Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En una de mis tardes por sister_of_Itachi_and_Mu

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Gracias a KIRYAN, REI ASAKURA y a EL SANTO MAS BELLO Y HERMOSO por leerme y dejarme un review en el capítulo anterior.

Cuando termino de cenar, veo a mi madre con la misma cara de antes, con la intención de que Ikki se presente mañana mismo delante de ella y le diga: ‘Encantado, soy el novio de su hijo, me llamo Ikki y tengo las mejores notas de todo Japón’.

 

Dejo los platos en el fregadero, como siempre lo hago y subo a mi cuarto para prepararme de nuevo la mochila. Muchos días de la semana, no tenemos clases por las tardes, por lo que los clubs lo aprobechan para sus actividades. Esos días son: Miercoles, jueves y viernes. Hoy es miercoles, por lo que tengo dos días por delante de karate y de Ikki. Ojalá pasado el viernes se volviese a hacer miercoles.

 

Miro el reloj, son las 11 pm. Todavía no tengo sueño, esperaré un rato. Normalmente no suelo dormir a esta hora, pero tampoco me voy mucho más tarde. Simplemente tengo ganas de que sea mañana. De ir a karate para poder ver a Ikki de nuevo.

 

Y sigo sin hacer nada, mirando a un punto indefinido del cielo por mi ventana. Desde que le he visto no soy capaz de concentrarme en nada. Y miro de nuevo el reloj, ya ha pasado media hora desde la última vez que lo miré. Será mejor que me durma ya, sino, mañana, no tendré fuerzas para levantarme.

 

Esta noche no es tan calurosa, pero por igual abro la ventana y duermo destapado, para despertarme completamente tapado, muy bien arropado, seguramente mi madre pensaría que iba a pasar frío, pues ha cerrado la ventana. No importa, bajo a desayunar y por raro que parezca solo hay una nota en la mesa.

 

-Hoy hemos tenido que salir antes a trabajar, te dejo el desayuno preparado.

Es lo único que ha puesto… Bueno, no importa. Así me ahorro ciertos comentarios. Pero… Estoy acostumbrado a desayunar con ellos, esta situación se me hace rara. Me resulta, no desagradable, pero sí algo… No sé como expresarlo.

 

Cuando termino de desayunar friego, por una vez en mucho tiempo, los platos y los cubiertos. Me visto tranquilamente y recogo mi mochila, hoy se me ha olvidado ducharme y ahora ya es muy tarde para hacerlo. No importa, igualmente me tendré que duchar luego si paso por el club de karate.

 

Salgo de casa con el mismo impetu de siempre, con los pies medio arrastrados y la cabeza gacha, tengo tanto sueño que si volviese a la cama me dormiría al instante. Pero tengo que picar a Seiya…

 

Para cuando me planto delante de la puerta veo algo… Algo que me hace recapacitar un momento… ¿Es que Shiryu no estaba con mi prima? ¿Qué hace besando a Seiya? Hago como el que no ha visto nada y pico al timbre de fuera. Dejo mi vista fija en el suelo, para que cuando Seiya se percate de mi presencia no sepa que les he visto. La verdad, no me importa mucho si están juntos o no, pero no quiero que le haga eso a mi prima. En el caso de que estén saliendo juntos, que espero verdaderamente que no.

 

Parece que por fin Seiya se ha dado cuenta de que estoy en la puerta. Pues viene corriendo y me saluda con la mano. Yo le imito, pero con la mano casi pegada al cuerpo, no como él, que lleva todo el brazo estirado.

-Hola Hyoga. Vamos, hoy tenemos compañía. Saori está resfriada.

-Vaya… Hola Shiryu.- Le saludo sin ganas. No es que me caiga mal, pero tiene una personalidad… Es como… Como si se las diese de superior…

-Hola Hyoga.- Me saluda con su estúpida sonrisa.

 

Vamos andando por la calle, Seiya, como siempre, no para de moverse y hablar, Shiryu, por su parte, parece escucharle atentamente… Y yo, para variar, estoy pensando en la única persona en la que sé pensar… Ikki. Y unas palabras me llegan por sorpresa.

-¿Es cierto que te gusta Ikki?

No me puedo creer que Seiya se lo haya dicho… Está muerto…

-Esto… ¿Tú no estabas con Sunrey?- Toma cambio de tema.

