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Delirio por M M

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Notas del capitulo:

Holaaaaa les traigo otro cap, mañana hay actualización también 737r

Capitulo 25
Encuentros agradables.




Unos días habían pasado luego de aquel incidente, Day había regresado al Instituto con algo de temor y mucha precaución de no encontrarse al Profesor Snow, por lo menos no a solas por ningún motivo, el miedo aún era latente. Además de que Anthony le mantenía vigilado en su totalidad, pues no dejaba que alguna persona le hablara. No importaba el hecho de que ahora eran más unidos… Su jóven Amo era demasiado celoso apresar de todo.

Al acabar las clases Tony había arrastrado a Day a una de las aulas más lejanas donde sin perder el tiempo atacó los labios del menor, enviciandose de nuevo con tan dulce creatura… Ya había dejado pasar los días y por ende no resistiría mucho más sin tocarlo.
Day era lo que más le llenaba en su aburrida vida… Sin ese niño sentía que moría.
-Ahh… Tony… Ahh alguien puede oírnos- dijo el chico entre besos fogosos.
-Ya no aguanto… Mmm- respondió con algo de prisa mientras desacomodaba el pulcro uniforme de Day.
Al levantar la camisa del uniforme, noto como los pezones rosados se habían endurecido prontamente,  adoraba como el cuerpo de su pequeño niño reaccionaba a sus caricias. Se la pasaban teniendo este tipo de encuentros casi a diario, Aunque había dejado pasar unos días sólo por cuestiones emocionales. 

Maldición de sólo recordar que ese maldito pervertido de Snow se había atrevido a tocarlo, de poner su sucia mirada en él le enfermaba. El niño era suyo y sólo suyo, nadie más sobre este mundo podía poner un solo dedo sobre su más grande tesoro.
Estaba tan jodidamente enamorado de un pequeño niño que no pasaba más allá de ser su hermano ante los ojos de los demás. Y es que él desde el inicio se había enamorado,  la pasión y el deseo desenfrenado por poseerle llevaron a su corazón a aprisionarlo pues aquellas espinas le anunciaron a su futuro reteniendo a Day ante sus ojos. 

Agradecía el encuentro tan fortuito que el destino le había preparado, Aunque en el fondo odiaba lo que había hecho aquella noche entre las rosas y entra la oscuridad.
Day gimió al sentir el enorme miembro de su hermano introducirse, ya estaba acostumbrado a este tipo de arranques pasionales de su amo, tanto que no era tan necesaria la dilatación con los alargados dedos de Tony. 

Se dejó llevar por las caricias y las estocadas empezaron arremeter deliciosamente, enredo ambas piernas alrededor de la cintura del mayor tratando de cubrir su boca con ambas manos recostado sobre la mesa del aula. Después de todo no perdía la vergüenza hacerlo, no sólo por quien pasara por el pasillo, sino porque Edward se encontraba del otro lado de la puerta vigilando cada uno de esos encuentros. 
-Ahh, sí… ahh siiii- decía entrecortadamente el menor, con la mirada lagrimosa y la boca entreabierta bajo sus manos. 
-Ahhh… Estás tan apretado, me encanta eso de ti… ahh- Tony miraba las reacciones del chico y eso solo le provocaba hundirse más dentro de él.

Day cubrió aún más su boca evitando que más de su voz se escapara. 
-Ahh… Oh Day… Eres tan delicioso…- Anthony le mordía los pezones y dejaba más marcas por toda su piel.
-Mmh…ahh mmmm- Day se retorcía cegado por el placer.
-Day… Di que eres solo mío…ahh dilo- Anthony necesitaba reafirmar su dominio al verle tan hermosamente excitado.
-Amo… Soy tuyo… Soy tuyo…ahhh..- Day olvidó por momentos que en realidad no estaban del todo solos.
-Dilo de nuevo...ahh... di que me perteneces- decía entrecortadamente, pues el calor interno del menor y el particular aroma que desprendía le drogaban por completo.
-Ahh... Ahh si, ahh soy tu...tuyo...ah- Day no medía ni lo que decía, su mente era un desastre.

