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Resurgir de las cenizas de Herbay, primera parte - La rebelion por pilaf chan

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El trabajo de cocinero no era fácil. Al tener que organizar y preparar comidas saludables y equilibradas para más de mil personas todos los días, Creek tenía mucho trabajo. Por lo general había un pequeño grupo de soldados ayudándolo, pero a veces - especialmente en las primeras horas de la mañana, cuando todos estaban ocupados entrenando - tenía que hacerlo solo.

En uno de esos días, el mueble de Lord Lagat se paseaba por las estanterías del enorme almacén que servía de despensa, en busca de una especia para el guiso de carne y verduras acompañado de arroz blanco que pretendía preparar. Reconoció el empaque de una conocida mezcla de hierbas secas, pero estaba en uno de los estantes más altos.

Creek normalmente utilizaba una escalera para llegar, pero ese día no estaba disponible porque un grupo de chicos se la había llevado para hacer trabajos de mantenimiento, así que decidió escalar las repisas.

Subir al primer estante no fue suficiente. El segundo le permitió alcanzar el codiciado paquete de especias, sin embargo, al bajar perdió el equilibrio y cayó hacia atrás. Se aferró el primer objeto que se cruzó en su camino, una gran botella de plástico llena de aceite para freír, y golpeó el suelo con el trasero. La botella se rompió, derramando todo su contenido sobre la cabeza y el cuerpo del joven.

Creek tardó un par de minutos en darse cuenta de que seguía entero - tuvo suerte, sólo se había ganado un gran moretón - pero su cabello y su ropa estaban completamente empapados en aceite.

Como era fácil ensuciarse en la cocina, siempre llevaba una bolsa con ropa limpia para cambiarse, pero definitivamente ahora lo que necesitaba era una ducha jabonosa.

A diferencia de los otros soldados, él y Aylin nunca utilizaban los baños compartidos. Cuando lo necesitaban, dondequiera que estuvieran iban hasta el departamento de los Kuger, pero en este caso habría sido muy imprudente caminar casi medio kilómetro chorreando aceite por el camino.

Había un gran baño con duchas justo detrás de la cocina. En circunstancias normales nunca se le ocurriría usarlo, pero se trataba de una emergencia. Además, todos los soldados estaban en el patio para entrenar y no volverían hasta dentro de un par de horas. Si se daba prisa no habría ningún problema.

Tratando de no resbalar, agarró su bolsa con la ropa limpia usando la punta de sus dedos y se puso en marcha. Una vez que llegó a la sala de las duchas, se desvistió y dejó su ropa sucia de aceite en un rincón. Abrió el agua y esperó a que la temperatura se volviera agradable. Se puso bajo el chorro, echó una buena cantidad de champú en su cabeza y empezó a masajear su larga cabellera turquesa.

Con los ojos cerrados, el sonido del agua por encima de todo y la espuma amortiguando sus oídos, no se dio cuenta de que tres mestizos habían entrado poco después de él.

"Creek, ¿qué te pasó en el culo? ¿Te patearon? ¡Tienes un moretón tan grande como mi cabeza!" Exclamó uno de ellos.

El joven eunuco, de espaldas a la puerta y de cara a la pared de azulejos celestes, entró en pánico. Su cuerpo delgado, lampiño y tan suave que parecía de porcelana, atrajo inmediatamente la atención de los chicos. "No tienes ni un solo pelo. ¿Te afeitas?"

Quedándose pegado a la pared, Creek comenzó a caminar de lado en un intento de llegar a la puerta y vestirse sin ser notado. "Me caí de una estante", explicó, lleno de miedo. "Mi vello corporal no crece."

"¡Qué suerte!" Comentó una segunda voz. "A mi novio no le gustan los vellos y tengo que pasarme la navaja todas las semanas. ¡Es una tortura!"

Había tres soldados, ya desnudos y listos para tirarse bajo la ducha. Como el día era muy caluroso, decidieron esquivar el entrenamiento para refrescarse un poco.

"¿Cómo es que el niño favorito del comandante se lava hoy con nosotros, los plebeyos?" Uno de ellos preguntó sarcástico.

