-Así que están juntos de nuevo ¿no?
Die evitó la mirada de Kyo al responder.
-Sí.
La expresión de Kyo no se alteró en nada al oír una respuesta que ya conocía. Sin mirar a Die siguió paseando por aquel jardín, uno de los innumerables jardines de Kyoto, su ciudad natal, adonde había ido a pasar unos días con su pareja. Y sin embargo, ahora, caminaba casi ajeno a su presencia.
Die lo siguió, callado e incómodo. No había podido dejar de notar la frialdad de Kyo desde el mismo instante en que sacó el tema.
-Kyo...
Kyo no respondió al oír su nombre, pero hizo un gesto con la cabeza para demostrar a Die que lo escuchaba.
-No seguirás aún molesto con Toshiya ¿verdad?
Kyo se acercó hasta el puente que cruzaba un lago del jardín. Se apoyó un momento en la barandilla, mirando los peces que pasaban nadando lentamente bajo la estructura de madera, para luego girarse y encararse con Die.
-Bueno, ya sé que estás molesto, pero... - Die intentó encontrar las palabras para expresarse. - Toshiya se equivocó, Kyo.
El aludido levantó las cejas, en una expresión irónica que le decía "¿En serio?"
Die, herido por ese gesto, por la reticencia que Kyo mostraba ante sus intentos de explicarle la situación de su amigo, continuó hablando:
-Todos nos equivocamos. Toshiya lo hizo y lo siente. Está arrepentido. Y ha aprendido de sus faltas. Ahora puede no repetir jamás un error así...ahora puede darlo todo por Shinya.
La expresión de Kyo seguía siendo dolorosamente incrédula.
- ¿Qué más te hace falta, Kyo? ¿Cómo puedes saber si se equivocará o si todo saldrá bien si no le das otra oportunidad? Shinya se la ha dado. ¿Por qué no puedes, ya que no confías en Toshiya, ni en mí, confiar en él? -Die siguió hablando, tratando de convencer a su pareja de que volviera a confiar en su amigo. - Esta vez saldrá bien, ya lo verás. Toshiya siempre ha querido a Shinya, a pesar de los errores que cometió. Saldrá bi...
-Cállate, Die.
Die se quedó paralizado.
- ¿Qué?
-Que te calles... - Kyo suspiró y miró hacia el lago. - ¿Crees que no sé ya todo lo que me estás contando? Que Toshiya quería a Shinya de verdad, que lo ha seguido haciendo todo este tiempo...
-Si lo sabías ¿por qué le echaste en cara esas cosas? ¿Por qué has estado poniéndome caras escépticas cada vez que trataba de explicártelo? ¿Por qué nunca has vuelto a hablar con Toshiya...?
Kyo no pareció hacer caso de sus reproches heridos.
-Pensaba que eran la pareja perfecta, Die... - Kyo suspiró, recordando. Había demasiados hechos en esa parte de sus vidas que no podían ser recordados sin que se escapase un suspiro. - Y nunca esperé que Toshiya hiciera algo así.
-Se equivocó. Todos nos equivocamos. Lo importante es...
Kyo negó con la cabeza.
-No es eso...
-Kyo, sé que Shinya lo pasó mal y que tú darías lo que fuera porque él no sufriera. Y que te dolió que yo apoyara a Toshiya, que no entendías el que yo no viera que se merecía lo peor por lo cabrón que había sido con Shinya. Pero...
-Die, una vez más eres tú el que no entiendes.
Die se quedó pasmado de nuevo. Había veces en que era imposible comprender a Kyo, tratar de saber qué sentía o pensaba, aún cuando ya llevasen dos años juntos. Si no era aquello ¿qué demonios era?
-No me dolió sólo por Shinya. No me dolió sólo por ti. Toshiya también era mi amigo. Yo admiraba sus sentimientos por Shinya. Y ver lo que pudo llegar a hacerle hizo que la idea que tenía de él se rompiera en mil pedazos. De repente ya no era el Toshiya que yo conocía. De repente ya no era el aquel Toshiya leal y entregado por el que hubiera dado un brazo. Ya no podía confiar en él porque cuando lo miraba creía estar viendo a un extraño.
Kyo sonrió sin alegría. Una sonrisa que parecía querer decir"¿Lo entiendes ahora?". Die no podía articular palabra. ¿Cuánto tiempo se había estado guardando Kyo todo aquello? Y todo ese tiempo, en sus divagaciones, él no había logrado acercarse ni lo más mínimo a lo que sentía de verdad...
-Y... ¿sabes? Porque conozco a Shinya siempre supe que si Toshiya encontraba el valor para volver ante él con sus disculpas, Shinya lo aceptaría. He estado esperando que esto no ocurriera porque así podía seguir odiándolo...
Die se acercó a él lentamente. Quería abrazarle, pero de alguna manera aún no se atrevía a tocarlo. Sabía que aún quedaban cosas por decir.
-Pero, una vez más tienes razón, Die. - Éste abrió los ojos, sorprendido, sin entender muy bien a qué se refería. Kyo le sonrió una vez más y esta vez había calidez en su sonrisa. -Tienes razón aunque muchas veces ni tú mismo lo creas. Sé que piensas que a veces no hay quien me entienda, que me enredo yo mismo en mis sentimientos y tienes razón. Y a veces digo las cosas como si fueran una verdad absoluta, con una seguridad que ni yo mismo me creo, y no escucho. Necesito que estés aquí, enseñándome que me equivoco yo también, y que, como Toshiya, puedo aprender. Puedo admitir que se equivocó y aprender a reconocer en él otra vez al amigo que creía haber perdido. Sólo dame tiempo...