-Mmm… Sí, bueno… Lo dejamos hace dos semanas…

No digo nada… Al menos no le está poniendo los cuernos ni nada parecido. Pero ahora seguramente pretende que yo le responda a la pregunta… Lo que tengo claro que voy a hacer va a ser matar más tarde a Seiya por bocazas. Siempre tiene que abrir la boca más de la cuenta. No se le puede contar un secreto…

-¿Es cierto que te gusta Ikki? No has respondido.

Maldito, todavía pretende que le conteste… Haré lo mejor que sé.

-¡Seiya, maldito, eres un bocas! ¡Te juro que te arranco la cabeza!

¿Esto es valido como respuesta? Supongo, pues parece que Shiryu se lo ha tomado como tal. Pero es que no tengo ganas de contarle a él las cosas. Pero me da la impresión que es algo así como un bien psicologo. Que asco de tipo…

 

Pero dejamos las conversaciones a un lado para ver que ya hemos llegado al instituto. Me quedo mirando la gran puerta, recuerdo que el primer día estaba acojonado. Ahora, sin embargo, estoy completamente tranquilo y deseoso de pasar por ella, todo lo contrario de días atrás, cuando no tenía una gran razón de peso como ahora.

 

Y nada más entrar tengo delante de mí la visión más hermosa del mundo. Ikki está delante de mí, hablando con un chico, un chico de karate. Ikki se gira y me mira durante unos segundos.

-Hola, pato.

-Hola, pollo.

-¿Listo para empezar?

-Pues claro. Yo siempre con el ánimo al maximo.

-Espero que no te arrepientas de lo que has dicho, pues por tus palabras de chulito hoy me voy a pasar contigo. Si es que quieres probar de vencerme.

-Seguro que no tengo ni que intentarlo.- Mentira, si quiere seguro que me deja tuerto en el suelo y en solo un segundo y movimiento de mano.

-Bueno, pues después de las clases nos vemos.

-Claro, hasta luego.

Se vuelve a girar, dandome la espalda, comienza a irse para llegar a su aula, y ahora que caigo más vale que yo también me de prisa. No quiero llegar tarde. Y cuando voy a hablar con Seiya le veo nuevamente con los ojos como platos. Sí, nuevamente le he insultado y nuevamente he salido vivo. Que pesados. Pero si ya lo sabeis.

-Anda, vamos.

Le digo despertandole del trance en el que ha entrado. Me mira un segundo y reacciona.

 

Ya en el aula, no puedo hacer otra cosa que esperar a que llegue la hora de entrar al club. Nunca había tenido tantas ganas de que algo sucediese. Y es que solo pensar que voy a estar con Ikki hace que el estomago se me revuelva de la emoción, mi corazón lata más deprisa y quiera salir del pecho y que tenga tantas ganas de gritar y saltar que tenga que contenerme forzosamente. Y es que quiero gritar que le amo, quiero gritar que me ha besado (dos veces), quiero estar a su lado siempre. Dioses, le necesito.

 

Y siento que mi cara se torna un poco roja, lo suficiente como para que Seiya pregunte.

-¿Estás bien? Se te ve raro.

-No, quiero decir… Que estoy bien, que no se me ve raro. Vamos, que estoy bien…

-Nada de hablar en clase.- Dice el profesor. Solo ha sido un segundo.

Seiya y yo dejamos de mirarnos, no quiero que me castiguen después de clase o a la hora del patio. Pero un ruido interrumpe mis pensamientos. La puerta se abre.

 

-¿Está Hyoga?- Demanda la voz.

-Sí, aquí.- Digo mecanicamente.

-Ayer no te dije el precio de la matricula. Toma, el papel.

Dice Ikki acercandose a mi sitio para poner el papel delante de mis narices, justo encima del libro. Comienza a irse cuando el profesor suelta.

-Señorito Ikki, no debe molestar mientras hacemos clase. Se lo tengo dicho. ¿Será siempre igual de desobediente?

-Lo seré siempre.- Suelta divertido.- Por cierto, a partir de ahora me llamas capitán.

-Sí, capitán pollo quemado.- Y el profesor me mira como el resto de alumnos.

Se larga… Simplemente se larga… Estoy muerto de vergüenza… Lo sé, estoy rojo, tan rojo que soy como un semaforo. Y, el profesor, me dice.

-Señorito Hyoga, los temas del club debe tratarlos fuera del aula de estudio.

-Disculpe, señor profesor, no sabía que vendría…- Soy feliz… Soy feliz… Me da igual que me eche la bronca, soy feliz.

