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Lovers. por RLangdon

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No era para nada horrible, ni mucho menos. Todo lo contrario, era un ser demasiado hermoso y único para ser descrito con simples y mundanas palabras.
 
Soltando un bufido de exasperación, Sasuke hizo un lado su plato, muerto su apetito ante la escena excesivamente melosa que se llevaba a cabo en el recibidor. Naruto yacía sentado en las piernas de Itachi, estaba firmemente abrazado a su cuello (cuál koala al eucalipto) y ocasionalmente emitía un suave ronroneo afectuoso, similar al de los gatos, solo que con aquel timbre caracteristico en los zorros. Itachi por su parte no hacía más que mantenerlo aferrado de la cintura, permitiendo al Kitsune acurrucarse sobre su hombro mientras le susurraba palabras ininteligibles.
 
¿Amigos?...si, claro. Era imposible que tanta cursilería precediera de una amistad cualquiera. Itachi era un mentiroso en toda la regla, lo peor de todo es que Mikoto le había creído. Y cuántas ganas tenía Sasuke de delatar tan superfluo pero relevante suceso.
 
Inconscientemente apretó los puños bajo la mesa. Ya habían pasado diez días desde la llegada de su hermano. Sin embargo, Naruto no había efectuado su transformación hasta hacía tres días. Y desde entonces no había hecho más que jugar en el jardín, asearse en la pileta, y seguir a Itachi por todos lados. Era un incordio, si....y le gustaba.
***
 
-¡Menma, regresa!
 
Saltó fuera de la madriguera, mirando atento en todas direcciones antes de emprender nuevamente la búsqueda. Todos los días hacía lo mismo después de la puesta de sol. Llevaban aislados varias lunas de su territorio, ocultos como parasitos bajo la tierra, alimentandose escasamente de los frutos en las inmediaciones. Era Minato el encargado de proveerles agua, y a pesar de ello, no se alejaba más de cinco kilometros de aquel terreno sombrío que habían adaptado como "hogar"
 
Menma era rebelde por naturaleza, adoraba imponerse por encima de las leyes, aunque se había reprimido mucho tiempo.
 
Corrió a toda velocidad, zigzagueando entre la maleza, sintiendo el aire fresco chocar contra su cuerpo. En pocos minutos llegó a su destino: la pendiente situada en el territorio del remolino.
 
Dio vueltas por doquier, buscando a quien se suponía le mantendría informado de la situación. Cada tercer día se reunían en ese punto.
 
-Shisui- el cuervo bajó de un árbol, situandose frente a él y escudriñandolo con aplomo.
 
-Te he dicho que no hagas demasiado ruido- lo reprendió. Menma quiso retarlo, tumbarlo sobre el prado y saltarle encima para intimidarlo, pero se limitó a mirarlo secamente, aún jadeante por la carrera emprendida hasta allí. -Aún no tengo noticias de Itachi. Lo más seguro es que este oculto en un lugar seguro.
 
-¿Y mi hermano?- saltó Menma a la defensiva. Empezaba a cansarse con todo ese asunto de ser discretos. Lo único que había dicho a su familia era que Naruto estaba a salvo en otro lugar y que pronto regresaría, también les informó sobre el ataque de los lobos, pero fuera de eso, nadie (ni siquiera la metiche de Naruko) estaba informado de sus encuentros con Shisui.
 
-Con Itachi estará seguro. Incluso más de lo que estaría con su familia- Shisui fue franco al hablar. Itachi le había relatado vagamente su lío amoroso con el Kitsune. Y aunque no estaba de acuerdo, se había visto en la obligación de apoyarlo. Era como su hermano después de todo.
 
-Odio esto- se quejó Menma al borde de un colapso nervioso. -No puedo salir a cazar como antes. Extraño a mi hermano, y quiero mi antigua vida de vuelta.
 
