Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL SECRETO DEL PRINCIPE por Mahozahamy Arisugawa

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Un año más. Sin dida una suerte. Una carta anunciando una invitación a una boda, invitación que lo tomár apor sorpresa ¿Como se lo va a tomar el moreno ojiverde? Un misterioso regalo llega envuelto en un empaque por demás extraño. ¿Quien podrá ser el remitente?

 

El desayuno era un fiasco. Sentía el intenso malestar que el vino provoca a la mañana siguiente. Dio un largo sorbo a su taza de café y untó más mermelada en su tostada.

---Mejor—pensó el hombre de los ojos negros al contemplar su parco desayuno—así estaré despejado tal vez tome un baño antes de comenzar a trabajar.


---Hola, Severus—saludó el Director que había llegado tarde a desayunar. Solo quedaban el y Severus. Quien por supuesto no se había dado cuenta. Pues también se había levantado tarde.


---Buenos días, Albus—saludó Snape de malos modos, la verdad no estaba de humor para la eterna jovialidad de su mentor.


--- ¿Qué tal las noticias? –preguntó el director viendo el diario.


---Nada nuevo—dijo el profesor pasándole la primera edición del profeta de aquel día. Siguió con su café. Que no mejoraba su intenso dolor de cabeza, pero al menos lo mantendría despierto.


---Parece, mi estimado Severus—dijo el Director con aquellas sonrisas suyas tan características—Que quisieras ahogarte en el café ¿Estás evitando hablar conmigo?


---No—dijo Snape mirándolo de frente—Es solo que estoy un poco… Desvelado es todo.


---Supongo entonces que terminaste de calificar los trabajos—preguntó el director. Esta vez Severus no se iba a escapar tan fácilmente…


---La verdad es que no—dijo Snape frunciendo el entrecejo. ¿Hacía falta que le recordaran que había vuelto a posponerlo? a veces el director era amable y le agradaba charlar con el, pero otras podía ser profundamente irritante, como ahora—Estuve realizando otras actividades… --Esquivó los ojos azules del Director.


---Otras actividades…--repitió lentamente Albus con algo de burla---Ya veo. ¿Cómo cuales?—preguntó divertido al ver el efecto que sus palabras tenían en Severus.


---Pues a decir verdad…—comenzó un Snape resignado. Cuando Albus quería saber algo, lo sabría aunque fuera con legeremancia y no estaba en condiciones de ocultarle nada, era mejor contárselo por las buenas—Estuve pensando en mi comportamiento de estos últimos días…

****************************************************************

 No esperaba más. Al final como siempre Dumbledore le había hablado poéticamente y lo había dejado con el problema.

---Escucha Severus—le había dicho el anciano mago—los sentimientos son algo complicado e inestable. De momento deja que la situación tome forma. No le temas y ni le reprimas.

Severus pensaba que si el estaba confundido, el director estaba peor. ¿Qué demonios había querido decir con aquello?

---Palabras bonitas—pensó Snape. Y comenzó a reírse. Relajado. Nadie miraba. Nadie escuchaba. No había que aparentar. En esos instantes. Era libre.

Había estado revisando los trabajos, que parecían eternos. ¿Por qué no les había mandado algo más sencillo? Simple. No iba con su personalidad.

Cerca del atardecer había remitido su dolor de cabeza. Que aunque había disminuido cuando tomó un baño refrescante después de desayunar este solo remitió totalmente horas después. Quiso tomar un descanso.

--- ¿Qué no has descansado ya lo suficiente? –se reprendió.

Solo se levantó y estiró un poco las piernas. Por casualidad volteó a la mesilla de noche que estaba al lado de su sillón favorito. Y lo vio. Había estado pensándolo mucho. Pero al final lo decidió.

 Los trabajos esperarían un poco más… Lo tomó y lo guardó en la capa. No quería preguntas incómodas. Llevó también una carta para una droguería famosa en el callejón Diagon donde solicitaba los ingredientes base para el nuevo año escolar.

Se dirigió a la lechucería. Pero afortunadamente no se encontró con nadie por el camino. Y llamó a su Halcón. Hades era el nombre del hermoso animal. A el le entregó la carta para la droguería. Y luego llamó a una lechuza del colegio.  A ella le pidió que llevara lo que ocultaba su túnica.

