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Cómo conseguir el carnet de conducir con el mínimo de esfuerzo (por parte del alumno) y el máximo de satisfacción (para el examinador) por Aeriel

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Notas del fanfic:

¡Hola! ¡Pues aquí vengo de nuevo dispuesta a traeros otra de mis locuras! Éste también está publicado en SH, junto con un montón más xD Sólo espero que os guste lo bastante como para regalarme algún comentario.

Besitos*

PD: Los personajes que aparecen en este escrito son propiedad de su autora, J.K.Rowling, y distribuidores. El resto... es parte de mi 'mente sucia' xD

Notas del capitulo: ¡Una locura más que espero guste! ;)

“Cómo conseguir el carnet de conducir con el mínimo de esfuerzo (por parte del alumno) y el máximo de satisfacción (para el examinador)” ó

“Cómo cagarla”

 

— “El conductor de un vehículo a motor queda obligado a estar en posesión y llevar consigo...” - Ron carraspeó antes de continuar -. ¿“A) Únicamente el seguro de responsabilidad civil de suscripción obligatoria; B) El permiso de conducción; o C) Una fotocopia no compulsada por el organismo competente”?

— Eso está chupao - dije muy seguro de mí -. ¡La “A”!

Ron se llevó una mano a la cara, visiblemente desesperado. Parecía como si en cualquier momento se fuera a dar de cabezazos contra la mesa.

— ...¿No? - fruncí el ceño -. ¿La “C”?

— ¡La “B”! - estalló Ron -. ¡Harry, por dios, llevamos tres malditas horas con esto y no has conseguido acertar ni una sola!

— Bueno, es que es complicado y... - me excusé pobremente.

— ¡Eran preguntas del Tema 1! - gritó mi amigo -. ¡Y todo el mundo sabe que el Tema 1 es el más fácil! ¡Eres un inepto! Hasta Neville, y ya sabes como es, habría acertado alguna.

— Vamos, no seas tan duro conmigo - hice un puchero -. Roncito, ayúdame~

— ¿Pero para qué quieres tú el carnet de conducir?

— Para trabajar.

— ¡¿Trabajar?! - Ron casi se atragantó con el zumo de naranja -. ¡¿Tú?!

Y se empezó a partir el culo. A mí me dieron ganas de cogerle del cuello y apretar, pero me contuve. Realmente necesitaba su ayuda.

— El otro día vi un anuncio en el Periódico bastante interesante - dije mientras él se secaba una lágrima de la risa.

— ¿Qué trabajo es?

— Repartidor de paquetes a domicilio.

— ¿Repartidor de...? - alzó las cejas -. ¿Y eso qué tiene de interesante?

— No sé, pero me atrajo - me encogí de hombros.

— Mira que eres rarito - suspiró -. Pues si de verdad quieres el carnet de conducir vas a tener que hacer algo más que hincar los codos.

— ¿Cómo qué? - pregunté interesado.

— Bueno, no es ningún misterio que a ti te gustan los tíos, y he oído que el examinador es de tus mismos gustos - me explicó Ron.

— Vale. ¿Y?

— ¿Qué quieres, que te haga un croquis? - saltó exasperado -. ¡Sólo piensa un poco y usa tu boca!

— ¿Usar mi...? Ooh - mis ojos brillaron y sonreí con malicia -. Entiendo...

— ¿Seguro? - me miró extraño -. Porque a mí me parece todo lo contrario.

— No, no - le empujé hasta la salida -. Roncín, la próxima vez que me veas tendré el carnet en mi poder.

— Espera, Harry, yo... - le cerré la puerta en las narices.

Tenía que pensar en un plan. Así que, el examinador era de la misma acera que yo. Eso me facilitaba bastante las cosas. Bueno, si tenía que usar la boca...Si, definitivamente le daría un buen uso y conseguiría el carnet sin dificultades.

Para el día del examen práctico lo único que sabía era mi nombre, Harry Potter, y que un coche era algo con cuatro ruedas que te llevaba a donde tú querías.

Y os preguntaréis que como había llegado hasta ahí. Digamos que...usé mucho la boca. Pero era consciente de que para ése examen tendría que usar algo más que mi boca.

