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Hagamos un trato, un dulce contrato. por Claou

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Una vez más se encontraba en casa de su excuñado y nuevamente era el causante de la pelea que ahora se desarrollaba ante sus ojos, ¿Quién diría que la relación de esos dos era tan frágil?

-Eiri-san creo que no debería decir cosas de las cuales se pueda arrepentir- Abogo Seguchi en defensa del niño

Shuichi siempre fue alguien muy hiperactivo y expresivo. Al escuchar un halago su respuesta era modesta e incluso daba rodeos para no confirmar aquello que le elogiaban, un segundo cumplido y lo aceptaba a la primera e inclusive alardeaba de ello, dale un tercer halago y lo gritaría a los cuatro vientos, y no era una expresión retórica, él literalmente alzaría la voz para que todo aquel que este cerca lo escuchara. Eiri era alguien que le molestaba e incluso le daba jaqueca escuchar tanto alboroto, que forma más perfecta de iniciar una disputa. Thoma no era muy creyente, pero pareciera que dios estaba de su lado, había puesto las piezas indicadas para que él no se tomara tantas molestias en cumplir sus metas.

- ¿Desde cuándo defiendes al idiota? - Cuestiono con enojo el escritor.

-Tal vez si no te alteraras tan seguido, hasta lastima siento por Shidou-san - Molesto el de ojos verdes. Conocía a la perfección a su excuñado, era tan sencillo sacarlo de sus cabales.

Ya se había vuelto costumbre el pintar a Yuki como el villano para poder ser él uno de los aliados del cantante. Era tan fácil y sencillo el engañar aquel joven ingenuo.

- ¡Tohma!- Bramo Yuki.  Para él era nuevo que Seguchi tomara una postura en contra suya. Eiri no iba a negar que esos dos habían tenido alguna clase de acercamiento. Thoma ya no intentaba de envenenarlo con sus tontas y constantes críticas hacia Shuichi, pero ¿ponerse de su lado?

Eso ya era otra historia, después de todo Seguchi siempre lo había puesto en primer lugar, había sido su prioridad, así que su nueva actitud era un poco chocante.

-Solo bromeo Eiri-san – Cambio rápidamente de actitud el rubio mientras su lado meloso sale a relucir y toma con cariño el brazo del menor.

 Desde el accidente en Nueva York, a ojos de Thoma, Eiri seguía siendo aquel niño indefenso y propenso a lastimarse, por ello al momento de jugar con él tenía cuidado, después de todo Yuki era el preciado juguete de Seguchi, uno que lastimosamente no posee una buena condición física y por ello debe de ser guardado en un lugar seguro. No quería herir los sentimientos de su Eiri, pero tenía que ser un poco más rudo si quería quitarle aquello que él mismo decretaba como suyo.

Un lado de él quería de una vez darle un golpe de realidad al escritor, pero cada vez que lo intentaba en sus ojos se reflejaba aquel pequeño niño abusado y golpeado que con voz lastimera pedía sus brazos.

-Vamos no te enojes, sabes que mis palabras tienen un poco de verdad- Declaró.

Tohma seguía aferrado al brazo del rubio menor, por un segundo volteo a ver el de ojos violetas. El cantante no era para nada bueno ocultando sus emociones, a simple vista se veía sentido, su rostro estaba rojo del enojo y sus ojos cristalinos anunciaban quizás el comienzo de un lloriqueo.

Seguchi estaba al tanto de los celos que Shindou tenía cuando precisamente él tenía contacto físico con su pareja. Eiri nunca lo apartaba bruscamente, las amenazas con palabras era lo común pero nunca lo empujaba o retiraba a manotazos como lo hacía con Shuichi.

Aprovecho el momento y se restregó más en el novelista. La cara de Shuichi cambio a una más triste ocasionando que la primera lagrima recorriera su mejilla derecha.

No lo iba a negar eso le había dolido al presidente de NG. Desde el momento que puso sus ojos en el cantante de Bad Luck empezó a preocuparse más por el peli rosa.  Mostraba su interés en pequeñas acciones, desde darle más promoción a su banda hasta escuchar atentamente cada palabra que salían de esa pequeña boca.

