Cada día ocurría lo mismo: Rin se levantaba antes que él, preparaba algo para el desayuno, organizaba un poco el hogar que compartían y salía a correr antes de que Haru despertara.
Además, junto con el desayuno, siempre dejaba una nota deseándole que hubiera dormido bien y recordándole lo mucho que lo quería, incluso si una vez que volvía le daba un beso y repetía lo escrito en la nota.
No entendía como lo hacía, por más que intentara despertar antes él siempre salía primero y dejaba todo listo para cuando se levantara. Agradecía que lo hiciera, pero no se sentía satisfecho solo con eso.
Rin no pedía mucho, le bastaba con las muestras de cariño que le daba y con los momentos que pasaban juntos. Y aun así, Haru quería hacer cosas especiales por él y mostrarle lo importante que era.
Estaba decidido, aunque fuera una sola vez despertaría antes que Rin y no habría manera de que saliera a correr sin él. Había fallado en varios de sus intentos pues al despertar él ya estaba saliendo.
Hasta que el día llegó, la alarma de Rin aun no sonaba y tenía tiempo suficiente para lo que planeaba antes de que despertara. Debía darse prisa y ser cauteloso para no despertarlo o simplemente no resultaría como deseaba.
Después de eso la alarma por fin sonó, estiró sus extremidades antes de apagarla y notar el papelito sobre la mesita de noche. Haru no estaba a su lado y la nota había sido escrita por él; era extraño, aunque su mirada se endulzó al leer las palabras.
Le deseaba los buenos días y que sus sueños fueran agradables, recordándole lo que sentía por él. Era poco común que Haru hiciera cosas como esa, y solo hacía que sus emociones se intensificaran.
Se levantó de la cama y fue al baño para asearse antes de preparar el desayuno. Para su sorpresa, había una nota más junto a su cepillo de dientes, recordándole lo importante que era la higiene dental y lo mucho que disfrutaba verlo sonreír.
Haru podía ser muy extraño a veces, pero a su manera era dulce y le encantaba recibir cumplidos de su parte. Y esa mañana parecía estar lleno de ellos, pues apenas salió de la habitación encontró algunas notas más junto a sus llaves, sus zapatos deportivos e incluso en su ropa.
Todas ellas con algún recordatorio o un mensaje corto y un cumplido sobre su apariencia o su forma de ser. Apenas podía creer todo aquello y su sorpresa no fue menor al encontrar el desayuno preparado y servido junto con otra nota recordándole lo importante de una dieta balanceada y lo maravilloso que era compartir sus entrenamientos.
Rin había guardado cada una de las notas que encontró, su corazón latía rápidamente pensando en lo mucho que su pareja se había esforzado por hacer aquello y no podía sentirse más feliz.
Quería verlo, abrazarlo y agradecerle por todo lo que había hecho; pero en todo ese tiempo no lo había visto ni una sola vez. No fue sino hasta que terminó el desayuno que Haru apareció tras él.
Usaba su ropa deportiva, listo para salir de casa en el momento necesario, solo esperaba que él estuviera listo también.
Rin intentaba poner sus palabras en orden para expresar lo que estaba sintiendo en esos momentos aunque le estaba resultando muy difícil.
Pero Haru no le dio tiempo a reaccionar. Se acercó a él, besó suavemente sus labios deseándole buenos días una vez más y le entregó la última nota de esa mañana.
"A partir de ahora, salgamos todas las mañanas a correr juntos. Te quiero".
No hubo palabras, no eran necesarias; al menos no mientras tomaba su mano con fuerza y salían rápidamente del lugar mirando hacia adelante sin separarse.