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Tradición familiar... por Flor oriental

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Entro en desesperación absoluta al ver destrozado el candado de la bodega en la vivía temporalmente su ciruelita. Sin importar que, tomo el hacha que estaba recargada en la puerta, con la intensión de separarle la cabeza del cuerpo al pobre infeliz que había osado entrar ahí.

Sentía el fuerte replique de su corazón, tanto así, que podía sentirlos más fuerte en sus oídos que en su pecho.  Tenía rabia. Rabia por haberle concedido la estúpida petición a Gaara. Rabia por haber salido a trabajar exactamente ese día. Rabia por encontrarse con Temari de camino a casa y no donde se suponía debía estar. Y más rabia al ver unas pequeñas manchas de sangre en el piso, absolutamente todo tirado, y ni rastros de su pequeña ciruela.

Eso era secuestro por donde lo mirase. Y al mismo tiempo, solo habían tres malditos culpables, que habían salidos disparados con carroza y todo, llevándose a su tesoro. Esta la iba a cobrar. Nadie se llevaba a su pequeño.

 

 

************************************

 

 

-Siento algo de pena por él Temari.-y más que pena, sentía una culpabilidad enorme. Yashamaru se había encargado de mover las cosas, de tal modo, que las reuniones del té, el trabajo de Sai, y las compras de Temari coincidieran para dejarles la casa sola, y con la posibilidad de revisarla a placer.

 

Aunque realmente, comparada con la culpa que sentía el mayor de los Sabaku, la pareja de Gaara se sentía una infinidad de veces peor. Estaba claro que los habían descubierto. Y además, para él, eso solo había sido culpa suya. Oh si, podía asegurar que dentro de la gran gama de preguntas a las que se veía sometido por su "Pseudo-suegro" y por Orochimaru, algo lo había delatado. Y mientras esperaba el reporte de la guardia de la aldea, no podía evitar comerse la cabeza con preguntas. …l era el culpable que su ciruelita ya no estuviese entre sus brazos.

 

La rubia solo asintió, antes de dirigir sus ojos a la puerta principal al sentir el sonido de los casquetes de un caballo. Vio como una cansina figura descendía, para poder darle los nuevos avances. Y de nuevo nada. Tres días sin saber nada. Volvió a amenazar al hombre frente ella, con la única forma en que una hermana sobre protectora podía hacerlo, dejándole en claro al jefe de la guardia, que si no recibía noticias en menos de una hora, dejaría salir a Sai para que lo buscase el mismo por la aldea. El jefe solo cerró los ojos, mientras su cabeza se mecía de lado a lado, negando, a la vez que sus labios dejaban salir un "problemática". Esa mujer iba a acabar con sus nervios de acero, y más diciendo que dejaría ir a Sai. Ya bastantes problemas había tenido la guardia. O al menos el hermano menor de su compañero. En cuanto Sasuke asomo la cabeza por bouquet ofreciendo su ayuda para lo que fuese necesario, estuvo a dos centímetros de ser partida por Sai, y ser una alcancía ambulante si sobrevivia. Nunca antes había amado tanto su suerte. Esa hacha era realmente peligrosa en manos de Sai, quien había descargado su frustración con el Uchiha al no tener a Gaara.

Aunque después de saber la historia, nadie culpaba al pintor. No cuando el mismísimo Sasuke en un acto de profunda caridad había ofrecido una casa ajena de alberge.

 

************************************

 

Se encontraba en posición fetal en el piso, intentando transmitirse a si mismo todo el calor, que sus brazos podían proporcionarle a su cuerpo. Aunque poco efecto tenía esto.

Su respiración era pausada, y corta, intentando evitar que el hedor llenara por completo sus fosas nasales. No sabía que era peor. Si haber sido violado entre tres hombres; estar encerrado en una mínima bodega completamente húmeda; o tener que compartir su mínimo espacio con un cadáver. Cadáver que además, comenzaba a descomponerse.

 

Al menos podía sentir la satisfacción de saber que una de las malditas ratas estaba muerta. Pero no podía decir lo mismo de verlo. Mantenía sus ojos cerrados, solo para no dar con la cabeza en una extraña posición de Kabuto, a quien Orochimaru en un arrebato de celos posesivos había hecho crujir cada uno de los huesos del cuello del peliplatiado, para después mutilar el miembro y las manos, alegando que nadie tocaba lo suyo.

 

A través de sus párpados cerrados evocaba la imagen de su pelinegro, para poder sobrellevar su actual situación. Y como tantas veces anteriores, le daba la razón a Sai. De haber pensado siquiera que Kabuto daría con la bodega, y que Yashamaru rompería el candado para sacarlo a la fuerza, habría salido de la aldea antes de que algo pasara. Pero no había podido, tenía tanto miedo por él como por Sai, y lo que menos quería era dejar solo a su moreno. Aunque irónicamente, estaba solo ahora.

