Vanguardia en retrocesión
-¿Quién eres?- preguntó imponente uno de los guardias frente a la entrada principal
-Me llamo Ace, mucho gusto
-¿Qué quieres?
-Hey, amigo, te vendría bien calmarte un poco, he venido a hablar con Teach
-¡Dirígete a nuestro emperador con más respeto, mocoso!
-Portgas Ace- Una tercera voz retumbó detrás del guardia. Un hombre enorme y con brazos demasiado grandes en comparación a sus piernas se dirigía al antiguo daimyo como si de un viejo amigo se tratase. Ace lo miró con odio -ha sido un largo tiempo- abrió sus brazos amenamente -dejadlo pasar, este joven aquí presente fue un daimyo en el reinado del antiguo emperador y compañero de nuestro actual monarca- Ace podría jurar que nunca en su vida había sentido tanta impotencia, odio, rencor y ganas de matar como en ese momento, y es que tener siquiera que mirar al hombre que sabía había asesinado a Thatch le hacía hervir la sangre
-Ohh, señor Portgas, os ruego y perdonéis mi insolencia, por favor, pasad- Ace simplemente lo ignoró y entró al palacio como el niño que vuelve a su hogar después de escaparse de casa, feliz y alterado al mismo tiempo, dejándose invadir por el sentimiento de nostalgia que le causaba el recuerdo del que alguna vez llamó padre.
Sin esperar a ser guiado, se fue directamente al salón donde estaba seguro estaría Marshall y minutos después llegó a una enorme sala, entró nuevamente sin preguntar y se quedó de brazos cruzados, expectante a que el hombre barbudo que lo miraba como si estuviese frente a un fantasma se dignara a hablar
-¡A-Ace! ¡Cuánto tiempo! Me alegra mucho verte, pensé que… bueno, estabas…
-Di más bien que desearías que lo estuviera
-Pero ¿cómo puedes decir eso? Eras mi compañero, mi hermano
-¡Cállate!- Gritó alertando a los guardias que rodeaban a Teach, pero éste les ordenó retirarse y dejarlo a solas con el invitado -No creo que sepas la razón de mi visita
-Evidentemente, pero qué grata sorpresa ¿te apetecería unirte de nuevo a mi grupo de…?
-Te dije que te callaras- Su voz era gélida pero sus ojos ardían. Teach podía jurar que veía fuego en ellos -Me sorprende… o tal vez no, no lo sé, que puedas actuar como si nada luego de hacer que asesinaran a tu compañero- El emperador abrió la boca sin darse cuenta. Lo sabía, ese mocoso de mierda sabía que había sido él el culpable de la muerte de Tatch y de nada serviría negárselo
-Vamos Ace, podemos dejar atrás los rencores; te haré nuevamente la oferta, puedes quedarte y ser el primer Daimyo, no tienes que esconderte más y tendrás los lujos que tenías antes de irte y a los que estás acostumbrado ¿qué dices?
-No, gracias, solo vine para recoger mis pertenencias, tengo cosas importantes aquí- y se retiró de la sala. Kurohige no podía permitir que ese mocoso siguiera merodeando por ahí, pero toda la servidumbre y los guardias de afuera lo habían visto, no podía simplemente deshacerse de él dentro del palacio, aún tenía una mentira que mantener. Así que, cuando Portgas se fue del castillo, mandó a llamar a uno de sus hombres más confiables
-Akainu, mi amigo, tengo un trabajo para ti
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-Entonces ¿cuál es tu favorita?
-Wanted
-¿La de Gill Bastar?
-Sí, es bastante conocida, pero me gusta mucho ¡Gill Bastar es el forajido más buscado de la historia! Por su cabeza se paga una auténtica fortuna ¡Y resulta que ahora está acosado por un fantasma!- Casi gritaba el rubio- Es bastante divertida- Sanji agitaba las manos mientras narraba, luego vio la cara entre sorprendida y burlesca del marimo -… Lo siento, me dejé llevar, igual ya la conocías- Apartó la mirada sintiéndose estúpido. Miró a Zoro tendido en el suelo, justo en frente suyo.
