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SNS San valentines week 2024 por shiki1221

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Día 2: Going on a date

 

“Una cita romántica es una actividad social generalmente entre dos personas con el objetivo de evaluar la idoneidad de una posible relación íntima o de pareja. La palabra «cita» hace referencia a que la fecha y el lugar del encuentro han sido acordados previamente”

 

Esa era la definición que Sai había conseguido en uno de sus tan amados y confiables libros. Todo con el fin de poder realizar todas aquellas actividades cursis y rosadas que tanto fascinaban a su novia. Él sabía que Sakura era una romántica. Desde niña se podría decir que estaba enamorada del amor, de acuerdo con las palabras de Naruto, quien la conocía de toda la vida prácticamente. El jinchuriki le explicó de los múltiples intentos de la kunoichi de lograr una cita con Sasuke sin éxito alguno. Así como también de las incontables veces en las que él fue rechazado por no ser el tan codiciado Uchiha. Lo más cercano a una cita que Uzumaki tuvo con ella fue una salida a comer ramen mientras le relataba todo lo referente a la marca de maldición que tenía Sasuke en el cuello.

Sai dudó en calificar eso como una cita, pues más parecía ser una salida estratégica. Del tipo común entre shinobis cuando quieren compartir información sin levantar alertas en los demás. Fingir un encuentro casual, una cita o cualquier otro tipo de reunión era algo que como antiguo anbu de raíz comprendía bien. Aunque desde que eran novios partes de sus citas incluían pasarle de contrabando retratos de Naruto y Sasuke en situaciones íntimas. El pintor recordaba con dolorosa claridad cómo el Uchiha bastardo quemó sus obras de arte y por poco a él con ellas. No entendía la molestia. Cosa que le hizo saber al recordarle que no estuvo muy decoroso con la ropa de exhibicionista que llevaba cuando se conocieron. Nuevamente tuvo que poner en práctica sus artes ninjas para no morir incinerado aprovechando que Naruto lo retuvo el tiempo suficiente para que escapara.

—¿Cuál es el motivo de llamarnos al Ichiraku? —interrogó Sasuke cruzado de brazos mirando a la otra pareja con molestia—. ¿Al fin me dejarás asesinar a Sai? —preguntó a la única kunoichi del equipo siete.

—¡No puedes matar a mi novio sólo por unos cuantos dibujos! —reclamó Haruno golpeando la mesa con su puño—. Los invitamos a comer para otra cosa —dijo recuperando la compostura de calma.

—No entiendo cómo puedes estar tan tranquilo, Sai —mencionó Naruto viéndolo incrédulo—. Tu novia te pide que dibujes a otros hombres en situaciones íntimas, ¿no te dan celos? —preguntó curioso mientras su novio asentía levemente de acuerdo con ello—. Te está metiendo sus fetiches raros, cuando deberían practicar sus propias perversiones entre ustedes sin andar morboseando a sus amigos ttebayo.

—El Dobe tiene razón —secundó Uchiha viéndolo fijamente—. ¿Para qué te tiene de novio si no puede volcar sus depravaciones en ti?

—¡Ni que fuera como tú! —reclamó Sakura señalándolo acusatoriamente—. Recuerda que soy yo la que debe curarles el trasero cuando alguno de sus jueguitos en la cama sale mal. ¡Shannaro!

Sasuke bufó con molestia por no poder refutarle eso a su amiga. Desde que resolvió sus problemas con Naruto en el Valle del Fin y se reintegró a la aldea, Haruno había superado lo que sentía por él. No estaba seguro de llamarlo “amor”, debido a que incluso la propia Sakura dijo que esos sentimientos no podían calificarse como tal. No se retractaba de haber dicho que quería un espacio en el corazón del Uchiha, incluso si fuera pequeño o no fuera de amor romántico sería feliz de saber que significó algo para él. Y “amiga”, era más que suficiente. Reconocía que jamás podría hacer todo lo que hizo Naruto por él. Así que se encontró meditando entre dos opciones: la amistad de Uzumaki con Sasuke era más fuerte que el amor que ella profesaba o era el rubio el que profesaba un amor sin límites por Sasuke mientras ella sólo lo quería como amigo.