****************************************************************

--- ¿Desea algo más señor? –preguntó el elfo domestico.

Severus lo despidió con un gesto. Miró su cena en una bandeja. Estaba perfecto y aunque habría podido pedirle al elfo que la recogiera luego, decidió que ya llevaría luego la bandeja a las cocinas el. Detestaba la manera en que se trataba a… Además le serviría para despejar su mente si los trabajos se ponían pesados.

Volvía al trabajo pero su mente estaba muy lejos de allí. Miró la hora. Y por varias horas la concentración del profesor estuvo normal y solo se oía el rasgueo de su pluma mientras corregía y tomaba notas.

****************************************************************

A kilómetros de distancia un muchacho moreno alto y flacucho estaba tumbado en su cama en el dormitorio más pequeño del número 4 de Privet Drive. Esperaba la llegada de la media noche para celebrar su cumpleaños. 

Finalmente mayor de edad. Y con ello la libertad para usar magia. Había estado esperándolo durante mucho tiempo. Ahora solo faltaban minutos para poder usar su varita con toda libertad. Mientras tanto rememoraba los últimos acontecimientos.

El año anterior había sido terrible. Al fin se había hecho público el retorno de Voldemort y la gente lucía aterrada. Se mirara donde se mirara. Y al final del año habían tenido otro enfrentamiento.

 

Como siempre se dio cuenta que el haber llegado hasta los 17 años era toda una suerte. El último enfrentamiento que tuvo contra voldemort y los mortífagos había sido terrible.

Casi habían perdido a Sirius de nuevo, pero gracias a una intervención casi heroica de lupin en el último momento, se había salvado de la maldición asesina que le había lanzado su prima. Entonces lo recordó.

Había sido también gracias a lupin que su padrino había logrado escapar de la muerte por primera vez hacía dos años. Sintió un escalofrío al recordar que su querido padrino había estado a punto de caer por un arco que tenía un velo donde el y luna habían escuchado voces.

Todos habían estado en un terrible peligro y por poco habían muerto muchos de sus amigos y seres queridos. Estaba preocupado. En el fondo y pese a la fachada de confianza que mantenía con todos, se sentía inseguro.

No podía saber si llegaría o no a su próximo cumpleaños. Pero había hecho promesas. Se llevaría con el a tantos mortífagos como fuera posible y si fuera posible también a Voldemort.

Estaba entrando en un extraño estado de duermevela cuando giró la cabeza y un reloj que el mismo había reparado años atrás le dijo que hacía un minuto había sido su cumpleaños. Pasaron unos minutos más y Harry vio con alegría algunas lechuzas en su ventana. Y luego algunas otras.

Sonriendo como no había hecho en mucho tiempo Harry tomó su varita y abriendo la ventana con ella las dejó entrar a todas en su dormitorio. Y luego de un momento de confusión en la que hubo plumas, empujones, rasguños y algunos picotazos, las lechuzas entregaron sus respectivos paquetes y en agradecimiento Harry les ofreció de comer y de beber, antes de dejarlas marchar. Luego una por una fueron partiendo.

Harry se quedó a solas con Hedwig quien lo miraba ofuscada. Tras seis años de conocerla Harry entendía perfectamente su comportamiento. Venía cansada por el viaje y se sentía indignada por el escándalo que habían armado las otras lechuzas, quienes desde su perspectiva no tenían la menor idea del comportamiento apropiado de una lechuza mensajera. Se metió en la jaula aún molesta.

Harry tomó un pequeño paquete de los esparcidos por su cama. Era de sirius y Remus. Dentro había un sobre con una carta, un obsequio y… ¿Una invitación?

Abrió la carta.

Querido Harry:

El aludido reconoció la letra de Remus Lupin. Idéntica a la que usaba en a las notas que ponía en sus trabajos de tercer grado.

Primero que nada. Sirius y yo queremos desearte un muy feliz cumpleaños. Ya eres mayor de edad. Alegría y orgullo invaden nuestros corazones en esta fecha tan especial.

Esperamos que te agrade nuestro presente. Aunque es un poco modesto. Continuando, tenemos una noticia importante que comunicarte, sin embargo no sabemos como hacerlo. Y no estamos seguros de que te agrade. Sin embargo para nosotros es importante decírtelo. 

Nos hubiera gustado contártelo en persona pero de momento Dumbledore cree que el lugar más seguro para ti es con tus tíos y supongo que todos deseamos tu seguridad.