El examinador resultó ser un tío algo estirado pero atractivo, pelo negro lacio, ojos negros y piel pálida. Parecía que no le había dado el sol en su vida. Pero lo peor era su desagradable tono de voz. O, al menos, el que puso para hablar conmigo.

— Soy su examinador, Severus Snape. Es un placer conocerle, señor Potter - escupió mi apellido como si de un chicle se tratara, y me sonrió con malicia -. Me han hablado mucho de usted.

Preferí no preguntar si lo que le habían contado era bueno o malo, así que, sólo dije:

— Lo mismo digo, señor Snape - sonreí como pude -. Será un placer conducir hoy con usted.

— Pero puede que resulte más agradable para mí - volvió a sonreír con malicia. Yo me estremecí.

— ¿Qué quiere decir?

— Oh, no se preocupe. Lo averiguará en su justo momento - se metió en el coche.

En un impulso por echar a correr me metí yo también.

Puse las manos sobre el volante y fijé la vista en la carretera. Al cabo de unos minutos oí decir:

— ¿Va a poner el coche en marcha de una vez o me va a tener esperando todo el día, señor Potter?

— Ah, eh... - lógicamente no sabía que hacer.

El examinador gruñó con impaciencia.

— Cinturón, llave en el contacto y giro, pie en embrague y primera, pie en acelerador pero sin pisar y quitar freno de marcha.

Yo seguí sus instrucciones como un robot. Y me sorprendí a mí mismo haciéndolo bien.

— Ahora acelere poco a poco y conduzca - se cruzó de brazos.

¡Y conduje! Era una sensación increíble. Tenía el control de la situación y me sentía bien.

— Dígame que significa ésa señal - me sacó de mi ensimismamiento el examinador.

Miré la señal. Un triángulo y una especie de vaca dibujada.

— Eh...¿“Cuidado: vacas”? - intenté no reírme de mi estúpida respuesta.

— “Peligro: paso de animales domésticos” - me corrigió con desgana -. ¿Y qué se hace en estos casos? Es decir, ¿qué deberá hacer si se encuentra una señal como ésa en la carretera? ¿A) Acelerar la marcha; B) Frenar el vehículo; o C) Aminorar la marcha?

— ¿Acelerar la marcha? - respondí a modo de pregunta.

— Atropellaría al animal.

— ¿Frenar el vehículo?

— Provocaría un accidente en cadena.

— ¡No hay vacas por aquí, por el amor de dios! - salté.

— Señor Potter, ésa no es la cuestión - me miró fijamente con sus ojos negros -. Le daré otra oportunidad. ¿Ve ésa otra señal?

Asentí. Otro maldito triángulo y una flecha curva señalando hacia la derecha.

— ¿Cuál es su significado?

— Eh...

— Le daré una pista. Los triángulos rojos indican peligro.

— Pues, eh...¿“Peligro: curva a la derecha? - le miré suplicante.

— Muy bien, señor Potter - sonrió con malicia -. Pare por allí.

Un descampado. Me salí de la carretera y detuve el coche.

— Lo he hecho bien hasta ahora, ¿verdad, señor...Snape? - me quedé alucinado al ver la expresión lujuriosa de su cara.

— Y espero que lo haga aún mejor - se pasó la lengua por los dientes.

Una mueca lasciva: muestra evidente de querer ‘algo más’ que una ‘vueltecita en coche’.

Pero realmente no me importó. De hecho, era excitante. Hacerlo en un coche pudiendo ser descubiertos.

Sonreí de medio lado y me abalancé con ferocidad sobre él. Nos besamos con ansia y nuestras lenguas comenzaron una encarnizada lucha, a la vez que nuestras manos no paraban quietas. Acariciándonos con pasión, desnudándonos con violencia.

