Un vals en el infierno
Del capítulo de sus memorias
Capítulo dedicado, especialmente, a mi querida partner,
con quien pude reinterpretar y elaborar mil y un escenarios de angustia.
Miró sus manos llenas de arrugas, su cabello cenizo y su cuerpo marchito. ¿Cómo había podido vivir tantos años? Neji Hyuga había logrado ser todo un ejemplo de geisha. Había tenido los placeres que cualquier alma materialista hubiese deseado. Estaba satisfecho…
— Es espeluznante.
— ¿Qué cosa?
— Que te veas así de joven… Y eso que nunca fuiste un portador.
— Los jinshuriki son personas especiales… yo fui más bien un error.
— Fuiste su elección, ¿no?
Tenten se acercó con una taza de té, no era tan fina como a la que su amigo estaba acostumbrado pero al diablo, estaba en sus casa entonces que se aguantara.
— No lo sé, ¿te conté cómo nos conocimos?
— ¿Un bar?
— Bueno, ¿recuerdas que Lee tuvo esa obsesión de travestirnos por largo tiempo?
— Cómo olvidarlo, si por eso acabaste como acabaste.
Neji sonrió enternecido por la “defensa”, pero no, Lee no era el culpable. Pero entonces, su sonrisa se esfumó, Tenten volvía a poner aquella expresión llena de culpa, porque ella no estuvo, ella no pudo protegerlo, ella básicamente lo había dejado morir y no hizo mucho para detener la avalancha que se venía…
— Después de mi desventura con El Cuarto… me sentía aún más rebelde, ya sabes, la adolescencia. Él era tan correcto, bastante tradicional, un señor… que me abrazaba por las noches y me llenaba de promesas para desaparecer en la mañana.
» El punto es que, luego de que se esfumara por tercera vez, me hice unas trenzas, me puse una falda.
(…)
— ¡Hey, tú!
Aquel grito y aquella voz grave le habían hecho voltear, sus trenzas danzaron con el viento.
— Señora, ¿sabe dónde vive un tipo alto de pelo azul y olor a culo? Le gusta lamerse las bolas con la lengua y es un haragán. Debe vivir en este pueblucho.
(…)
— ¿En serio tenía que ser tan vulgar?
— Es una bestia, Tenten. Y su boca siempre estuvo llena de groserías… aunque tengo la corazonada de que le apenó tratarme de “señora”. Fuimos por whisky. Aprovechó hasta el último momento para verme las piernas.
— Todos te las miran.
— Miraban… ya estoy viejo para todo eso.
— Siempre serás la fantasía de toda una generación —le sonrió la chica que se permitió tomarle la mano y darle un beso en el dorso. Neji se sonrojó, porque aún a esas alturas Tenten era una de las mujeres que más admiraba.
— Mirando hacia atrás, realmente disfruté de ese primer trago… Cuando llegó a la habitación, no solo me las miró…
— Un momento, que me estoy perdiendo, ¿no que Shukaku era virgen?
— En ese momento, aún lo era… pero como al macho que encarnaba… trató de fingir lo contrario. Y era tan patán que incluso logró engañar a una puta como yo.
— Si se hubiesen acostado en ese primer encuentro, te habrías dado cuenta…
— Y nos hubiésemos quedado sin cuento.