Lupin estaba dando muchos rodeos para comunicar la noticia. Harry estaba un poco extrañado.

Sin embargo es mejor que vayamos al grano. Cuando se dio nuestro último enfrentamiento con los mortífagos a finales del curso anterior me di cuanta de algo muy importante, algo que no admitía más espera…

Harry leyó las líneas subsecuentes y dejó caer la carta. ¿Una broma de mal gusto? No podía ser. Ellos no bromearían con algo así. Lo pensó por unos momentos… Y supo que era verdad. Y que era feliz por ello. Se lo había imaginado desde siempre… No esperaba el momento de verlos en persona y felicitarlos.

Tomó de nuevo la carta y esta vez sin temor, rechazo o sorpresa releyó aquellas líneas…

Cuando luchamos en el ministerio me di cuanta de algo muy importante, algo que no admitía más espera… En el instante en que sucedió, me di cuenta. No podía perderlo. Si algo le hubiese pasado a él habría muerto en ese momento. ¿Sabes por que Harry?

Por que mi sentimientos por él van más allá de la amistad. En el momento en que vi a Sirius en ese peligro supe que no me importaba arriesgar la vida si era por él… Pues pude ver que en mi corazón existe un gran y profundo amor por Sirius. Esa noche después de que el ministerio declarara su inocencia y los primeros reporteros que lo acosaron a preguntas nos dejaron le confesé lo que había sentido… Y el me confesó lo mismo. 

No sabes lo feliz que estoy por tener al fin a mi lado al ser que amo. No se como estés tomando esto y espero sinceramente que no te ofenda. Hace un par de meses le propuse matrimonio… La decisión más difícil de mi vida y la única que he tomado con toda la seguridad. Sin dudas.

El es la persona que más amo. Aunque pueda parecer un poco precipitado, pero estamos seguros de nuestra decisión.  Vamos a casarnos… Aún no puedo creerlo.Esperamos contar con tu apoyo y por supuesto que estás invitado a asistir.

Esperamos que esto no te cause ningún pesar, Harry pues eres la persona más importante para los dos.

Atentamente,
Remus J Lupin y Sirius Black

 

De ninguna manera había pensado en oponerse. La noticia lo había tomado por sorpresa. Era todo. Dejó la carta sobre su mesa de noche y buscó la invitación. Un hermoso pergamino blanco con detalles negros y dorados.

 

Estimado Sr. H. Potter.

 

Es un honor invitarle a la ceremonia de enlace matrimonial de:

 

Remus J. Lupin
Y
Sirius Black

 

La ceremonia se llevará a cabo en la mansión Black el día 25 de agosto del presente año a las trece horas, bajo la dirección de nuestro amigo y maestro.

 

Prof. Albus Percival Wilfred Brian Dumbledore.

 

Madrinas:

 

Minerva Mcgonagall
Sybill Trelawney.

 

Harry imaginó la cara de sus maestras en el momento en que Sirius y Remuele estaban comunicando la noticia. Rió por un momento, no se imaginaba a la severa profesora Mcgonagall fungiendo como Madrina en una unión mágica.

Siguió leyendo y se enteró que había sido requerido como testigo para el acto formal en el ministerio. Que se llevaría a cabo el 26 de agosto a las trece horas.

Paró a pensar por un momento. La noticia era extraña sin duda. Sin embargo el amor es uno y no importa como se manifieste. Será amor. Se acercó a su escritorio tomó pergamino y tinta, escribió una respuesta para los futuros esposos.

Queridos Remus y Sirius:

 No creo que puedan imaginar lo feliz que me han hecho al comunicarme la noticia de su matrimonio ¿Cómo pudieron pensar que no aceptaría? Desde luego tienen todo mi apoyo. Les deseo toda la felicidad. No solo ahora que van a casarse. Sino siempre. Se merecen ser felices. Y quiero que sepan que su presente de cumpleaños, estuvo de más, puesto que la noticia ha sido el mejor regalo de cumpleaños de mi vida.

Atte.
Harry J. P. Evans.

El muchacho de ojos verdes enrolló el pergamino y lo dejó sobre el escritorio. No tuvo corazón para despertar a su lechuza. Enviaría al día siguiente. Regresó a la cama y abrió el obsequio que le mandaban Remus y Sirius.

