachi mientras sentía su corazón encogerse por ver a su amado hermano menor sufriendo por la verdad y actuando de esa forma con él—. Si tuvieses la intención de querer entender, te irías a casa y esperarías a que fuera a hablar contigo, nos sentaríamos a la mesa como dos hermanos y hablaríamos del asunto. Yo te contaría la historia completa para que entendieras por qué hice lo que hice, porque créeme cuando te digo que fue necesario hacerlo—explicó mientras se le formaba un nudo en la garganta.

Luego de un largo tiempo, Itachi había comprendido que quizá no hubiese sido necesario asesinar a sus padres y que, posiblemente, hubiese hallado una solución mejor, pero, en aquel momento, si deseaba justicia para la ciudad y piedad para sus padres, lo único que podía hacer era asesinarlos él mismo, porque su tío Obito no iba a ser compasivo con ellos, porque quería vengarse de la familia completa. Y, en ese momento, cuando había visto a Sasuke llegar a la terraza de aquel edificio, comprendió que ellos dos eran parte de la venganza y que, posiblemente, Obito había hecho algo para que ellos dos estuviesen en aquel lugar al mismo tiempo. Además, jamás había confiado en el arrepentimiento de Zetsu y estaba allí con ellos por alguna razón.

—¡No te creo! ¡¿Cómo es que fue necesario asesinar a nuestros padres?! No puedo entenderlo... ¡Nada de lo que me digas lo justificará! —la ira era creciente y sumamente peligrosa.

—No necesito que lo entiendas y tampoco voy a pedírtelo, pero quiero que te vayas de aquí ahora mismo, porque es peligroso que te quedes…—intentó acercarse un poco, pero sólo logró alterar más a Sasuke.

Lo único que deseaba en ese momento era que Sasuke se fuese de allí, porque estaba seguro de que algo malo iba a suceder con los miembros que habían estado del lado de Obito.

—¿Lo planeaste…? —preguntó Sasuke deseando que su hermano le diera una respuesta negativa.

—Sí—respondió simplemente.

El corazón de Sasuke se rompió en mil pedazos y se quejó de dolor mientras las lágrimas saladas se mezclaban con la dulce agua de lluvia.

—¿Por qué...? —preguntó con la voz débil mientras su sollozo era cada vez más intenso.

—Sólo hice lo que tenía que hacer para detener todo el mal que estaban causando—respondió con seriedad.

—¿De qué mal hablas? No importa… Seguramente, había otra manera y no la buscaste... —dijo con los dientes apretados por la ira.

—Tienes razón. No la busqué—respondió con frialdad.

—¿Los odiabas? —preguntó con dolor.

En un primer momento, Itachi había llegado a sentir odio por sus padres, porque estaba demasiado decepcionado y dolido por sus acciones, pero después eso había cambiado y, al momento de asesinarlos, había sido piadoso, porque los amaba y el rencor había desaparecido.

—Sí...—respondió casi en susurro.

—¿Por qué…?

—Por lo que hacían y por cómo actuaban con nosotros y con los demás. Ellos no eran lo que parecían. Debes entenderlo, Sasuke. Madura—esas palabras atravesaron el corazón de Sasuke.

—Pero no merecían la muerte... ¿Qué pasó con eso que siempre me decías? Esa basura de que… todos merecíamos una segunda oportunidad… ¡Eres un hipócrita! —le gritó con furia.

Un silencio de medio segundo se hizo presente en ese momento, la lluvia se detuvo y sus oídos se ensordecieron con el sonido rotundo de un disparo, pero a eso lo acompañó un grito que parecía haber salido del alma de Itachi.

—¡NO! —gritó el pelinegro al adivinar lo que los traidores iban a hacer.

El agua oscurecida por la noche se pintó de carmesí por la sangre de Itachi, pero aún este estaba preocupado por detener a Zetsu, a quien vio apuntar a Sasuke con su arma, y el terror invadió su interior al pensar que podía dispararle a su hermano menor. Con una mano se estaba sosteniendo el lado derecho de su cuerpo mientras empezaba a costarle respirar por culpa de aquella enfermedad que lo aquejaba y por la sangre que estaba comenzando a perder a montones por la herida en su abdomen. Con su otra mano trató de sujetar a Sasuke para poder hacer algo y sacarlo de allí o cubrirlo con su cuerpo, pero nada fue útil, ya que cayó al suelo de rodillas por la pérdida de sangre y la falta de oxígeno.

—No... no le hagan nada—dijo con dificultad.

Todo estaba sucediendo tan rápido que ni siquiera se dio cuenta de lo que en realidad estaba sucediendo, pues Deidara vio una oportunidad delante de sus ojos, porque, antes de que Zetsu hiciese algo, él había tomado la decisión de hacerle ver una última imagen a Itachi antes de que la vida se le escapase del cuerpo: ver morir primero a su hermano menor y así hacerle sentir un poco de lo que él había sentido con la muerte de Sasori.

Sasuke estaba demasiado confundido y aturdido por lo que él mismo había hecho, tanto así que soltó unas lágrimas para después arrodillarse en el suelo.

—I-Itachi... ¿Itachi…? —dijo sintiendo que la ira abandonaba su cuerpo al ver a su hermano desangrándose arrodillado en el suelo.

—Está bien, Sasuke... Eres el único que puede reclamarme por lo que hice…—le dijo a modo de consuelo—Sasuke…, vete… Debes irte…

—Itachi... Yo... no... ¿Qué he hecho…? —sus emociones mezcladas que habían desencadenado lo peor se habían transformado en una sola.

