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Estamos empezando por tashigi94

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Notas del capitulo:

¡Cameo de los mugis! :D

 


I want you


All tattooed


I want you bad


Complete me


Mistreat me


Want you to be bad, bad, bad, bad, bad


The Offspring


 


Kid subió a zancadas las escaleras que conducían a su apartamento, sin preocuparle que el sonido de sus enérgicas pisadas pudiera molestar a los vecinos. Lo cierto es que ni se daba cuenta del ruido que hacía al andar; tenía la sensación de ir levitando.


Abrió la puerta. La casa estaba sumida en una completa oscuridad, interrumpida tan solo por la luz azulada del televisor, que iluminaba a Killer y Penguin. Estaban viendo una peli, compartiendo un paquete de palomitas y abrazados en el sofá como el par de tortolitos que eran.


— ¿Qué haces aquí? - preguntó Killer, girando la cabeza al oírle llegar.


— Esta también es mi casa, por si no te acuerdas – respondió Kid mientras iba a la cocina para coger algo de beber — Pero tranquilo, eh, que ya me voy a dormir y os dejo echar un polvo en el sofá – añadió con una carcajada.


— Pensé que pasarías la noche con Trafalgar – replicó el rubio, sonrojándose ligeramente.


Penguin alzó la cabeza y masticó despacio las palomitas que tenía en la boca, procurando no hacer ruido para enterarse bien del chisme.


— Solo habíamos quedado para hablar – contestó Kid al regresar de la cocina, ocultando tras su lata de cerveza la pequeña sonrisa que se le escapó.


— Sí... “Hablar” - dijo Killer, leyéndolo como a un libro abierto.


— A ver que yo me entere, ¿sois novios ya o qué? - preguntó Penguin, sin andarse por las ramas.


— No, no somos unos cursis como vosotros – contestó Kid, quitándole un puñado de palomitas y metiéndoselas en la boca — Hemos quedado como amigos y ya está – añadió hablando con la boca llena — Es lo mejor. Sin tensiones, sin celos ni tonterías de esas.


— ¿Crees que podréis ser solo amigos? - preguntó Killer, que tenía bastantes dudas al respecto.


— Claro, ¿por qué no? - el pelirrojo se encogió de hombros — Nos llevamos bien... De hecho, mañana he quedado con él para ir a la playa con unos colegas suyos, así que me voy a la cama ya – añadió, bostezando — No hagáis mucho ruido – dijo entre risas mientras desaparecía por el pasillo.


— ¿Con vosotros? - preguntó Killer, volviéndose hacia su novio.


El castaño negó con la cabeza.


— Mi hermano y yo tenemos que estudiar y a Bepo no le gusta mucho la playa. Supongo que irá con el grupo de Chopper – dedujo, rascándose el mentón — A mí me caen muy bien. Las veces que he coincidido con ellos me parecieron simpáticos, sobre todo el chico ese que le gusta a Law...


Apenas hubo pronunciado esas últimas palabras se escucharon unas rápidas pisadas por el pasillo, como de un toro desbocado, y Kid apareció por el umbral de la puerta con los ojos como platos.


— ¿Cómo que “ese chico que le gusta”? - preguntó el pelirrojo, sin poder disimular su sorpresa.


— Oh, ya sabes, su ex – contestó Penguin con naturalidad — ¿No te ha hablado de él?


— ¡¿QUÉ?!


 


 


*


 


Llegó el día siguiente. Hacía calor y el cielo azul, sin una sola nube, pronosticaba un día perfecto para ir a la playa. Kid y Law iban de camino, cada uno con una mochila al hombro.


Amigos. Solo somos amigos, nada más” se recordó el pelirrojo cuando se descubrió mirando a Law y pensando en lo bueno que estaba.


La verdad es que había esperado que las cosas entre ellos se sintieran un poco raras después de acostarse el día anterior, sin embargo, para su sorpresa, se sentía cómodo y hablaban con naturalidad como siempre. Quizá Trafalgar tenía razón y habían eliminado toda la tensión sexual.


— ...¿Mi ex? No digas tonterías – dijo el moreno.


Kid le había preguntado por lo que Penguin le comentó la noche anterior.


— Es lo que dijo él – replicó el pelirrojo.


— Porque está empeñado en emparejarme con todo hombre que me dirija la palabra – contestó Law. “Especialmente contigo” añadió en sus pensamientos.


— Entonces... ¿De verdad no hubo nada entre ese tío y tú? - insistió Kid.


— Bueno, se podría decir que hubo algo al principio – contestó sin darse cuenta de cómo el pelirrojo se tensaba — Pero nada serio... Salimos unas cuantas veces, no funcionó y decidimos quedar como amigos.


— ¿Solo amigos? - preguntó Kid, receloso.


Trafalgar dejó de caminar. El mecánico se detuvo un par de pasos más adelante, volviéndose hacia él.


— Sí, solo amigos – contestó Law, algo mosqueado por tal interrogatorio — ¿A qué viene tanta pregunta? ¿Estás celoso o qué?


— ¿Celoso? ¿Yo? - repitió Kid, señalándose a sí mismo con el pulgar — No digas gilipolleces. Solo preguntaba por curiosidad.


