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Saving Contract por only_hope

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Notas del capitulo:

Hola! aquí el tercer capítulo. ¡Espero les guste!

 La vida escolar dentro de una novela no distaba mucho de la vida escolar que llevaba en su mundo. Entre tediosas clases de teoría, práctica con objetos encantados y sesiones de estudio, se podría decir que se estaba acoplando bastante bien. Si no fuera por las bromas pesadas que forzosamente tenía que jugarle al protagonista, y el molesto detalle de su familia… Tara diría que Axel tenía una vida que ella podría disfrutar.

 

Uno de esos instantes que disfrutaba era, sin ninguna duda, las clases de deporte.
La academia Westbrook contaba con maestros especializados en combate y resistencia física. En tanto entró por primera vez al campo, encontrándose con el entrenador “Walton”; quien le prometió que “iba a lamentar esos días que estuvo faltando”. Tara había decidido tomarlo como un reto. Después de todo, la primera prueba no era ni más ni menos que una carrera de obstáculos.

 

Subir y bajar cuerdas, saltar entre llantas, escalar y burlar maniquíes encantados… sus nuevas piernas tenían una resistencia que le venía de maravilla. De no ser por el dolor de espalda y brazos, el movimiento le habría sentado muy bien para destensarse, aunque fuera un segundo del lío dentro de su cabeza. Esa era otra de las cosas que adoraba del deporte y el ejercicio en general: la monotonía que le permitía poner en orden sus pensamientos, o que le obligaba a concentrarse en el “ahora”.

 

Corrió hacia el fuerte que había por escalar, haciendo acopio de sus propios pensamientos.

Recordaba haber hecho un trato, y recordaba que había sido con un demonio, pero… ¿de qué se trataba? ¿Qué era lo que buscaba a cambio?           
Un escalofrío recorrió su espina dorsal en tanto un vago recuerdo apareció en su cabeza.

 

Agua.
Gritos.

Muchos gritos.

 

-¡¿Qué estás haciendo?! - Aquella pregunta la sacó de su ensimismamiento. Se había quedado quieto, obstruyendo el paso en el fuerte a varios de sus compañeros, quienes trataban de continuar. No había notado lo mucho que estaba aferrándose a las manijas del fuerte sino hasta ese momento, en que los dedos le temblaban y sudaban por el esfuerzo.

 

-Lo siento - Atinó a decir, continuando la prueba con la mayor concentración que podía prestar. El resto de pruebas no tendría por qué ser problema, o al menos eso le dio por pensar cuando escuchó de nueva cuenta aquella voz chillona colándose entre sus pensamientos.

 

<<Esto déjamelo a mí>>      
Ocurría algo muy curioso cuando su cuerpo era controlado por Eris, era como un mudo espectador, pero todo lo vivía a flor de piel. Era fascinante, como flotar en un sueño. Y también jodidamente horrible.
No comprendió el por qué de la repentina intromisión de aquel espíritu sino hasta que su mano tomó una de las espadas de madera que estaban ahí dispuestas para la última etapa de la carrera; cuando, ni bien la tomó, un grupo de maniquíes la rodearon.

 

Tara era buena jugando Hockey, también sabía algo de patinaje, natación y fútbol. Sólo que eso distaba mucho de lo que era un verdadero combate de lucha. Las disciplinas eran muy diferentes en sus técnicas. De modo que ahí estaba siendo controlada por Eris, su cuerpo se movía en ataques impecables y pasos agraciados. Se deshizo de uno, dos, tres maniquíes. En tanto un cuarto y quinto le cerraron el paso, de un salto los derribó.

 

<<Toma nota>> Tardó un par de segundos recuperar el aire en tanto fue liberada del control de Eris. Prestando especial atención a la voz de su cabeza mientras algunos de sus compañeros vitoreaban su hazaña. <<No siempre voy a estar para salvarte, vas a tener que aprender tú>>.

 

Asintió involuntariamente, teniendo que fingir secarse con su camisa para disimular tal gesto. El cuerpo tiene memoria, era lo que siempre pensaba cuando se trataba del ejercicio. Pero Tara pensaba en aquellos movimientos, en la manera de saltar, de nivelar la fuerza.