-Bueno, esta vez lo paso por qué ha sido la culpa del señorito Ikki.

 

Seguimos con la lectura, era uno de esos cuentros en los que debes demostrar tu comprensión lectora y responder a las preguntas que estaban puestas detrás de la lectura. Y el profesor, tan amable como siempre, me tiene que escoger a mí para hablar ante toda la clase y diga que me ha parecido la lectura. ¿Es que no sabe que tengo panico escenico? Bueno, también tengo pánico a las arañas, pero es otro tema.

-Señorito Hyoga, levantese y explique lo que ha entendido.

-Sí.- Digo levantandome de la silla- En esta lectura explica lo que los humanos son capaces de hacer cuando están asustados o apunto de morir. El simple movimiento de algún objeto produce el terror total en la persona, se descontrola y no sabe como manejar su cuerpo y hace cosas estúpidas. El miedo les paraliza o hace que salgan corriendo aun que no tengan oportunidad de escapar.

-Bien, señorito Hyoga, ahora es el turno de Mime.

Mime, un tipo que realmente se parece bastante a mí. No me refiero al aspecto, que también nos parecemos, me refiero a que es tan… No sé… Como yo… ¿Qué como soy yo? Pues… Arrogante, no voy a negarlo, tímido en muchas ocasiones… No soy para nada mal estudiante, pero tampoco soy el que no para de sacar dieces. ¿Qué puedo decir de mí mismo? Es que no entiendo que es eso de autoevaluarme… Simplemente soy idiota. Tengo que hablar con Ikki pero ya.

 

Y siento como mi estomago pide comida, pero al mismo tiempo siento como un fuerte dolor se coloca justo en el centro. Que pase ya esta maldita clase, necesito ir al baño con urgencia… Una gran urgencia.

 

La calse se termina, para mi suerte, ya es hora de ir a comer algo, pero previamente paso por el baño y luego salgo a buscar algo de comer. Seiya está con Shiryu sentado, como siempre. Una ensalada, un poco de pollo, una manzana y una botella de agua… Es el menú de hoy… De hoy y de casi todos los días.

 

Pero como aquel que dice, casi no he comenzado a comer y alguien toca mi espalda.

-Disculpa… ¿Eres Hyoga?- Suena una dulce voz.

-Sí, soy yo.

-Esto… Mi hermano dice que se ha olvidado de esto. Quiere que lo rellenes ahora para poder darselo… Necesita tus datos para inscribirte…

-Claro, ahora lo relleno.

Shun saca un bolígrafo con el que comienzo a rellenar el papel, nombre, apellidos, edad, curso, medidas… Cuantos datos para un maldito club. Una vez terminado se lo entrego todo.

-Gracias.- Dice sonriendo y se va de nuevo.

-Esto…- ¿Qué le pasa ahora a Seiya?- ¿Has hablado con Shun? Pero si es la persona más tímida del mundo, solo habla cuando le preguntan los profesores y con su hermano, eres la primera persona con la que se comunica de forma normal.- Lo trata como si fuese una especie de experimento en pruevas.

-Bueno, puede que la gente exagere al hablar de él. No creo que exista persona tan tímida como para no hablar con nadie.- Y hablo yo que me embobo y las palabras se me cortan mirando y pensando en Ikki. A todo esto… ¿Dónde está Ikki? Cunado Shun se ha ido no le he visto… ¡TE NECESITO! Y resoplo nuevamente.

 

Seiya me mira intrigado, es que yo, normalmente, no resoplo nunca. Shiryu también me está mirando, pero creo que él ha entendido por qué he resoplado. Yo quería que fuese Ikki quien me tragese los papeles y no su hermanito pequeño. Y es pensar esto que Shiryu me sonrie de forma complice. ¿Y eso? De golpe siento una presencia en mi espalda. Shiryu se levanta y hace que Seiya le imite. Una mano se posa en mi hombro y una voz extremadamente sexy me habla.

-¿Puedo sentarme contigo un momento?

-¡Claro!- Grito sin darme cuenta. Supongo que todos me deben estar mirando, pero no estoy seguro, estoy tan avergonzado que estoy mirando a la, ahora tan interesante, mesa.

Ikki se sienta en una silla y se pone a mi lado.

-Es que como te he dado el precio ahora, supongo que hoy no vas a poder pagar. Por eso mismo, yo te dejo un kimono y mañana lo pagas todo.