Se rio para disimular, aunque por dentro tenía un torbellino de pensamientos acerca de cómo sería ese tipo. O, peor aún, imaginándose a Law mirándolo con los ojos en forma de corazón. Necesitaba conocerlo YA y asegurarse de que Trafalgar no tenía interés en él.


— Venga, que estoy deseando darme un chapuzón – Kid le apremió, acelerando el paso.


 


*


 


Por fin llegaron a la playa, donde había bastante gente. Los amigos de Law ya llevaban un rato ahí y habían pillado un buen sitio en primera línea; Law los localizó por las dos sombrillas rojas que tenían. Caminaron por la arena hacia el grupo y Kid entrecerró los ojos para ver bien quién había.


Las primeras personas a las que vio fueron tres chicas. Una, con el pelo negro y un bañador muy escotado, leía bajo una sombrilla. Las otras dos estaban tomando el sol recostadas en unas hamacas; una tenía el cabello anaranjado y otra teñido de azul claro y sujeto en una larga cola de caballo. Desde lejos ya se podía apreciar la impresionante figura curvilínea que todas poseían y Kid se sintió aliviado de que a Law no le interesaran las mujeres, porque no tendría forma de competir con semejantes bellezas.


Conforme se acercaban se fijó en los varones del grupo. Chopper no estaba, cosa que agradeció ya que aunque el joven castaño estuviera saliendo con su amigo Heat, aún no acababa de fiarse de él. Había un chico volando una cometa; era delgado, con el pelo negro y rizado y una larga nariz que era su rasgo más característico. Kid también agradeció que hubiera alguien más feo que él, aunque tenía pinta de ser mucho más simpático.


Otros dos chicos, que estaban en la orilla jugando a pasarse una gran pelota de forma bastante agresiva, activaron sus primeras alarmas. Uno tenía un llamativo pelo verde, era guapo de cara y tenía un cuerpo musculoso increíble, con una fina y sexy cicatriz cruzando todo su pecho, haciéndole parecer el prota de una peli de samuráis. El otro, rubio y también muy guapo, era más delgado pero igualmente tenía un físico bien trabajado, como se intuía a través de su pantalón de bañador y la camisa abierta que llevaba; poseía una elegancia natural que Kid no alcanzaba ni a comprender, el típico hombre que luciría bien vestido hasta con un saco de patatas.


— ¿Es alguno de esos el chico del que estábamos hablando? - preguntó Kid, observando de reojo la reacción de Law al verlos.


— No – contestó Trafalgar secamente, mirando hacia el grupo poniéndose la mano de visera para que no le molestara el sol.


Bien, puedo descartar a esos dos” pensó el pelirrojo, reprimiendo un suspiro de alivio. No obstante, su calma duró poco, porque otro chico salió del mar, dirigiéndose hacia la pandilla.


El tío parecía sacado de un calendario de bomberos sexys. Llevaba un bañador negro con dibujos de llamas, lo bastante corto como para apreciar sus piernas largas y bien definidas. Sus brazos eran igualmente musculosos y en sus abdominales se podía lavar la ropa. Su rostro también era atractivo, con algunas pecas. Se pasó una mano por el cabello, oscuro y ondulado, salpicando gotitas de agua como si estuviera en un anuncio de perfume. Saludó con la otra mano a Trafalgar al verle llegar a lo lejos y sonrió, mostrando unos dientes blancos y perfectos.


— ¿E-es ese? - preguntó Kid, sintiendo cómo se le secaba la boca de repente.


— No – contestó Law.


Eustass dejó escapar el aire como si hubiera estado conteniendo la respiración.


— Aunque una vez nos liamos – añadió Law.


Kid dio un respingo y estuvo a punto de caerse de bruces al suelo. Por suerte, Trafalgar se había adelantado para saludar a la pandilla y no se dio cuenta.


Law le presentó a sus amigos que, tras saludarle, volvieron a sus actividades previas. Eustass no les prestó suficiente atención como para aprenderse sus nombres, excepto al chico que había salido del agua. Ese se llamaba Ace, y no solo era guapísimo, sino también muy amable y alegre. ¿De verdad Trafalgar se enrolló con él...? Se imaginó a los dos en plena acción, protagonizando el vídeo porno más perfecto y caliente de la historia. No supo si sentirse celoso o cachondo y, como ninguna opción era buena, trató de borrar esa imagen de su mente.


Kid se quitó la camiseta, quedándose solo con su bañador rojo oscuro mientras vigilaba de reojo a su potencial rival. Ace se había tumbado en una toalla y hablaba por teléfono con un tal Marco. No le prestó más atención a Law, ni Law a él, así que Kid se dijo que podía estar tranquilo. De momento. Porque aún faltaba por llegar su mayor oponente, aquel al que Penguin describió como el ex de Trafalgar. Según los chicos, se había ausentado un momento para ir a comprar un helado. Kid se imaginó cómo sería; viendo el nivel del resto, que podrían ser modelos de lencería, probablemente también tendría un buen físico.


¿Por qué me preocupan tanto estos tíos?” pensó, chasqueando la lengua “Trafalgar y yo solo somos amigos, así que me da igual lo que haya hecho o pueda hacer. Como si se quiere montar una orgía con todos...”