Comprendió algo en medio de aquella vorágine: jamás debió haber dejado que su ira y su odio lo devorasen, que la venganza creciera como una mala hierba en su corazón, impidiéndole ver el amor que sentía, porque vio en aquel momento que, a pesar de estar herido en el suelo, su hermano mayor lo único que deseaba era protegerlo, pero Sasuke no sabía de qué lo estaba tratando de proteger exactamente.

Kisame tomó su teléfono inmediatamente para pedir ayuda médica. Sasuke se puso de pie para intentar ayudar a levantarse a Itachi, pero este no se dejaba.

—Tienes que irte ahora… Lárgate…—le dijo con dificultad mientras comenzaba a toser.

Itachi miró hacia donde estaba Zetsu, pero sintió alivio al ver que Kisame se había dado cuenta de lo mismo y le estaba apuntando a la cabeza, haciendo que bajara el arma.

Deidara, por otra parte, levantó rápidamente su arma y disparó contra Sasuke e Itachi vio con sorpresa, horror y dolor aquella escena donde el amor de su vida había disparado el arma contra su hermano menor.

—¡SASUKE! —gritó con desesperación volteando a mirar a su hermano, quien había sido impactado por la bala en el abdomen y, nuevamente, Deidara volvió a disparar, alcanzado el lado izquierdo del pecho de Sasuke.

El Uchiha menor cayó arrodillado frente a su hermano mientras su camisa blanca se teñía de rojo, pero Itachi oyó otro disparo y supo que ese había ido directo a Deidara.

—¡No disparen! —ordenó con desesperación, porque, pese a que había atentado contra su hermano, lo amaba y no deseaba que lo dañasen.

Había sido tarde, pues Zetsu había disparado a Deidara justo en el lado derecho de su pecho, perforándole un pulmón, y disparó nuevamente, impactando su abdomen. Todo aquello había ocurrido en cuestión de segundos. Hidan, al ver con horror y desesperación aquella escena de su amigo siendo herido, no dudó ni un segundo en comenzar a descargar su arma en el cuerpo de Zetsu, acabando con él enseguida, porque casi todas las balas le habían dado en el pecho y, seguramente, más de una le había atravesado el corazón. Todo había ocurrido tan rápido que Kisame no había tenido tiempo de volarle la cabeza al traidor de Zetsu, pero, en ese momento, solamente debía preocuparse por Itachi, por Sasuke y por Deidara.

Kisame corrió al lado de Itachi, quien parecía estar más grave, además de estar en un estado de pánico al ver el cuerpo de su hermano tendido en el suelo completamente inmóvil.

—Sasuke… Sasuke… —se acercó con dificultad a su hermano menor.

—Itachi, la ayuda llegará enseguida. No te preocupes—le informó Kisame.

—Kisame…, olvídate de mí… Sálvalos a ellos… Salva a mi hermano, salva a Deidara… Olvídate de mí… —le dijo con dificultad mientras perdía la consciencia lentamente.

Mientras tanto, Hidan estaba derramando lágrimas de rabia y desesperación tratando de detener la hemorragia de las heridas de Deidara, pero nada funcionaba. Yahiko intentaba ayudarlo, pero la herida en su pulmón no era algo que se solucionara con presionar sobre la perforación.

Nagato corrió hacia Sasuke para tratar de presionar sobre sus heridas. Afortunadamente, él no había resultado ser un traidor.

El cuerpo de Zetsu se encontraba tirado en el suelo y su sangre se había mezclado con toda el agua que había en aquella terraza.

Mientras los destellos de luz iluminaban la ciudad por momento antes de que el rayo cayese a tierra, Naruto llegaba a la compañía en un taxi. Se bajó corriendo y escuchó unos cuantos disparos que parecían provenir del techo del edificio. Su corazón se aceleró y corrió por las escaleras para llegar a ver qué era lo que estaba sucediendo.

Al cabo de unos minutos corriendo por esas interminables escaleras, observó una escena que lo dejó paralizado: Sasuke estaba en el suelo lleno de sangre junto a su hermano; Deidara también estaba herido y había otro tipo que le parecía familiar que también estaba en el suelo lleno de sangre.

—Sas…uke… —se le cortó el aire y se acercó al chico.

Tenía un impacto de bala en el lado izquierdo del pecho y otro en el abdomen. Eso hizo que se le helara la sangre. Se arrojó al suelo para tomar el cuerpo de su amado, el cual no se movía para nada. Estaba totalmente pálido y frío.

—¡SASUKE! —se desesperó y lo abrazó con todas sus fuerzas, manchándose de la sangre su amado— ¡SASUKE! —elevó la vista y miró a Kisame, quien tenía el cuerpo de Itachi en sus brazos mientras estaba arrodillado en el suelo.

Kisame tumbó en el suelo a Itachi lentamente y se llevó las manos a la cabeza sin decir absolutamente nada.

—Sasuke…, Sasuke…, despierta…—le suplicaba el rubio y besó toda su cara, pero el pelinegro no reaccionaba y parecía no estar respirando—Despierta, por favor… No te puedes morir… No te vas a morir… —le temblaba todo el cuerpo y no podía parar de llorar—No te mueras… Te amo… Te amo demasiado… Por favor…, reacciona… Sasuke… ¡SASUKEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!

Notas finales:

Gente, este es el penultimo capítulo. El siguiente es el adiós de esta que fue mi primer historia. Gracias por el apoyo <3 


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