Mierda, es cierto, ya no me acordaba del dinero. Menos mal que el papel está bien guardado en la mochila para que no se pierda.

-Sí, mañana lo pago todo.- ¿Tenía que venir para hablar de dinero?

Veo como se levanta lentamente de la silla, pone una mano en mi hombro y al oido me susurra… - Me gustas…

 

No… No es cierto… ¡Decidme que no es cierto! ¡¿Qué me acaba de decir?! Espera, quizás no he escuchado bien… ¡¿Ha dicho que le gusto?! Dioses, decidme que he oido bien, que no es mentira… Y es tan grande mi rubor que casi puedo ver como se refleja la luz roja en la mesa y me da directamente a los ojos. ¡TE QUIERO! Mierda, ahora no seré capaz de mirarle a los ojos… ¿Con que cara me presento yo ahora en el club?

 

Lo siento, debo salir corriendo al baño… Tengo que lavarme la cara… Corro y corro por los pasillos hasta llegar al baño. Está vacio… Que extraño… Normalmente, aun que solo sea una persona, hay alguien… Pero esta vez estoy yo solo… Bien, así puedo gritar tranquilo… Pero priemro, la cara. El agua está fría, pero no importa, debo refrescar mis ideas… ¡Ha dicho que le gusto!

-¡Aaaaaaaaah!- Típico grito de nena emocionada… Y es que no puedo hacerle nada, tengo muchísimas ganas de gritar. Tengo muchísimas ganas de decirle al mundo entero lo que siento por Ikki. Que, a todo esto… ¡¿Está saliendo del baño que tengo detrás?! Oh, mierda… Ahora si que me muero… Dioses… Sois malos…

 

-Hola, Hyoga…- Tiene un tono tan sensual.

-Ho… Hola… I… Ikki…- No puedo… No puedo… Se me cortan las palabras.

Se acerca, se acerca lentamente para llegar a mí. Cuando quedan unos pocos pasos, la puerta se abre. Doy gracias a Mime por ser tan oportuno. Si llega a ponerse delante de mí, le quito la ropa y no salimos del baño hasta mañana. Ikki sale por la puerta. Yo, sin embargo, me quedo mirando mi reflejo de nuevo en el espejo. ¿Qué pretendía hacer Ikki? ¿Quería besarme de nuevo o quería una respuesta?

 

Salgo del baño, a Mime no le gusta la compañía para hacer sus cosas en el baño, suele ir a horas en las que no hay nadie, aun que no pueda más, se aguanta hasta estar solo. Pero al salir, Ikki no está cerca, parece que se ha ido ya… Solo dos clases más y tendré que ir al club… ¿Con que cara me presento? No importa, el timbre suena para alertarnos de que volvamos a las aulas. Salgo corriendo y entro un poco antes que el profesor. Por suerte, he podido sentarme antes de que entrase por la puerta.

 

Y no solo es esta clase, sino que la siguiente también. Parecen haberse puesto de acuerdo, para que el tiempo pasase volando. Quieren que me reuna con ese tipo que tanto amo. Bajo con Seiya las escaleras. Pero en el último mometo, cuando yo debo ir al gimnasio, me despiedo y salgo corriendo hasta el lugar.

 

Los miembros del club van llegando poco a poco. Pero es que Ikki ha sido el último. Me tiene que dejar el kimono, sino no puedo empezar.

-Vamos, te voy a dejar tu nuevo atuendo.- Me dice como si nada.

Entramos en el vestuario, allí hay algunos chicos que todavía se estan vistiendo. Abre su taquilla y saca un kimono para mi y otro para él. Me visto lo más rápido que puedo, para no quedarme a solas con el aquí dentro.

 

Ya en el tatami, puedo ver las marcas que delimitan donde podemos luchar y donde no. Es un espacio bastante pequeño, pero lo suficiente grande para darnos simplemente unos pocos golpes. No creo que sea para tanto… Quiero decir que…

-Bueno, ahora que ya estamos todos, empezaremos calentando. Ya sabeis, empezaremos dando 20 vueltas al gimnasio y luego estiraremos.

-¡Sí, capitán!- Gritan todos. Todos menos yo…

Comenzamos a dar vueltas, parece que algunos no aguanta el ritmo… Ikki, está tan tranquilo, dando vueltas sin parar, algunos ya se paran y aflojan el ritmo, no pueden más. Al final, somos muy pocos los que terminamos las vueltas, los veteranos, Ikki y Yo. En total 9 personas de las 17 que estamos en el club.

