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REGRESION por Kalixta Bell

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Notas del capitulo:

Un par de inesperado huespedes llegan hasta una casa con propósitos distintos... Espero y les agrade esta actualizacion

Era invierno, a pesar del frio lucíamos nuestros uniformes impecables, ya era casi de noche y apenas llegábamos al modesto hotel de aquel pueblucho sembrado en la nada, pero a la vez fieles que resguardaban una antiquísima reliquia que escondían en una vieja abadía que se encontraba al pie de una montaña rocosa.

Independientemente del lugar donde llegáramos, nunca nos veían con buenos ojos, con solo el hecho de usar este uniforme, las gentes nos temían y por eso colaboraban lo mayor posible con nosotros para que nos retiráramos pronto del lugar.

Una habitación, dos camas, un lugar para pasar una noche, nadie, ni tan siquiera las personas más cercanas a nosotros sabían que al cerrar la puerta, ese uniforme comenzaba a estorbar y terminaba en el suelo mientras nosotros comiéndonos a besos llegábamos hasta alguna de las camas y dábamos riendas sueltas a nuestros deseos

Por todos aquellos pueblos escondidos en el tiempo, fui suyo sin reproche, con total entrega que me fui enamorando de él… Aunque tuviese otra vida, aunque en Berlín estuviese su muy amada esposa y sus hijas.

 

 

Trataba de quitarse la pereza leyendo un poco mientras su hijo menor jugaba con su Tablet, era usual que durmiera en su habitación desde que Milo se fue, tal vez era como un luto que guardaba al lecho nupcial o el hecho de que prefería que su hijo no tuviese pesadillas y no tener que pasarlo a dormir a su cama en medio de la madrugada.

Así pasaron las horas hasta que el sueño hizo meya en él y con todo y libro abierto se durmió al lado de su hijo, dejando encendida una lámpara que utilizaba para la lectura…

Abruptamente dio un salto, había sido despertado por un fuerte ruido, pero no sabía si era parte de su sueño o había sucedido en realidad, por lo que fue a abrir la ventana de la habitación y asomarse para asegurarse que no pasara nada… No podía creer lo que sucedía, en ese momento iniciaba la música de un mariachi.

Abajo completamente borracho, Milo trataba inútilmente de seguir la letra de las canciones que interpretaban los mariachis… A Camus se le caía la cara de la vergüenza, eran casi las 4 de la mañana, pero Degel no era tan “comprensivo”, abriendo la puerta principal les agradeció al Mariachi su interpretación, pero por respeto a los demás vecinos dejaran ya de cantar, mientras sujetaba a Milo de la camisa y lo llevaba dentro de la casa.

_ Te ha quedado maravilloso el espectáculo, Milo, todo el vecindario se estaba asomando a ver qué pasaba, no piensas acaso que la demás gente dormía porque tienen que levantarse temprano para ir a trabajar, incluso tu _ decía Degel indignado.

_ No creo que en el estado en que se encuentra pueda presentarse a la escuela, daría vergüenza.  Me da pena con los vecinos _ Se lamentaba Camus

_ ¿Acaso no te da vergüenza que tus hijos te vean así? _ le preguntó Degel.

_ Ya que…_ dijo Hyoga en el inicio de la escalera junto con Shoko.

_ Por lo menos ya no nos dará notas para que se las demos a papi Camus y nos haga un interrogatorio _ dijo la nena.

_ ¿Es en serio, Milo? _ Preguntó Camus enojado _ Es que no tenés los suficientes huevos para hablarme a la cara y vas molestando a los niños.

_ Te extraño demasiado, Camus _ decía Milo arrastrando las palabras debido a su estado de ebriedad.

_ Hyoga, Shoko, regresen a sus dormitorios, debo hablar con su padre _ les dijo Camus, por lo que ambos obedecieron.

Al entrar Hyoga en su dormitorio respiró profundo se había resbalado en el techo y eso había provocado la bulla, sin embargo, parecía que no lo habían visto cuando entró por la ventana a su dormitorio, gracias al mariachi.

Fue entonces que sintió como, alumbrado solo por la luz que se proyectaba desde afuera, alguien lo abrazaba por la espalda.

_ No hagas ningún ruido _ le susurraron al oído.

_ ¿Isaac? ¿Qué haces aquí?

_ Pues me escapé de mi casa, discutí otra vez con el idiota de Radamanthys.

_ ¿Desde qué horas estas aquí?

_ Desde que te fuiste con la Barbie skate.

_ ¿Qué? ¿Por qué le dices así? Su nombre es Shiryu.

_ ¿Has visto acaso el largo cabello que tiene?

_ Sí y me encanta, pero ¿Por qué te escondes aquí?

_ Porque tu papá es mi papá, de verdad, el idiota de mi padrastro me lo dijo _ decía Isaac en voz baja, pero se asustan cuando escuchan un golpe fuerte.

_ ¡Dioses! Que no se estén peleando, mejor ven y ayúdame.

Le dijo Hyoga abriendo la puerta por donde ambos salieron corriendo hasta llegar a la sala donde Milo estaba desmayado en el suelo.

_ ¡Dioses! ¿Qué le sucedió a mi papá?

_ Intentó golpearme _ dijo Camus sin levantar la vista de Milo _ Se fue de espaldas por la… ¡Isaac! _ dijo boquiabierto Camus al ver al muchacho que se había quedado un poco atrás.

