Me gusta la naturaleza, creo que siempre me ha agradado porque en ella siento que mi alma consigue la calma que necesita. Cuando vamos de vacaciones, después de alguna playa me gusta escoger una montaña o un bosque, recorrer senderos y terminar disfrutando del paisaje o bajo alguna hermosa catarata…
Los bosques fríos, tengo cierto gusto por ellos, creo entender que este gusto ha venido desde otras vidas, pude rescatar otro aterrador recuerdo justo en un bosque espeso…
Lo arrastraba por un camino, algo que de verdad me asustó fue que llevaba un vestido muy largo y voluminoso, su color era amarillo y no sé si tenía pequeñas florecillas o eran manchas de sangre y un gran sombrero del mismo tono con varias flores alrededor, lo cierto del caso era que a duras penas lograba arrastrar a Saga quien estaba visiblemente herido en una de sus piernas y en la espalda.
Era aun de día pues podía ver lo colorido del bosque y el camino polvoriento, asumiendo que fuera ya bien entrada la primavera o en verano. Podía escuchar a lo lejos el galope de los caballos y varias voces que nos seguían; en uno de tantos esfuerzos por escapar de “ese algo” que nos perseguía, nos internamos en el bosque y mi sombrero quedó perdido en alguna rama.
Me sentía sumamente desesperado, o en ese instante desesperada, viendo como mi amado estaba herido y me miraba con esas hermosas pupilas verdes que me rogaban que lo dejara tirado y que huyera…
¡No! No podía hacer eso, era mi Saga el que estaba herido, mi amor a través de tantas vidas que era imposible que lo dejara ahí moribundo, fue la misma naturaleza la que me hizo tomar una dura decisión al no tener más escapatoria y vernos rodeados por nuestros perseguidores.
_ ¡No les daré ese gusto!
Dije viendo el rostro de Saga que le faltaba poco para morir, lo besé, con las pocas fuerzas que tenía aun lo levanté y juntos caímos por aquella pendiente hasta dar al río, así terminaba otra de nuestras vidas, de una manera tan trágica y a la vez siendo parte de aquella sociedad romántica que por un amor prohibido nos condenaba.
Como en todas las anteriores, ya Saga tenía otro hogar, otra familia, otros hijos, siempre terminando de manera trágica nuestras vidas, ahora que lo se he comprendido que debo estar lo más alejado de Saga, es por el bien de ambos y el de mi familia, considero que merezco ser feliz lejos de él y más aún hoy que mi familia me necesita.
Cuando termine la sesión tenía un mensaje de Milo y un frio me recorrió la espalda, mi hijo mayor había sido atropellado y había tenido lesiones de consideración. Salí corriendo del consultorio rumbo al hospital, mi pequeño lo debía estar pasando muy mal y no estaba ahí para cuidar de él, pero como era de esperar propio de la hora, el congestionamiento vial hizo que dejara el taxi y comenzara a correr literalmente…
Mi corazón estaba oprimido, mis hijos lo son todo para mí, aun si perdiese a Milo, son mis pequeños el motor que impulsa mi vida todos los días. Es por ello que busque tener salud y mejor calidad de vida, quiero verlos crecer y que sean personas de bien.
Hyoga volvía a golpear mis pensamientos, aunque Milo me pidiese que guardara la calma, simplemente no puedo, hasta verlo con mis propios ojos no lo voy a estar, aunque parezca un loco corriendo por las aceras, lo único que deseo es estar con mi hijo…
Milo me habló del estado de salud de Hyoga, pero nunca me advirtió que me tropezaría con la inquisidora mirada de Saga quien prácticamente me sujetó al verme y me llevó a un lado para tranquilizarme, de seguro mi rostro daba terror y fue su ronca voz la que vino a traerme un poco de paz.
_ El está bien _ me susurró al oído _ No te dejaré ir hasta que estés más tranquilo, así solo asustarías más a Hyoga.
_ Lo haré _ respondí en un susurro y me solté de su agarra para dirigirme a la sala de emergencias, no sin antes ver a mis otros hijos que estaban asustados y nerviosos por su hermano, ambos me abrazaron al verme, pero fue ahí donde surgió una gran duda _ ¿Milo los dejó solos?
_ No, papi _ Respondió Shoko _ El Sr. Saga nos ha estado cuidando junto a sus hijos.
_ ¡Saga! _ dijo volteándome hacia donde él estaba.
_ Ve a ver a tu hijo, después lo hablaremos _ Me dijo en voz baja y así lo hice, Milo me esperaba en una salita de espera mientras que a Hyoga le suturaban una herida en la frente en uno de los cubículos de emergencias médicas.
_ Se quebró un brazo, tiene un corte en la frente, moretones por todo su cuerpo, era una suerte que el coche fuera despacio…
_ No entiendo ¿Por qué lo atropellaron? Iba contigo ¿O no? _ pregunté entre molesto y preocupado.
_ Camus _dijo tomándome de las manos_ Hyoga me escuchó discutir con Saga…
_ Saga… _ Fue hasta ese momento que caí en cuenta que Saga estaba afuera del hospital cuidando mis hijos, pero a todo esto _ ¿Por qué o donde estabas discutiendo y con Saga?
