Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I'll be there when the shadows falls......... por Ame

[Reviews - 60]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mmm...bueno, pues aquí esta el siguiente capítulo. Si está claro que con lo de tardar en actualizar no tengo remedio, en las próximas semanas no va a mejorar porque empiezo con los éxamenes....U.U

¡Pero haré lo que pueda, hay que ser optimista! XD

En tanto, aquí dejo el capítulo, espero que os guste.

De nuevo, muchísimas gracias a todos aquellos que dejan review. Esas cositas dan la vida.....

 

Supongo que debimos estar bastante tiempo allí, ya que cuando nos separamos y miramos a nuestro alrededor, el resto de la banda había ido a buscarnos y estaba allí, en la puerta de la azotea, mirándonos con la boca tan abierta que las mandíbulas les arrastraban por el suelo.

- ¿Desde cuándo.....? - preguntó Die.

-Desde ahora mismo - respondió Shinya abrazándome y sonriendo.

Me sentía feliz de que Shinya me demostrase su cariño tan abiertamente, así que yo también le abracé con fuerza.

-Oh, Dios; chicos, no seáis tan pegajosos - soltó Die, haciendo una mueca de asco. Me abstuve de comentarle su "pegajosidad" con Kyo.

Kaoru - en eso se notaba porqué era el líder - fue el primero en reaccionar inteligentemente. Mirándonos a Shinya y a mí, nos dijo:

-Bueno....como líder tengo que deciros lo de que espero que esto no afecte a la banda y blablablabla....pero lo principal es esto: me alegro muchísimo por vosotros, espero que os vaya muy bien.

"Gracias, Kaoru" fue lo único que pensé en ese momento, profundamente agradecido. Fue mucho más tarde cuando me di cuenta de que, a partir de ese primer momento de apoyo, Kaoru siempre fue el guardián de nuestra relación.

Kyo fue el siguiente en felicitarnos, aunque cuando creyó que no le estaba mirando, vi que vocalizaba, sin hablar, las palabras "tenemos que hablar" de forma que sólo tu pudieras verle. Me pregunto si ya entonces Kyo intuyó lo que podía llegar a pasar....aunque no lo creo...simplemente quería cuidarte.

Y finalmente, Die. Die no hizo como Kyo, murmurar discretamente. Die directamente me gritó:

- ¡Toshiya, hijo de tu madre! ¡Se supone que soy tu mejor amigo y no me habías contado nada! - hizo como que se secaba las lágrimas y Kaoru, que se estaba conteniendo las carcajadas, hizo como que lo consolaba. Pero Die enseguida volvió a la carga. -Me debes una cena, que vas a pagar TÚ y en la que me vas a contar TODOS Y CADA UNO de los detalles.

Al decir lo de los detalles puso una sonrisa tan maquiavélica que no pude evitar imaginarme a que se refería.

-¡¡DIE!! - grité. Luego, ya más bajito, murmuré. - No hemos hecho nada....

-Sólo faltaría, si lleváis cinco minutos juntos - rió Kyo.

Se quedaron un rato mirándonos.

-Bueno.... ¿nos vamos? - solté. Estaba incómodo de que todos nos mirasen. - Que Shinya y yo no somos monos de feria...

-Reconoce que un poco de cara de mono sí que tienes - dijo Die. Yo ya me había levantado y le pegué una colleja. Tú detrás de mí, te reíste. Todos empezamos a reír, mientras bajábamos al estudio. Seguíamos siendo la misma banda de siempre, pero además, ahora estabas conmigo. Rodeado de las personas a las que más quería, en ese momento no hubiera podido sentirme más feliz.

 

Aquellos primeros días pasaron como un sueño. Me sentía tan afortunado que a veces me quedaba mirándote embobado, como si no me creyera que al fin estuviéramos juntos -y en verdad aún no me lo creía-, lo que hacía que toda la banda se echara a reír al ver la cara de idiota que se me quedaba. No quería molestar a los demás acaramelándome demasiado, pero aprovechaba cualquier ocasión para besarte. Pasaba a buscarte todas las mañanas para ir juntos al trabajo -con lo que llegaba al estudio feliz como una perdiz- y después nos íbamos toda la banda al bar que ya se había convertido en nuestro segundo hogar y te acompañaba a casa para después de un largo beso, irme a la mía a soñar con el día siguiente.

