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REGRESION por Kalixta Bell

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Notas del capitulo:

Algunos disfrutando de la soltería se dejan llevar un rato por caminos prohibidos... Será que caen en la tentación.

Había llegado un poco tarde esa noche, su esposo ya dormía plácidamente en la cama que compartían, pero él llevaba fuego en la piel y si no lo aplacaba no sería capaz de conciliar el sueño.

Tenía que reconocer que había quedado como lobo hambriento y esa presa estaba completamente a su merced, no importaba la hora, ni que ambos tuviesen que levantarse temprano al día siguiente.

_ Nada que un par de cafés no hayan solucionado antes _ pensó.

Después de desnudar su cuerpo, quitó la frazada que cubría la anatomía de su pareja y como un tigre sobre su presa se abalanzó despacio, pero a paso firme hasta que sus labios y manos tuvieran contacto con las piernas de su pareja y se deslizaron por todo su cuerpo.

Tuvo un abrupto despertar, con los ojos entreabiertos distinguió la melena de su esposo que ya lo despojaba del bóxer que le impedía seguir con sus avances, mientas dejaba mordidas y húmeda la piel.

Esa fogosidad de su pareja lo tomó por sorpresa, hacía mucho tiempo que su intimidad era más que nada rutinaria, por lo que no desaprovechó la ocasión con igual ímpetu respondió a su pareja, besando sus labios apasionadamente y pegando más su cuerpo de manera que sintiera como sus caricias iban haciendo efecto en su miembro.

Los besos se volvieron despaciosos, profundos, demandantes, pero a la vez suaves y llenos de ternura.

Un gran salto dio cuando unos labios poseyeron su miembro, pero poco a poco se fue relajando cuando los estímulos que recibía se convertían en deliciosas sensaciones que se extendían por su espalda.

Después sintió como algo frío le fue untado en su estrecha entrada mientras su miembro seguía recibiendo todas las atenciones que la lengua de su amado le daba.

Se percató como lentamente su pareja lo estimulaba, podía sentir sus dedos dentro de él mientras que de su garganta salían descarados gemidos de placer y satisfacción, que eran enloquecedores para Saga que intensificaba el movimiento para ensanchar aquella entrada que deseaba penetrar.

Continuo la felación hasta que se escuchó un profundo gemido de su esposo que le llenaba con su esencia la boca, mientras este la saboreaba gustoso sin dejar caer una gota, ahí frente él, Aioros temblaba en sus brazos y le costaba respirar.

Luego de unos minutos se percató como su esposo retiraba los dedos de su entrada y se colocaba entre sus piernas mientras le levantaba las caderas colocando su miembro en aquella entrada que ya estaba preparada para que le recibiese, aunque muy despacio lo fue introduciendo.

A pesar de la incomodidad inicial, sentía como su cuerpo se estremecía ante el vaivén de los movimientos que cada vez iba incrementado su velocidad hasta sentirlo completamente dentro suyo poseyéndolo con pasión, volvieron los gemidos a su garganta provocando que Saga enloqueciera aún más, haciendo que las envestidas fueran más duras, más profundas y más placenteras.

Aioros se dejó llevar por el placer más aun cuando él empezó a frotar su propio miembro para terminar con la blanquecina esencia en su abdomen, ante aquel espectáculo Saga le dio frenéticas embestidas para terminar con su esencia dentro de su esposo.

Sin embargo, otros eran los motivos por los cuales estaba Saga tan ardiente, no era por su esposo Aioros, se trataba de un encuentro clandestino que se había tenido horas antes…

 

Culpa… Se sentía muy culpable, aquella tarde se había pegado un tremendo revolcón con quien no debía, es más, todo el dinero que se había gastado en sus regresiones habían sido inútiles, aun sabiendo que en otra vida había sido su verdugo. 

No le importó… Fue un gusto haberle sentido nuevamente, como en los viejos tiempos, en que cualquier tarde o noche era un buen momento para estar con “él”.  Fue el hecho de sentir su cercanía, sus caricias, su voz… Todo eso fue una gran tentación que los colocó nuevamente en una cama, disfrutando como si fueran adolescentes, entregándose con todos los años de experiencia que ya cargaban en sus espaldas y al final de la tarde prometiéndose que no sería la última vez.

Probar sus labios había sido su condena, no podía… No debía volver a prender el fuego de esa pasión arrolladora que como si fuera una bola de nieve crecía y crecía sin reparo alguno…

Volver a estar en sus brazos fue desempolvar su lado sexy, sentirse capaz de cautivar nuevamente a ese ser que le provocaba las más bajas pasiones.  Por él mentiría si fuera necesario, como en otros tiempos.