-Ahora estiraremos.

-¡Sí, capitán!- Vuelven a gritar. Pero yo no… No puedo gritar ahora y menos si va dirigido al pollo quemado que tanto me despista.

 

Depués de hacer unos estiramientos de piernas, movimientos extraños de brazos y otras cosas, es hora de pegarnos algunos golpes. En pricipio, yo debía estar con otro chico que acaba de empezar, pero al parecer soy demasiado para el chico. Luego, me ponen con otro que es cinturón amarillo. También puedo con él. Y así, hasta llegar al que va antes que Ikki. Realmetne es fuerte. Con este chico no creo que sea tan facil.

 

Emezamos la pelea, pero a mitad Ikki nos detiene.

-Bueno, bueno, tenemos una promesa entre nosotros.- Dice golpeandome la espalda.

-…- Yo, siemplemente, me mantengo en silencio.

-Te diré algo. Te fallan los reflejos del lado izquierdo. Ven, te enseñaré una padata que puede ayudarte a esto.

 

Nos colocamos en posición. Dan la señal para que empecemos. No me he dado cuenta, ya lo tengo a mi lado, me ha dado una buena patada, estoy en el suelo.

-Quizás me he pasado…- Dice rascandose la cabeza.

Todos los del club sueltan ‘auch’ y otros sonidos de dolor. Pero me levanto sobandome un poco las costillas. Realmente me ha jodido vivo.

-Te has pasado. Eso ha dolido.- Digo levantando poco a poco mi cabeza. Y es que cuando me cabreo cambio mi personalidad por una más sadica y guerrera.- ¡Ahora me toca a mí demostrarte lo que sé hacer!

Me muevo veloz, le golpeo en las costillas, tal y como el me ha hecho, imitando su patada, también ha cadio al suelo y se levanta sobandose las costillas.

-Tú también te has pasado. Nadie había conseguido darme así. Me las pagarás.

Comenza a correr detrás de mí, si me da ahora seguro que ya no me levanto. Mejor será que corra como un poseido.

 

Y tanto correr no me he dado cuenta de que los dos hemos salido de la zona delimitada. Todos los del club corren de lado a lado esquivando nuestros golpes. Y gritando.

-¡Socorro! ¡Corred por vuestrar vidas!

Frenamos en seco y miramos como todos están aterrorizados. Y no me extraña, al que le llegue un golpe del pollito le revienta en cachitos.

-Si peleaseis juntos terminarías descalificados.- Dice uno de los veteranos.

Ikki se ríe de forma descontrolada, ciertamente me dan ganas de partirle la cara. Es tan raro… Quiero decir, que tan pronto me dice ‘me gustas’ y luego me trata como si no hubiese pasado nada. Y los del club nos miran raro. ¿Seguiran pensando que estamos jutnos o algo así? Bah, es igual, no importa mucho.

 

Una vez terminado el entrenamiento, vamos todos al vestuario. Nos duchamos un poco (todo sea dicho que igualmente me ducharé más tarde en mi casa nuevamente) y nos vestimos. Ikki me mira un segundo.

-¿No traes bolsa de deporte?

-No, se me ha olvidado.

-Trae, yo te lo llevo. Total, no vivimos tan lejos. Me pilla de camino.

-No hace falta, si ya lo puedo llevar en la mano.

Y sin que pueda decir nada más, coge mi kimono y lo mete en su bolsa. Nos siguen mirando, no les culpo, hasta yo miraría si fuese ellos.

 

Salimos del vestuario y nos largamos del lugar. Durante el camino de vuelta no decimos nada… Es que no sé que decirle… Tierra, tragame… Ikki ni me mira. Está mirando a no sé donde sin ningun interés aparente. Yo, sin embargo, no puedo de dejar de mirarle de reojo un y otra vez, por si se da cuenta si le miro fijamente… Pero no puedo evitarlo. Ahora que le tengo tan cerca… Tengo que mirarle. No hacerlo sería como un pecado.

 

Y me fijo que solo queda una calle para llegar a mi casa. Media… Ya estamos… ¿Qué rapido, no? Bueno, momento de despedirse…

-Gracias por traerme el kimono, Ikki.

-¿Ikki?- ¿Esa es la voz de mi madre?- Hola, encantada.