Del otro lado de la puerta Edward podía escuchar todo perfectamente, estaban siendo algo ruidosos pero ese no era problema debido a que ya no había estudiantes en el instituto a esa hora, sino por el hecho de que una enorme rabia y celos se estaban apoderando de su mente Y de lo más profundo de su corazón. 
Oía como ese niño se entregaba al hombre que le había hecho daño anteriormente, no era estúpido y siempre supo en el fondo que el Idilio de ambos hermanos no había empezado por motivos no  consensuados.


Maldición! Porqué tenía que escucharlos? Porqué tenía que soportarlo? Esto era tan amargo... Tan cruel...


Edward llegó al punto de taparse ambos oídos con las manos en un intento desesperado por no escuchar más lo que el mismo deseaba hacer también con ese pequeño niño rubio. Se mordió la lengua y de nuevo trato de retomar su postura estoica.
Al final de todo... No era asunto suyo lo que pasara entre ellos.

-Ahh Amo… déjame venirme- suplico el menor con mirada provocativa.
-Ahh lo haremos juntos… ahh- respondió el mayor ya en su límite. 
Ese pequeño mocoso podía lograr lo que quisiera con él, hacer y deshacer pues no podía negar  quién realmente era dueño de quién… Day era el amo absoluto dentro y fuera de la casa o de cualquier otra parte. Su pequeño hermano dominaba su caprichoso corazón... Ah, odiaba desearlo tanto para ser sinceros.
Dos fuertes gemidos se hicieron uno solo en potente orgasmo que los envolvió a ambos,  Day trató de recobrar el aliento y Anthony extasiado mordía el hombro del menor intentando controlarse.

Todo el interior del menor se hallaba repleto de aquel líquido blanquecino, desbordandose un poco de la entrada aún bloqueada por su jóven amo. Anthony salió con cuidado de no lastimar al menor, había tratado de ser más considerado en sus encuentros después del castigo qué le propicio en aquel hotel. Parte de la culpa aún seguía en su corazón y temía lastimarle más de la cuenta.
Limpio con cuidado el cuerpo del menor mientras Day se reía del desastroso uniforme de su hermano mayor. En un intento por ser amable también empezó a limpiarlo, acción que le causó gracia a Tony.

- Qué crees que haces pequeño torpe?- dijo el mayor con una pícara sonrisa.
- Pues intentó ayudar también- respondió el menor con un puchero.
- Déjamelo todo a mi- continuar mayor esta vez acariciándole la cabeza despeinado las cebras doradas.
- Bueno, pero por el momento debes de dejarme ayudarte- dijo el menor un poco inconforme. A Anthony le pareció tierna esta acción, y sólo le besó los labios riéndose entre dientes. Estaba tan feliz de que por fin el niño le tratara con algo de amor,  amor que le llenaba el corazón como nada en este mundo lo lograba.
Day correspondió aquella sonrisa Y aquel beso sintiéndose seguro,  protegido y ya no tan confundido.
Una vez terminando de arreglarse, Day pensó que era buen momento para poder pedir un favor aprovechando qué Anthony estaba de buen humor.

- Tony, eh querido pedirte un favor- dijo el menor con algo de nervios. 
La mirada gris se clavó en el pues en el fondo no dejaba de sentir celos por todo incluso por pequeños favores y cosas insignificantes.
- Dime- Sólo esos ojos grises dejaban muy en claro qué lo que sea que le fuese a pedir o hablar tenía detallados límites.
- Yo antes de conocerte sólo tuve una amiga, también es de mi edad de hecho es de mi otra escuela, ha estado preocupada por mí todo este tiempo y realmente no quiero causar más problemas sobre todo contigo…- Day le miró con el rostro algo triste apelando a los sentimientos que estaba seguro que Tony tenía por él.