Completamente ajeno a los pensamientos del cocinero, Zoro acababa de descubrir una faceta infantil en el rubio y le daba cierta ternura
-Es una muy buena historia- comentó serenamente
-S-sí ¿qué hay de la tuya?
-Monsters
-He oído hablar de esa, según entiendo es muy buena, pero no sé de qué se trata
-Mmm es sobre Ryuma, un samurái de un país llamado Wano. Una aldeana lo salvó de morir de hambre y luego se encuentra con Cyrano, que era un espadachín, y lo reta. Cyrano le gana y Ryuma decide seguir su camino. Entonces se va a pasear por el pueblo, pero choca accidentalmente con…
-Disculpad que os interrumpa- un hombre detrás de ellos aclaró su garganta, ambos viraron para prestarle atención -El señor Mihawk solicita vuestra presencia en la estancia de cenáculos
...
Al entrar se encontraron con Mihawk y Dragon en el centro, y en los asientos restantes estaban un rubio vestido de negro y azul con una cicatriz en el ojo; un anciano enorme y de cabello largo y bigote; Robin, que conoció a Sanji el día de la cena; y Law. Levantaron su mano en ademán de saludo y Sanji salió disparado, arrodillándose frente a la revolucionaria
-¡Ohh Robin-Chwan! No os hacéis una idea de lo dichosa que se siente mi alma al veros, si hubiese sabido que podría presenciar un mismo milagro de belleza como el vuestro dos veces en una vida, pensaría que Dios está loco
Robin sonrió divertida. Zoro pasó por detrás del rubio y le asestó un coscorrón -Ya deja de hacer el ridículo- No podía evitar enojarse cada que el estúpido empezaba a correr detrás de cualquier mujer como un perro, lo odiaba. Sanji lo fulminó con la mirada mientras se sobaba la cabeza. Cerraron la puerta y su reunión empezó.
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-Yohohoho parece que están mejorando mucho, pequeños
-Sí, sí, pero no me puedo concentrar y quiero terminar este mapa hoy- En realidad Nami no se desconcentraba por la pelea de Usopp y Chopper, ya estaba acostumbrada a que esos dos siempre entrenaban cuando ella estudiaba. Lo que realmente la tenía en las nubes era su encuentro con un hombre que se suponía muerto. Éste le había pedido que no dijese nada
-¿No te parece que se han vuelto muy fuertes?
-¿Ehh? ¡Sí! Después de todo entrenan a diario
-Nami-San ¿qué te parece si te enseño un poco a luchar también? Nunca está de más ¿quieres aprender un poco de esgrima?
-Pues sé algo de jodo, llevo un buen tiempo en el clan y todos aquí saben pelear, pero la verdad me concentré en la cartografía y me hace mucha falta practicar de nuevo
-Entonces practicaremos jodo
-Claro! Muchas gracias, Brook
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La reunión había terminado con un buen resultado, la alianza se había formalizado y todos parecían satisfechos. Zoro y Sanji caminaban juntos hacia la base revolucionaria, querían aprovechar e irse en compañía de Law y los demás para visitar a Luffy. Robin y Sabo también se habían relacionado bien con ellos.
Sanji estaba feliz, últimamente se sentía mucho mejor, concretamente desde el día que fue a comer y beber en la habitación de Zoro. Sonreía ligeramente mientras caminaba y pensaba en el platillo que prepararía para Luffy y en su expresión de felicidad cuando lo probara.
Su compañero también estaba distraído, de vez en cuando miraba al rubio y nuevamente fijaba su mirada en el camino; desde aquel día en el que le llevó comida a su cuarto y se desplomó enfrente suyo, todo lo que hacía el cocinero le hacía sentir feliz. No entendía muy bien qué pasaba con él.