 

¿Cómo se suponía que fuera a aprender eso sin delatarse en frente de alguien más?

 

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el brusco golpe de alguien en el hombro. Alzó la vista, encontrándose con el entrenador. —Tienes potencial, muchacho —Hizo por sonreír ante el comentario, pero entonces el adulto continuó —No lo desperdicies de la manera en que lo hace tu padre.

 

Se tensó ni bien comprendió la mención. El entrenador Walton se limitó a seguir dando órdenes a los compañeros que aún no terminaban la carrera. Supuso que el docente confundiría su reacción con estar simplemente a la defensiva. Esperaba que así fuera, ya que él era completamente ajeno a "su padre" si es que se le podía llamar así.

 

La madre de Axel le había tenido producto de una infidelidad. Por lo que no tenía los poderes de la familia Ivanov, era por ello que su padrastro lo odiaba. Y, suponía, también era la razón por la que Axel se esforzaba por seguir todas sus órdenes.

 

Si el entrenador se refería a Bladimir, lo más probable era que Axel ya estuviera metido en lo que fuera que el adulto le pidiera. Y si no se refería a él… ¿tendría un padre peor a su padrastro?

 

Un segundo golpe en el hombro interrumpió de nuevo su hilo de pensamientos. “¿A caso los hombres no se pueden saludar de otra manera?” Pensaba cuando Cameron pasó su brazo por sus hombros. - “Qué potencial, muchacho” - Axel torció los ojos, suponiendo que esa era la expresión que se esperaría, antes que pudiera hacer un movimiento para apartar al otro de sí, este añadió - Oye, los chicos y yo estábamos pensando… Ian encontró algo…

 

-Oh, ¿en serio? - Respondió, sólo entonces notó la presencia del más alto. Ian asentía, la mirada de Cameron decía que estaba por hablar de cómo había descubierto un encantamiento nuevo, una especie rarísima o el plan maestro para tener a la escuela comiendo de su mano.        
Claramente no podría ser nada bueno.

 

Por toda contestación, Ian sacó de su chaqueta un collar. Axel parpadeó perplejo, conocía ese objeto, lo habían estudiado en clases “El collar mimetizador”, lo usabas y tenías el poder de replicar la apariencia de una persona, siempre y cuando conocieras a la persona, y hubieras cruzado palabras con ella, la gema dentro del collar tendría esa habilidad. En la novela original, Abel había utilizado dicho collar para infiltrarse y recolectar información, pero ahora, era sostenido, no por el protagonista, sino por el burlón secuaz del villano, quien seguía sonriendo, complacido por la expresión de sorpresa de su interlocutor. Volvió a ocultar el objeto, volteando a todas partes antes de añadir. - Lo tomé prestado, ¿okay? Vamos a usarlo.

 

-¿Para qué? - Supo que la pregunta estaba de más por la expresión del otro, quien le extendió un papel, que no necesitaba ver demasiado para ver que se trataba de un citatorio.

 

-Le daremos esto a ese perdedor, para que saliendo de clases venga aquí “en nombre del entrenador Walton”. Y lo esperaremos aquí, para divertirnos un rato. - Cayó en cuenta que su expresión tampoco debía ser la indicada en tanto sintió cómo esta se quedaba congelada en una mueca de diversión gracias a Eris, de otra manera, no podría explicar por qué si se trataba del principal bully de Abel, el horror y el hartazgo estaban dibujados en su cara.

 

Tragó saliva, sólo para verificar que podía controlar el resto de sus acciones. - ¿No crees que podría ser otro día? Es que… tengo que irme temprano y…

 

-¿Qué dices? Entonces puede ser a la última hora - E interpretando la duda en los ojos de su amigo, Cameron continuó - Bladimir no se dará cuenta que te saltaste una clase, Ax. ¡No te puedes perder de esto! - “Perder de esto” Axel no lo había pensado así. Porque claro, independientemente de si no era quien lideraba, toda la intención de meterse con Abel ya estaba de parte de los demás, quienes lo harían con o sin él. Ante su silencio, Ian soltó un resoplido. - Bien, le daremos el citatorio nosotros, y si cambias de opinión me avisas, pero que sea antes de…

 

-No - Interrumpió, ignorando el quejido por parte de Eris al escucharle, se apresuró a añadir - Lo entregaré yo, tú ganas. - Arrebató de las manos de Ian el citatorio, extendiendo su palma para que le entregara también el collar mimetizador, quien se lo entregó complacido.