Creek dudó en responder. El mestizo aprovechó la oportunidad para burlarse de él. "¿Por qué te escondes? ¿Eres tímido? ¿No serás que lo tienes pequeño?" Todo el mundo se echó a reír.

Los ‘modales’ de Ceres sugerían que ahora Creek se diera la vuelta para mostrarles a todos que su pene no tenía nada que envidiarle al de los demás, en cambio, el encargado de la cocina empezó a respirar con tanta ansiedad que el chico que hizo la broma casi se sintió culpable. "Mira, aunque lo tengas pequeño, no nos escandalizaremos. Con un culito como el tuyo, ¿a quién le importa cuán larga sea tu pija?"

A estas alturas, la curiosidad de los mestizos estaba por las nubes. No estarían satisfechos hasta echar un vistazo a la hombría de Creek. Uno se acercó a él y le tocó los hombros. "¿Qué te pasa? ¿Por qué te quedas ahí embobado?"

El eunuco dio un paso más hacia la pared hasta tocarla con su estómago. Exasperado, el mestizo lo tomó del brazo y lo obligó a darse la vuelta. Al ver lo que había - o más bien, no había - entre sus piernas, lo rodearon con incredulidad. Creek no tuvo más remedio que cerrar los ojos y abrazarse el torso con los brazos.

"¿Qué clase de cosa rara eres?" Preguntó uno de ellos, mirando su ingle. "¡No serás uno de esos bastardos androides! ¿Estás aquí para espiarnos?"

"Un... un mueble", vocalizó Creek, con los ojos surcados de lágrimas y sacudiendo desesperadamente su cabeza para negar esa afirmación. "Viví en Eos durante unos años. Fui el mueble de un Elite, pero no soy espía. Me sometí a una cirugía de mutilación genital antes de la pubertad".

Fue una explicación improvisada, pero lamentablemente decir la verdad no era lo correcto en ese momento. Con desprecio, uno de los mestizos lo agarró por el pelo y le echó la cabeza hacia atrás. "¡Te dejaste cortar la polla para lamerle las botas a los putos androides de Tanagura! ¡Eres un vendido asqueroso!"

Creek no respondió. Cerró los ojos con más fuerza, casi esperando despertar de un mal sueño. Una bofetada y dos empujones lo enviaron al suelo con las manos y las rodillas sobre las baldosas mojadas.

Los tres atacantes se abalanzaron de inmediato sobre él: uno por delante sujetando sus hombros, el segundo a horcajadas sobre su espalda y el último por detrás.

Mientras los dos primeros le impedían levantarse y salir corriendo, el tercero comenzó a manosearle el trasero. "¡Oye, el bebé lo tiene bien apretado! ¿Qué tal si le enseñamos cómo tratamos a los traidores en Ceres?"

"¡Sí! ¡Divirtámonos con el bastardo que se vendió a la escoria androide de Tanagura!"

"Ahora vamos a reventar tu cereza, nena".

Sin mucho preámbulo, el mestizo escupió en su orificio e introdujo un dedo. Creek gritó que lo dejaran ir, pero lo único que consiguió fue otra bofetada.

"¿No te gusta una buena polla dura en el culo, perra?" Preguntó el que sujetaba sus hombros. "¿Tal vez prefieres chuparla?" Dicho esto, se inclinó hacia delante y frotó la punta de su falo en los labios del joven.

Creek luchó por mantener su boca cerrada, pero el hombre a horcajadas sobre su espalda le abrió la mandíbula con tanta fuerza que dejó moretones oscuros en sus mejillas. El otro aprovechó para empujar el pene por su garganta. El tercer mestizo añadió un segundo dedo a la intrusión.

Los tres soldados eran fuertes y estaban tan bien entrenados que era imposible para Creek liberarse. Mientras uno follaba su boca, otro hundía sus dedos en sus mejillas y el ultimo hurgaba dolorosamente en su esfínter con los dedos, se puso a llorar.

Finalmente, el que estaba detrás quitó la mano y le dio una palmada dura en el trasero. "Es suficiente, muchachos. Ya lo asustamos lo suficiente".