Luego continuó.
- Sería bueno que hable con ella Y le explique que realmente estoy bien, porque ella sigue preocupada por mí y después de todo le debo una amistad, está bien si sólo hablo con ella en alguna heladería? Prometo volver temprano- el menor abrazo a su hermano tratando de hallar refugio en aquel amplio pecho y fuerte anatomía.
Anthony frunció el ceño, no le agradaba para nada la idea, Si de por sí no le gustaba que nadie mirase lo que él consideraba como su propiedad menos le agradaba la idea de que su pequeño niño deseara a ver a otra persona con tanto ímpetu.

Pero tenía que ser un poco condescendiente dado a que Al fin mostraba algo de confianza hacia él. No se daría el lujo de desperdiciar avance que habían tenido y pese a sus propios deseos tenía que dejarlo tener aquel encuentro. Obviamente no dejaría que fuese solo Pues sí no tenía los ojos puestos en él en todo momento enviaría alguien de su entera confianza. 
Miro la puerta asumiendo que podía enviar a Edward, Pues en realidad poco le importaba si su amigo tenía otro tipo de responsabilidades además de organizar su agenda como presidente consejo estudiantil, tareas que dejaron los profesores o alguna otra actividad personal de Edward.

Sí Anthony era demasiado egoísta, tanto así que no le importaba pasar por encima de las actividades de quien fuese su amigo.
- De acuerdo, puedes ir a ver a tu amiga, pero Edward te acompañará y no regresarás tarde si te atreves a desobedecerme te castigaré… Entiendes?- dijo las últimas oraciones con algo de posesividad.
Day entendió la amenaza y le constaba qué si le desobedecía estaría en enormes problemas.
- Sí claro, entiendo, No te preocupes Volveré temprano….- el menor se alegró mostrando una sonrisa, en esos ojos expresó un brillo poco común.

Anthony sintió celos pues aquel brillo nunca lo había notado al menos con él o con algo relacionado a él. Se mordió la lengua apagando así algún reclamo celoso de su parte. Day le abrazo bastante feliz, parándose de puntitas jalando la corbata del mayor le dio un beso dulce y profundo. Esto sería por el momento para distraer hermano mayor.
Sí… Anthony sabía que el verdadero amo aquí era ese pequeño rubio.
Day tomó el teléfono de Tony y marcó el número del Lizzie, citandola en la heladería en la que él y su amiga solían pasar después de la escuela antes de ese caos, toda esa conversación amable y amena le hizo hervir la sangre a Tony pero de nuevo trato de controlar sus instintos posesivos y cerró la boca.


Day caminaba ansioso dejando atrás a Edward, era tanta su prisa por ver a su amiga de nuevo qué incluso olvidaba que se encontraba acompañado. Diviso en la acera de enfrente a Lizzie quién le saludaba con todo el brazo extendido agitando lo de un lado a otro. Por fin después de tantos meses lograba ver el rostro de alguien familiar.
En cuanto pudo cruzar la calle la abrazo tan pronto como pudo, Lizzie era un buen recuerdo de su pasado, algo de la poca felicidad qué tanto anhelaba. El adolescente que acompañaba al menor miró detalladamente la amistad entre esos dos chiquillos, la niña no era tan especial, para ser sinceros era bastante común y corriente. 

Algo de lo cual no llemaba su atención para nada, por su cabeza sólo pasaba la impresión de qué Day hacía feliz a las personas sin ningún esfuerzo. 
Los dos niños entraron a La heladería y juntos esperaron hasta que les entregaron sus órdenes. Mientras tanto Lizzie  no paraba de hacerle preguntas a Day. 
- Te he extrañado tanto, la escuela es tan aburrida sin ti y la profesora Miranda no deja de ser una enojona- la niña tomó la mano de Day con tanta confianza que incluso a Edward le inquietó.

