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Lovers. por RLangdon

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En un par de ocasiones, Naruto había tenido la oportunidad de ver la transformación de sus padres en humanos. Los había espiado a tráves de los arbustos en plena madrugada. De eso ya hacían varias lunas, pero Naruto conservaba vagos recuerdos de ello. Vio como el pelo de sus cuerpos caían en cascada, dejandolos prácticamente lampiños, posterior a ese hecho, sus cuerpos animales se habían retorcido y alargado en formas extrañas y anormales, los tendones palpitaban bajo la piel a medida que terminaban de amoldarse a la nueva figura. Piernas, brazos, torso, abdomen. Cada parte del cuerpo había sufrido su respectiva mutación informe. A Naruto le había impresionado tanto el resultado que, la primera vez que los contempló de esa manera, se había desmayado.
 
Sabía además que existía otro tipo de humanos, aquellos que no aceptaban lo que eran. O al menos eso había oído decir a sus padres antes de prometerse mutuamente, y de manera estricta, no volver a emplear su forma humana. Naruto apenas estaba enterado de una miníma parte de los peligros que acechaban en el bosque. No temía a otros animales, ni tampoco a la naturaleza, él había aprendido, a su corta edad, que el mayor peligro en su entorno era el hombre.
 
Por eso dudó mucho en acercarse, aun despues de que Itachi lo llamó con un suave gesto de su mano, instandolo a acudir en su dirección prontamente.
 
Naruto agachó las orejas en señal de sumisión, caminó vacilante hacia él y se detuvo a un metro de distancia para observarle mejor. Itachi poseía los mismos ojos onices, profundos y enigmaticos. Llevaba una oscura túnica a la que Naruto no supo nombrar en un primer momento, para él, el plumaje de Itachi había sido reemplazado por ese largo trozo de tela que además contrastaba con la tonalidad de su cabello. Un par de mechones negros surcaban la faz de aquel joven con piel de porcelana.
 
Inclinando la cabeza hacia un lado, Naruto se dejo tomar en brazos por él. Itachi lo había pillado desprevenido, con la guardia totalmente baja, expuesto a la perplejidad de la fascinante y - al mismo tiempo-  extraña forma humana.
 
-¿Me temes?- preguntó Itachi al tiempo que deslizaba el dorso de su mano por la suave cabeza zorruna. Naruto atinó a cerrar los ojos para disfrutar del cálido gesto, dejandose mimar por quien antaño fuera un cuervo engreído, el Alfa de una especie poco conocida pero igualmente admirada por él. Naruto entendió perfectamente el cuestionamiento, pero no tenía forma alguna de hacerselo saber a Itachi, al menos no verbalmente. Asi que, decidió descender rápidamente en cuánto el joven lo hubo soltado. Trotó ágilmente hasta desaparecer del campo visual del humano, volviendo segundos más tarde con una diminuta flor naranja entre sus dientes. La heliconia, era la flor que Naruto había elegido para sellar el vínculo de su amistad.
 
La mirada de Itachi pareció suavizarse un poco más.
 
-No he hecho más que repelerte y aun asi continúas buscandome...
 
Las esponjosas colas cesaron sus movimientos repentinamente. Naruto dejo la flor sobre la hierba y volvió a acercarse a Itachi, por cuenta propia esta vez. Se subió de un salto a su regazo y dio vueltas para buscar una posición más cómoda, despues se sentó y esperó pacientemente la siguiente caricia.
 
-No te he hablado sobre mí- dijo Itachi en tanto deslizaba su mano por la cabeza del Kitsune. Entre más tiempo pasaba junto a Naruto, más complicado le era apartarse, como si una conexión extraña se interpusiera entre su deber para con los suyos. -Mi familia habita la parte sur del bosque, justo en la bifurcación de Konoha y la aldea del remolino.
 
Naruto prestó atención a lo que decía, sentía que la pancita le cosquilleaba cada vez que Itachi le acariciaba la cabeza. No quería que se detuviera.
 
-Son lobos, Naruto- y al decir lo último, Itachi detuvo todo movimiento de su mano. El Kitsune se removió ansioso, cambiando el peso de su cuerpo de una pata a otra. -Imagino que sabes lo que eso significa.
 
Sin embargo Naruto no lo sabía. Era demasiado pequeño para estar al tanto del ciclo de odio entre determinadas especies.
 
-He adoptado la forma de cuervo para poder venir aqui. Mi padre comienza a sospechar sobre mis ausencias...
 
Los ojos azules de Naruto brillaron en expectativa.
 
-Quería despedirme de ti, pero cada vez que venía, no estabas en ningún lado- Itachi se viró un poco para buscar en uno de los bolsillos de la gabardina. Sacó un colorido envoltorio que se encargó de abrir antes de ofrecerselo a Naruto sobre la palma de su mano. -No quiero que te sientas mal por esto. Tu familia debe adorarte y por ello te sobreprotege.
 
Naruto olisqueó la barra de cereal y le pasó la lengua por encima. Al notar que el sabor era dulce, le dio una mordida. Gruesas gotas salinas se desprendían de las comisuras de sus ojos mientras comía de aquel obsequio, el último de su primer amigo, la despedida entre ambos.
 
¿Y por qué tenía que ser asi?
 
El no quería decir adios. Muy por el contrario, deseaba solidificar su amistad con Itachi. Más que nunca necesitaba que estuviera en su forma animal para hacerle saber lo que estaba pensando.
 