Yo me separé de él, quien emitió un gruñido de protesta, y lamí su torso desnudo, saboreé sus pezones y dejé un reguero de besos hasta su ombligo. Saqué y metí mi lengua en éste y Snape gimió. Después seguí bajando, le desabroche y quité sus pantalones y deslicé mi lengua por su miembro, cubierto aún por unos bóxer. Éste respondió a mis atenciones. Luego le quité la molesta prenda y comencé a chupar con gula su punta como si de un helado se tratara, hasta lamer el resto en toda su extensión. Me metí en su boca toda su virilidad y marqué un ritmo lento que pronto se convirtió en uno más rápido, más furioso. Snape se arqueaba y gemía como un loco, pero cuando presentí que se iba a venir, me detuve y desnudé, ante su atenta mirada. Una mirada llena de contradicciones. De desaprobación al haberle impedido venirse y de curiosidad por saber cual iba a ser mi siguiente paso. No tardó en averiguarlo. Me quedé completamente desnudo ante él y sonrió. Puso una mano en mi cintura y me acercó a él. Me besó y pasó la lengua por mis labios como pidiendo que le diera acceso, y lo hice. Y de nuevo aquella lucha, en la que él resultó vencedor. Mientras ésta se llevaba a cabo, él movió su mano rítmicamente sobre mi miembro, a la vez que me metía un dedo en mi ano, seguido de un segundo y, finalmente, un tercero. Al principio me dolió, pero al rozar mi próstata sentí un estremecimiento y éste se convirtió en un placer que me hizo soltar un gemido monumental. Cuando Snape se aseguró de que ya no me dolería, me dio la vuelta, pero yo me negué. Él me miró interrogante. Yo me limité a sonreír. Y sin previo aviso me senté a horcajadas sobre él y coloqué yo mismo su miembro en mi entrada. Aquello le enloqueció, y comenzamos un trote, que pasó a un galope frenético. Cabalgamos unos minutos más hasta que nos vinimos a dúo. Luego seguimos besándonos largo rato, dispuestos a seguir, pero miradas curiosas nos hicieron apartarnos y vestirnos con rapidez.

Al poco, me encontré conduciendo de vuelta a la Academia. Ambos nos bajamos del coche y nos detuvimos frente a la entrada de ésta.

Me giré hacia mi examinador.

— Espero que haya disfrutado del paseo, señor Snape - haciendo énfasis en la palabra ‘disfrutado’.

— No lo ponga en duda, señor Potter - me miró con intensidad.

— Bien, pues si me disculpa... - me di la vuelta y comencé a andar.

Era parte de mi plan. Fingiría haber hecho eso sin fines beneficiosos para mí. Pero él me llamaría y me daría la buena noticia. No tenía duda alguna.

3,

2,

1, conté mentalmente.

— Oh, señor Potter - me llamó.

Yo sonreí triunfante y me di la vuelta para encararle, cambiando la sonrisa por una mirada curiosa.

— ¿Si? - me permití sonreírle sin humor, aunque por dentro ya lo estaba celebrando.

— Le veré de nuevo dentro de unos meses - mostró su típica sonrisa -. Procure estar más preparado para entonces.

Me quedé de piedra en el sitio.

— Me...¿me está diciendo que he suspendido? - empalidecí, estoy seguro -. Después de...¿se atreve usted a suspenderme?

— Bueno, señor Potter, no pensaría que iba a aprobarle sólo por eso, ¿verdad? - enfatizó ‘eso’ de una manera muy desagradable -. Al fin y al cabo, ambos lo deseábamos y...sucedió sin más.

Me dieron ganas de gritarle que eso no era cierto, que era un cabrón y un hipócrita, ya que sabía que yo iba a hacer lo que hice, que lo hice para que me aprobara. Pero me mordí la lengua.

— Tiene razón, señor Snape - le miré con odio -. No sé en que estaba pensando.

— Pero tal vez podríamos repetirlo un poco antes del próximo examen, si gusta - sonrió con malicia.

‘¡En tus sueños!’, pensé con furia para mis adentros, y me marché echando chispas. Le eché toda la culpa a mi amigo Ron por darme la idea. Sin saber que él no la tenía en absoluto. Yo estaba equivocado desde el principio. Cuando dijo ‘usar la boca’ no se refería a usarla de ‘ésa manera’ que tan bien se me daba...

Sin embargo, había funcionado a las mil maravillas con el examinador de teórica, el señor Remus Lupin. Pero el examinador de prácticas, el señor Severus Snape, había resultado más duro de lo que imaginaba. ‘Pues si te lo has pasado bien hoy,’, pensé para mí. ‘a la próxima morirás del placer.’ y sonreí con malicia, burlándome de él.

— Estos jóvenes de hoy en día... - sonrió Snape, mientras -. Espero ansioso el próximo examen...

 

 

 

~0~* FIN *~0~

Notas finales: ¡Gracias por leer! ^^

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