Riendo, los otros dos también lo soltaron y se fueron a duchar como si nada hubiera pasado. Creek se arrastró temblorosamente hasta la pared y se acurrucó contra una esquina.

Los mestizos se lavaron cómodamente y sin prisas con champú y jabón, bromeando y charlando alegremente. Cerraron el agua y se envolvieron en toallas. Antes de irse, uno de ellos volvió a dirigirse a Creek. "Si yo fuera tú me escaparía. Cuando los demás se enteren, no serán tan amables como nosotros".

Después de que se fueron, el eunuco permaneció inmóvil durante unos minutos. Entonces empezó a sollozar convulsivamente y a golpearse la cabeza con las manos. ¡No era justo! ¡No había hecho nada malo!

Pero no había tiempo para la desesperación. Si no quería que alguien más lo viera así, tenía que darse prisa. Tras conseguir calmarse un poco, se levantó y se puso la ropa. Luego, descalzo y pálido como una sábana, corrió hacia el departamento de los Kuger sin mirar atrás.

***

Era inusual que Creek regresara tan pronto. Riki lo vio entrar e inmediatamente encerrarse en la habitación que compartía con Aylin sin siquiera saludar. Normalmente era muy sociable y educado. Temiendo que le hubiera pasado algo, llamó a su puerta. "Creek, ¿estás bien?"

"Sí. Lo siento Riki... es que... me duele un poco la barriga", respondió el joven.

Esa respuesta explicaba por qué había regresado antes de tiempo y parecía estar tan descompuesto. "¿Quieres que le pida a Sid que envíe a alguien a la cocina para reemplazarte?"

"Sí. Gracias".

“Ok. Si necesitas algo llámame”. Riki cogió el pequeño comunicador que utilizaba para hablar con sus amigos y envió el mensaje.

***

El joven mueble permaneció acurrucado bajo las sábanas durante horas, llorando y sollozando. Además de la angustia que sentía por haber sido agredido e insultado, ahora no sabía qué hacer. ¿Realmente esos tres mestizos les dirían a los demás que era un eunuco? ¿Vendrían otros a molestarlo? ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Esconderse en su habitación para siempre? ¿Huir? ¿Contárselo a su maestro?

Las tres opciones sonaban fatales. Creek no quería que todo el ejército se enterara que el comandante lo defendió. Incluso escapar y vivir recluido en el departamento estaba descartado.

¡No! ¡Tenía que reaccionar! ¡No podía dejarse vencer por el miedo!

Con esta confianza se levantó de la cama y se vistió. Tras una profunda respiración que encapsulaba toda su fortaleza, Creek salió de la casa.

***

Aproximadamente una hora más tarde, Riki recibió un mensaje de Norris advirtiéndolo que estaba fuera de la puerta. En cuanto se le abrió, él y Maxi irrumpieron dentro. "¿Dónde está Creek? ¡Absolutamente no debes permitirle salir!"

"Se fue hace una hora", exclamó Riki sorprendido. "¿Por qué? ¿Qué pasó?"

"¡Mierda! ¡Tenemos que encontrarlo! Alguien corrió la voz de que es un mueble. ¡Están aceptando apuestas sobre quién lo va a follar primero!"

"¡Maldita sea!" Riki se puso su chaqueta de cuero y salió corriendo, seguido por sus amigos. Ni siquiera se tomó el tiempo de cubrirse la cara con sombrero y gafas oscuras.

Frente a la puerta de la cocina había una multitud que llegaba hasta el pasillo. Tuvieron que abrirse paso a empujones para entrar. En medio de ella, un tipo corpulento sujetaba a Creek por sus muñecas. El eunuco estaba completamente desnudo. Sus brazos forzados a la espalda lo obligaban a adoptar una posición antinatural ligeramente arqueada, lo que exponía su mutilación genital.

No había ojos que no lo miraran hambrientos de deseo. Aquel cuerpo esbelto y suave, completamente desprovisto de bello corporal, de piel sedosa, con un pubis liso, blanco y sin cicatrices, parecía el de una muñeca de porcelana.