-Has sido un buen compañero- murmuró Itachi en tono melancolico. Vio que Naruto terminaba de comerse la barra de cereal y decidió levantarse. -Adios, Naruto.
 
Al oír lo último, Naruto se giró rápidamente para presenciar al Uchiha alejarse rumbo a su hogar. Lo siguió sigilosamente, aun con lágrimas en los ojos. Itachi no se detuvo para mirar un solo momento atrás, propiciando que el Kitsune se desesperara por semejante abandono.
 
"No puedes irte, dattebayo"
 
Naruto quiso tomar un atajo para impedir que Itachi se marchara. Con mucha dificultad, trepó hacia una rama baja y siguió impulsandose hasta el cansancio.
 
"¡Itachi!"
 
Logró pasar a la siguiente rama y sin más, se desplomó sobre la silueta humana, siendo atrapado a tiempo en los brazos del Uchiha.
 
Naruto se incorporó fugazmente y mordisqueó con suavidad la manga de la tunica, una y otra vez, ansiando rasgar la tela pero sin llegar a lastimar la pálida piel. Era la única manera que tenía de demostrar su inconformidad con la desición unilateral de Itachi.
 
-Naruto kun- Itachi suspiró, sumamente contrariado consigo mismo. -No puedo revertir la transformación hasta el anochecer, ¿esperarías hasta entonces para poder hablar?
 
Naruto dejo de morderlo casi instantaneamente.
**
 
Por primera vez, Naruto sintió desconfianza. Itachi le había pedido que esperara junto a los arbustos mientras él procuraba adaptar una nueva transformación. Según palabras del Uchiha, se requerían varias horas de reposo antes de someter su cuerpo a su nueva forma animal.
 
A Naruto le pareció haber esperado largas horas varado en su sitio. En ningún momento pensó que su familia podría estarlo buscando.
 
Itachi no volvió hasta varios minutos despues, y cuando lo hizo, Naruto no lo reconoció tan fácilmente.
 
De nueva cuenta el Kitsune se puso a la defensiva, alerta por la amenaza que se abría paso hasta él. Sin embargo la sensación de peligro duró muy poco. Naruto pestañeó a la vez que dejaba de hincar las uñas sobre la tierra. Irguió lentamente su cuerpo y contuvo las ganas de abalanzarse sobre el imponente lobo negro en que se había convertido Itachi.
 
-Itachi-  esbozó una sonrisa juguetona al tiempo que se perseguía sus propias colas. Dejo de girar para ir al encuentro de su mejor amigo y, al hacerlo, algo dentro de él se agitó.
 
En ningun momento Naruto se percató de que Itachi se tensaba con su cercanía, tan solo restregó su pelaje cobrizo en el flanco izquierdo del lobo, queriendo comparar -ingenuamente- las texturas de ambos pelajes. Cuando hubo terminado, Naruto se desplazó debajo del mentón del Alfa y permaneció allí hasta que Itachi reaccionó a sus acciones y se apartó un poco.
 
-Eres muy chico para entender razones- explicó a la par que desviaba la mirada del cachorro. -Piensa en la disputa que se suscitaría entre nuestras familias. Las consecuencias serían inevitables. Es por eso que tenemos que...
 
-Itachi, quiero que me enseñes a transformarme en humano- lo interrumpió Naruto, colocando una de sus patas delanteras sobre la de Itachi. -Si lo haces, será fácil mantener nuestra amistad. Nadie puede oponerse porque no faltaríamos a las reglas de nuestros semejantes.
 
Itachi se sorprendió gratamente por la deducción a la que había llegado el inocente Kitsune. Era cierto que las normas entre especies, no estipulaban nada en lo referente a su forma humana. No obstante, seguía siendo un imposible.
 
-Eres demasiado pequeño para resistir una transformación.
 
Naruto ladeó la cabeza.
 
-No lo soy, dattebayo.
 
-Además no quiero que te suceda nada malo por mi culpa- tajó Itachi con seriedad. Naruto hizo un mohín de disgusto.
 
-Pensabas cortar nuestra amistad sin escucharme- replicó en tanto se aproximaba más al lobo. -Y ahora tampoco me haces caso, dattebayo. No soy tan débil, puedo resistir una transformación, y si no me enseñas tú, le pediré ayuda a alguien más.
 
Itachi sacudió levemente la cabeza.
 
-Naruto...- dijo en tono suplicante, deseando internamente que el Kitsune cediera con su peligrosa idea. Incluso en la transformación, existían normas que debían acatarse al pie de la letra. Se requería cierta edad y preparación previa, tanto fisica como mental. De otro modo cualquier especie podría someterse fácilmente y adaptarse a la forma humana. -¿Sabes lo que ocurriría si llegas a hacerte daño?
 
Naruto saltó de un extremo al otro, invitandolo a unirse a su juego.
 
-Sanaría rápidamente, ttebayo. No importa la gravedad de la herida,  mientras no sea letal. Bastan unas lamidas para sanarme- dejo de saltar y empujó al lobo con la cabeza. -Anda, enseñame y no volveré a molestarte.
 
-No lo haré- se rehusó Itachi, y sin darse cuenta, lamió el labio inferior del Kitsune que yacía frente a él.
 
- Me...besaste- Naruto cedió con todo intento de juego. De repente sintió que le sangre se le acumulaba en el rostro
 

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