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Soulmate por Blacky_Swann

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Tal y como lo había prometido, el timbre de la casa sonó a la misma hora que la tarde anterior. JiMin corrió a la puerta, sonriendo radiante al notar al castaño al pie de las escalinatas. Con un movimiento de mano, le invitó a pasar en lo que él terminaba de cambiarse. Tiempo que no fue mayor a 5 minutos, en los que ambos niños salieron casi corriendo de la casa. A un paso más tranquilo, a petición de SeokJin, tomaron rumbo al parque cercano, con la misma dinámica que usó para enseñarle el camino hacia el supermercado. Sin embargo, JiMin solo podía concentrarse en sus manos entrelazadas, balanceándose suavemente entre sus pequeños cuerpos, y las mil mariposas haciendo un revoltijo en su pancita.


No tardaron mucho en llegar al parque. El menor logró notar un montón de niños corriendo de un lado a otro entre gritos; padres cuidando a sus hijos, ya sea a la lejanía, o tomando sus manos mientras les ayudaban a subir o bajar por los diferentes juegos. Sintió un jalón en su brazo, girando el rostro para encontrarse a Jin guiándolo a un pasamanos.


— ¿Puedes pasarlo? —preguntó el mayor, soltando al pelinegro para aferrarse a los tubos del juego, y subir los pocos escalones que tenía, estirándose hasta tomar uno de los barrotes.


—No —negó con la cabeza. —Mis manos se resbalan mucho, y no logro sostenerme más de dos barras —añadió, torciendo la boca, mirando como el mayor empezaba su recorrido, cayendo un poco más delante de la mitad. — ¡Woooooow! —el castaño empezó a reír, una vez logró incorporarse, dándose una vuelta para ver a JiMin.


— ¿Te sudan mucho las manos? Ven —volvió a acercarse al menor, acuclillándose bajo el pasamanos, y agitando la mano, llamando al chico. —En ese caso, has esto —y siguiendo sus palabras, empezó a agitar las manos en la tierra. Los ojos de Park se abrieron de par en par al notar lo que hacía su mayor, y no pudo contener una mueca de asco al notar que Kim quería que también se embarrara las manos de tierra. —Vamos, eso ayudará a que no se te resbalen las manos —el pelinegro volvió a negar enérgicamente la cabeza, negándose rotundamente a poner las manos en la sucia tierra.


Por varios minutos, Jin se la pasó parloteando, intentando convencer a JiMin de imitarlo y "usar la tierra como la harina que usan los gimnastas en los juegos olímpicos"; argumento que claro que convenció a Park de acuclillarse al lado de los tubos, y restregar sus manos en la tierra. El primero en intentarlo fue SeokJin, balanceando su cuerpo, cayendo justo cuando le faltaban unos cuantos barrotes para cruzar. Sacudiendo las manos, se giró para animar a JiMin, quien tímidamente subía los pequeños escalones. Solo para darse cuenta, que ese pasamanos era mucho más alto que el que solía usar en Busan.


Jin, ni lento ni perezoso, corrió hacia el otro lado del juego, abrazando a Park por la cintura, intentando alzarlo para que alcanzara los barrotes. Una vez sus rechonchas manitas se aferraron al metal, gritó un "¡Ya!" para que Jin lo soltara; y quedó ahí, suspendido como esfera de navidad. Con dificultad soltó una mano, lanzándola rápidamente al siguiente barrote; un esfuerzo más, y sus manos volvieron a juntarse. Sus pies hacían balancear su cuerpo de adelante hacia atrás; un barrote más, y justo cuando iba por el cuarto, sus brazos no aguantaron más, haciéndolo caer al suelo.


— ¡Tres barras! ¡Nuevo récord! —exclamó Jin, manos alzadas y dando pequeños saltos en su lugar, como si hubiera presenciado una calificación perfecta en gimnasia. JiMin, aún en el suelo, se quedó en silencio unos segundos, creyendo que el mayor se burlaba de él, hasta que Jin extendió su mano para ayudarlo a levantarse. —Claramente, ambos necesitamos más fuerza en los brazos. ¡Pero al menos avanzaste un poco más de lo que me habías dicho! —y un nuevo calorcito se instaló en su pecho, sonriendo y agachando la cabeza para ocultar su eye smile y su rubor.


Se soltó del agarre del mayor, con la excusa de sacudir la tierra de su pantalón; aunque no era una excusa del todo, tampoco es que le gustara andar con el trasero lleno de mugre.


Y así pasaron un buen rato, refregando las manos en la tierra para luego, intentar de nueva cuenta subirse al pasamanos. Jin aún seguía cediendo antes de lograr poner sus pies en los escalones al otro lado del juego; y JiMin... al menos había logrado subir su récord a seis barras. Empolvaron de nueva cuenta sus manos, dispuestos a intentarlo una vez más, cuando un balón chocó contra los tubos de metal, llamando su atención.


Un niño de cabello castaño claro se acercó corriendo a ellos, agachándose para tomar el balón. Y para gran incomodidad de JiMin, se le quedó viendo en cuanto se levantó, abrazando la pelota como si fuera un peluche. —Hola —soltó con tranquilidad, sin apartar sus ojitos de ese extraño. —Soy JongIn. Eres nuevo por aquí, ¿no es así? 


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