Mi madre siempre tiene que montar un numerito…

-¿Has traido el kimono de mi hijo? Que amable. ¿Quieres quedarte un rato? Vamos, pasa.- ¿Es que no le vas a dejar responder?

 

Y arrastrado por mi madre Ikki tiene que entrar forzosamente a mi casa. Y no puede ser como una madre normal y dejar que entremos en mi cuarto, nooo… Tenía que hacernos quedar en el comedor para que hablase con ella.

-¿Eres amigo de mi hijo?

-Bueno… Se podría decir que sí, ahora sí.

-¿Cómo te van los estudios?- ¿Qué más te da?

-Bien… Pero… Mi hermano me supera con ganas.

-¿Tienes un hermano mayor?

-No, un hermano pequeño. Es del mismo curso que Hyoga. Pero es de otra clase.

-¿Es amiguito tuyo, Hyoga?- ¿Amiguito? Mamá…

-No, bueno… No hemos hablado nunca…- Mentira, una vez por los papeles…

-¿Tienes novia, Ikki?- ¿Qué cosas de preguntar son esas?

-No…- Dice algo avergonzado, le doy la razón. ¿Qué madre normal pregunta eso?

-¿Eres homosexual?

-¡MAMÁ! ¿Qué cosas de preguntar son esas? Perdona Ikki…- Ahora mismo me pondría a llorar si no fuese por qué está Ikki delante.

-Perdona hijo, pero es que… Bueno como….- Espero que no siga en ‘como tú…’

-Mamá, dejalo estar… Ninguna madre normal hace lo que tú.

-Será mejor que me vaya- Eso, huye del peligro- Que hoy comemos solos y Shun no es muy apto en la cocina…

-Espera, te acompaño a la puerta.

 

Me levanto junto a él, Ikki va delante de mí, como se nota que tiene ganas de salir corriendo. Ya en la puerta, antes de abrirla me dice.

-La verdad, el no apto para la cocina, soy yo.- Y me guiña el ojo.- Solo quiero salir corriendo. Lo normal es que una madre se preocupe por las amistades de sus hijos… Pero es que tu madre se pasa un poco…

Si solo fuese amistad lo que quiero contigo…

-Otro día me paso, pero asegurate que no esté tu madre.- Otra vez me guiña el ojo.

Pero lo que no me esperaba es que me besara tan descaradamente, suerte que la entrada no se puede ver desde la sala de estar… Se pone los zapatos y se marcha tan tranquilo…

 

Me dirijo de nuevo a la sala de estar. Mi madre me mira un segundo y suelta.

-Hijo, este chico no se yo si te conviene. Parece un poco paradito y brusco.

-Tampoco me conviene una madre como tú y no digo nada.

-¡No digas esas cosas!

-Es cierto… ¿Qué madre normal le pregunta a un tipo que no conoce, que es amigo de su hijo si es homosexual? ¿En que cabeza entra? Ikki no vuelve a casa… Seguro que le has asustado y no quiere volver… Mañana me descuartiza por tu culpa…

 

Subo corriendo a mi cuarto, todavía no está la comida preparada, que suerte, así podré llamar a Seiya… Un tono… Dos tono… ¡Descuelgan!

-¿Sí?- Responde una voz femenina.

-¿Está Seiya?

-Sí, pero está practicando lengua estrangera con Shiryu. Frances… Griego… (y otras cosas pornográficas que es mejor no saber).

-Esto… Entonces no creo que quiera hablar conmigo ahora.

-Cuando termine le digo que te llame.

-Gracias, Saori. Por cierto… ¿Cómo te encuentras?

-Mucho mejor, gracias.

-Seiya dijo que estabas resfriada.

-Sí, bueno… Todavía lo estoy, pero mañana ya podré volver a clase.

-Me alegro…- Y un cuerno, pesada de tia…

-Bueno, luego te llama Seiya. Adiós.

-Adiós.

Y me cuelga. Nada más colgar mi madre me dice que ya tiene la comida hecha.

 

Bajo al comedor… Que asco… Siempre que a mi madre le da por cocinar hace lo único que sabe… Arróz, croquetas y pollo… Y de vez en cuando es pollo quemado… ¿A quien me recuerda eso de pollo quemado? ¡A Ikki! Prefiero que cocine mi padre o que llamen y encarguen comida… Puedo sufrir de indigestión…

 

Empezamos a comer y mi madre no dice nada, simplemente me mira… ¿Qué cosa tan rara tengo en la cara? ¿Tendré arróz en la comisura de la boca? Ahora me viene a la mente la tipica escena de…

-Tienes arróz en la boca.

