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Lovers. por RLangdon

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Inspiró despacio y agudizó su sentido auditivo para captar cualquier ruido procedente del exterior.
 
Nada.
 
Estaba todo en silencio. Salvo por el ruido de la corriente, todo estaba en calma. Pero no debía fiarse por eso, seguro todo era un engaño, un señuelo para una irremediable trampa.
 
"No saldré" se convenció a sí mismo de este hecho. El musgo le hacía cosquillas en el rostro y cada vez era más dificil respirar, pero si mantenía la calma, soportaría más tiempo.
 
Pasaron varios minutos más antes de que la desesperación lo embargara y el oxígeno amenazara con acabarse. El aire no alcanzaba a llegar hasta ese hueco del tronco.
 
Quizá si salía un poquito...
 
Inhaló la última reserva de aire y se armó de valor para arrastrarse unos cuantos centímetros en dirección a la salida.
 
Estaba por llegar afuera cuando un brusco movimiento lo hizo caer sobre sus cuartos traseros.
 
Alguien estaba empujando el tronco.
 
Agitado, Naruto se precipitó hacia la escasa luz del fondo. Sin embargo, cuando llegó ya era tarde, Kurama había logrado su cometido de dejar el tronco suspendido a la orilla del río.
 
-Me cansé de esperarte- gruñó el Kitsune, furioso. -Te dije que te haría mío y pienso cumplirlo.
 
-¡Pero no te quiero!- replicó el pequeño a la defensiva, buscando desesperadamente algúna grieta por la cual deslizarse fuera. No podía ni siquiera tantear el terreno con sus patas, estaba a la deriva, pero sabía que Kurama no osaría arrojarlo al río. Lo necesitaba para cumplir su propósito, trataba de intimidarlo y nada más. -Yo quiero a Itachi.
 
-A la larga aprenderas a resignarte y me aceptaras como pareja- de un salto, Kurama subió al tronco, caminó con parsimonía sobre la corteza y se vanaglorió al ver de cerca a su aterrorizado e indefenso cachorro. -Si te portas bien de ahora en adelante, te concederé ciertas libertades.
 
-No- negó Naruto, y antes de que Kurama pudiera asirlo entre sus mandíbulas, corrió hacia el interior nuevamente.
 
Kurama cerró el hocico en el aire, rechinó con furia los dientes y bajó para seguir empujando, tomando impulso antes de arremeter con todas sus fuerzas.
 
El tronco se tambaleó en la orilla, inclinándose uno de los boquetes hacia abajo. Naruto se aferró con las uñas y trató de subir, pero al notar la inestabilidad de su escondite, se quedo quieto.
 
-Es tu última oportunidad, Naruto- oyó rezongar a Kurama. -Accedes o te convertirás en comida para peces.
 
Naruto miró trabajosamente detrás suyo. La corriente estaba muy fuerte y ni siquiera habían rocas de las cuales sujetarse, si caía al agua, sería inevitablemente arrastrado hacia el acantilado.
 
Sin previo aviso, sus uñas se resbalaron por la amaderada base, precipitandose su cuerpo hasta el fondo con un sonoro chapoteo.
 
-¿Naruto?- Y Kurama se dio prisa a girar el tronco hacia un lado, mordiendo una de las gruesas ramas en el proceso. La decepción y el pánico le retorcieron las entrañas al ver el hueco vacío.
 
Debajo del agua, Naruto luchaba por salir a flote, pero la corriente era tan fuerte que no lo dejaba ni moverse libremente. Su cuerpo fue arrastrado sin contemplación alguna, como si se tratata de un simple titere.
 
Iba a morir.
 
De verdad iba a perecer allí.
 
Rápidamente se quedó sin aire.
 
Lo siguiente que supo fue que caía.
***
 
El agua lo arrastró hacia la orilla. Tenía el cuerpo adolorido y le sangraba uno de los costados. Recordaba vagamente haberse golpeado con una roca.
 