— Eustass...


La voz de Trafalgar lo sacó de sus pensamientos, que empezaban a tomar un rumbo pornográfico otra vez. Se giró para llevarse una grata sorpresa al ver al moreno a cuatro patas, solo con su bañador azul marino, regalándole una magnífica visión de su trasero y su espalda tatuada.


— Eustass – repitió Law mientras rebuscaba en su mochila — ¿Quieres darme por detrás o te doy yo a ti primero?


— ¡¿QUÉ?!


— Que si me echas crema en la espalda – respondió el moreno, mirando por encima del hombro con el bote de protector solar en la mano — ¿Qué te pasa? - preguntó al ver que Kid se había puesto rojo como un tomate.


— N-nada – contestó el pelirrojo, negando repetidamente con la cabeza.


Trafalgar se puso de pie y le miró intrigado.


— ¿Es por lo que he dicho? - adivinó Law — ¿En qué pensabas? - una media sonrisa se dibujó en su rostro al darse cuenta de que sus palabras eran fáciles de malinterpretar.


— ¡En nada! Ya sé que te referías a la crema, que no ibas con segundas intenciones - contestó el pelirrojo.


Trafalgar se mordió el labio inferior, acercándose un poco a Kid.


— La verdad... - dijo a poca distancia de su cara — Es que un poco de segundas intenciones sí que había – añadió en voz baja con una intensa mirada.


Kid se quedó congelado, petrificado y cortocircuitado, incapaz de apartar la vista de esos ojos grises.


— ¿...Qué? - consiguió preguntar con un hilo de voz.


Law sonrió.


— Solo bromeaba – dijo mientras abría el envase de crema y se echaba un poco en la mano.


Kid resopló, prometiéndose a sí mismo que se vengaría del estúpido y sensual Trafalgar.


— Te pondré un poco de crema – dijo Law — Vamos, date la vuelta – ordenó, trazando círculos con un dedo para indicarle que se girara.


— No me hace falta – contestó el mecánico.


— No puedes exponerte al sol sin utilizar protección – repuso Law en su tono de doctor.


— Pues nunca lo he hecho y sigo vivo – replicó Kid con una carcajada.


— Podrías sufrir las consecuencias dentro de unos años – insistió Trafalgar.


— ¡Las cremas son para nenas! - exclamó el pelirrojo.


— Claro, es mejor tener cáncer de piel, eso es muy masculino – Law rodó los ojos — ¡Déjate de tonterías y date la vuelta!


Eustass se cruzó de brazos, bufando, pero obedeció. Se estremeció al notar la crema fría en la espalda y los dedos de Trafalgar recorriendo sus hombros.


Law extendió la pomada con ambas manos, primero por los hombros y yendo poco a poco hacia abajo, asegurándose de que penetrase bien en la piel pálida de Kid. Tenía una espalda perfecta, ancha y fuerte, y Law no pudo evitar pensar en lo fácil y divertido que sería repasar anatomía usando el cuerpo de Eustass en vez de sus libros y apuntes. Se tomó su tiempo untando la crema... Tal vez más del que debería.


 


Vivi, que llevaba un buen rato observando la escena, le dio un codazo a Nami disimuladamente.


— ¿Qué pasa? - preguntó la pelirroja, mirándola a través de sus gafas de sol.


— Míralos – susurró Vivi, haciendo un gesto con la cabeza hacia los chicos — El chico este que ha traído Trafalgar... ¿Seguro que solo es un amigo?


— ¿Otra vez te estás imaginando historias raras? - replicó Nami, arqueando una ceja.


— Estoy segura de que están liados – dijo la chica de pelo azul, conteniéndose para no soltar un chillido de emoción — Mira cómo se hablan, cómo se tocan... Solo tienes que leer entre líneas...


Nami rodó los ojos. Las únicas líneas que a ella le interesaban eran las cuerdecitas del bikini de su mejor amiga. Por desgracia para ella, sus indirectas parecían ser las únicas que Vivi no captaba.


— Tienes que dejar de ver tanto yaoi. Ves parejas gay por todas partes – dijo Nami, recostándose en la hamaca para seguir relajándose tomando el sol.


Vivi suspiró. No podía evitarlo; era una chica muy formal y educada pero en su interior guardaba una fujoshi gritona. En su opinión, un chico guapo estaba bien, pero dos chicos guapos dándose amor era muchísimo mejor. Sacó una pequeña libreta de su bolso para apuntar ideas para su próximo fanfiction, inspirada por Trafalgar y su “amigo”.


 


— Ya está – Law había terminado de untar la espalda a Kid — Ahora ponte un poco por delante. ¿Sabrás hacerlo? - preguntó con dudas.


— Pues claro, no soy retrasado – contestó el pelirrojo de malas maneras, quitándole el bote de las manos.


Kid vertió un poco de crema en la palma de su mano y se lo echó en el pecho con un par de manotazos rápidos.


— Hecho – dijo devolviendo el envase al moreno.


— Tienes que extenderla mejor – le regañó Law — Además, la cantidad que te has puesto no es suficiente – añadió echándose crema en la mano — ¿Ves? Así es como se hace...


