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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

Antes de que Yanis y Yannel conocieran al supervisor, una rápida visita a su ciudad natal luego de huir de la mansión Lizardi, hizo que el apodo «Dios del Karma» fuera mucho más temido que respetado.

Bueno, antes de seguir, supongo, no sé, que te has de estar preguntando qué estaba pasando con aquellos traidores que consideramos amigos una vez, bueno… amiga y compañero, pero para explicarte bien su situación en ese momento, primero voy a escribirte sobre la época posterior al momento en que huyeron de la mansión Lizardi. Ellos eran solo una chica de 15 años y un niño de 13, caminando sin otra cosa más que su pijama hacia cualquier lugar, en una noche sorpresivamente tranquila, pero era justo esto lo que hacía que el silencio que los ahogaba se hiciera más espeso.

(Universo 2, E10, 53 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Yanis permaneció con la mente en blanco luego de matar a su hermano Timoteo, era incapaz de procesar lo que le había ocurrido, solo se limitó a seguir la espalda de Yannel cuando ella comenzó a alejarse de ahí. Ella, a diferencia de Yanis, no tardó en asimilar por completo las cosas. «Hombres desconocidos murieron. Los señores Lizardi murieron. Timoteo murió. Yanis vive. Yanis vive y ellos murieron. Ellos murieron y Yanis vive. Todos murieron… porque Yanis los mató», pensó mientras miraba de reojo a Yanis, quien estaba cubierto de sangre y tenía la mirada perdida.

Ella no sabía por qué Yanis no la había asesinado, ¿era porque ella le gustaba? Pero Yanis quería a sus padres, y ella creía que aun así él los había asesinado, así que también pudo haber acabado con ella, y de hecho, Yannel pensó que eso hubiese sido lo mejor, después de todo, ella fue educada y preparada toda su vida para ser la esposa de Timoteo, y ese fue el único propósito de su vida, por lo que ahora que él estaba muerto, su vida careció de cualquier sentido, porque Yannel no sabía ser otra cosa que no fuera la futura esposa de Timoteo Lizardi.

Pero, el hecho de que Yannel hubiese pensado que habría sido mejor que Yanis también la hubiese matado, no significó que Yannel quisiese ser asesinada, a ella le daba miedo la muerte y estaba muy asustada de Yanis, quería alejarse lo más lejos posible de él porque no sabía cuándo él la mataría también, pero sabía que no podía hacerlo, porque un monstruo de color rojo la había atado a él con una cadena y le impedía huir.  ¿Acaso debía aprender a convivir con el asesino de su prometido? Yannel se estremeció cuando se hizo esa pregunta y todo su ser gritó «¡Imposible!».

Pasaron cerca de dos meses, Yanis se comportó como una persona sin alma, solo caminaba solo cuando ella caminaba, hacía algo solo cuando ella se lo decía con señas, comía solo cuando ella le ponía un plato frente a él, no hacía nada por sí mismo, así que eventualmente Yannel supo que no había peligro de ser asesinada por él. Cuando el miedo de Yannel se comenzó a disipar, los recuerdos de ver el cuerpo desfigurado de Timoteo fueron sustituyendo ese miedo por enojo, que pronto creció en odio.

Ella no creyó que tuviera que tener compasión por Yanis, así que nunca trató de entenderlo, y es por eso que no se percató de que Yanis solía tener pesadillas cada noche, en donde él veía como algo, muy parecido a la bola de carne en la que se convirtió el gato que mató una vez, se le acercaba lentamente mientras susurraba «Hermano», Yanis veía cómo ese cuerpo amorfo y sangriento lo atrapaba, se sentía tan real que incluso podía oler la sangre. Cuando Yannel notaba que Yanis tenía la mirada perdida, nunca se imaginó que era porque él estaba viendo alucinaciones de Timoteo arrastrándose hacia él, llevándose poco a poco que su cordura. Yanis quería huir pero no podía, porque a donde fuera que iba, Timoteo siempre iba con él, se preguntaba cómo escapar si esa cosa estaba en él, era un producto de su mente, una ilusión, una pesadilla, su propia creación.

Tanto tiempo sin dormir por las pesadillas, hacía que cuando Yanis pudiera hacerlo, cayera en un sueño profundo, Yannel lo notó, vio que no tendría oportunidad mejor que en esos momentos, así que en una de esas ocasiones, trató de tomar la vida de él para librarse de esa desagradable sensación que sentía cada vez que lo veía, pero la cadena que los ataba se hizo presente y la envolvió, deteniendo el cuchillo que ella sostenía a unos centímetro de atravesar el pecho de Yanis. El Dios del Karma le susurró a Yannel que ella no podía tener el gusto de asesinar a Yanis, y que si ella hacía algo para matarlo, aun sin que tuviera que ser ella directamente, la cadena se encargaría de matarla a ella también, haciendo que sufriera un dolor diez veces más grande que el de él al morir.