_ ¿Él es Isaac? _ Preguntó Degel sorprendido y volviendo a ver a Camus quien afirmó con su cabeza _ Pero te pareces montones a Hyoga, solo el cabello lo tienes más oscuro, muchacho, yo soy Degel, tu abuelo… ¿Qué haces aquí? ¿A esta hora? Y bajando de los dormitorios…

_ Disculpen, es que tuve una discusión con mi padrastro, bueno en realidad siempre tengo discusiones con él, así que me escapé de la casa y tenía esta dirección así que “aquí estoy” _ dijo sonriendo tímidamente.

_ ¡Dioses! ¿Qué vamos a hacer? Primero que nada _ dijo Camus _ Llama a tu papá y dile donde estás.

_ Y que aquí te vas a quedar debido a los problemas que tienes con tu padrastro _ Le dijo Degel muy serio.

_ ¿En serio, papá? _ Reclamó Camus _ Él tiene su propia casa, con su familia.

_ Como que se te ha olvidado la conversación que tuvimos no hace mucho, Camus, Isaac es tu hijo, según me dijiste.

_ Y mi padrastro lo reafirmó, por eso me odia, porque mi papá Kanon se embarazó de Camus y no de él.

_ ¿Te queda claro, Camus? “TU HIJO” ha venido a buscarte porque necesita tu ayuda, te necesita ¿Entiendes?

_ Isaac, hijo, sé que todo esto es muy confuso, pero es verdad, siempre creí que era tu padre, pero Kanon nunca me ha dicho la verdad.

_ Lo sé, por Radamanthys que no te soporta.

_ Llama a Kanon, por favor, y me pasas la llamada _ Le dijo Camus.

_ Sí, señor _ dijo el joven sacando el móvil y buscó el número de su padre _ Soy yo, papá, estoy bien estoy donde Camus… Él quiere hablarte _ Isaac le extendió el teléfono y Camus lo tomó apartándose un poco.

_ Kanon, Isaac está en mi casa, está bien…

_ ¡Qué vergüenza, Camus!  Que te llegue a molestar de madrugada, lo andábamos buscando.

_ Si soy su padre, él puede venir aquí cuando quiera, además me ha dicho que tiene discusiones frecuentes con tu esposo y que no le trata nada bien, y si Isaac se siente mejor aquí…

_ Dame tu dirección y voy a recogerlo.

_ Isaac se queda aquí, ES MI HIJO, y tengo todo el derecho de que esté conmigo, es más en un par de horas voy a la oficina de Registro Civil para darle mi apellido, el que siempre ha debido llevar.

_ Camus… No compliques las cosas.

_ Perfecto, Isaac se quedará aquí hasta que su situación sea arreglada, mi hijo no tiene por qué ser tratado mal en su casa.

_ Camus, escúchame, sé que no se lleva nada bien con mi esposo, pero es por la edad, Radamanthys solo quiere lo mejor para él.

_ Hagamos una cosa, más tarde, cuando Radamanthys no este, lo llevaré y hablaremos los tres, por ahora quiero tener a mis chicos juntos _ dijo para después colgar la llamada y volviendo a ver a los jóvenes les dijo _ Bien, hay una cama sin usar, dormirás en mi cama y yo me quedaré con mi pequeño Jacoff, creo que hoy nadie va a estudiar, mejor arreglar primero todos estos asuntos, pero ahora, Hyoga lleva a tu hermano a mi dormitorio, me quedaré reviviendo a este borracho.

Hyoga e Isaac retomaron el camino por las escaleras hasta llegar a la puerta del dormitorio del matrimonio donde Isaac dormiría un rato, mientras Hyoga siguió su camino hasta el dormitorio, donde encontró su móvil con varios mensajes sin responder.

 

 

Sus fuerzas se habían renovado, incluso tarareaba una canción que sonaba en el radio mientras iba de un lado al otro en la cocina, su esculpido torso estaba desnudo y un bóxer cubría sus caderas, de igual manera hacia movimientos de baile bastante seductores, por eso se había quedado un poco lejos para verle, admirarle y hasta desearle.  Desde la noche anterior estaba “encendido” parecía que “por arte de magia” la chispa del amor había vuelto a su matrimonio y de gran manera.

_ ¡Mi amor! Emmmm.  Quería llevarte el desayuno a la cama _ dijo Saga sorprendido al darse la vuelta y ver a su esposo que se acercaba coqueteándole.

_ Yo vengo por mi desayuno… _ dijo mientras le acariciaba con una mano el pecho y con la otra la entrepierna.

_ Suena tentador _ dijo tomándolo de las caderas y girándolo para que se apoyara en el desayunador _ toda la culpa es tuya _ dijo mientras apartaba el pijama y lo penetraba de una estocada que lo hizo pegar un gritito apenas audible.

_ ¡Idiota! _ reprochó Aioros.

_ Soy tu idiota, además quedaste bien abierto de anoche… Que delicia _ continuaba moviéndose con rudas estocadas que hacía temblar el cuerpo de su pareja.

_ Los niños…

_ Están durmiendo, así que ni los invoques, hoy te daré tu desayuno _ le decía seductoramente al oído para después lamer el lóbulo de la oreja izquierda y recibir más estocadas por su atrevimiento.

_ ¡Saga!

_ ¡Has entendido bien, Aioros! Eres el hombre que amo, el que me provoca _ dicho esto, ambos tuvieron un fuerte orgasmo y por ende sus esencias se derraban en sus cuerpos…

Pero en medio de aquella sensación que les hacía tocar el cielo, Saga tenía presente aquel pelirrojo que la tarde anterior había vuelto a ser suyo y que por nada del mundo le permitiría volver a perder.

 

 

 

 

Notas finales:

Saga y su perdición, de solo imaginarlo... Dioses!!!! Lo quiero en mi cocina.

Saludos, gracias por leer


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