—En algún momento te enfermarías si seguías en la bañera pese a que el agua esté fría —no era un reproche; por el contrario, solo quería que Haru entendiera que se preocupaba por él y no le gustaba verlo así.
Haru ni siquiera respondió, solo se escucharon algunos quejidos de su parte mientras se escondía en las sábanas. Rin suspiró profundamente, no recordaba una sola vez en que lo hubiera visto enfermo y le extrañaba que este fuera el día.
Revisó su temperatura una vez más antes de buscar la medicación que el doctor recetó. Haru se había negado al principio pues insistía en que era un simple resfriado, pero luego de un par de días sin mejoría no tuvo más opción que hacerle caso.
Llevaba solo unos días enfermo y aun así se notaba cansado, no había hecho más que comer un poco, dormir y ducharse aunque bajo la supervisión de Rin para asegurarse que no pasara más tiempo dentro del agua del que debía.
Fueron días tranquilos pese a todo, Haru era mucho más dócil cuando estaba enfermo y no se había rehusado ni una sola vez a hacer lo que debía. Y aun así, verlo en ese estado no le gustaba ni un poco, no era el Haru que conocía ni el que quería ver.
Sólo podía cuidarlo hasta que se recuperara y asegurarse de que estuviera bien. Por eso se empeñaba en mantener limpia la casa, preparar comida, seguir las instrucciones del doctor al pie de la letra y ayudarlo en todo lo que pudiera.
Estaba concentrado en sus labores cuando sintió los brazos de Haru rodeándolo y su rostro apoyado sobre su espalda. Era evidente que aun tenía fiebre y debía seguir descansando.
—¿Qué haces aquí? Deberías estar en la cama —podía ser muy caprichoso también, pero tenía demasiado por hacer para discutir con él.
—No quiero estar en la cama si no es contigo... —se abrazó con más fuerza al cuerpo de Rin, se sentía mal y no quería estar solo así que haría cualquier cosa por mantenerlo cerca.
—Si ambos estamos ahí nadie preparará la comida —intentaba que lo soltara, pero pese a lo débil que estaba era difícil conseguirlo—. Vuelve a dormir, más tarde iré contigo.
—No hemos dormido juntos ni un solo día que has estado aquí —hundió su rostro en su espalda mientras hablaba en tono de reproche.
—Haru, vuelve a la cama —le estaba haciendo muy difícil las cosas y no sabía que hacer—. Dormiremos juntos más tarde ¿Sí?
—¿Si estuviéramos casados dormirías conmigo?
No pudo evitar reír, ni siquiera entendía que intentaba lograr así y lo único que le preocupaba era que no pudiera terminar sus actividades.
—Dormimos juntos incluso sin estar casados...
—Pero si lo estuviéramos no podrías negarte —comenzaba a quedarse dormido de nuevo, el cansancio era demasiado y aun así quería estar cerca de él—. Rin ¿Podemos casarnos?
No hubo respuesta, sabía que no era consciente de lo que decía y pese a eso no pudo evitar sentir emoción al escucharlo. No era ni cercano a como desearía que fuera una propuesta de matrimonio, y tenía más que claro que no podía hacer mucho caso a lo que dijera en ese estado, pero las ganas de responder que sí eran tan fuertes que quizá no podría contenerse.