- ¡Estoy harto! - Grito con colera Shuichi - Mejor me voy a un lugar donde si me quieran- Declaró.

Shuichi no perdió el tiempo y salió corriendo del departamento, azoto la puerta y se puso en marcha en busca de su mejor amigo.

Cada día empeoraba más la relación que mantenía con el escritor, últimamente las discusiones entre ellos habían aumentado. Con esta era la tercera vez en la semana que salía de la casa del novelista.

Al momento de esperar el elevador Shuichi no se esperaba que una figura se parara a su lado. Tohma había salido tras de él.

- ¿Usted por qué salió seguchi-san? – Se atrevió a cuestionar. Hace unas semanas atrás el pensar que él sería el primero en entablar una conversación con su jefe era impensable.

- ¿Si le digo que me corrieron me creería? - Pregunto de manera divertida

-mm… quizás- Contesto sin ganas intentando sonar tranquilo.

Ambos hombres se subieron al elevador, Seguchi se encargó de apretar el botón correspondiente.

-Sabe que ya es tarde, si gusta podría llevarlo a donde le parezca más cómodo- se ofreció a llevarlo.

-No, gracias- Se negó en seguida

-No creo que le convenga llamar un taxi. Seguro que mañana se corre la noticia que Shindou Shuichi se peleó con su novio y se dio a la fuga en la madrugada- intento de convencer al menor -Además no tengo ningún inconveniente en llevarlo- insistió el tecladista.

-Está bien- Termino por resignarse. Estaba seguro de que si se negaba una vez más Seguchi inventaría algún otro pretexto y así sucesivamente hasta que le dijera el sí.

En lo que llevaban de transcurso de camino Shuichi no puso atención a la vía y mantuvo una conversación un poco tajante. Hasta que Seguchi le pregunto aquello

-Entonces ¿Lo llevo a casa de su hermana? – Pregunto amablemente

- ¿Con Maiko? - Cuestiono el menor. Él se había encargado de platicarle casi su vida entera. Seguchi estaba al tanto del fallecimiento de su padre y del rechazo que sufrió por parte de su madre al declararse homosexual. Maiko se había enfrentado de igual manera a su progenitora y como consecuencia la corrieron de la casa, resultando en que ambas de igual manera no se hablaran. Shuichi no iba dejar desamparada a su hermana y por ello se hacía cargaría de sus gastos hasta que esta terminara la universidad. Le había conseguido un departamento en Tokyo que no estaba tan retirado de donde él vivía.

-Se le olvido que Usami-san vino de visita, se va a quedar tres días- Le recordó aquello que convenientemente le había dicho el día anterior

-Si es cierto Ayaka-chan esta con Hiro- Repitió para sí mismo

-No quisiera inmiscuirme, pero no creo que sea oportuno que aparezca en el departamento de Nakano-san- Le aconsejo -Tal vez sea su mejor amigo, pero incluso él ocupa tener su privacidad-

-Bueno tiene razón, pero no creo…

-Le recuerdo que hace un mes que no se ven. Encontrarlos en algún acto comprometedor sería desafortunado pero muy seguro- Se apresuro a contratacar.

Su plan era simple, aislar al niño e intentar hacer insoportable la presencia del novelista. Shuichi era una persona muy optimista, pero todo lo que se relacionara con Eiri era su punto débil.

Desde hace un par de días el ánimo del cantante había bajado. Thoma había trabajado muy duro para separar a Shindou de Nakano, Se tomo el tiempo de plantearle la idea que posiblemente estaba fastidiando al guitarrista con todos sus problemas de pareja.

 Era cierto que para Hiro en cierta medida le irritaba que su amigo le platicara una y otra vez la misma pelea que tenía con su novio: la riña era la misma, simplemente cambiaba una que otra cosa. La disputa duraba uno o dos días y regresaba con Eiri. Un mes más tarde y nuevamente se repetía, era un ciclo sin fin.

Era irritante para Hiroshi, pero claro está que no dudaría estar siempre que Shuichi lo necesitara, después de todo es lo que los amigos hacen.