Sin embargo, el odio de Yannel hacia Yanis era demasiado grande como para ser detenido, comenzó a moverse más para buscar información sobre cómo desaparecer la cadena que la unía con Yanis y así poder matarlo sin la consecuencia de morir ella también. Pero mientras tanto, debía mantenerlo vivo. Comenzaron a pasar por pueblos en los que les fue más difícil conseguir dinero, y Yannel tuvo que usar su poder para alimentarse a ella y a Yanis, esto hizo que él creyera que Yannel se preocupaba por él, tomó sus acciones como su forma de decirle que lo había perdonado, y con ello, Yanis sintió que volvió a la vida.

Tras eso, él comenzó a abrir la boca de nuevo, y se esforzó por conseguir trabajos en los que pudiera ganar dinero suficiente como para que además de cubrir las necesidades básicas de los dos, sobrara para darle algunos gustos a Yannel, fue así como ella se hizo con una maleta llena de ropa bonita, maquillaje y joyas, maleta que se fue haciendo más grande y pesada con el tiempo.

(Universo 2, E10, 56 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Y así, un mes antes de que ese par se encontrara con el supervisor, regresaron a su ciudad natal, Tycheros, a petición de Yannel, ella no tenía nada realmente importante que la empujara a ir, pero le daba curiosidad saber qué había pasado ahí luego de lo ocurrido con los Lizardi.

—Nada —susurró Yannel—… este lugar no ha cambiado nada… a pesar de que los señores Lizardi están muertos, a pesar de que Timoteo está muerto.

Yanis agachó la cabeza cuando la escuchó.

Ella volteó a verlo echa una furia—. ¡Dime por qué nada ha cambiado! —Lo sujetó del cuello de la camisa—. ¡Todos deberían estar desolados! ¡Deberían llorar como niños! ¡Deberían estar tan deprimidos que no quisieran salir de sus casas! ¡Dime por qué sonríen! ¿¡Por qué los superaron!? ¿¡Por qué son felices!? —Terminó empujándolo con tanta fuerza que él cayó al suelo.

—… Se… ¿Señorito Yanis? —Una mujer, a quien Yanis reconoció como una antigua sirvienta que solía ser la amante de su padre, lo miró con los ojos llenos de lágrimas y sonrió de alivio—. Está vivo, señorito, está vivo. —Luego miró hacia Yannel y su expresión cambió a una de total repudio—. Y tú… ¡eres la perra que mató a los Lizardi!

Nadie sabe quién fue exactamente la persona que comenzó con ello, pero pronto, el rumor de que Yannel había matado a toda la familia Lizardi y huido con Yanis, para quedarse ella sola con la fortuna que podía generar su poder como el Dios del Karma, se difundió y todos creyeron en él sin dudar tan siquiera un poco. Cuando aquella sirvienta gritó el nombre de Yannel y mencionó a los Lizardi, un montón de personas comenzaron a reunirse alrededor, mirando a Yannel con desprecio. Una piedra hizo su aparición y voló hacia ella golpeándola en el hombro, luego otra la golpeó en la espalda, un jitomate en el pecho, y luego una lluvia de piedras, palos, frutas, verduras, huevos, y cualquier cosa que encontrasen comenzó a atacar brutalmente a Yannel.

—¡Deténganse! —gritó Yanis.

Se suponía que él era una divinidad que era alabada, pero en ese momento, sus súplicas no llegaron a los oídos de nadie, ¿que no estaban atacando a Yannel por lo que especulaban que le había hecho a los Lizardi? Él era un Lizardi y único testigo de lo que verdaderamente ocurrió esa noche, ¿por qué no lo escuchaban? ¿Por qué lo ignoraban? ¿Por qué incluso cuando trató de detenerlos recibió un golpe para alejarlo? Esas personas que trataban de hacer justicia por su propia mano, no eran más que estúpidos que disfrutaban de lastimar a alguien sin tener pruebas de lo que la acusaban.

La llama de la ira de Yanis se encendió, todos y cada uno de ellos tenían semillas puestas por él, después de casi 2 años de ausencia, las frutas se habían acumulado, muchas de ellas eran frutas negras de mala suerte, y todas fueron activadas al mismo tiempo. Un camión se desvió de su camino y atropelló a un par de ellos, luego chocó contra un edificio a medio construir y este se derrumbó sobre algunos otros. Las personas comenzaron a correr, pero pronto hubo una gran explosión en una fábrica que comenzó a incendiar todo alrededor. La ciudad se llenó de humo, y todo se volvió oscuro. Nadie sabía hacia donde correr, se desató el caos y la desesperación, algunos se aprovecharon de esto para robar las tiendas, y pronto empezaron a pelearse entre ellos mismo. Los disparos no tardaron en oírse y había aglomeraciones de cadáveres por todas partes.

Y en medio de ese infierno rojo, Yanis caminó hacia Yannel, se quitó el suéter, y con él comenzó a limpiar un poco la suciedad que había sobre ella, luego la cargó en sus brazos, y salió de la ciudad escuchando gritos que imploraban su perdón, pero él los ignoró del mismo modo en que ellos lo habían ignorado a él.