Cuando se dio cuenta que su amigo de ojos azules era el que estaba dispuesto a ir contra el mundo si hacía falta por Sasuke, supo que él era un rival más peligroso que Ino. Los sentimientos que ellas y todo el loco club de fans del Uchiha palidecían al competir contra los de Naruto. E incluso dejando de lado todo lo que el blondo haría por el portador del sharingan quedaba todavía pendientes los sentimientos de él. Los cuales daban la sentencia final a la elección de pareja. Y bastaba con ver la sonrisa que Sasuke al de ojos azules cuando el mencionado miraba hacia otro lado para tener una respuesta de lo más obvia.

Así que cuando formalizaron su relación y el par de vírgenes se lastimó haciéndose los machos, fue Sakura la que tuvo que curarlos. Ellos siendo tan orgullosos no querían ser tratados con delicadeza como una mujer cuando tenían sexo. Craso error. Al no poseer la lubricación natural con la que contaban las féminas, necesitaban de mayor cuidado y preparación para no salir lastimados. Pero claro, ellos creyeron que ser heridos en su zona íntima sería lo mismo que ser atravesado por una katana y como ellos eran hábiles soportando el dolor de ser apuñalados múltiples veces creyeron que ser apuñalados de otra manera sería igual de sencillo. Fue por esa ridícula mentalidad que terminaron con desgarros en sus músculos rectales.

No quisieron acudir a Tsunade, porque la quinta Hokage le tenía demasiado cariño a Naruto y aun le guardaba resentimiento al Uchiha. Así que arreglarle el recto a Uzumaki sería una motivación para castrar a Sasuke. Y cuando tocaba repararle el orgullo al ex vengador la Gondaime no sería precisamente profesional con sus comentarios. Habiendo tan pocas opciones disponibles que cumplieran con los dos requisitos necesarios para atenderlos; confianza y conocimientos médicos. La única que podía hacerse cargo de las secuelas de las apasionadas noches de Naruto y Sasuke, era ella.

—No necesitas esos tontos dibujos —dijo Uchiha de manera firme.

—No necesitas ser tan pudoroso —rebatió Haruno mirándolo fijamente—. Si no te da vergüenza abrirte de piernas para que te revise, unos dibujos no deben significar nada para ti.

Sasuke tenía serios deseos de volver a meterla en un genjutsu y atravesarle el pecho por esa clase de comentarios. Sin embargo, tenía algo de razón. Ella le había visto de formas que nadie más lo podría hacer mientras tuviera vida. Podía reconocer que siendo ella la que le tuvo que curar con chakra el recto luego de que se diera cuenta que una orgía con los clones de Naruto podía salir muy mal si se peleaban mientras se la metían, unos cuantos dibujos no eran “tan graves”. Empero, aún era molesto. Y más aún cuando el pintorcito era estúpidamente preciso dibujando lo que Haruno describía tras revisarlos.

—¿No dirás nada Sai? —preguntó Uzumaki sonrojado hasta la raíz del cuero cabelludo.

—A ella le hace feliz mis dibujos de ustedes —respondió el pintor con tranquilidad—. Yo quiero que mi novia sea feliz —dijo con una sonrisa un poco menos falsa de la que conocieron la primera vez ganándose una mirada enamorada por parte de Sakura—. Además, no es como si pudiera engañarme con un par de homosexuales. Por muy marimacho que sea sigue siendo una mujer y a ustedes no les gustan las vaginas —agregó matando por completo el momento.

—Pequeño idiota —dijo la joven dándole un fuerte golpe en la cabeza—. La razón por la que los invitamos es que queríamos tener una cita doble —retomó Sakura rápidamente antes de que volvieran a desviarse del tema principal.

—¿Nuevo fetiche desbloqueado? —preguntó Sasuke con los ojos entrecerrados viéndola acusatoriamente.                                        

—No tiene nada de malo tener una cita doble, ¡somos un equipo después de todo! —exclamó enojada la kunoichi perdiendo la paciencia.

—Suena divertido ttebayo —secundó Naruto viendo bien la idea de una cita doble.

—No cuenten conmigo —negó de inmediato el descendiente de Indra.