Shisui se apartó un poco de aquel arrebato de frustración. Entendía ligeramente como debía sentirse, pero lo cierto era que Fugaku no pensaba detenerse hasta erradicar al último Kitsune del territorio. Diariamente una emboscada de cinco miembros acudía a esa zona para exterminar cuanto zorro hubiera al paso. Hasta el momento iban más de dos docenas, y como las cosas siguieran así, acabarían por extinguirse.
 
-Sígueme- Shisui exhaló pesadamente, indicandole el paso colina abajo. Menma bajó las orejas con confusión, pero por primera vez obedeció sin chistar.
 
Y se arrepintió enseguida...
 
El prado estaba impregnado con la sangre de sus compañeros. Había cuerpos de zorros rezagados por doquier.
 
Ahogó una exclamación de rabia e impotencia y se dispuso a recorrer el sitio para examinar que no hubiera alguien vivo. Había crías y zorros viejos. No se habían medido en cuánto a quien mataban y a quien dejaban vivir. Pero lo que más llamó su atención de aquel sangriento campo fue una especie de lo más grande. Se trataba de un Kitsune de pelaje cobrizo claro, y su tamaño era el doble de lo normal. Lo habían mordido en la yugular, sin embargo, lo más sorprendente de todo era el superficial y casi imperceptible aroma que manaba de su cuerpo.
 
Menma vaciló, agudizó su olfato, sin percatarse de la transformación que adoptaba el cuervo a sus espaldas.
 
-Huele igual a como olía Naruto- aseveró.
***
 
Nada más oír el chirrido emitido por la puerta al ser abierta, se apartaron. Naruto corrió a la entrada y abrazó a la fémina como siempre hacía con su llegada.
 
-Tan adorable- encantada, Mikoto correspondió el gesto. Abrió el recipiente que llevaba en las manos y ofreció un pastelillo de zanahoria al pequeño, quien no tardó nada en engullirlo, saboreándose la crema pastelera y lamiéndose los dedos sin recato alguno. -Habrá más para la cena- guiñando un ojo en complicidad, Mikoto se dirigió a la cocina. Itachi se apresuró a auxiliarla con los alimentos, y Naruto inclinó la cabeza hacia un lado al sentirse profundamente observado.
 
Y no se equivocaba. Sasuke ahora ocupaba el lugar de Itachi en el sofá, tenía el mando de la televisión en las manos, pero su vista estaba fija en él.
 
Naruto parpadeó intrigado.
 
¿Lo estaría invitando a ver la caja mágica?
 
Supuso que si. Caminó indeciso hacia él, y no dejó de mirarlo al tomar asiento, esperando una reprimenda segura como antaño, pero solo obtuvo silencio a cambio, asi que se relajó y recargó en el cómodo respaldo.
 
-Dame tu mano- Naruto agitó las orejas por la extraña órden, pero decidió acatar. Extendió poco a poco su extremidad, y Sasuke no tardó en tomarla, girandola hasta dejar la palma descubierta, posteriormente depositó un objeto y volvió a cerrarla sin decir una sola palabra.
 
Naruto se inquietó, abrió su mano, y sus ojos azules se agrandaron en sorpresa al ver el hermoso cascabel con el que había estado jugando días antes. No pudo dar las gracias cuando un ruido en la cocina lo sobresaltó.
 
-Oh, no- la exclamación de Mikoto hizo a ambos levantarse. -Me olvidé de la leche.
 
Sasuke suspiró, aliviado.
 
-¿Quién quiere ir al mercado conmigo?
 
-¡Yo quiero, ttebayo!- Naruto fue el primero en apuntarse. Ya había visitado ese lugar el primer día que completó éxitosamente su transformación en humano. Mikoto lo había llevado a un lugar muy próximo y concurrido dónde había montones de comidas extrañas y una múltitud diversa de humanos.
 
Pensativo, miró de reojo a Sasuke.
 
¿Será que quería ser su amigo?
 
Eso a Naruto le emocionaba, pero no quería demostrarlo abiertamente por temor a un nuevo desplante.
 