Un reloj muggle de marca reconocida.

 

Hermoso—pensó el chico.

Feliz como no se sentía en mucho tiempo cogió otro paquete. Largo y delgado. Lo abrió. Resultó ser el regalo de Hermione. En una carta muy entusiasta le comunicaba que había sido invitada a la boda y lo emocionada que se sentía por el acontecimiento.

Le proponía que fueran con Ronald al callejón Diagon para comprar las túnicas y algunos obsequios. Harry estaba de acuerdo. Abrió el obsequio que le enviaba. Un grueso libro. Al principio bufó. Era muy típico de Hermione regalar cosas así. Pero cuando observó con más cuidado volvió a estar contento. E

ra el compendio más actualizado sobre defensa contra las artes oscuras. Harry sabía que tenía una gran demanda. Sobre todo por la situación actual. Se preguntó como habría hecho la chica para conseguirlo. Dejó su libro sobre la mesilla de noche y prosiguió con el otro paquete.

Unos bollos de frutas hechos a mano por Hagrid en conjunto con unos guantes de piel de dragón. Harry dejó los bollos de lado pero tembló cuando vio los guantes ¿Por qué Hagrid pensaría que podía necesitarlos? En una breve nota lo felicitaba por su cumpleaños. Hablaba también del a boda de Sirius y Remus. Al parecer era la noticia del momento. Hagrid por su parte no tenía muy claro que debía utilizar para esa ocasión.

También comunicaba que estaba sorprendido por la noticia como todos, sin embargo le parecía mucho más preocupado por la precitación de los muchachos. Harry se rió, pues se imaginaba esa reacción de Molly o de Mcgonagall, pero nunca de Hagrid.

Junto la nota y el paquete venía la carta de Hogwarts donde le informaban como siempre que el inicio de clases era el 1 de septiembre y la lista de nuevos libros. Abrió por último el regalo de Ronald quien al igual que Hermione le pedía que fueran al callejón.

Quería comprar los obsequios, pero también quería suministrarse de artículos de broma. Le enviaba como obsequio una caja de chocolates y un libro titulado “Buscador: La pieza clave del quidditch” Harry volvió al escritorio y redactó dos notas para sus amigos en los que les agradecía los obsequios y les decía que estaba de acuerdo en hora y día para ir al callejón.

Las dejó junto con la respuesta a la invitación. Se dispuso a tirar las envolturas a la papelera cuando observó un pequeño paquete envuelto en papel verde y anudado con un listón color plata. Abrió el paquete y se encontró con una pequeña nota plegada y una sencilla caja de color negro. Abrió la nota. Contenía una frase sencilla.

“Por tu cumpleaños. Espero te agrade”

No estaba firmado. Observó la letra con cuidado. Le parecía conocerla. Abrió la caja con cierto recelo. Dentro se encontró con un presente muy especial: Una hermosa esclava de oro descansaba en su interior.

Al verla supo que el remitente no pensaba dañarlo como el se imaginaba. Se probó la pulsera. Le pareció que un brillo dorado se extendía por su cuerpo. Tal vez se imaginaba cosas.

Estaba muy cansado. Pasaban de las dos de la mañana. Echó la envoltura en la papelera. Dejó la nota encima de la mesilla de noche. Seguía pareciéndole conocida. Una extraña sensación de Deja vu. Tal vez al día siguiente pensando con más claridad y calma logra identificarla.

Se acostó y se durmió inmediatamente. Sin siquiera quitarse las gafas.

Sin embargo no contaba con el que el remitente sabía que no podía dejarse atrapar. Mientras el chico dormía el pergamino brilló intensamente y se desvaneció en un brillo plateado.

Si Harry hubiera estado despierto habría sabido en el acto el nombre de quien le envió el obsequio, pues quien lo enviaba se había tomado la molestia de decir su nombre de una manera… Peculiar. 

Había tenido la desfachatez de decir su nombre sin que el chico tuviera la menor oportunidad de saberlo, pues también había colocado en el pergamino un hechizo para adormecer a quien lo tocara.

La misteriosa persona se había asegurado que el muchacho no tenía la menor oportunidad de saber su nombre aún cuando se lo había puesto enfrente.



 

Notas finales: Espero les haya gustado. Muchas gracias por tomar un poco de su tiempo para leer esta historia.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).