—Vamos, Teme —alentó su novio intentando convencerle haciendo una mirada de súplica—. Si vamos todos juntos será más divertido.

—Sólo serían un estorbo en nuestra cita —rebatió Sasuke viendo a la otra pareja con superioridad.

—Ellos también son ninjas capaces quieras reconocerlo o no —defendió el jinchuriki.

—Vamos a ir a una cita, no una misión ninja —señaló Sakura con obviedad.

Ella no entendía qué tenían que ver sus habilidades ninjas con una cita de dos parejas como amigos. Aunque sus compañeros solían ser de irse a los golpes de vez en cuando, —y otras tantas Sai necesitó de las suyas para sobrevivir a la ira de Uchiha cuando algún comentario no le agradaba—, no era algo de vida o muerte.

—Son lo mismo —afirmó Sasuke con un gesto inexpresivo típico de él mientras se cruzaba de brazos.

Entonces Sakura tuvo curiosidad por el tipo de citas que tenían sus amigos o que pasaba por la mente de ellos al decir “cita”. En lo que tradicionalmente se conocía como citas no había nada ni remotamente similar a una misión ninja. A menos que se tuviera un romance prohibido con alguna aldea enemiga y debieran verse en secreto. Esquivando a sus perseguidores, limpiando las huellas para no poner en riesgo a su amante, pasándose mensajes encriptados citándose a sitios secretos. Uy, eso la estaba emocionando de sólo imaginarlo. Pero el problema persistía. Naruto y Sasuke no eran enemigos, no ahora al menos.

—¿Dónde fue su primera cita? —preguntó Haruno mirando seriamente a sus dos amigos.

—En el Valle del fin —respondió Naruto con rapidez.

—¿Cuándo se amputaron los brazos? —cuestionó Sai mirándolos perplejo.

—No, la primera vez —corrigió Uchiha sin ninguna expresión en particular.

—¿Eso cuenta como cita? —preguntó Sakura incrédula posando su verde mirar en el azabache frente a ella antes de voltear hacia el rubio—. ¡Terminaste en el hospital! —gritó para recordarle al jinchuriki lo ocurrido.

—Tuvimos un encuentro sumamente intimo exponiendo nuestros sentimientos —explicó Sasuke mientras su novio asentía con los ojos cerrados y brazos cruzados figurándose como alguien sabio—. ¿No es eso una cita? —preguntó entonces viéndola con una media sonrisa.

—Es decir cuando tenían doce años —exclamó la joven escandalizada—. Naruto me prometiste que traerías a Sasuke-kun de regreso a la aldea —reclamó sintiéndose engañada.

—Nunca dije que lo traería para ti ttebayo —se defendió el rubio alzando las manos en señal de rendición.

—¡Eran unos niños de doce años haciéndose ojitos a mis espaldas! —gritó la discípula de Tsunade—. Además, eso no puede clasificarse como una cita —aclaró.

—Si salir contigo y hablar del Teme y sus ganas de jugar al vengador era una cita, entonces mostrarle mi interior también —contraargumentó Naruto sin cambiar su postura.

Sakura no sabía cómo abordar ese asunto. Le había pedido una cita con la única excusa de que hablaran de la marca puesta por Orochimaru y su interés malsano en el cuerpo del azabache menor. No quería ahondar demasiado en aquel tema ya que conocía de sobra los celos homicidas del Uchiha y aunque a veces le parecía divertido sacarlo de sus casillas, no era buen momento cuando se le quería convencer de algo que claramente no quería hacer.

—¿Y la segunda? —interrogó Sakura ignorando adrede aquella pregunta retórica.

—En la guarida de Orochimaru —respondió nuevamente Uzumaki muy emocionado.

—Eso explica porque andaba de ofrecido el Uchiha bastardo —mencionó Sai.

El comentario consiguió que el sharingan de Sasuke se activara y su novio le puso una mano sobre el rostro para que no lo noqueara con un genjutsu.

—Pero si Yamato, Sai y yo estábamos presentes —dijo la kunoichi.

—Sí, estaban estorbando como siempre —acusó Sasuke sin poder mirarla por la mano de su pareja—. No me dejaron divertirme más tiempo dentro del cuerpo del Dobe.