-También iré- dijo Sasuke con simpleza. Hecho que extrañó tanto a Itachi como a Mikoto.
***
 
-¿Shi...sui?- preguntó Menma, boquiabierto e incrédulo de lo que sus ojos veían. Tras él estaba un imponente y fiero lobo negro, contemplándolo de forma serena y ¿compasiva?
 
-Tenía que mostrartelo antes de que las cosas se complicarán más. Al igual que Itachi puedo adoptar más de una transformación, pero esto es lo que soy en realidad- y para dar mayor énfasis a su seria perorata, añadió. -¿Me temes?
 
Menma relajó el cuerpo al concluir que, pese a ser de la especie enemiga, Shisui no representaba amenaza alguna. Había tenido oportunidades de sobra para engañarlo y atacarlo en sus anteriores encuentros y no lo hizo, lo que significaba que (muy a su pesar) era un aliado.
 
-No te temo- respondió, seguro de sus palabras, y su voz adquirió un tono melancólico al reparar nuevamente en el reguero de sangre a su alrededor. -Quiero parar esto- dictaminó.
***
 
Naruto se dejó mimar por las amigas de la mamá de Itachi. Estaban seleccionando la canasta de las compras cuando el grupo de féminas se acercó a ellos con la intención de preguntar por él y adularlo. Le llovían caricias y halagos por montones, además de una que otra queja dirigida a Mikoto por el "espantoso" atuendo holgado que le habían otorgado. Fue cuestión de una hora de práctica para que aprendiera a disolver la mayoria de sus colas. Siete en total. Solo quedaban dos, pero erán mucho más fáciles de disfrazar.
 
También le habían ocultado las orejas mediante unos objetos extraños que Mikoto denominó como "broches" esas pequeñas pinzas diminutas iban sujetas al cabello, y le ayudaban a mantener sus orejas bajas. Los toques finales eran un gorro de fieltro, una gabardina de tela ligera y sandalias.
 
-Es tan tierno, Mikoto- aduló una de las mujeres al paso. Naruto se dejó revolver un poco el gorro, soportando el leve pinchazo de dolor en las orejas mientras sonreía al máximo. Sabía que no debía hablar demasiado porque terminaría estropeandolo. -¿Cuántos años tiene?
 
-Doce.
 
-Catorce.
 
-Trece.
 
Mikoto, Itachi y Sasuke intercambiaron miradas de bochorno entre sí. No tenían idea de la edad exacta del pequeño.
 
-Tiene trece- rió Mikoto, restandole importancia a lo dicho por los varones. -Llevamos algo de prisa, Shizuka. Te veré después- dicho esto, instó a los chicos a seguirla, en ningún momento soltó la mano de Naruto. En el fondo temía encariñarse con él. Le dolería mucho verlo marchar, pero no había remedio.
 
***
 
-Sasuke, ¿podrías cuidarlo mientras pago?- el aludido soltó un seco monosílabo por respuesta. Itachi se había separado de ellos en otro de los pasillos para terminar de surtir la lista con los víveres faltantes. Había sido casi un milagro que el pequeño Kitsune accediera a seguir a su madre en vez de su hermano. Pero asi era mejor.
 
-¿Por qué me obsequiaste tu esfera?- los grandes ojos azules de Naruto brillaron en expectativa. Y Sasuke no tuvo más remedio que confrontarlo. Sus mejillas antaño pálidas habían adquirido un sutil rubor de verguenza, pero siendo un Uchiha se encargó de enmascararlo al fingir un leve acceso de tos.
 
-La querías, ¿no es así?- transmitió en su mirada un dejo de intimidación para forzarlo a que cediera con las interrogantes. Más no funcionó.
 
-Pero antes dijiste...- nervioso, Naruto jugueteó con sus dedos. El hermano de Itachi ciertamente era muy raro, primero le ordenaba alejarse de sus cosas y hasta intentaba golpearlo, pero ahora estaba de acuerdo en que se quedara con la esfera, sin más. -Gracias- decidió no seguir tentando su suerte, y en cambio, le dio un fuerte abrazo que tomó desprevenido a Sasuke.
 

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