Aquel día habíamos acabado el trabajo pronto, porque la gira estaba ya casi completamente planeada y ni siquiera Kaoru tenía mucho trabajo. Fuimos al bar de siempre y estuvimos bebiendo relajadamente -ya le habíamos advertido a Die que ese día nada de grandes borracheras- hasta que Kyo dijo que se iba a quedar dormido encima de la barra del bar y decidimos irnos. Kyo, Kaoru y Die se fueron en el coche de Kyo -aunque conducía Kao, porque Die había dicho que le apetecía llegar vivo a casa- y yo me quedé como siempre, a despedir a Shinya en la entrada de su casa.

La despedida, como no, era un largo beso.

-Mmmm.... - sonreí al separarnos. -Me pasaría toda la vida besándote.

Tú te reíste, con las mejillas un poco sonrojadas y dijiste:

-Yo también...pero tenemos que dormir, que mañana el trabajo no va a desaparecer.

-Woaaaa - bostecé. -No me lo recuerdes que tengo muuucho sueño...me da una pereza enorme conducir hasta casa...Qué suerte tienes de vivir aquí al lado.

Volví a bostezar.

-En fin, Shinya, buenas noches. Duerme bien, que mañana quiero que mi amor esté descansado.

Te besé ligeramente en los labios y me di la vuelta, en dirección a mi coche.

- ¡Eh, Toto! ¡Espera!

- ¿Sí?

-Tu casa está muy lejos. Si estás muy cansado ¿por qué no te quedas a dormir?

Estaba un poco sorprendido por la propuesta, pero sin dudar un momento la acepté.

 

Ahora que lo pienso, nunca hasta entonces había estado en tu dormitorio. Conocía el salón, el baño, la cocina, pero no el dormitorio. En ese momento, sin embargo, estaba sentado encima de tu cama mirando como buscabas en tu armario algo de ropa de dormir para dejarme. Al final sacaste del armario dos camisetas anchas y me lanzaste una.

-Lo siento Toshiya, yo siempre duermo con esto, no tengo pijamas para prestarte.

-Bah, no pasa nada, yo tampoco duermo con pijama -te pusiste rojo al oírme decir eso. - Qué malpensado eres, Shin -me reí.

-No es verdad - dijiste avergonzado y mirando al suelo. - ¿Te importaría darte la vuelta mientras me cambio? Ya sé que somos novios....pero es que me da algo de corte.

-No hay problema.

Me di la vuelta. No había pasado ni un minuto cuando me dijiste "ya está". Me volví hacia ti para descubrirte vestido tan sólo con una camiseta que te llegaba hasta la mitad del muslo.

-No me mires así, Totchi...

-Es culpa tuya, que vas provocando.

Me lanzaste un cojín a la cabeza.

-Calla y cámbiate.

Esta vez fuiste tú el que te diste la vuelta, aunque a mi no me hubiese importado que te quedases mirando. Me saqué la ropa lo más rápido que pude y me puse tu camiseta. Era algo más alto que tú, de modo que la camiseta que a ti te quedaba a medio muslo a mi me tapaba aún menos piel.

-Ya estoy.

Esta vez fui yo quien se puso rojo como un tomate al encontrarme tu mirada. ¿Era de....esta forma como yo te había mirado antes?

-No me mires así, Shin...

Te echaste a reír.

-Vaya, eso me suena de algo. Es que....te ves muy bien con ella.

Bajé la mirada al suelo, intentando estirar la camiseta hacia abajo para tapar algo mis piernas.

- ¿Dónde voy a dormir?

-Aquí conmigo, por supuesto.

Abrí los ojos, sorprendido.

-Pensé que me quedaría en el salón, como la otra vez....

- ¿Y me dejarías aquí solito?....