-¿Aquí?- Dice señalandose.

-No, aquí- Dice la otra persona besandole y llevandose el supuesto arróz.

Como me gustaría algo así con Ikki…

-¿En que piensas, hijo?- Suelta mi madre… Siempre tiene que descubrirme…

-No, en nada…- Mentira… En Ikki, como siempre.

-Estás colorado…

-¿Cómo? No… Esto… Creo que suena el teléfono.

Que suerte, es decir esto y sonar de verdad. Salgo corriendo a mi cuarto. Por fin, Seiya.

 

-¿Qué querias?

-¡Adivina lo que me ha pasado!

-Espera… La otra vez que me dijiste esto fue por qué Ikki te besó. ¿Es que esta vez habeis llegado más lejos?

-¡No, imbecil! ¡Me ha vuelto a besar y…! ¡Aaaah!

-¿Por qué siempre tienes que gritar?

-¡Aaaah! No puedo evitarlo.

-¿Hyoga, cariño, tienes que gritar?

-¡Sí! ¡Tengo que hacerlo!

-¿Bueno que más?

-Adivina… ¡Aaaah!

-Pues… No sé… Dame una pista…

-¡Aaaah!

-¿Tienes que gritar?

-¡Que sí, mamá! ¿Una pista?

-Eso es…

-Pues… Palabras.

-¿Palabras?

-Sí, la pista es palabras.

-…

-Vamos, no cuesta tanto.

-Esto… Que no tengo ni idea…

-¡Aaaah!

-Hyoga, cariño…

-¡Que sí, que tengo que gritar!

-Valeeee…

Que pesada es mi madre.

-Va, dimelo.

-Pues antes, me dijo que le gustaba. Y… Es que no sé que hacer. Quiero decir… Es que… ¿Cómo se lo digo? No me atrevo…

-Pues, yo, con Shiryu. Después de unos intentos de acercamiento por su parte, cuando me besó le hice el asalto al culo.

-¿Asalto al culo?

-Sí, la proxima vez que te bese le tocas el culo…

Se ha cortado la llamada…

 

Bajo de nuevo al comedor y veo a mi madre cual pantera…

-Hijo… Hyoga… ¿Qué es eso de que Ikki te ha besado?

-¿Has escuchado mi conversación con Seiya?

-Bueno… Esto… Fue una casualidad, pensé que ya habías colgado y…

-¡Maldita sea! ¡¿En esta casa no puede haber nadie normal?!- Sí, lo reconozco, ni yo mismo soy normal. Soy un pirado y un loco enamorado.

-Vamos hijo…

-Me voy a dar una vuelta…

-Pero ya es tarde.- Sentencia… O lo intenta…

-No importa. Estaré para cenar.

 

Llego a la entrada, me coloco los zapatos y salgo por la puerta antes de que a mi madre se le de un argumento convincente para que me quede. Dando una vuelta veo una tienda, estoy tan nervioso que si no tengo algo en la boca no paro. Sí, cuando estoy así es mejor que mantega la boca ocupada. ¿Y que mantiene la boca más ocupada que las pipas que estoy a punto de comprar? La boca de Ikki… Digo… Nada… Esto… Malditos pensamientos delatadores. Decidido, la próxima vez que me bese, hago el ‘asalto al culo’ de Seiya. Dioses, estoy nerviosísimo. Quiero que llegue el momento.

 

Pago la bolsa y salgo del lugar, una tienda de golosinas cualquiera. Me doy un paseo por el parque mientras me como las pipas… Pero según se mire más bien parece que las engullo. Casi no he tirado la cascara de la anterior que ya me estoy comiendo otra. Los nervios me matan. Si Seiya me viese no pararía de reirse. Siempre lo hace… ¡Ikki te necesito! ¿Qué estarás haciendo ahora? Puede que estés con tu hermano, hablando y demostrando lo cariñoso, o no, que eres con él. En parte le envidio, pues siempre está con Ikki, pero por otra parte, bien mirado, si fuese su hermano no podría pasar de eso.