Empezó a aplicar el protector solar en las clavículas de Kid, despacio, repasándolas a conciencia de un lado a otro con sus largos y hábiles dedos. Fue bajando hasta sus pectorales, embadurnándolos bien de crema.


— Quiero irme al agua – se quejó Kid infantilmente, mirando hacia el mar, de un intenso color azul.


— No seas impaciente – contestó Law mientras seguía masajeando sus pectorales, hundiendo los dedos levemente en su carne — Esto es por tu bien, para que no te quemes.


— Ya... Tú lo que quieres es meterme mano – replicó el pelirrojo.


Law dio un respingo. ¿Tan evidente era? Alzó la mirada para encontrarse con la sonrisa burlona de Kid.


— Solo bromeaba – dijo Eustass con retintín.


Law no sabía qué responder, y lo peor era que, a juzgar por el calor que sentía en las mejillas, se estaba poniendo rojo. La sonrisa de Kid se ensanchó. Oh, cómo odiaba a ese hombre... En un arrebato de frustración, Law apretó con fuerza el bote de crema que aún tenía en la mano, vaciando su contenido en un gran chorro hacia la cara de Eustass.


El pelirrojo gritó unas cuantas palabrotas mientras se quitaba la crema blanca y pegajosa de la cara. Trafalgar se reía, satisfecho, pero no por mucho tiempo, puesto que Kid lo agarró por la cintura y se lo cargó sobre un hombro como si fuera un saco de patatas.


— ¡¿Qué haces, imbécil?! - protestó Law, intentando patalear.


— Te vas a enterar – masculló Kid, sonriendo como un maníaco.


— ¡Bájame! - exclamó el moreno, sacudiendo brazos y piernas mientras se moría de la vergüenza al saberse observado por media playa.


— Tranquilo, lo haré... - contestó Kid, echando a andar hacia la orilla del mar — En cuanto lleguemos al agua – añadió antes de soltar una risa maléfica.


 


Nami alzó sus gafas de sol, incrédula, y giró la cabeza hacia su amiga, que no se había perdido un detalle de todo aquello.


— Creo que tenías razón – murmuró la pelirroja — Están casadísimos, van chorreando caramelo.


— Sabía que mi intuición no me fallaba – Vivi suspiró, entrelazando las manos bajo la barbilla y soñando despierta con escenas yaoi.


 


Cuando el agua le llegó a la cintura, Kid tiró a Law sin miramientos y lo sujetó para mantenerlo sumergido un rato, hasta que el moreno se las apañó para pellizcarle un brazo y liberarse, empujándole bajo el agua como venganza. Empezaron a intentar ahogarse el uno al otro; Kid tenía más fuerza bruta, pero Law era más ágil y más astuto, así que la pelea estaba reñida.


Law rio entre dientes mientras le arrojaba un puñado de arena húmeda que acababa de coger del fondo, preparándose para el siguiente contraataque del pelirrojo. Por un momento pensó en cómo se verían desde fuera. Seguramente ridículos, dos tíos de su edad jugando como críos. No era propio de un adulto serio y responsable como él, pero Eustass siempre conseguía sacar al mocoso que llevaba dentro, por muy escondido que lo tuviese. Era algo que le cabreaba mucho, o eso intentaba aparentar para salvar su imagen de tipo serio y frío, pero lo cierto es que, lejos de estar enfadado, lo que sentía era una inmensa felicidad. Se sentía despreocupado, vivo. Se preguntó por qué Eustass era la única persona capaz de hacerle sentir así. Nadie más, solo él.


Ese segundo de distracción permitió a Kid meterle la cabeza bajo el agua una vez más. Law tragó un poco de agua salada sin querer y el pelirrojo lo soltó, permitiéndole salir a la superficie y tomar aire.


— Idiota, casi me ahogas – se quejó Law, tosiendo.


— Esa era la idea – contestó Kid, cerrando un ojo para esquivar una salpicadura.


Mierda, ¿por qué se ve tan sexy guiñando el ojo?” pensó Law.


— Me vengaré – amenazó Trafalgar.


— Ah, ¿sí? ¿Cómo? - le provocó el pelirrojo, con una sonrisa fanfarrona.


Law sonrió para sí al ver llegar una ola un poco más grande que las anteriores. A Kid lo pilló desprevenido y acabó arrastrado por la corriente y rodando hacia la orilla. Se sentó sobre la arena, frotándose los ojos y escupiendo el agua que había tragado mientras Trafalgar se reía de él, aún metido en el agua hasta la cintura.


— Parece que el mar está de mi lado – dijo Law, cruzándose de brazos.


— No te confíes, porque esto no acabará así – repuso Kid, pasándose una mano por el cabello mojado, echándoselo hacia atrás.


Kid empezó a planear su siguiente ataque, pero se quedó en blanco al fijarse en cómo a Trafalgar se le escapaba una sonrisa, a pesar de lo mucho que se esforzaba por poner una expresión seria.


Le gustaba mucho cuando Law sonreía así. Mucho. Demasiado. Valía la pena pasarse el día entero haciendo el gilipollas en la playa solo por verle así. Law siempre estaba guapo, pero cuando sonreía... Debería ser ilegal. Era simplemente irresistible, le daban ganas de comérselo a besos. Kid se mordió el labio inferior. Era un deseo tan intenso que casi dolía, prácticamente una necesidad. Necesitaba besarle, saborear el agua del mar de sus labios...