No podía resistirme a tus ojitos...de todas formas yo tampoco quería dormir en el salón. Me abrazaste y buscaste mis labios, que salieron a tu encuentro. Sin dejar de besarnos caímos en la cama, tú sobre mí, mientras mis manos recorrían ávidamente tus muslos desnudos. Un suave gemido interrumpió mi tarea de explorar cada rincón de tu boca.

-Toshiya....Toshiya....tenemos que dormir.

-Pero yo no quiero dormir - susurré mientras te besaba el cuello.

- ¡Para! - dijiste, mientras me empujabas suavemente lejos de ti. -Mañana tenemos mucho trabajo y tú mismo has dicho que estabas muy cansado...

Te miré, sin creérmelo. Bajaste la vista, avergonzado.

-Aún no estoy listo, Toto...

Me acerqué a ti de nuevo y te acaricié la mejilla, mirándote con ternura...con esa ternura que creía tan cursi que nunca pensé que llegaría a sentirla por nadie.

-Pero no tienes que avergonzarte de eso, Shinya...

Levantaste la vista hacia mí, mirándome con esos grandes y brillantes ojos.

- ¿No estás enfadado conmigo?

-Por supuesto que no...además ¿qué clase de novio sería si te presionase para hacerlo?

-Me alegro de que seas así conmigo, Totchi... - dijiste abrazándome.

Nos metimos en la cama, arropándonos el uno al otro, y cuando apagaste la luz, te busqué en la oscuridad para rodearte con mis brazos. Tu cuerpo delgado desprendía un calor agradable en la noche fría.

-Buenas noches, mi vida - susurré en tu oído. Aunque estaba a oscuras casi puedo afirmar que vi tu sonrisa....que pude ver la tranquilidad en tu cara antes de quedarte dormido entre mis brazos....

 

Al día siguiente llegamos al trabajo juntos, como siempre. Aunque aquella mañana podía decirse que estaba aún más feliz de lo normal. Despertarme a tu lado era algo que a mi ánimo le sentaba magníficamente bien.

-Espero que hayas traído dinero -fue lo primero que dijo Die nada más verme.

Confundido, asentí.

- ¿Por qué lo preguntas?

- ¿Recuerdas que me debías una comida para contarme todo? Pues va a ser hoy.

- ¿Y por qué hoy? ¿Quién lo ha decidido?

-Yo - dijo, sacándome la lengua.

En ese momento nuestra conversación fue interrumpida por Kaoru, que acaba de entrar por la puerta y nos pedía que empezáramos a ensayar ya. El ensayo se me pasó muy rápido, como toda la mañana y casi en seguida me encontré con que era la hora de comer y Die estaba plantado frente a mí con una sonrisa malvada. Miré en tu dirección en busca de apoyo.

-Venga Toshiya, si sabes que yo te dejo ir - reíste.

-¡¡¡¡Shinya no me hagas estoooo!!! - grité, mientras Die me cogía de un brazo y me arrastraba hasta la puerta.

 

Die y yo estábamos sentados en un restaurante, comiendo tranquilamente y mirando por la ventana como los coches pasaban veloces frente a un parque...en un mundo que nunca se detenía.

Excepto para nosotros en ese momento.

El restaurante estaba casi vacío. La radio que se oía de fondo sintonizaba una emisora que no paraba de poner canciones enka[i] que se mezclaban con los sonido del agua cayendo en el fregadero y los platos chocando que venían de la cocina. Comíamos lentamente; sin necesidad después de tantos años, de rellenar el silencio que había entre nosotros con palabras.

Supongo que hasta ahora he descrito a Die como un verdadero idiota, un payaso que siempre está haciendo bromas, bebiendo más de lo que puede soportar y comportándose como un niño grande. Todo eso es cierto... pero Die tiene también otra cara. Es amable, sensato y la persona que más me ha apoyado...es la persona a quien sé que le puedo contar todo...es mi mejor amigo.

- ¿Por qué no me dijiste antes lo de Shinya?

Ya le había contado todo lo que sentía por ti...después de tanto tiempo ocultándolo.