Creek estaba aterrorizado. Su abdomen tenso se movía rápidamente. Su rostro estaba rojo y lleno de lágrimas.

"¡Déjanos tocarlo también!" Gritaban voces desde la multitud. "¡Démosle una lección al bastardo vendido! ¡Vamos a turnarnos para follarlo!"

El hombre que lo sujetaba plantó una rodilla entre sus piernas, obligándolo a abrirlas, para que se vieran mejor sus genitales. Todo el mundo se reía y gritaba groseramente. ¡Era una feria de carne!

Riki soltó un grito. "¡Ya basta!"

Todos se volvieron hacia él. Al primer momento de silencio aturdido siguieron unos susurros. "¿Es Riki the Dark?" "¡Sí, es él!" "Mira, es Riki de los Bison. ¡Volvió!"

El mestizo se abrió paso, esquivando a cualquiera que se interponía en su camino, y alcanzó al energúmeno. "¡Déjalo ir ahora mismo, pedazo de cerdo inflado con esteroides, o haré que te arrepientes del día en que tu puta madre fue jodida!"

"¿Quién coño eres tú?" Este último respondió, sin intención de dejar su presa. "¿Por qué estás defendiendo a este rechazo de Tanagura? Riki the Dark no haría eso. ¡Él era uno de los nuestros!"

"Riki the Dark puede ser muchas cosas. Ahora sigue mi consejo y déjalo. ¡No te lo diré una tercera vez!"

"¡Oblígame a hacerlo!"

Riki saltó hacia adelante. Con un rodillazo bien colocado sobre sus costillas, lo dejó sin aliento, obligándolo a soltarlo. Hizo que Creek se apartara de la pelea y le dio al matón un cabezazo en su tabique, rompiéndoselo. Un codazo en la sien y logró derribarlo al suelo. Empezó a darle patadas en los riñones, el estómago, las costillas, la cara y la ingle. Tras reducirlo a una masa de sangre y magulladuras, lo empujó bruscamente hacia la multitud.

"¿Alguien más todavía quiere joder con Creek? ¡Un paso adelante! ¡No puedo esperar para poner a prueba su masculinidad de mierda!"

"¿Por qué lo defiendes?" Una voz preguntó.

"¿Por qué le defiendo? ¡Porque es una víctima! ¡Él no eligió servir a los androides, lo obligaron a hacerlo y lo mutilaron en contra su voluntad! Toda la mierda que tenemos en la cabeza en Ceres nos la inculcaron los propios gilipollas de arriba para fomentar el odio entre nosotros. ¿Saben de dónde vienen los muebles? ¡De Guardian! Seleccionan a los más dotados y apuestos de entre nosotros, los cortan y los envían a Tanagura. Mestizos, muebles, mascotas, !todos somos víctimas de este puto sistema, pero en lugar de aliarnos nos hacemos la guerra!

¿Por qué se alistaron? ¿Entendieron por qué invadimos a Guardian? ¿Piensan antes de actuar o siguen al rebaño como ovejas? Estamos aquí precisamente para evitar que otros niños acaben como Creek, ¡y ustedes lo atacan en doscientos contra uno! Un chico que tuvo el valor de estar entre nosotros, luchando por nuestra causa, en lugar de entre los muros de Eos. ¡Un chico que trabaja duro todos los días para poner algo decente en sus platos! ¡Realmente tienen que ser mulas descerebradas para comportarse de esta manera!"

Nadie se atrevió a interrumpir el discurso de Riki.

Pronto, los curiosos empezaron a irse. Un par sacaron a rastras al que fue golpeado. Finalmente, sólo quedaron Riki, Norris, Maxi y Creek dentro de la cocina.

"¿Dónde está tu ropa?" El jefe de los Bison preguntó al eunuco abruptamente.

"Yo... no lo sé", éste respondió, todavía agitado y medio muerto de miedo. "Me la arrancaron".

"De acuerdo. ¡Que alguien le encuentre algo que ponerse!"

Norris salió corriendo, y regresó unos minutos después con un pantalón, una camisa y unos zapatos. Creek le dio las gracias y se los puso.

"¿Estás herido?" Riki no transmitía empatía alguna por la difícil situación que acababa de vivir el chico.