— ¿Qué pasa? - preguntó Law, al ver cómo el pelirrojo le miraba fijamente.


Que me muero por besarte, eso pasa” pensó Eustass. Tal vez debería decírselo y dejar de pretender que le bastaba con ser solo amigos. Se supone que uno no está constantemente pensando en besar a sus amigos...


Kid abrió la boca para decir algo pero la voz de otra persona se le adelantó.


— ¡¡TOORAAOOOO!!


El grito resonó por toda la playa. Kid vio la cara de pánico de Law y se giró para ver a un chico corriendo en su dirección a toda velocidad, con una sonrisa de oreja a oreja, un gran helado en una mano y un sombrero en la cabeza. El muchacho pasó como una flecha por su lado, salpicando a Kid con agua y arena, e hizo ademán de lanzarse hacia Trafalgar, que se cubrió con los brazos para protegerse como si le fuera a caer una bomba encima.


— ¡Ups, me olvidaba de mi helado! – dijo el chico, deteniéndose con el agua por las rodillas — Casi se me cae al agua – se apresuró a comérselo a la velocidad de la luz.


— No me des esos sustos, Sombrero de paja – dijo Trafalgar — ¿Es que no puedes saludar como la gente normal?


El chico se rio mientras Law lo regañaba. Kid lo miró de arriba a abajo. Era moreno, bajito y delgado, con un rostro alegre y algo infantil. No tenía un aspecto tan impresionante como otros de su grupo, pero Kid tenía que admitir que era bastante mono. ¿Así que con este chico estuvo casi-saliendo Law...? “¡Y hasta se llaman por apodos!” pensó, alarmado.


— ¡Hola! ¡Me llamo Luffy! - el moreno se acercó a Kid, que seguía sentado en la arena, y le ofreció una mano.


— Eustass Kid – respondió secamente el pelirrojo, poniéndose de pie sin ayuda.


Eustass estrechó la mano que el chico del sombrero le ofrecía para saludarlo. Se la dejó pegajosa y manchada de los restos de su helado. Luffy le dedicó una amplia sonrisa, odiosamente encantadora, y Kid frunció el ceño; acababa de conocerlo y ya tenía ganas de mandarlo al fondo del océano.


— ¡Pensaba que me iba a morir esperando en el puesto de helados! - exclamó Luffy — Había una cola larguísima... Aunque el helado estaba muy rico – añadió, relamiéndose — ¡Eh, Torao! ¿Quieres que te traiga uno?


— No me uses de excusa para ir a comprarte comida – contestó Trafalgar, adivinando sus intenciones — Además, no deberías pasarte el día haciendo cola. Aprovecha la playa, que para eso habéis venido, ¿no?


Luffy hizo un puchero.


— Bueno, tienes razón – respondió al poco rato, sonriendo — ¡Hace un día estupendo! - alzó los brazos con entusiasmo — Podríamos echar una carrera a nado hasta... - oteó el horizonte, usando la mano para protegerse la vista del sol — Mmm, ¿qué tal hasta esa boya? - señaló a lo lejos.


— Eso está demasiado lejos – dijo Law, forzando la vista para ver el diminuto punto amarillo que Luffy señalaba.


— Creo que puedo llegar en unos 15 minutos – replicó Luffy, sin pensar mucho los cálculos.


Kid, que se había mantenido al margen, se apresuró a intervenir.


— Yo podría llegar en la mitad de tiempo – presumió.


— ¡¿Qué?! ¡¿En 8 minutos?! - exclamó Luffy, contando con los dedos torpemente — ¡Entonces yo podría llegar en la mitad de la mitad de tiempo! - añadió, sacando su lado más competitivo.


—¡Es imposible que llegues en solo un minuto! - replicó Kid, decidido a no quedar por debajo de su “rival”.


— ¡¿Ni siquiera sabéis dividir o qué?! - gritó Law, pero ambos lo ignoraron.


Luffy y Kid se encararon, mirándose de tal forma que parecía que saltaban chispas.


— ¡Seguro que nado mucho más rápido que tú, pelo pincho! - exclamó el moreno.


— ¡Será en tus sueños, flacucho! - replicó el pelirrojo.


— ¡Muy bien, pues hagamos una carrera! - propuso Luffy — Vamos hasta esa boya, y el último en volver será tonto del culo – dijo señalando hacia la lejanía.


— ¡Perfecto, entonces tú serás tonto del culo! – replicó Kid, estirando los brazos, preparándose para nadar.


— ¡¿Qué tenéis, 5 años?! - exclamó Law, pero una vez más fue ignorado.


Kid y Luffy salieron nadando a toda velocidad. Law se apresuró a ir tras ellos; alguien tenía que vigilar a esos dos idiotas. Además, si llegaba el primero les daría una buena lección, y ambos quedarían como unos tontos del culo.


 


Un buen rato después, los tres estaban de vuelta en la orilla, tumbados sobre la arena, completamente agotados.


