Desperté en un lugar desconocido, fue el aroma de la leña que trajo a mi estómago la sensación de hambre, ignoraba cuando tiempo había descansado, pero estaba acostado de medio lado e inmovilizado, me dolía el pecho y la espalda y un sabor como a óxido tenía en el paladar.
Enfoqué nuevamente la vista para tener una mejor idea de donde me encontraba, era evidente que estaba en una cabaña acogedora, aunque afuera estuviese nevando con fuerza.
_ Eres duro como un roble _ dijo un anciano acercándose _ Mi mujer dijo que volverías a despertar así que se puso a hacer su sopa favorita, es mejor que no hagas esfuerzos. Fue una suerte que de casualidad estuviese recogiendo leña y observara como el otro nazi te disparó y te dejo tirado como si fueras un perro.
_ ¡Soy nazi! ¿Y aun así me ayudo? _ dije con dificultad.
_ No vi a un nazi… Solo vi a un joven que le dispararon por la espalda, eso es lo más cobarde que he visto en mi vida, ni en la primera guerra mundial vi a hombres hacer eso, ese tipo me dio asco ¡Laska, ya ha despertado el muchacho! _ grito el viejo y entro una mujer con un plato hondo que humeaba.
_ ¡Anda, Jeny! ¡Ayúdalo a sentarse! ¡Debe alimentarse! Recuerda que aún se recupera de la operación.
_ ¿Operación? _ dije apenas en un murmullo.
_ Muchacho, sé que nos ves viejos, pero él fue doctor y yo enfermera, estamos en medio de la nada para huir de la guerra, nuestros hijos ya lograron llegar a América, pero nosotros preferimos quedarnos y morir en esta tierra, pero aún nos quedaba una misión y esa era la de impedir que la muerte te llevase, tal vez no me recuerdes, pero nos vimos en el pueblo hace un par de días, tú estabas molesto con tu amigo porque me había empujado, eso me hizo ver que ustedes eran muy diferentes. Por cierto, ha sido una suerte que tu amigo fallara el tiro, paso cerca del corazón, pero no lo hirió de seguro eres muy fuerte, tu cabello rojo te hace ser un hombre duro.
_ Entonces aquel día sobreviví _ dije después de haber escuchado la grabación, mirando la nada y bastante sorprendido.
_ Es lo que parece, hice un diagrama de la herida que según dijiste en la grabación tuviste en ese entonces, tu corazón no tiene daños, pero siempre te has quejado de un dolor en la espalda, eso sí concuerda con la herida.
_ Eso mismo he deducido, son marcas internas de una vida anterior.
_ Una que no les deja en paz.
_ Me inquieta saber si Saga ha experimentado algo parecido a lo que me ha sucedido.
_ No siempre las personas son susceptibles a tener esos recuerdos, aunque sean en sueños.
_ No quiero que esta vez suceda lo mismo, prefiero mantener las distancias.
_ Es lo mejor, pueda ser que en esa ocasión, eso mismo pudo haber interferido entre ustedes, para llevar a Saga a tomar una decisión de esas ¿No lo crees?
_ Pasado es pasado, aunque sus consecuencias nos persigan hasta estos días…
****************
Un día más en el instituto en el que Isaac buscaba nuevamente a aquel chico rubio con quien compartía en el equipo de futbol. Era extraño, pero sentía como si lo conociera desde siempre, es más, quería saber todo de él, como si le tuviese un cariño muy especial, aunque entendía perfectamente que era un sentimiento como de familiaridad.
Le había preguntado a su padre Kanon si ese chico era pariente suyo, pero solo obtuvo silencio, no dijo nada al respecto y con la reacción de Radamanthys mejor no toco más el tema, porque fue evidente que no fue de su agrado. Aunque si le volvería a preguntar a su padre, pero cuando fuera el momento adecuado, por el momento disfrutaría de la practica junto a su nuevo amigo.
Hyoga se sentía un poco incómodo al ver al nuevo jugador tan impetuoso con él, aunque ya todos les decían que parecían primos ya que sabían que provenían de distintas familias y una tarde después del entrenamiento hablaron un poco de más sobre sus padres.
_ Solo conozco a uno de mis padres_ dijo Isaac mientras tomaba una bebida energética.
_ ¿Es el señor de mal carácter que a veces te recoge?
_ Ese es mi padrastro, mi papa es Kanon, el rubio de pelo largo, con Radamanthys no me llevo muy bien, incluso quiso darme su apellido, pero yo no quise, prefiero solo el de mi papa.
_ ¿Ya les has preguntado a tu papa quien es tu otro padre?