Mientras se dedicaba únicamente a la contemplación de los artefactos guardados en la bodega, escuchó unas voces más que conocidas desde fuera, no tenía lugar a donde correr, y solo era cosa de romper el candado para hallarlo. Aún así tuvo la esperanza de que el sonido del metal al ser separado de sus eslabones jamás sonara. Pero en el mismo momento en que lo pensó, el sonido se hizo presente.

De ahí en adelante solo fue más que conciente que sus esfuerzos por resistirse eran en vano, y del escozor que pensó jamás volver a sentir cuando la sangre brotaba de su labio partido.

El hecho de que lo sacaran sin problemas de la casa, solo confirmo que tenían todo planeado para hacerlo. Y se golpeo mentalmente por ser tan estúpido nuevamente.

De ahí en adelante, nada quería recordar. Era demasiado para él haber estado conciente en el trayecto, en el que lo manosearon por completo, y menos cuando descerrajaron un candado para entrar en una bodega, con la intensión de humillarlo hasta no más poder.

 

 

************************************

 

-Muévanse- desde que Gaara había desparecido, los encargados de la guardia no entraban y salian de la casa, dando los pocos avances que lograban obtener. Y lo irónico de esto, era que el trío de ratas no había salido por la puerta y por ningún camino principal. No de la misma forma, pero si bastante similar a la que había ocupado Sai hacia ya 6 meses de su escape con el pelirrojo. Gracias al fuerte carácter de la cuñada del pelinegro, y de paso, fu facultad para poner en situaciones incómodas al jefe de guardia, recalcándole su flojera e incompetencia, había avanzado más rápido de lo que cualquiera esperaría. Aunque para Sai tres días eran demasiado, era un plazo razonable con la forma en la que se había llevado a cabo los hechos. Shikamaru al verse fuertemente amenazado por una problemática rubia, había llevado todos los recursos militares de la aldea al límite, y la constante presión de una mujer atractiva habían sido el plus que necesitaba para mover su relajada vida a algo más movida.  

Habían registrado las principales rutas de salida, o al menos todas aquellas en las que pudiera transitar una carroza. Ya habían hallado el transporte de Orochimaru. De inmediato se fue a dar aviso a la aldea, y principalmente a los familiares más cercanos.

En cosa de minutos, habían llegado galopando a todo lo que podían los caballos. Parecía estúpido tener a un pelotón allí reunido de más de 20 personas, para solo reducir a tres. Pero unos cuantos insultos por parte de Temari, amenazas por parte de Sai, y los ruegos de Naruto para apurar todo, ya que temía por el cuello de su amada cacatúa, lo había obligado a llamar a todas las personas disponibles, y para su sorpresa, la convocatoria había sido alta.

 

Se acercaron con cuidado, y ahogaron un grito de sorpresa, al ver en la primera parte de una bodega adjunta con un establo, entre la paja, a Yashamaru atravesado por una horqueta a la altura del pecho, mientras que un sonriente Orochimaru jugueteaba con algunos mechones rubios de cabello a la vez que una sonrisa enmarcaba su rostro.

Temari dio un paso al costado al ver la escena, y con miedo miro hacia el suelo al pisar algo blando. Un brazo cortado a la altura del codo, con muestras claras de haber sido comido en algunas áreas por ratas. Sus piernas cediaron, mientras llevaba una de sus manos a su boca, intentando controlar las nauseas de aquello. Los brazos de Shikamaru la rodearon antes de que diera de rodillas al piso, y la afirmaron con fuerza, mientras la rubia vomitaba al no poder controlarse.

 

-Deberías darme las gracias Temari-chan... con esa brazo Yasha golpeaba a Gaa-chan ¿no?

 

El silencio se extendió rápidamente por el lugar, ante la intriga de saber en que condiciones se encontraría el pequeño. Sai respiraba agitadamente, viendo porque recoveco podía entrar a buscar a Gaara, mientras Sasuke no soltaba su brazo, impidiendo que fuese a hacer alguna locura. Aunque lo entendía, de estar en su situación se habría vuelto loco. Y más al saber con que clase de demente estaban tratando. Ninguno de los presentes podía creer que el "socio" de secuestro de Orochimaru, estuviese medio cercenado y atravesado casi como un cordero para asar al palo.

Lentamente, los guardias se fueron acercando hasta el lugar donde ambos adultos se encontraban. Sai desde atrás se acercaba lo más calmado posible, para poder entrar en la bodega.