_ Saga llevó a sus hijos al Centro de Patinaje, hoy era su primer día y en un momento dado salí para no hacer un problema, Saga me siguió, discutíamos y Hyoga nos escuchó y salió corriendo…
_ ¿Qué discutían? _ dije lleno de terror como si me imaginara la verdadera razón de su discusión.
_ Quería hablar contigo por Hyoga, él asegura que es su hijo y por supuesto nuestro hijo nos escuchó y entró en shock.
_ Hazme un favor, llévate a los niños a casa, prefiero quedarme cuidando de Hyoga, es lo mejor, necesitas descansar un poco.
_ Camus…
_ Cuando Hyoga esté mejor lo hablaremos, en este momento solo quiero que mi hijo esté bien y pueda volver a casa.
_ No quiero que hables con Saga.
_ ¿Es que acaso no me has escuchado? _ Le dije a Milo bastante serio _ Lleva a Shoko y a Yacoff a casa y me esperas allá, te avisaré cuando estemos por salir_ Milo no me dijo nada y solo se retiró, asumí que me daría un poco de espacio para poder estar con Hyoga.
Poco tiempo después llamaron a algún familiar de Hyoga Acuarium Scorpus así que pude acceder hasta el cubículo donde descansaba, mi muchacho me miró con dulzura mientras le acariciaba la mejilla.
_ Eres fuerte, hijo, tu brazo mejorará pronto.
_ Me duele todo, papá.
_ Me alegra saber que estás mejor _ dijo Saga a mi espalda.
_ Gracias, Sr. Saga le agradezco su ayuda _ dijo Hyoga.
_ ¿Ayuda? _ Pregunté en tono seco.
_ Le di los primeros auxilios a… Hyoga, soy paramédico así que tengo conocimiento al respecto.
_ Te lo agradezco, Saga, creo que tu trabajo ha terminado con nosotros.
_ Buenas noches, señores _ dijo una enfermera _ si gustan esperan en la sala de estar, llevaremos al joven para que le enyesen el brazo.
Dimos el espacio necesario y tanto Saga como yo nos quedamos esperando en la sala que nos indicaron. No me atrevía a levantar la mirada porque sabía que en el momento que lo hiciere me encontraría con sus acusadores ojos reclamándome en silencio, o peor aún, no tener la fuerza necesaria para estar lejos…
_ Camus… _ dijo acercándose peligrosamente.
_ Debemos hablar.
_ No es el mejor momento _ dije apagando toda emoción en mi voz.
_ Hyoga nos escuchó a Milo y a mi discutir, escuchó de mis dudas y en el coche le dije que después que se recuperara lo hablaríamos los tres, Camus, lo quiero escuchar de tus labios.
_ Hyoga es mi hijo y punto _ dije enfático.
_ Se parece mucho a Isaac, pero bueno, hay una alta probabilidad que sean hermanos… _ dijo Saga con intención, como si supiera que cada palabra que dijo era como una estocada en mi estómago.
_ ¿Qué dices? ¿Estás loco?
_ Para nada, esa vez no podía salir contigo y como era nuestro aniversario le pedí a Kanon que se hiciera pasar por mí, lo sabes bien, cariño, soy el activo…
_ ¿Qué? _ dije espantado.
_ El idiota de Radamanthys no quiere al chico, así que no lo trata muy bien porque no es suyo, por lo que decidí revelarte la verdad de Isaac, es tu hijo, de hecho, tú mismo le dijiste a Kanon que no te dejaste engañar, pero cumplías una de tus fantasías, ser el activo, aunque fuera una única vez… Sería bueno que te preocuparas por el chico.
_ ¿Qué es esta locura, Saga? ¿Es que acaso me quieres volver loco?
_ Loco, loco he estado por ti todos estos años.
_ No digas tantas mentiras, que después de lo que pasó con Kanon te fuiste un par de meses al extranjero con tu pareja.
_ No podía quedarme aquí, además Shaka estaba buscándome para que le diera la pensión de mi hijo mayor.
_ ¿Ikki? Debe ser ya un muchacho ¿Verdad?
_ Tiene 17 años y Shaka se terminó casando con mi cuñado Aioria, así que tengo más chance de verlo. Pero quiero saber bien sobre Hyoga, aunque sé que Aioros me va a castrar, tengo que decirle la verdad.
_ Hyoga es mi hijo, no tuyo _ Insistí, aunque me moría de ganas por hablar con Kanon y saber si Isaac era mi hijo.
_ Por hoy todo quedará así, pero tenemos que hablar en un lugar más cómodo, pero sabes muy bien que a partir de ahora te llamaré a ti para saber de mi hijo y prepárate porque pediré la prueba de ADN, deberías hacer lo mismo con Isaac, nunca es tarde para ser un buen padre, te lo digo yo, que tengo tres hijos y son mi vida, significaría mucho integrar un hijo más
_ Siempre has sido un maldito carbón.
_ Bien que siempre te he gustado así y no lo niegues, se te nota en la mirada que me deseas…