Y nuevamente volvía a caer en la culpa… Él lo buscó, lo provocó, lo excitó y lo llevó a vivir toda esa experiencia que había quedado suspendida en el tiempo… Era el mejor sexo que había tenido y aun así se sentía culpable por que no quería desperdiciar su vida, por sus hijos que lo mejor era alejarse lo más pronto de ese hombre o si no terminaría muy mal herido y perderlo todo como aquella vez…

Sin embargo, en lo profundo de su ser, en la inmensidad de la noche, acariciando la cabellera de su hijo, sabía que había tenido aquella tarde los momentos más deliciosos de su vida.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó ruido provenir del techo, pensando en que nuevamente algún gato andaría por ahí… Recordando que se había vuelto costumbre estar escuchando gatos…

 

*****************************

_ ¿A dónde iremos hoy? _ preguntó Hyoga abrazando a su novio.

_ A una fiesta donde unos amigos ¿Te gustaría?

_ Por supuesto, en realidad voy poco a fiestas.

_ ¡Te va a gustar!

_ ¿Tus papás saben de la fiesta?

_ Si, ellos saben que voy contigo, de lo contrario no estaría interesado en ir, cuando tengo pareja, me entrego totalmente, soy todo tuyo, Hyoga.

_ Mis padres dicen que en las fiestas hay mucha droga y alcohol.

_ Es verdad, pero cada quien sabe si las toma o no, pueda estar en una fiesta donde haya droga gratis y no la pruebo, me gusta divertirme de otras maneras, no necesito meter porquerías a mi cuerpo, me gusta hacer deporte, además que planeo ir a una universidad y ser un profesional, algo que no podría lograr si consumo drogas.

_ Tienes toda la razón, he estudiado mucho sobre drogas y no me interesa experimentar con ellas.

_ Estoy ahorrando para comprarte una patineta.

_ ¿Es en serio?

_ Si, detengamos ese taxi, la fiesta queda un poco lejos para ir caminando.

Al cabo de unos veinte minutos llegaron a una casa grande y lujosa, donde el volumen de la música se dejaba escuchar por varias cuadras.

_ ¡Ya esto se prendió! _ Dijo Shiryu viendo que la fiesta estaba en su apogeo _ Ven, Hyoga, te voy a presentar a mis amigos _ Y tomándolo de la mano lo llevó dentro de la casa donde se encontraban muchos de sus conocidos.

_ Pero miren quien se deja ver por estos alrededores _ dijo un chico más o menos de su edad saliéndoles al paso.

_ ¿Cómo va todo, Yato? Él es Hyoga, mi novio.

_ Shiryu nos ha contado muchas cosas de ti, pero realmente se ha quedado corto al describirte, cuídalo bien, sabes que Ichi y Ban siempre van tras tus conquistas.

_ Esta vez no podrán _ dijo abrazando a Hyoga _ Él está a otro nivel.

_ Disfruten de la fiesta, en el área de la piscina hay parrillada y bebidas, más tarde se pueden dar un vueltín por alguna habitación, son cómodas…

_ Nos vemos, Yato.

_ ¿Habitaciones? _ preguntó Hyoga nervioso.

_ Tranquilo, mi rubio, a mí me gusta hacer las cosas en privado _ le dijo mientras le mordisqueaba la oreja _ Y cuando tú me lo quieras dar.

Aquella traviesa caricia le pareció como un latigazo de energía que recorrió su espalda y terminó por sentir un ardor en su entrepierna mientras que sus pensamientos se congelaban.  Necesitaba liberar de la opresión a su miembro, pero aquella cercanía le quemaba la piel. 

Shiryu lo llevó de la mano hasta un área más privada donde se encontraban otras parejas comiéndose a besos y tocándose con descaro… No le dejó ni hablar cuando atrapó sus labios entre los suyos y abrazándolo con fuerza mientras sus manos fueron a descansar en el redondo y duro trasero de Hyoga, que se sentía un poco incómodo, pero de reojo observaba como otras parejas tenían sexo al aire libre.

Sintió como su cuello era besado y su cabeza comenzó a dar vueltas… A lo lejos escuchó un “Quieres” que le llevó a responder obedientemente solo para ser interrumpidos por las sirenas de la policía.

_ Debemos salir de aquí, Hyoga, sígueme y no me sueltes la mano _ decía Shiryu mientras corría.

_ ¿Cuál es el problema?

_ Yato hace fiestas muy alocadas, drogas y un prostíbulo donde puedes satisfacer tus más macabros deseos, aparte del escándalo musical, de seguro ya alguien se quejó.

_ Son casi las dos de la mañana…

_ Tranquilo, te llevaré a tu casa…

 

 

Notas finales:

Espero que el capitulo haya sido de su agrado, un poco travieso Shiryu, veremos si logra avances con Hyoga...

Saludos, nos vemos la proxima semana


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