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Soulmate por Blacky_Swann

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Los días siguieron pasando tal cual el anterior. Todas las tardes, a la misma hora, JiMin y SeokJin se encontraban frente a la casa del más pequeño, para ir al parque cercano a jugar con "sus nuevos amigos"; más nuevos para JiMin que para SeokJin, pero daba igual. La única variante, era que de regreso, tomaban un camino ligeramente diferente, que los dejaba exactamente a la mitad del tramo entre sus casas, y luego de despedirse, cada uno partía por otro lado; esto, luego de que Jin expresara su pena de hacer que el señor Park tuviera que llevarlo todas las noches a casa, aunque el hombre hubiera afirmado mil veces con que no le suponía problema alguno.


Faltaba exactamente una semana para que iniciaran las clases, y a diferencia de los días anteriores, esta vez JiMin no pudo esperar por la visita de Jin.


— ¿Qué? —preguntó incrédulo, con los palillos a medio camino hacia su boca, sin notar como el trozo de carne resbalaba por entre ellos.


—Ya casi empiezan las clases, hijo, y debes aprender el camino a la escuela —continuó su padre como si nada, sorbiendo un poco de caldo. —Esta tarde haremos el recorrido tantas veces sea necesario, y mañana recorreremos otra ruta.


Incrédulo, miró a su madre esperando a que le dijera que todo era broma o algo parecido; pero la señora Park sonreía a su hijo y esposo, comiendo un poco, asintiendo en silencio a la "maravillosa" idea de su marido. —Tu padre tiene razón, cariño, eres muy despistado y no podemos llevarte todos los días al colegio, mucho menos ir por ti a la salida. Ya estás creciendo, y debes empezar a valerte por ti mismo —añadió la mujer, con aquel tono dulce y calmado de siempre, estirando una mano para acariciar los lacios cabellos de su único hijo.


—Empezaremos una vez terminemos de comer —sentenció con entusiasmo su padre. Y antes de que el chico pudiera reclamar algo, sus padres continuaron comiendo, dando por terminada la conversación. Con un puchero, JiMin siguió devorando todo lo de su plato, esperando tener algo de tiempo para poder llamar a su alma gemela y decirle que esa tarde no podrían reunirse a jugar. Plan completamente frustrado al momento en que su madre le pidió lavar los trastes sucios. A penas terminó con la loza, corrió al teléfono, siendo detenido por su padre, quien lo mandó a lavarse los dientes.


Ni un segundo libre para poder tomar el teléfono y poder marcarle a su amigo; cuando se dio cuenta, ya estaba en la calle, caminando al lado de su padre, mientras este le recitaba el nombre de las calles, y contando las manzanas que llevaban desde que salieron de casa, y las direcciones que habían tomado. Había perdido la cuenta de cuántas veces habían ido y venido; ya le dolían los pies de tanto caminar, y en algún punto, la voz de su padre se había convertido en ruido blanco a sus oídos. El hombre no dejaba de repetir cosas sobre el tiempo, las calles y avenidas, seguridad vial, y no caminar por lugares tan solitarios. Sus pies se movían por puro instinto, y si no fuera porque iba de la mano de su padre, se hubiera perdido o estrellado más veces de las que su cerebro registró.


Lo único en lo que ponía atención, era en buscar una silueta cada vez que se acercaban a su casa, o se alejaban de ella. Pero SeokJin nunca apareció en su calle. Se tardaba entre 30 y 40 minutos en ir de su casa a la escuela; quizás más, debido a los monólogos de su padre y las constantes paradas para contarle algo de "suma importancia" en el camino. Todas las esperanzas de ver al castaño ese día, se esfumaron con el viento invernal. —Debió cansarse de esperarme —pensaba el chico cada que doblaban la esquina, y la figura de Jin no aparecía.


Para cuando regresaron a casa, la noche ya había caído de lleno, haciendo que el niño entrar a su hogar tiritando de frío. —Anda, ve a darte un baño caliente. No quieres resfriarte, ¿o sí? —la voz de su padre lo apremió a ir escaleras arriba, sacando su ropa y metiéndose al baño para dejar que el chorro de agua caliente calentara hasta sus huesos entumecidos por el frío. Al salir, su madre le apuró a bajar, pues la cena ya estaba lista, y solo lo estaban esperando para poder servirla. El cansancio de la larga caminata, más el baño y comida calientes, terminaron por adormecerlo. Apenas si logró lavar sus dientes correctamente, cuando cayó dormido nada más su cabeza tocó la almohada.


Olvidando completamente tomar el teléfono, para llamar a SeokJin.


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