-Supongo que estaba asustado de mis propios sentimientos...no lo sé. El día en que me di cuenta de que estaba enamorado de Shinya tuve mucho miedo... miedo de no saber porque de repente amaba a alguien de mi mismo sexo, miedo de que no me entendierais, miedo de no ser correspondido...

-Eres gilipollas - dijo simplemente Die, dando otro sorbo a su refresco. Miró con melancolía la calle. Llegaba el otoño y el viento arrastraba las hojas marrones frente a la cristalera del restaurante. -A mí no me hubiera importado si un día te levantases y me dijeses que te has enamorado de una cobaya...

Ambos nos quedamos mirando las hojas traviesas que revoloteaban en un remolino de viento.

- ¿Sabes? - prosiguió Die, sin dejar de mirar las hojas marchitas. - Amas a quien amas y su sexo da igual...

 

Die y yo volvíamos caminando por un parque a la discográfica después de la agradable comida. Hacía tiempo que no hablábamos tan íntimamente. Ahora que tantas cosas se habían dicho, andábamos en silencio. Yo, sin dejar de mirar a la gente que paseaba a nuestro alrededor, sorbía con una pajita el refresco que no me había dado tiempo a acabar y me había llevado.

-Toshiya...

Volví la cabeza hacia Die, sin dejar de jugar con la pajita de color naranja.

- ¿Recuerdas de lo que hablábamos?

Asentí con la cabeza. ¿Cómo no?

-Yo también debería haberte contado algo.... - distraídamente le dio una patada a una pobre piedra que estaba allí. - En los últimos meses yo también me he sentido así. Yo también me he dado cuenta de que de repente veía como a algo más a alguien que siempre había estado ahí...

Le miré interesado, pero sin decir nada. Sabía que tenía que dejarle hablar.

-Shinya y Kyo son muy amigos ¿no? - preguntó como cambiando de tema. - Ahora que Shinya y tú estáis juntos ¿podrías pedirle que le sonsacara a Kyo que le parezco?

Al darme cuenta de lo que mi querido amigo quería decir, sin que esta vez valieran fingidos ataques de tos ni ninguna otra cosa, me eché a reír sin poder contenerme, salpicando a Die con el refresco que había bebido.

           

- ¿Así que Die quiere que averigüe que le parece a Kyo? - te reíste.

-Sí - sonreí.

-Pues Kyo me ha pedido lo mismo - estallaste en carcajadas. - Aunque mucho más cortado claro...imagínate lo que ha significado para él pedirme algo así...pensé que en cualquier momento se iba a dar la vuelta e iba a salir corriendo.

-Vaya par de tortolitos - seguramente pocas cosas hay en el mundo que se parezcan menos a dos tortolitos, pero en fin. - Pues algo habrá que hacer ¿no?

-Claro, claro, pero ya lo pensaremos luego.

-Mmm... ¿luego? ¿Por qué luego? - pregunté, completamente perdido.

-Porque creo que ahora deberíamos dejar de hacer de celestinos y concentrarnos en nuestra propia relación...

Te acercaste a mí andando a gatas sobre el sofá. Era cierto que eras el más adorable de la banda...pero eso no quitaba que cuando quisieses, pudieras provocar como el que más. Cuando llegaste a mi lado no puede resistirme y me lancé directamente a por tus labios, atrapándolos en un beso que parecía necesitar tanto como respirar. Sonriendo comenzaste a bajar tus labios por mi cuello, mordiendo suavemente mi nuez de Adán y lamiendo la piel que se estremecía sin poder evitarlo. No recordaba haberte visto jamás así...

-Creo que deberíamos ir a otra habitación - susurraste entre beso y beso tuyo, entre gemido y gemido mío.

Te levantaste del sofá y me indicases que me levantase yo también. Lo hice, sin saber aún muy bien que estaba pasando.

- ¿Qué te pasa, Shinya?

-Cállate - dijiste, tomando mi cara entre tus manos para volver a besarme con hambre. - Lo único que tienes que saber... - susurraste en mi oído. -...es que ya estoy listo.