Kyo solía ser como un témpano de hielo, impenetrable y frío. Así había sido desde que se conocieron, y la vida no había hecho más que darle razones para ello. Pero, en algún momento de esos dos años, Kyo había dejado que la calidez de Die entrara dentro de ese témpano.
Die no lo había sabido hasta ese momento. Y sintió un sentimiento cálido, reconfortante y profundo que lo llenaba por dentro. Un sentimiento que no sabía cómo expresar.
Se le hizo un nudo en la garganta. ¿Debería llorar, quizá? Por qué no. Qué más daba. Cuando era joven, Die solía tratar de ocultar sus sentimientos, pero ahora sabía que eran una parte de él que no merecía la pena ocultar. Ni avergonzarse de ellos. Eran parte de él. Todo lo que sentía cuando estaba junto a Kyo era parte de él. Kyo sonrió al mirarlo.
-Te necesito conmigo, Die. Sin ti hubiera seguido pudriéndome por dentro.
A veces llega un momento en que no podemos expresar lo que sentimos con palabras. Die y Kyo estaban solos en el jardín y cuando se abrazaron, el tiempo pareció detenerse, como si él mismo quisiera apartarse y crear para ellos un pequeño lugar secreto en el mundo. Como si nada fuera a pasar nunca...
Kyo cerró los ojos, sintiendo que la calidez del cuerpo de Die le calaba hasta la médula de los huesos. ¿Cómo podía saber si eso ocurriría? ¿Cómo podía saber si Die y él no pasarían alguna vez por una situación parecida a la de Shinya y Toshiya?
No podía saberlo...
Pero en el abrazo de Die había algo que le decía que eso no ocurriría nunca.
- ¿Y Kaoru? ¿No se sentirá un poco agobiado al ver que estamos todos en parejitas?
Me reí.
-Qué va. A Kaoru eso no le preocupa, ya sabes cómo es. Además hablé con él hace poco y me dijo que el mercado de solteros se quedaría sin él, que no estaba interesado de momento.
-Ah, vale - te noté más despreocupado.
Me quedé callado un momento. Qué adorable encontraba el que siempre estuvieras preocupándote por los demás. Cómo daba las gracias por estar de nuevo junto a ti.
-Te quiero, Shin.
Era tan bonito poder decirte de nuevo esto después de tantos años...
-Y yo, Toto...
Otro momento de silencio, lleno de calma. Miré a mi alrededor. Nada parecía haber cambiado en aquel pequeño café, con su música suave y su luz difusa, como si la vida, sus sufrimientos y sus alegrías fueran algo que sólo ocurriera fuera él.
- ¿Recuerdas? ¿Recuerdas estar aquí hace dos años?
Sonreíste, mirando tristemente hacia otro lado. Sí, recuerdas. Hay cosas que es imposible olvidar ¿verdad? Recordabas lo que pasó y el dolor que vino después, de la misma forma que yo recordaré siempre el dolor de mis errores y de tu ausencia. Pero esos recuerdos, de alguna forma ya no dolían tanto. Porque ahora al recordarlos, sabíamos que tras toda esa oscuridad había luz.
- "Estaré allí cuando las sombras caigan" -repetiste.
Sonreí con dulzura y llevé mi mano hacia tu mejilla para acariciarla. Te inclinaste hacia el roce, cerrando por un momento los ojos.
-Y yo también....siempre...
Ha pasado mucho tiempo...pero eso no es algo que necesites que te recuerde. Miro hacia atrás y veo cada uno de los pasos que me han conducido hasta aquí. Veo la felicidad y la inocencia, el dolor y la pérdida. He escrito mi camino hasta aquí con estos sentimientos, y ahora que sé que el camino que queda está siempre por escribir no me importa el pasado. Me importa este presente. Me importa nuestro futuro.
Me importas tú.
Pero no te lo dije. Sólo te miré y supe que no hacía falta hablar.
Hay silencios que no necesitan ser llenados con palabras...
Hay te quieros que no necesitan ser dichos...
Kaoru sonrió. Se sentía feliz al ver que todos a su alrededor lo estaban, que todo estaba arreglado al fin. Ahora podía descansar, dejar de estar cuidando siempre a sus amigos, aunque a veces no se dieran cuenta.
"¿Y qué le voy a hacer? Soy incapaz de no preocuparme por ellos"
Sonrió de nuevo. Sin pararse a mirar, entró en una cafetería cualquiera, dispuesto a tomar un café para relajarse. Avanzó por el local en busca de una mesa libre y se sentó.
Perdido en sus propios pensamientos no se dio cuenta de cuándo llegó la camarera y la voz femenina lo sacó bruscamente de ellos.
-¿Qué va a tomar, señor?
Levantó la vista, ligeramente sobresaltado. La voz le sonaba de algo y al mirar a la camarera se encontró con una chica joven con el pelo teñido de castaño claro.
La chica también lo reconoció y se sonrojó. Kaoru le sonrió.
-Un café solo, gracias...
FIN
I'll be there when the shadows falls
Comenzado el 18 de octubre de 2007
Finalizado el 15 de junio de 2008