Shuichi también tenía eso en claro, pero gracias a las palabras que su jefe le había dicho se replanteaba si realmente estaba bien. Hiro debería de tener tiempo para él mismo, además siempre era Hiro quien resolvía sus problemas, nunca al revés.

-Amenos que su hermana no esté dispuesta- Nuevamente se adelantó el mayor, estaba consciente que en estas fechas la hermana de Shuchi estaba ocupada preparándose para los exámenes de la universidad, a diferencia del cantante Maiko era una estudiante modelo, sus notas nunca fueron malas si no todo lo contario. Para ella los exámenes lo eran todo.

-Lo más seguro es que este estudiando para los exámenes, no puedo interrumpirla- Contesto resignado.

- ¿Entonces donde lo llevo? - Pregunto por educación, pero estaba al tanto que Shuichi no tenía a quien más recurrir.

-La verdad no estoy seguro-

Nuevamente la tristeza empezó a invadir al menor.

-Lo siento- se disculpó Seguchi

- ¿Por qué se disculpa? - cuestiono un confundido Shuichi

-Se que usted esta celoso de la manera en que trato a Eiri-san- empezó a explicar – Aunque no lo crea, no veo con esos ojos a Eiri. Simplemente me gusta molestarlo un rato-

-No sé de qué está hablando- Intento hacerse el tonto

- ¿Sabe por qué me gusta molestar a Eiri? – Decidió cambiar el enfoque de su conversación

- Le divierte hacerlo- Menciono un apenado Shuichi

-En parte si- Afirmo – Pero más que nada, me gusta hacer que se avergüence: es lindo, me recuerda a cuando era más pequeño y me llamaba oni-chan- Explico con una sonrisa sincera.

-Ya veo- realmente no entendía a qué venia todo esto, pero tampoco quería verse grosero.

- Cuando lo abrace era para hacer enojar a Eiri-san, cuando me hacer que más a él era para hacerlo enojar a usted- Declaro el rubio

- ¡¿Qué?! – Shuichi no podía creer lo que acaba de escuchar. ¿Seguchi lo había hecho a propósito?

-Lo quería hacer enojar, viéndolo bien usted es más lindo que Eiri- Confeso sin ninguna preocupación – se ve tan tierno cuando esta celoso que me dan ganas de meterme con usted-

-Está bromeando verdad- Pregunto un avergonzado shuichi. Normalmente nada le causaba pena, pero que un hombre guapo, que más aparte era parte de su banda favorita le dijera tierno era diferente. La sangre se le subió a la cabeza, un tono ligeramente carmín adornaba sus mejillas.

-No, incluso ahora se ve lindo cuando se sonroja- Comento sin desviar la mirada del camino, pero su mano dejo por un momento su lugar en el volante y pellizco un cachete del cantante.

La acción no duro mucho pero el efecto que tuvo en Shuichi fue grande, ahora no solo sus mejillas estaban rojas, si no que toda su cara y la punta de las orejas lo estaban. Decidido desviar a mirada, no quería que lo vieran deesa manera.  

Esa fue su última conversación antes de nuevamente quedar en silencio total. Shuichi creía que posiblemente su jefe lo dejaría en algún hotel. ¿A dónde más lo llevaría?

Por el contario Seguchi tenía planeado tomar otra ruta. Estos últimos quince días había echo de las suyas para tener el terreno listo para dar el siguiente paso con el menor. Le gustaría por fin dejar en claro sus intenciones, pero estaba en claro que todavía era muy pronto. Posiblemente Eiri ya no le deje entrar a su departamento por eso ocupaba que Shuichi lo viera como un amigo, a alguien con quien pudiera recurrir cuando un problema se le presente. Había logrado que Shuchi ya no corriera a brazos de Hiroshi, un obstáculo menos, así que ahora tocaba hacer que Shuchi corriera a sus brazos, con nadie más que él.

Tohma quería ser la persona con la que el cantante se pudiera desahogar, ya lo había logrado unas cuantas veces, así que no creía que fuera difícil el ganarse ese puesto en el corazón del niño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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