Un mes después, ellos terminaron en Kleidi, mi bella ciudad, Yannel sabía por experiencia que los mejores lugares para conseguir información eran los bares, ahí podía encontrarse a algún borracho con información valiosa. Cuando entró junto con Yanis, una estúpida competencia estaba por comenzar, y como vio que todos estaban totalmente concentrados en ello, decidió entrar en la competencia también.

—¿Qué…? Pero tú nunca has bebido una gota de alcohol —le susurró Yanis.

Ella señaló al cantinero que se encontraba dándole un sorbo a su vaso con agua—. Él me va a ayudar.

Con su poder pudo hacer que su cuerpo creyera que bebía agua en vez de alcohol y logró mantenerse como la finalista de la competencia junto con el supervisor.

—Miriam —balbuceó el supervisor mientras lloraba—. ¡Mi Miriam~! ¿Estás asustada? ¡Yo iré por ti!

—¿Pasó algo con tu Miriam? —preguntó Yannel.

—¿Qué si pasó algo…? No mucho. Fue secuestrada por REVENISH, ¿sabes quiénes son ellos?

Yannel negó con la cabeza.

—Bastardos criminales que asesinan, roban y secuestran por placer. Bueno, según dicen, están buscando a alguien con el poder de conceder deseos. —Soltó una amarga carcajada—. ¿¡Qué mierda!? ¡No existe nadie con ese poder! Es una excusa barata para mantenerse unidos, ya sabes, toda organización criminal necesita un objetivo. ¡Que se pudran esos imbéciles! De todas las personas en las que Tahiel se pudo interesar, ¿por qué tenía que ser mi esposa?

—¿Tahiel?

—El líder de REVENISH.

—Bueno, debió de haber una razón por la que se llevaron a tu esposa, ¿no?

—¿No me estás escuchando? Ellos buscan a alguien con el poder de conceder deseos, mi esposa tiene el poder de sentir el poder de las personas, es como los ojos violetas de los Eisenhide, solo que ella no ve los poderes, ella los siente, puede saber si alguien tiene un poder tocándolo, incluso puede saber qué poder tiene. Pero realmente no entiendo, esa familia rica de pieles pálidas tiene personas con poderes similares a mi Miriam, ¿por qué no se llevaron a uno de ellos? ¿Por qué mi esposa? Si querían a un detector de personas con poderes, les hubiera convenido más los ojos violetas.

El supervisor siguió balbuceando sobre cuánto extrañaba a Miriam, pero Yannel ya no lo escuchaba, estaba demasiado ocupada en sonreír internamente, la había encontrado, encontró la forma de deshacerse de la cadena. Pero debía ser cuidadosa, si iba de inmediato con Tahiel, Yanis sospecharía algo, la cadena se lo iba a advertir, por ello, decidió acercarse primero al supervisor y reunir toda la información que le fuera posible sobre REVENISH y de aquel que pudiera concederle el deseo de deshacerse de la cadena que la unía a Yanis. Básicamente, Yannel quería usar al supervisor para llegar a Tahiel, a Tahiel para llegar a mí, y a mí para desaparecer la cadena que le impedía matar a Yanis.

(Universo 2, E10, 58 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Luego de 2 años, el supervisor llegó con una niña de cabellos rojos tras haber ido a la ciudad Bromia a dejar unas mercancías, era una niña de 11 años que se cargaba los mismos ojos que tenía Yanis el día que él y Yannel huyeron de la mansión de los Lizardi. Su forma de actuar también era parecida, no pronunciaba ninguna palabra, le costaba mirarlos a los ojos, y cada día solo se limitaba a comer y dormir.

—Me preocupa Cabellos Rojos —expresó el supervisor durante la cena después de que Camila terminara lo que había en su plato y regresara a su habitación—. Les pedí a unos chicos que trabajan como cargadores que vinieran a hacerle compañía, pero siempre que se los menciono se rehúsan. —Suspiró—. Me gustaría que Cabellos Rojos pudiera sonreír como cualquier otro niño.

—¿Por qué les pides eso a tus trabajadores? —preguntó Sasha.

—No son trabajadores cualesquiera, son los más jóvenes, tienen más o menos la edad de Cabellos Rojos.

—Si quieres conseguir niños que sean su compañía, ¿qué no hay un niño aquí? —dijo Yanis señalando a Alan—. Ah, lo olvidaba, el bebé se pone a llorar cuando la mocosa lo ignora.

Yannel le dio un codazo—. Si crees que es tan fácil, ¿por qué no tratas tú de hablar con Cabellos Rojos?

Yanis hizo una mueca—. ¿Qué? ¿Por qué yo?

—Solo hazlo, al menos has que nos diga su nombre.

Chasqueó la lengua—… Bueno.

Notas finales:

¿O sea que Yannel traicionó al supervisor porque pensó que Tahiel la llevaría al niño con el poder de conceder deseos, o sea, nuestro besho prota, el cual estuvo junto a ella todo el tiempo? Sí :D

Gracias por leer.


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