 

¿En que estoy pensando? Dejate de tonterias… Pero es que no puedo pensar otra cosa… Sí, bueno… ¿Dónde estoy? Creo que todavía no me he movido… Me da la sensación por qué todavía estoy delante del mismo arbol desde hace unos diez minutos… Cualquiera diría que soy un tipo paradito… ¿Me estoy tratando de retrasado?

 

Maldita sea, lo mejor será volver a casa… ¿Realmente tengo ganas? Para cuando vuelva, mi padre ya habrá llegado, seguro que mamá ya le habrá contado lo del beso y entonces comenzará su interrogatorio. ¿Por qué tendré que tener un padre comisario? ¿No me bastaba con una madre psicologa más loca que los pacientes? Y a todas estas preguntas se le añade otra… ¿Qué quiero ser yo de mayor? Me atrae el mundo del arte, pero no demasiado. Me gusta la lengua… Quizás me haga traductor. ¿Pero de que idioma? Me gustaría mucho de… Como se dice… No importa… Traductor.

 

Ahora, por fin, empiezo a andar, dirijiendome a mi casa. Esperando que mi padre no sepa o no quiera saber nada del asunto. Pero no será así, seguro… Venga, será mejor que me prepare para el interrogatorio… ¿Qué le contesto si me dice por que me besó? No sé… Es que son preguntas que no tienen respuesta facil si quieres evadir el tema.

 

Voy a paso despacio, esperando así no llegar nunca a mi casa… Pero como siempre que andas avanzas, en mi caso no iba a ser distinto. Sí, ahora muchos harían el chiste de ‘si estás en una cinta para correr, por mucho que andes no avanzas’, pero eso no cuenta. Saco la llave, abro la puerta, de momento no pasa nada, me saco los zapatos, me pongo las zapatillas y… Mierda, lo sabía, mi padre está en postura de interrogatorio.

-Hola, papá.

-Ven, hijo, sientate a mi lado.- Dice desde el sofá.

 

Yo, sabiendo lo que me espera, me siento a su lado. Me intento preparar mentalmente, pero no estoy seguro de estar preparado para escuchar las palabras que saldrán.

-Tu madre me ha dicho una cosa.

No jodas, no me había dado cuenta. No te fastidia…

-Ya sabes que aceptamos lo de que te guste un chico.- Sí, lo dijisteis.- Pero… Por mucho que te guste no puedes dejar que te bese así por qué sí. Puede que el chico ese solo te busque por qué quiere sexo o…

No puedo dejarle terminar, tengo que contestar. ¿Cómo se atreve a hablar así de Ikki?

-¡No digas nada más! ¡Si no sabes de lo que hablas mejor te callas!

Sin querer he gritado, me he levantado, incluso, del sofá. No puedo soportar que diga eso tan facilmente. Sabe que le quiero y sin embargo lo dice… No puedo evitarlo… No quiero evitarlo… Comienzo a llorar. Estoy llorando. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo ha sido capaz de decir algo así? Sé que Ikki no me quiere solo por sexo. Si fuese así, hace tiempo que me habría hecho algo. Hace tiempo que hubiese pasado del beso y no me hubiese dicho ‘me gustas’ tan facilmente, a mi parecer.

 

Estoy dolido, muy dolido con mi padre y mi madre. Aprieto los puños para no seguir gritandole, hago que mi flequillo tape mis ojos para que no pueda verlos, me muerdo el labio inferior esperando, que así, se calme un poco mi enfado. Pero nada de eso funciona, lo único que consigo es que me duela más el pecho. Que mi cabeza solo quiera soltarle más palabras desagradables con el mismo tono. Subo a mi cuarto, no quiero seguir viendole la cara. Subo corriendo, pues ha intentado detenerme.

 

-Hyoga, cariño, baja a cenar.- Dice mi madre a la media hora.

Yo no contesto, no tengo inteción de hacerlo. ¿Quieren que baje para seguir diciendo cosas sobre Ikki?

-Bueno, dejo la cena delante de tu puerta. Luego paso a buscar la bandeja.

 

Cuando oigo sus pasos alejarse abro la puerta. Tortilla, arróz y pescado… Menuda cena… Que mierda… Seguro que lo ha hecho mi padre. Me lo como a desgana, pero me lo como. No quiero disgustar a mi madre. Cuando he terminado, simplemente dejo la bandeja fuera, me pongo los libros y me acuesto. Pero no puedo dormir.

Notas finales:

Ahora queda claro que habrá un tercer capítulo XD

-Haz que esté de una vez con Ikki.

-Callate. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).