— Supongo... Que... Es un empate – dijo Luffy, jadeando.


— Me dio un... Calambre... Si no... Os habría ganado – repuso Kid.


Law calló, pensando cómo se había dejado arrastrar a semejante estupidez.


— Al menos fue divertido – dijo Luffy, soltando una risita — Tenemos que pensar en algo para desempatar – se sentó en la arena con las piernas cruzadas — ¡Ya sé! ¡Hagamos un concurso de castillos de arena! El que construya el mejor castillo, será el rey de la playa – dijo mientras empezaba a amontonar arena.


— Menuda gilipollez de críos – masculló Kid, aunque inmediatamente se puso a trabajar en su castillo.


— No pienso hacer algo tan ridículo – dijo Law, cruzándose de brazos. Una carrera nadando era una cosa, pero jugar en la arena como niños era otra muy distinta.


— Pues tú serás el juez – anunció Luffy, sin darle opción a negarse.


Trafalgar suspiró mientras Kid y Luffy se aplicaban con ahínco en sus respectivos castillos.


El pelirrojo construyó un gran castillo, con gruesas murallas y muchas torres, usando piedras como soporte, y Luffy... Luffy simplemente apiló la arena en una montaña y le puso un palito y el envoltorio de un caramelo a modo de bandera.


— Bueno, pues ya están listos nuestros castillos – dijo el moreno mientras ambos se levantaban y se sacudían la arena.


— Sí, ahora elige cuál es mejor, aunque está claro que es el mío – presumió Kid, mirando con desprecio la obra de su contrincante.


Law miraba a uno y otro castillo. Objetivamente, el del pelirrojo estaba mucho más currado, pero si lo decía abiertamente iba a provocar una guerra. Además, a ver quién aguantaba a Eustass presumiendo de su victoria...


— Es una elección difícil – dijo rascándose la nuca — Yo podría haber hecho uno mejor, por supuesto, pero vuestros castillos están muy bien, cada uno a su manera... Aunque el tuyo no sé si se puede considerar un castillo – añadió, mirando al de Luffy.


— Claro que es un castillo, ¿no ves la bandera? - protestó el del sombrero de paja — Tienes que elegir el mío, Torao, ¡es el más grande!


— ¡El mío es más grande! - replicó Kid, añadiendo rápidamente un par de puñados de arena sobre su obra — ¿Ves, Trafalgar? ¡Tienes que elegir el mío!


— Bah, el tamaño no importa – dijo Luffy, sacándole la lengua de forma infantil.


— Eso lo dices porque lo tienes pequeño – contraatacó Kid.


Ambos se miraban como perros rabiosos. Law empezaba a dudar de que estuvieran todavía hablando de castillos. Bueno, Luffy seguro que sí. En fin, tenía que elegir un ganador. Eso de ser el juez era un marrón, no quería subirle el ego a ninguno y declarar un empate llevaría a otra competición estúpida. Justo entonces llegó una ola que derrumbó el castillo de Kid ante la mirada de horror de su arquitecto y la sonrisa victoriosa de Luffy.


— Supongo que Luffy gana, por ser el único que queda en pie – anunció Law, encogiéndose de hombros.


— ¡Síiii! ¡Soy el rey de la playa! - gritó Luffy, dando saltos de emoción.


Kid, haciendo gala de su mal carácter y su mal perder, se acercó hasta su “castillo” y lo derrumbó a patadas, lo que provocó que volvieran a discutir y que se tirasen al suelo a pelearse como críos. Law intervino para tratar de separarlos, con lo que los tres acabaron rodando por la arena.


— ¡Idos a hacer el payaso a otra parte! - les regañó Nami, molesta por el jaleo y la nube de polvo que levantaban.


Vivi, sentada a su lado, miraba la escena emocionada mientras escribía páginas y páginas con notas para su próximo fanfic. Ace roncaba al otro lado, profundamente dormido en una toalla.


Nami detuvo la pelea dando una colleja a cada uno y anunció que era hora de regresar a casa.


— ¿Dónde se han metido Sanji y Zoro? - preguntó mirando alrededor mientras se llevaba a Luffy de una oreja para separarlo de los otros.


— Se les rompió la pelota por jugar como unos brutos y Zoro fue a comprar otra – explicó Usopp, que estaba jugando a las cartas con Robin — Sanji fue tras él para que no se perdiese. Aunque no sé por qué tardan tanto... – añadió, frotándose el mentón.


— Quizá los han secuestrado unos terroristas para pedir un rescate – dijo Robin, siempre poniéndose en lo peor.


— ¡Pues que se los queden! – sentenció Nami mientras empezaba a recoger sus cosas.


 


Luffy y sus amigos se marcharon, pues vivían en una ciudad cercana y no podían perder el último autocar si querían volver a casa. Kid y Law se quedaron un rato más, aprovechando los últimos minutos de sol.


Law, de pie en la orilla del mar, contemplaba las olas que iban y venían hasta sus pies. La playa se iba quedando vacía conforme la gente se marchaba. En el horizonte, el sol comenzaba a ocultarse dando al cielo y al mar unos bonitos colores rojizos. Law estaba agotado, pero muy feliz. Respiró hondo, llenando sus pulmones con la fresca brisa marina, pensando en todas las veces que fantaseó con dejar este mundo y en lo afortunado que se sentía por no haberlo hecho.