- Yo también te he extrañado, francamente mi nueva vida no era como yo lo imaginé… Me has hecho también mucha falta y hasta extraño los regaños de la profesora Miranda- río el menor con algo de tranquilidad.
Mirar a Lizzie y poder hablar con ella le devolvía un poco la paz perdida.
- Sí pues realmente no te pierdes de mucho con ella- bromeó la niña despeinado las hebras doradas en la cabeza de su amigo.
- Cuéntame,  La escuela a cambiado? Cómo está tu familia tus papás- él le miraba sonriente.
- Mi familia está bien gracias, ya sabes mis padres son relajados y ahora por tu Partida no me exigen tanto- Comenta Lizzie alegre.
- Tus papás siempre ha sido relajados,  no te preocupas tanto, Eres una mimada lo sabías?- Bromea Day junto con ella.
- Y cómo está tu mamá por cierto? Te llevas bien con la familia que tienes ahora?- Ella se percata que al pronunciar tales palabras se borra la sonrisa en Day.
- Mi madre está bien, ella se ve feliz… Sólo no quiero arruinar lo que tanto la hace sonreír- de pronto azul de sus ojos se vuelve opaco.

Edward se sienta a cierta distancia pero escucha toda la conversación perfectamente. Sabe que ahorita la situación emocional del menor se encuentra adolorida. Y no es para menos pues la repentina postura de su madre le es tambien desagradable.
- Day Yo sé que algo te pasa, te conozco lo suficientemente bien como para saber que tu corazón está triste, No te tratan bien ahí? Hay algo que te moleste? Sabes que puedes contar conmigo, soy tu amiga y siempre lo seré- Lizzie toma la mano de Day y le mira directamente.

El camarero llega con la orden pedida, Deja los 3 helados dejando sorprendido también a Edward quién no había ordenado nada. El moreno se asombró de qué Day lo considerara también pidiendo uno para que lo degustara mientras lo esperaba, el helado no era de su sabor favorito pero el gesto le hizo sonreír sutilmente.
- He estado triste, lo Admito… Extraño mi vieja vida, extraño mi escuela, extraño verte a ti, pasar las tardes jugando… Extraño a mi madre cuando cenábamos juntos y ella nos contaba las aventuras que tenía en el restaurant… Lizzie extraño mi vida- La voz de Day se quebró y las lágrimas empezaron a bajar, odiaba causar molestias y no ser un "hombre" como debía, pero Dios, estaba cansado de tantas cosas. Ella se levantó rápidamente y lo abrazó tan fuerte como pudo.

- Enano, sabes que a pesar de todo y de los cambios que han ocurrido nuestra amistad siempre será la misma, no dejaré de buscarte y estar siempre ahí para ti, eso es lo que los amigos hacen, quererse incondicionalmente… Tal vez Si hablas con tu madre o con tu padrastro puedes regresar a la escuela el ciclo escolar que viene…- La calides de Lizzie le calmaron el corazón. Sabía que no podía ser libre, no sólo por prometer guardar silencio ante los deseos de su madre  de no importunar a su padrastro sino por el hecho de que él ya tenía ahora un dueño.

Además… Volver a su vieja vida no sería una opción viable, Anthony le seguiría pese a todo y la cadena que había aceptado por el bien del matrimonio de su madre continuaba sujeta a su cuello.
Qué más quisiera que el matrimonio de su madre, los deseos de ella y las órdenes de su joven amo no le asfixiaran el alma… Y le arrancaran las alas.
Lizzie abrazó con mayor fuerza a su amigo acariciando su cabeza tratando de confortarlo. 
-No te preocupes, yo misma hablaré con tu madre haré que te deje volver a la escuela sé que ella está interesada en ti y en tú bienestar… Y aunque ella no quiera yo Lucharé para que vuelvas a estar en donde tu corazón desea- Lizzie le dijo aquellas palabras con seguridad, una seguridad poco palpable para las circunstancias en las que estaba realmente metido Day. Aunque no era algo posible anhelaba creer en ella.

- Gracias Lizzie, me hacías mucha falta… No tienes idea por las cosas que he tenido que pasar los últimos meses y realmente Ya no siento que tenga las fuerzas para lidiar con ello- Day aferraba al cuerpo regordete de su amiga, ella a su vez intentaba continuar con el abrazo protector.
Mientras toda esta conversación ocurría Edward se sintió culpable de sus propios deseos por querer  también monopolizar a la criatura qué tanto deseaba. Se reprocho Asimismo anhelando algo que no le pertenecía y que en realidad nadie podía poseerlo.