 

Los guardó junto a sus cosas en el casillero del gimnasio, antes de disponerse a cambiarse. La risita de Eris retumbaba en sus oídos <<¿Qué es lo que estás planeando hacer?>> No respondió, ni siquiera en sus pensamientos, porque, al final de cuentas, realmente no tenía  ni idea.

 

 

El timbre que anunciaba el término de la clase sonó, e inconscientemente dio un suspiro cansino antes de ir recogiendo sus cosas.

Vaya día de mierda, pensaba, pero no era como si el resto de los días desde que había ingresado a la academia fueran mejores… más bien lo contrario. Sólo otra mancha gris y difusa en una escala de grises que Abel esperaba poder borrar de su mente una vez que todo pasara.

Porque todo tenía un fin, ¿verdad? El infierno que vivía día con día no era eterno, ¿verdad?

Un empujón le hizo tirar sus cosas, ahogó un gruñido de frustración cuando, en medio de risas, uno de sus compañeros pisó con toda la intención sus cuadernos. "Perdón, ¿rompí algo?". Hizo lo posible por hacer como que no escuchaba, y por suerte el otro simplemente se fue mientas se reía.

 

¿Por qué no podían dejarlo tranquilo ni una sola clase? No lo admitiría, pero la pregunta cada vez se hacía más lastimera en su cabeza.

Iba recogiendo sus cosas del suelo cuando algo llamó su atención.

 

Una nota.

 

Volteó en busca de alguno de sus compañeros, pero ahora era el último que quedaba en el salón. Solo los estudiantes que esperaban la siguiente clase iban acercándose desde afuera. Vertió todo a la mochila, suponiendo que, de ser una broma, posiblemente quienes estaban detrás estarían ahí, expectantes por su reacción.

 

Esta vez no se los permitiría. Al menos durante su camino por los pasillos, no dejaría que ese grupo de imbéciles notara la versión paranoica y asustadiza en la que tantos años de abuso lo habían convertido.

 

—¿Abel Girard? — El llamado lo sacó de sus pensamientos, alzó la vista, curioso por la repentina presencia del entrenador Walton. Asintió, viendo al adulto entregarle un citatorio. — Nos vemos a la última clase. No quiero faltas.

 

La curiosidad no hizo más que acrecentarse una vez que el profesor se alejó ni bien dio el recado. Leyó entonces el papel que le fue entregado, viendo la ilegible letra del mayor justificando la inasistencia a la última clase por "una prueba física". De su boca salió un gruñido, ¿tan mal había salido como para que tuviera que volver a presentar?

Ingresó de mala gana al salón, buscando el asiento más apartado de las personas, fue sacando sus apuntes sólo para tener algo qué hacer en caso que se metieran con él, llevando lo que acababa de pasar al fondo de su mente.

 

De entre sus cosas volvió a sobresalir la nota que había encontrado la clase anterior. Pensó en cómo tirarla sin que alguien lo viera, sin embargo, por mucho que se quiso resistir a ver el contenido de la nota, como cada vez que recibía algún mensaje o amenaza de sus compañeros, la curiosidad terminaba ganando.

 

No quería abrirla, pero, fijándose en que nadie lo viera, desdobló el pedazo de papel. El contenido le hizo sentir que la piel de su cuello se erizaba.

 

Sin importar quién te lo pida, no vayas al gimnasio.

 

La paranoia no hizo más que crecer en tanto volvió a leer aquella oración. Tragó saliva, buscando con nerviosismo cualquier gesto por muy imperceptible que fuera en los estudiantes que iban entrando. Pero no había gesto alguno que le dijera que estaban inmiscuidos en el asunto.

Notas finales:

Recomendación random de la semana:

Taylor Swift - Red (Taylor's Version) (Lyric Video) (youtube.com)


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