"No. Estoy bien".

"Entonces ven conmigo". Agarró el mueble por la muñeca y lo arrastró por los pasillos de Guardian hasta llegar a una habitación vacía. Tras empujarle al interior, cerró la puerta. "¡Golpéame!"

"¿Golpearte? ¡No! ¿Por qué?" El joven estaba confundido.

"¿Alguna vez golpeaste a alguien, Creek? ¿Sentiste una mandíbula destrozarse bajo tu puño? ¿Viste salir sangre de una nariz rota? No lo hiciste, ¿verdad? ¡Ya es hora! ¡No sobrevivirás en Ceres si no aprendes a defenderte!"

Creek estaba petrificado. Sin preámbulos, Riki le dio un puñetazo en el pómulo, tirándolo al suelo. Con la sangre brotando de un lado de su boca y una mirada desconcertada, el mueble tomó su mejilla magullada con la mano.

"¡Vamos, golpéame!" Insistió el líder de los Bison. "¿O esperas salirte con la tuya de alguna otra manera?"

Como no estaba reaccionando, Riki le plantó una patada en el estómago, haciendo que se inclinara hacia delante. "¿Todavía no tienes ganas de pegarme?" Siguió dándole patadas en las costillas y en la espalda sin piedad. Lo obligó a ponerse de pie, tirando de él por el pelo, y le volvió a dar un puñetazo en su mejilla ya herida, dejándole el ojo morado.

Finalmente, cansado de actuar como un saco de boxeo, Creek lanzó un grito y contraatacó. Saltó ágilmente sobre la espalda de Riki y comenzó a darle puñetazos en la nuca para luego morderle el hombro. El mestizo lanzó su espalda contra la pared para obligarlo a bajar.

Cuando volvieron a estar frente a frente, Riki estuvo a punto de volver a darle otro puñetazo en la cara, pero el eunuco consiguió esquivarlo en el último segundo. No sabía nada sobre técnicas de lucha, así que trató de improvisar. Se inclinó hacia adelante, dejando a su oponente desplazado, y se levantó de repente golpeándolo con un cabezazo debajo de la barbilla, lo que le hizo sangrar las encías.

"¡Eres ágil!" comentó Riki con satisfacción, limpiándose la sangre con la manga de su camisa. "Es tu punto fuerte. Tienes que trabajar en ello".

Los dos contendientes siguieron enfrentándose durante un rato. Al final de la pelea, Creek estaba cubierto de moretones y cortes en la cara y los labios. Tenía un ojo morado y los nudillos sangrando, tal vez incluso una costilla rota.

Riki se salió con las suyas con sólo algunas contusiones y unos cuantos mordiscos aquí y allá. Para ser honesto, se había dejado golpear a propósito, pero esto era mejor que Creek no lo supiera.

Permanecieron en el suelo durante unos minutos, jadeando y recuperando el aliento. Entonces, el mestizo habló. "Tendrás que entrenar todos los días. Yo, Sid y los chicos te ayudaremos. Hoy espero que algunos de esos pendejos entraron en razón, pero surgirán más y te atacarán de nuevo. Si no aprendes a afrontarlos eres hombre muerto. Nunca te ganarás su respeto si no puedes romperles los dientes. ¿Entiendes?"

Creek asintió. Estaba todo dolorido pero no le importaba. Estaba feliz, porque a pesar de haber tomado tantos golpes, logró dar algunos. Se sentía más vivo que nunca.

Por primera vez en su vida tenía un propósito que le pertenecía y que no era el de servir a su amo, sino el de aprender a defenderse y hacerse respetar. Mientras luchaba contra Riki, incluso olvidó que era un mueble. Sólo era Creek, el mestizo de Ceres.

En medio de un combate no importa lo que tengas entre tus piernas, sólo cuentan la fuerza, los reflejos, la técnica y la confianza en ti mismo.

"No tengo miedo. No me volverán a encontrar desprevenido", declaró.

"Bien". Riki se puso de pie y le tendió una mano para ayudarlo a levantarse. Luego, regresaron al apartamento para recomponerse.


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