El primer oficial en acercarse, entro en pánico al momento de recibir parte de las viseras del rubio que Orochimaru le había arrojado.  Nadie se atrevía a moverse. El único que se deslizaba pegado a la pared era Sai.

 

Cuando Orohimaru hizo el amago de levantarse para encarar a Sai, a apenas avanzar dos pases, y conectar su mirada con uno de los responsables de su desgracia, se escuchó un golpe sordo y seco en el lugar.

Kankuro al ver que Orochimaru acercaba con daga en mano para atacar a Sai, se movió lo más rápido que pudo, y me asestó el mejor golpe que pudo con lo primero que encontró.  Y a pesar de la escalofriante escena, Sasuke agradecio mentalmente que hace unos pocos días, el hacha de Sai se desviara unos cuantos centímetros de su persona, o de lo contrario se encontraría en la misma situación que Orochimaru. Con un hacha encajada en el cráneo.

Sai intentó que sus piernas no cedieran en cuanto vio caer el cuerpo del mayor frente a él, y ver el rostro siempre apacible del castaño salpicado con sangre. Se dio la vuelta rápidamente, evitando el mareo y las grandes nauseas que le provocaba tanto la incertidumbre como la situación. Intento abrir la puerta que lo separaba de su ciruelita, y al ver que no cedía,  él mismo saco el hacha del lugar en el que se encontraba, antes de derribar con unos cuantos golpes la puerta.

Lo primero que encontró entre ese montón de sacos de té, fue el cadáver de Kabuto. Y casi frente a este, su ciruelita hecho un ovillo. Corrio hasta su lado, mientras lo llamaba a gritos. Y sonrio feliz al comprobar que el maltrecho cuerpo de su ciruelita, a pesar de estar con múltiples golpes, herido y lleno de semen reaccionaba a su llamado abrazandolo.

Poso don delicadeza la frente de Gaara en su hombro, su pequeño no quería abrir los ojos por el terror que le causaba su compañía de encierro. No tardó en cubrir el cuerpo de Gaara, y alzarlo con cuidado, de la misma forma en la que un koala se aferra a otro; además de dejar uno de sus brazos de base, y el otro con suave firmeza en la nuca de Gaara, para evitar que viera un algo indebido.

 

Avanzó lo más rápido que pudo, hasta llegar al lugar en que se encontraban los caballos. Tuvo la suerte de ser afirmado por Itachi en el momento en que sus piernas cedieron por la aglomeración de sensaciones en su cabeza, de lo contrario habría terminado en el piso con Gaara a cuestas.

Tres caballos se pusieron en marcha de inmediato. En uno iba Sai llevando abrazado a él a Gaara, mientras que el caballo se dejaba guiar dócilmente por Sasuke, que lo tiraba del propio. Además de un guardia que iba de compañía.

 

Decirlo sería lo más egoísta. Pero Sai internamente estaba feliz de saber que no tendría que volver a huir ni tener miedo de ser encontrado. Que ahora solo sería exclusivamente su ciruelita y él. Estaba feliz de sentir el calorcito de Gaara otra vez junto a él; y ya se encargaría de ayudarle a su preciado pelirrojo a sanar las heridas de esos días.

 

-Huele a té.

 

Escuchó la vocecilla de Gaara, y aspiro el aroma del aire. Efectivamente olía a té. Vio como los párpados de Gaara se abrían, dejándole observar sus irises aguamarina. Se acercó y beso castamente sus labios, para terminar fuertemente abrazados. No necesitaban decirse nada. Entre ellos lo sabian todo.

 

Temari acurrucada entre los brazos de su hermano, veía como poco a poco, la bodega llena de forraje y se te iba consumiendo poco a poco junto con tres cuerpos. Aun así, le era estúpido disfrutar del olor de las hojas de té al ser carbonizadas. Quizás más que el té, era la tranquilidad.

Eso debía ser. Suspirar aliviada al ver como el jefe de la guardia al cual ya había humillado en varias ocasiones, prendía fuego a la bodega, y con ello sus preocupaciones se volvían ceniza.

 

-Siempre es té

 

Y mientras decia esto, los labios de Kankuro se curvaban en una irónica sonrisa. Al parecer la tradición del té en su familia marcaba todo.

 

 

                                                                                                                                                              

 

Fin

Notas finales:

No sé si es el final que esperaban.

Pero aquí se terminar la historia

Que sobrevivio a muchas cosas, a estar detenida por meses fue una de ellas.

 

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Agradecimientos a aquellos que siguieron la historia, a pesar de estar detenida; a todas que dejaron un rr durante ella; las que lo consideraron como favorito, y también a aquellos que lo leían en el anonimato.

 

Ademas de esto.

saber que llegaron hasta aquí.

Gracias ^^


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