—Siento que me la metió en público ttebayo —se quejó el rubio no encontrando agradables aquellas palabras.

—Estuve en tu interior delante de todo el equipo —mencionó Sasuke con burla queriendo molestar a su novio—. Eso debió dejar claro que eras mío y aun así te pusiste a tontear con otras y otros —acusó con un toque de celos mal disimulado.

—No estaba tonteando —se defendió el blondo en parte halagado por saberse importante y en parte molesto por la desconfianza—. Te lo dije, entrené durante tres años pensando sólo en ti.

—“Entrenando” —remedó Uchiha con los ojos fijos en los azules—. Ibas de bar en bar en los barrios rojos con tu pervertido maestro.

—Si vamos a hablar de depravados podemos hablar de nuevo sobre tu ropa de stripper —acusó el jinchuriki con celos persistentes a causa de las frases de Orochimaru.

Aun no era capaz de superar por completo aquel “mi Sasuke-kun”. Todavía quería matarlo. Y lo haría si le daba alguna excusa u oportunidad. Kurama le apoyaba en deshacerse del sannin por si las dudas.

—¡No era ropa de stripper! —reclamó Uchiha.

—¡Oye no me grites! —ordenó el aspirante a Hokage.

—¡Eres tan idiota como Naruto, Sasuke-kun! —gritó Haruno uniéndose a la batalla de gritos llamando la atención de los demás.

—¿Con que derecho me llamas idiota?! —cuestionó Uchiha a la kunoichi.

—¡Con el derecho de que soy la única con sentido común en este lugar! —replicó concentrando su chakra en su puño por si debía llegar a lo físico con sus compañeros.

Sai había recibido instrucciones por parte de su novia de no abrir la boca en situaciones tensas. Sin embargo, si las cosas se llegaban a un punto donde le pareciera que su novia necesitaría ayuda, ataría al bastardo con tinta, tomaría a su novia y huiría de allí. Ya luego podrían intentar lo de una cita doble en otra ocasión.

—El botón de cerezo ya saco las espinas, renunciar a Sasuke-kun fue como echarle fertilizante —mencionó Ino llegando al Ichiraku junto a su equipo.

 —Fertilizante violento —aclaró Sai alzando el dedo índice—. Con todo el odio que le falta al Uchiha bastardo.

—Podré chidorearla antes de que estampe mi cara en el suelo —amenazó el portador del sharingan cuando la paciencia se le estaba terminando.

—Te acercas y te aplastó el cráneo —advirtió Haruno acomodándose los guantes.

—Qué problemático —suspiró Shikamaru llevándose a sus compañeros lejos de allí—. Comamos rápido antes de que destrocen el lugar —dijo apurando a los otros dos.

Si había un equipo que siempre se metía en problemas ese era el de Kakashi. En especial desde que se formaron las parejas. Curiosamente el más normal allí era Sai. El mal temperamento de los otros tres estallaba enseguida con la persona correcta delante. El jinchuriki no se podía controlar cuando alguien pretendía a Sasuke y viceversa. De Sakura ni se diga, ella no tenía compasión ni con sus amigos si se ponían demasiado idiotas.

—Por tu culpa de nuevo me desvié del tema —dijo la joven de cabellos rosados gruñendo—. Naruto me invitaba a citas, compartimos el mismo romanticismo; salir a comer, mirar las estrellas, caminar de regreso a casa por las calles vacías.

—Para alguien tan rudo tienes fantasías románticas muy muy... —mencionó Sasuke burlón viendo a su novio.

—¡Cállate, Teme! —ordenó el blondo sonrojado—. ¿Acaso quieres morir?

—Pensé que el que no sabía interactuar con los demás era yo —susurró Sai a su novia al ver que su invitación a una cita doble no salió bien.

—Cierra el pico —advirtió ella sabiendo que las cosas no estaban yendo por donde quería—. Si esto sigue así terminaremos en una batalla campal aquí mismo.

—Me quedaría viudo y sin equipo si eso sucediera —se quejó el blondo—, pero si sucede lo vengaré ttebayo.

—Usa protección, Naruto-kun se te está pegando la venganza como si fuera una enfermedad de transmisión sexual —aconsejó Sai preocupado a su manera.