Abrió los ojos, flexionó las piernas y la desorientación lo hizo caer de bruces sobre la tierra mojada
 
"Duele" movió sus orejas e hizo un intento más por levantarse. Con mucha torpeza logró quedar sentado. Y al bajar la mirada hacia uno de los charcos se inquietó. Era humano otra vez, se había transformado inconscientemente en su desesperación de saberse muerto.
 
Lentamente y con la cabeza ladeada, se golpeó una de las orejas con la palma de su mano, un hilillo de agua escurrió de su otra extremidad. Seguía conservando las orejas y las colas de zorro.
 
-No morí- pestañeó y observó detenidamente su entorno. Estaba en una especie de oasis, rodeado de las flores más bonitas y agujas de pino. La cascada no estaba muy lejos, pero las montañas si, apenas si conseguía divisarlas desde allí.
 
-Tengo mucho frío- tembló incontrolablemente y pensó en cambiar nuevamente, pero nada pasó. Estaba demasiado cansado y adolorido para transformarse. -¿Ahora cómo hallaré a Itachi?
 
***
 
Había recorrido gran parte del prado como cuervo, abarcando una extensión considerable al surcar el cielo. Sin embargo no lo había visto por ningún lado. Convertido en lobo, retomó la búsqueda, olfateando velozmente la hierba para intentar captar el menor atisbo de su olor. Y entonces encontró algo. Al olisquear la base de un árbol, pudo identificar claramente el aroma del Kitsune.
 
Se paró en dos patas y se concentró en distinguir bien qué rumbo habría tomado.
 
-¡Oye, tú!
 
Itachi alcanzó a esquivar a tiempo la bellota que le pasó silbando por un costado.
 
Segundos más tarde, una desaliñada ardilla abandonó su escondite y descendió cólerica por las ramas.
 
-¿No te enseñaron a respetar propiedades ajenas, sarnoso?
 
Sin inmutarse por la recriminación, Itachi decidió explicarse.
 
-Estoy búscando a alguien.
 
-¿Y qué culpa tiene mi casa de eso?- gesticuló la ardilla. -¿Tienes idea de lo que me tardó en limpiar el árbol para que venga un forastero a marcarlo? Todavía no logro eliminar el olor del zorro y ahora tú vienes a...
 
-¿Zorro?- las orejas del Alfa se levantaron ante la mención. -¿Viste un zorro por aqui?
 
Tenten sonrió, dio un salto a otra rama más baja.
 
-Claro. Un pequeño zorro demente estuvo afuera de mi hogar desvariando sobre su novio pulgoso y...- abrió grandes los ojos al reparar en la situación. -¡¿T-Tú eres el novio?!- trepó por la base en su afán por ponerse a salvo.
 
-Lo soy- afirmó el lobo, serio. -Y si me dices en qué dirección se fue, te estaría muy agradecido.
 
-Qué locura- exhaló la ardilla, restregando sus patas delanteras sobre su rostro. -Tomó el camino que lleva al río.
 
-Muchas gracias- Itachi se alejó enseguida.
***
 
No supo cuánto tiempo había pasado. Se había quedado dormido cerca de las flores, usando los pétalos para cubrirse del frío nocturno. Todavía se sentía débil y adolorido.
 
-Own, no debí dejar la comida- lo peor de todo es que su estómago volvía a reclamar alimento y no tenía nada consigo. Además no sabía como volver al territorio de los lobos.
 
Nunca debió irse de su casa en primer lugar. Debió esperar a Itachi en la seguridad de su madriguera, al menos allí estaba a salvo y tenía comida de sobra.
 
Nuevas lágrimas se agolparon en sus ojos azules, pero no tuvo tiempo de derramarlas cuando vio un ave descender en su dirección.
 
Las lágrimas se desvanecieron, siendo sustituidas por una emplia sonrisa.
 
-Itachi.
 
El cuervo aterrizó a su lado, Naruto quiso tomarlo en sus manos pero el ave se ocultó tras uno de los matorrales.
 
Poco después apareció Itachi en su forma humana.
 

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