Miró hacia atrás. Kid estaba tumbado en la toalla. Law no pudo evitar pensar que, si no fuera por él, no estaría ahora aquí ni sería la persona que es hoy. Chasqueó la lengua al darse cuenta de lo cursis que eran esos pensamientos y decidió no darle más vueltas al asunto.


Regresó junto al pelirrojo, que seguía tumbado, con las manos tras la cabeza y los ojos cerrados. Los abrió con pereza al sentir a Trafalgar acercarse.


— Estoy hecho polvo – dijo Kid, resoplando — Tu amigo está como una cabra.


— Mira quién fue a hablar – contestó Law, de pie, mirándole desde arriba — Luffy es un torbellino, no te lo niego, pero también es culpa tuya por darle juego.


El moreno volvió la vista hacia el mar, mientras Kid lo miraba a él. Se veía demasiado guapo bajo la luz anaranjada del atardecer. Eustass se sentó con las piernas cruzadas, pensando cómo preguntarle una cosa que llevaba rumiando un buen rato.


— Trafalgar – lo llamó, y el aludido giró la cabeza — Antes dijiste qué empezaste a salir con Luffy, pero no funcionó... ¿Por qué? Quiero decir... Parece un buen tío y os lleváis muy bien – explicó, recordando la familiaridad con la que se trataban.


— Oh, fue por mi culpa – respondió Law, como si fuera evidente — No puedo tener ese tipo de relación con nadie. Simplemente, no funciona – su mirada se ensombreció por un instante y volvió la vista hacia el mar, observando las gaviotas que volaban sobre la orilla.


— No parecía tan difícil cuando estabas conmigo – murmuró Kid.


Law tensó los hombros. Soltó un leve suspiro, relajando un poco sus músculos.


— Pues lo era – replicó Law — Nos ocultamos cosas, discutimos y nos metimos en muchos problemas, como si no fuera bastante con los que teníamos en casa. Ah, y casi morimos, por si no lo recuerdas – añadió con un tono sarcástico, tratando en vano de quitarle hierro al asunto.


— Visto así... Supongo que dos mocosos problemáticos no podían aspirar a más – dijo el pelirrojo, soltando una carcajada sin ganas.


Law se puso la camiseta, porque empezaba a hacer fresco. El sol ya casi se había ocultado tras el agua y la playa estaba prácticamente desierta, a excepción de los últimos rezagados y de un par de grupos de chavales que acudían para hacer botellón.


— Trafalgar...


Law miró a Kid, que seguía sentado, con el ceño levemente fruncido mientras jugueteaba con un hilo suelto de la toalla.


— ¿Qué? - dijo el moreno.


— ¿Crees que tú y yo habríamos funcionado si no hubiésemos pasado por tanta mierda? - preguntó el pelirrojo, con la cabeza gacha.


Law le miró durante unos segundos, intentando leer en su cara qué intención había tras semejante pregunta, pero Eustass parecía muy concentrado en el hilo de su toalla.


— Entonces no seríamos tú y yo – contestó Law, dando por finalizada la conversación — Es tarde, ¿nos vamos? - dijo agachándose para coger su mochila.


 


*


 


Law acababa de ducharse, se había puesto ropa cómoda y estaba sentado en el sofá para relajarse viendo una serie de médicos, negando suavemente con la cabeza cada vez que cometían algún fallo técnico.


Se tumbó de lado en el sofá, con la cabeza apoyada sobre una mano. Su teléfono móvil, que estaba en una mesita enfrente del sofá, sonó con una notificación y Law estiró el brazo libre para cogerlo.


Era un whatsapp de Kid. Concretamente, una foto suya.


Sin camiseta.


Law se quedó inmóvil, mirando la fotografía. Era una selfie tomada desde arriba, en la que Kid aparecía vestido tan solo con el bañador, bajo una luz de flash que sombreaba sus músculos haciéndolos lucir aún más definidos. Con la mano libre se señalaba los hombros, que tenía bastante enrojecidos, al igual que la parte superior del pecho.


Un par de minutos después, Law salió del trance y pudo leer el texto que acompañaba a la foto.


 


esa mierda q m echaste no sirve


stoy todo rojo parezco una puta gamba!!


 


En opinión de Law, más bien parecía un enorme y delicioso pastel de carne, o un chuletón a la brasa pidiendo a gritos que le hincasen el diente...“¡Oh, no! ¡Estoy pensando como Luffy...!” pensó Law, limpiándose el fino de saliva que se le escurrió por las comisuras.


Sacudió la cabeza y escribió una respuesta.


 


Supongo que necesitas un factor de protección más alto.


 


Se giró en el sofá, poniéndose boca arriba, sujetando el móvil con ambas manos. La tele sonaba de fondo, completamente olvidada.


 


sii cemento jajaj


la espalda sta peor todabia


 


Kid le mandó otra foto, un poco desenfocada para disgusto de Law. Mostraba la espalda y, efectivamente, tenía una buena parte enrojecida.


 


Tengo una crema muy buena para las quemaduras


Si vienes a mi casa, te ayudo a ponértela.