De improviso, por la puerta del local llegó el jounnin líder del equipo. Como era costumbre en él, cargaba en su mano su amado libro “Icha icha Paradise”. Desde antes de ingresar se figuraba el tipo de escenario que se toparía. Si sus antiguos discípulos aun no iniciaban una batalla campal, podría obtener algún descuento o comida gratis de parte de Teuchi por ser el salvador de su negocio. Con ello en mente ingresó y se acercó casualmente hacia donde estaban los cuatro reunidos.

—Buenas, chicos —saludó Hatake con una expresión de felicidad—. Veo que tienen una doble cita muy animada —halagó viendo que estaban los cuatro compartiendo un buen momento.

—¡¿Cita doble?! —gritó el equipo siete mirándolo de manera fulminante como cuando llegaba tarde.

—¡Esto no es una cita doble! —reclamó Naruto decepcionado que fuera tan… tan… lo que fuera que estaban teniendo en esos momentos.

—¡Usted no entiende los sentimientos de una joven doncella de corazón frágil! —acusó Sakura juntando sus manos sobre su propio pecho.

—¿Dónde está esa doncella? —preguntó Kakashi haciendo que de inmediato la kunoichi se ofendiera.

—¡Hablo de mí por supuesto! —respondió Haruno furiosa con su antiguo maestro.

—Tú no tienes nada de doncella —señaló el ninja copia haciendo reír al rubio—. Naruto es más femenino que tú… hasta sin el oiroke no jutsu.

—¡Oiga! —se quejó Uzumaki mientras Sasuke hacia un pequeño sonido con sus labios aguantando la risa—. ¡Y tú no me defiendes, Teme! —insultó.

—Ni tú a mí, Sai —se quejó también Sakura con su propio novio.

—Kakashi tiene razón —dijo Uchiha encogiéndose de hombros.

—Tú eres más peligrosa que yo —respondió el pintor a su pareja.

—Bien, los dejo seguir con su cita —se despidió Kakashi alegremente.

El jounnin se retiró dejando a su equipo sumidos en el silencio reflexionando sobre sus palabras. ¿Estaban teniendo la dichosa cita doble? Incluso Sakura estaba dudando de su propia percepción de las citas. Eran unos idiotas que ni siquiera sabían del todo que era una cita real. Haruno era la que más se decepcionaba de sí misma. Sabía que los otros tres miembros del equipo siete carecieron de una infancia normal, gran parte de sus adolescencias tampoco lo fueron, pero ¿ella? Ella gozó de más libertades y algunos caprichos típicos de su edad. Estaba algo confundida sobre si sus ideas sobre citas estaban erradas sin saberlo. Mientras ella estaba en sus reflexiones los hombres en su mesa comenzaron a pelear como siempre. Y fue entonces cuando Sakura se dio cuenta de un detalle importante que había estado pasando por alto.

Los hombres en esa mesa no tuvieron una infancia normal, como ya reflexionó anteriormente, entonces ¿por qué creía que podrían tener citas normales? Lo más natural para ellos era ese estado de relativa armonía y animosidad en la que los veía en esos momentos. Es cierto que estaban discutiendo, pero Sasuke les prestaba atención a las tonterías de Sai cuando generalmente ignoraba a todos cuando estaba realmente indiferente a la presencia de alguien. Naruto, quien había rechazado fervientemente a Sai por querer ser el reemplazo de Sasuke, ahora lo defendía cuando su novio intentaba deshacerse del anbu de raíz. Y, por último, pero no menos importante. Su querido novio, el pintor, había aprendido a soportar los temperamentos volátiles de Naruto y Sasuke y ya no demostraba el odio y desagrado hacia el portador del sharingan como en el pasado. Ya no parecía estar siempre alerta esperando que dañara a sus amigos. Y eso por sí mismo era una gran mejoría. Todas esas micro señales juntas eran motivo de felicidad para ella.

 

Qué más da si es o no una cita convencional. Lo importante es que es divertido estar todos juntos”. Pensó la kunoichi sonriendo felizmente antes de unirse a la pelea para defender a su novio del par de gays embravecidos.  

 


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