_ Evade el tema, parece que fue una época muy dura, el echo tenerme a mi estando sin una pareja… Pero bueno, después se casó con Radamanthys cuando yo tenía como un año y al poco tiempo nació Tetis y después mi hermanito, a ellos los quiero mucho, pero con Rada es imposible.
_ Que mal, dicen mis papas que tenerme les cambio la vida, me llevo muy bien con ambos, mi papi Camus es muy estricto pero mi papa Milo es divertido, aunque su favorita es mi hermana Shoko, justo la que más se parece a mi papi Camus, y luego está el mimado de la casa que es el pequeño Yakoff.
_ Es evidente que tenemos vidas muy distintas.
_ Pero es más llevadera cuando uno encuentra a un buen amigo, a quien vez casi que como familia.
_ Es lo más extraño de todo. Sentirte como si fueras parte de mi familia y eso lo siento aquí en el corazón ¡Eres mi hermano de corazón!
_ ¡Oye! Es hora de ir a casa, el que llega primera compra los tacos a la salida…
*********
Desde pequeña había sido la nena mimada, aquella a la que sus padres vestían de princesa y le pintaban un mundo perfecto, pero ella no estaba dispuesta a ser esa niña que espera que todo le llegara a sus manos, en cambio, ha tenido una gran pasión por el patinaje.
Uno de sus sueños es coronarse como la mejor patinadora sobre hielo y para eso practica diariamente en una pista sobre hielo, que su padre pacientemente le paga mensualmente y donde su pequeño hermano ya está dando sus primeros pasos en el patinaje a pesar de ser aún muy pequeño.
Esa tarde no era la excepción, Milo, después de salir del trabajo en el mismo instituto donde estudian sus hijos, ya que era profesor de Historia, sube a sus hijos al coche y se dirige al gimnasio donde practica su pequeña, aunque un adolescente Hyoga se siente bastante aburrido con la rutina de tener que ponerse los patines, aunque lo hace solo por Yakoff, para estarlo cuidando.
Milo los miraba desde la gradería, fue ahí cuando su vista tropezó con el entrenador Dita, quien siempre lucía tan extravagante, aunque esta vez no fue una de sus extravagancias las que hizo voltear a verle, sino su acompañante que estaba junto a un chico muy blanco y delgado de cabello castaño y otro niño moreno y cabellera castaño oscuro, ambos con patines puestos… Milo tragó saliva, sentía una gran molestia al ver a ese sujeto y tuvo toda la intención de ir a pelear… Pero se abstuvo por los niños que estaban ahí y el espectáculo que podría dar…
Lo pensó mejor… Salió fuera del gimnasio a tomar aire y tranquilizarse, mientras observaba el atardecer…
_ Cuando observé que salías, pensé que escapabas del pasado _ le dijo aquel ser que había visto antes junto aquellos niños.
_ ¡El pasado no me asusta! Un ser tan miserable como tú no merece mi atención.
_ No me interesa que me pongas atención, necesito hablar con Camus.
_ Pierdes tu tiempo, Saga _ escupió Milo _ Camus no está interesado en hablar contigo de ningún tema, mucho menos del pasado.
_ Necesito hablar con Camus, lo quiera o no, debe aclarar muy bien el pasado, porque Hyoga no parece que sea tu hijo.
_ ¡No te permito que te metas con mis hijos, Saga! ¡Ten mucho cuidado! Mi familia está muy bien y unida, como para que llegue alguien a estas alturas y lo arruine todo.
_ Exijo que Camus me diga ¿Quién es el verdadero padre de Hyoga?, además dile a Camus que tengo algo que tal vez le interese… Tal vez quiera saber la “travesura” que hizo Kanon en la que Camus está muy relacionado. Ya sabes dónde encontrarme, ya que mis hijos también vienen a recibir clases de patinaje.
_ Te he dicho que pierdes tu tiempo.
_ Quiero arreglar las cosas por bien, pero si ustedes no lo aceptan así, me veré en la penosa necesidad de llevarlo a los tribunales correspondientes… Y no estoy jugando, pero estoy casi seguro que Hyoga es mi hijo…
_ ¿Qué? _ Milo volteó a ver con temor, ahí estaba Hyoga observándolos con horror…_ ¡Usted no es mi padre, usted es el padre de Issac!
_ No le hagas caso, Hyoga, el solo busca molestar a Camus _ le dijo con voz fuerte Milo.
_ ¡Solo quiero la verdad! _ Gritó Saga y Hyoga prefirió correr para alejarse de ahí…
_ ¡Hyoga! _ ahogó un grito Milo de desesperación, pero ya era tarde…