 


Law se sorprendió a sí mismo moviendo una mano sobre el sofá, acariciando la tela imaginando que estaba otra vez tocando ese cuerpo de soldado romano.


 


seguro k funciona??


porq la q me pusiste esta mñn ya ves q no jaja


 


Law se mordió el labio inferior al recordar el calor que esa piel pálida desprendía bajo sus dedos. Dudó un poco antes de escribir su siguiente respuesta.


 


En realidad solo es una excusa para volver a tocarte las tetas.


 


Kid no tardó en contestar:


no necesitas excusas para eso


i no tngo tetas es todo musculo


 


Law se secó las manos en la camiseta, puesto que notaba las palmas sudorosas. El corazón le iba a mil por hora.


 


Lo decía de broma


 


Miraba a la pantalla sin atreverse ni a parpadear.


 


stas tu muy bromista ultimamente noo?


y ya sabes eso q dicen


q entre broma y broma la verdad se asoma


;)


 


Law no podía más. Pensaba que el corazón le iba a estallar. “¿Qué se supone que estás haciendo?” se regañó mentalmente “Deja de tontear con Eustass. Tú no quieres una relación. Ni la quieres ni la necesitas y, aunque así fuera, es imposible que salga bien. ¿Es que no has aprendido nada?”


Tiró el móvil al otro extremo del sofá y se pasó las manos por la cara, frustrado.


Deja de pensar en él” se ordenó, pero, cuanto más intentaba reprimir sus pensamientos, más fuertes se volvían estos.


Se preguntó a qué venían ahora esas estúpidas emociones. ¿Solo por un par de fotos? Se negaba a creer que Eustass tuviera tanto poder sobre él. De hecho, el día había ido muy bien, sin ningún tipo de tensión sexual entre ellos. Bueno, quizá un poco. Lo normal, ¿no?


Chasqueó la lengua. “¿Y si...?”


No” cortó sus propios pensamientos antes de tan siquiera acabarlos “No te puedes volver a acostar con él. Solo una vez, eso dijiste, así que deja de pensar en eso.”


Las estrictas órdenes que se repetía mentalmente se mezclaban con recuerdos de aquella efímera noche de pasión, o con imágenes de Kid en la playa, con su ancha espalda reluciente bajo la capa de crema que Law le extendía, o jugando con él en el mar, con el calor de su cuerpo contrastando con el frío del agua...


La serie que estaba viendo se había acabado y Law ni cuenta se dio. Su respiración se había acelerado y sentía pequeñas gotas de sudor resbalar por su piel. “Es un día muy caluroso” se justificó mientras se quitaba la camiseta, dejándola sobre el respaldo del sofá. Para el bulto que comenzaba a crecer entre sus piernas, en cambio, no tenía ninguna excusa.


Deja de pensar en Kid” volvió a ordenarse “¿Es que no tienes ni el más mínimo auto-control?”


Parecía que no, desde luego, porque su mente no dejaba de torturarle con imágenes de los fuertes brazos de Kid, de lo bien que se sentía entre ellos, de sus enormes manos tocándole por todas partes...


Su cuerpo también parecía tener voluntad propia. Con curiosidad, pasó una mano por su torso, bajando y subiendo de su pecho a su abdomen. La sensación era agradable, aunque no tanto como cuando era el pelirrojo quien lo acariciaba. Llevó la otra mano a uno de sus pezones, pellizcando suavemente, intentando replicar cómo se lo hacía Kid.


Joder, ¡¿qué me pasa?!” pensó “Que estás más caliente que un mono en celo” respondió en su mente una voz parecida a la de Kid. Arqueó la espalda con un escalofrío. Era lo que le faltaba, imaginarse que tenía al pelirrojo ahí delante, observándole con una sonrisa socarrona. Trafalgar se mordió el labio, ahogando un gemido.


No suelo hacer esto” se excusaría Law.


Cállate y hazlo” respondería Kid, mirándolo con un brillo animal en los ojos.


— No me des órdenes – murmuró Law, con la voz entrecortada y los ojos cerrados, mientras bajaba la mano hasta meterla dentro de su pantalón.


 


*


 


Kid aún no había podido ducharse, porque cuando llegó a casa Killer estaba en el baño y el puñetero tardaba como mínimo una hora en lavarse el pelo. Por lo menos, la espera se le había hecho muy amena hablando con Law.


Trafalgar le había dejado en visto hacía unos minutos y el pelirrojo se preguntó si se habría quedado dormido, o sin batería, o directamente estaba pasando de él. Chasqueó la lengua y, viendo que Law no contestaba y que el maldito baño por fin estaba libre, decidió ir a ducharse. Estaba deseando quitarse toda la arena y el salitre de la playa. Eso, y hacerse una buena paja pensando en Law y en su bañador mojado.


Se metió en el cuarto de baño, cerró la puerta y cogió su móvil para poner algo de música. Se decidió por un álbum de The Offspring y se quitó el bañador mientras silbaba siguiendo la melodía.


Justo cuando iba a meterse en la ducha, el sonido de una notificación interrumpió brevemente la canción.


Era un mensaje de Trafalgar:


 


Tenemos que hablar.


 


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