Aunque por otra parte una voz en su cabeza le decía que no se rindiera, que fuera codicioso por una vez en su vida y qué tratara de obtener lo que su corazón anhelaba.
- A todo esto Quién es la persona que te acompaña?- Pregúntale a niña mirando a Edward fijamente.
Había notado que acompañaba a su amigo, y que se mantenía bastante cerca de ellos casi como vigilandolos, acción que no le pareció correcta. 
- Es un amigo mío y de mi hermano mayor, sólo está aquí para acompañarme… además quería que él también conociera mi heladería favorita…- dijo Day dulce y amable mirando al adolescente qué le devolvía la expresión totalmente desconcertado.

 Edward se volvió una estatua en ese instante, la calidez de ese chiquillo rompe todas las barreras que por años él había construido para ser alguien totalmente indiferente… Para qué si nadie lo dañe nunca. Ese pequeño mocoso no se esforzaba en nada y aún así era capaz de atravesar todo de el mismo.
-Así que un amigo, Bueno es un placer conocerte mi nombre es Lizzie Parks, Soy amiga de Day desde hace años te agradecería Sí también cuidarás de él- dijo ello con amabilidad y una mirada firme hacia la adolescente Moreno que aún no se terminaba de componerse por la belleza y dulzura de Day.
- Sí por supuesto, es un gusto También conocerte- dice Edward no tan convencido de sus propias palabras, pues el ver como otra persona también recibía la amabilidad del menor le hacía sentir algo de celos.
- Vamos Lizzie come tu lado, se está empezando derretir- dijo Day entre risitas recomponiendose de su vulnerabilidad.

Ella hizo caso y se sentó, de nuevo conversaban acerca de todo lo que había pasado estos meses, de lo mucho que se extrañaron y de las travesuras que solían cometer juntos. Edward miraba la distancia la amistad tan sólida que esos dos chiquillos tenían, nada que ver con las amistades que él había tenido en su vida, ni siquiera se le parecía a la "amistad" de que tenía con Anthony pues hasta a él mismo le constaba y realmente no podían ser amigos uno de otro. En el mundo en el que habían crecido las amistades sólo era negocios, conveniencias mutuas y traiciones a espaldas. Por primera vez en su vida quiso tener algo similar a lo que había entre esos dos niños. 

Se pregunto por momentos Sí también podría lograr una amistad con la obra de arte que tanto soñaba y que en ese preciso momento tenía un poco de chocolate en la comisura de sus labios rojizos. Ese chiquillo era tan hermoso… Anhelaba algo más de él. Tal vez la amistad para empezar, esa amistad tan profunda que notaba entre la niña y Day, luego de ello tal vez pasarían algo más parecido al amor. Sonaba bastante bien la idea Aunque en el fondo sabía que sería demasiado difícil hacerlo realidad. 

Maldición… Porqué todo tenía que ser tan complicado? Si tan solo Anthony no fuera el dueño de ese niño.... De nuevo la avaricia entraba por su piel y se depositaba en su corazón.

De pronto un hombre pasó al lado de ellos, estuvo en frente de la mesa de los niños desconcertando y poniendo la defensiva Edward.
-Day? Lizzie? Chicos como están?!!- dijo de la nada que el hombre tan extraño.
-Allen!!- gritó el menor bastante emocionado y feliz.
-Por todos los cielos, Day hace meses que no te he visto, mírate cuanto has crecido crecido- dijo aquellas palabras felizmente. Edward se incómodo por tanta confianza al dirigirse a Day.
- Hola Allen Qué bueno verte de nuevo- habló Lizzie también con mucha confianza al hombre.
A los ojos de Edward, Allen era un hombre bastante atractivo, de cabello castaño mirada amable y buena estructura física, algo Atlético a decir verdad, alto y con un aura pacífica, transmitía una vibra agradable, nada de veneno.
Todo lo que Anthony, James y él mismo no eran. 
Notas finales:

No olviden comentar!! Mañana también actualizaré jujuju


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