Creo que no necesite ni un solo segundo después de aquella frase para abrazarte con fuerza, tratando de sentirte lo más pegado a mí que pudiera, mientras nuestras bocas seguían unidas. Tratando tú también de apegarte más a mí enroscaste tus piernas a mí alrededor, mientras yo te agarraba para montarte sobre mis caderas. Sosteniéndote de aquella forma caminé hacia el dormitorio. Aún no sé como no nos estampamos contra una pared o algo en el camino, porque no dejamos de besarnos ni un instante y no veía por donde iba. Al llegar al dormitorio te tiré sobre la cama, cayendo inmediatamente encima de ti.

Agarrando tu pelo para echar tu cabeza hacia atrás, me dispuse a lamer tu cuello dejando allí mis posesivas marcas. Gemías, retorciéndote bajo mi cuerpo. Tratando de no despegar mi boca de tu piel, te desabroché la camisa, teniendo así acceso a toda tu pálida piel. Besé cada rincón de tu pecho mientras enterrabas tus uñas en mi espalda, debajo de mi camiseta. Mis labios atrapaban tus pezones, concentrándose allí unos instantes antes de bajar para besar tus costados, apenas un roce que hacía que todo tu cuerpo se sacudiera.

Me sacaste la camiseta, aunque era casi como si quisieras arrancármela. Nos abrazamos fuertemente, quedando así nuestros cuerpos unidos, pasándose calor de uno a otro mientras pequeñas gotas de sudor empezaban a aparecer. Volví a besar tu cuello, exhalando mi aliento sobre tu piel....

De repente, haciendo uso de tu fuerza -nunca pensé que tuvieras tanta, aún pensaba en ti como la nenita de la banda- me echaste a un lado rodando, invirtiendo las posiciones. Ahora eras tú el que quedaba encima, sobre mí.

Con una de esas sonrisas tuyas, tan traviesas, tan provocadoras, comenzaste a besar mi pecho, bajando lentamente, con un destino más que claro. Desabrochaste mi cinturón, arrojándolo lejos. Bajaste mis pantalones hasta sacármelos, lo mismo que mis boxers. Acariciaste mi pecho con tus palmas suaves y depositaste unos besos igual de suaves, bajando con lentitud.

-Shinya....Shinya - gemí, como si el pronunciar tu nombre aliviase la tensión que se iba acumulando en mi cuerpo en forma de placer - no pares.

Tus besos se acercaron peligrosamente a mi miembro, rozando la piel a su alrededor. Fue tu mano la que inició el juego, rodeándolo e imprimiendo un rítmico movimiento. Poco más tarde tus labios...enloqueciéndome.

No...no quería eso, no en ese momento. Sabía que no aguantaría mucho más tiempo y tenía otros planes. Te aparté con suavidad y -de nuevo- rodamos hasta que volví a quedar arriba. Te besé con ansiedad, pero habíamos llegado a un punto en que ni los besos ni las caricias nos aliviaban ya. Acaricié tu mejilla para poco después llevar mis dedos a tu boca. Acaricié tus labios con ellos y luego los introduje en tu boca. Los lamiste con sensualidad, sin dejar de mirarme a los ojos, sabiendo lo que me provocabas. Con la otra mano te desabroché los pantalones y te saqué la ropa interior, liberando al fin tu miembro erecto, con lo que soltaste un quejido de alivio.

Fui llevando mis dedos húmedos por todo tu pecho, bajando y dejando un rastro de saliva por tu piel. Cuando al fin encontraron su destino introduje el primero de los dedos, sin dejar de mirarte para saber tu reacción.

Tu cara era excitante... estabas completamente sonrojado, con los ojos cerrados, suspirando. Continué acomodándote, quería hacerlo lo más suave posible, no hacerte daño. Tú, en cambio, estabas ya ansioso por lo que tenía que venir.

-Toto.....no me hagas esperar más... - dijiste con la voz entrecortada.

-Pero...

-Por Dios, Toshiya...hazlo de una jodida vez...

Me sorprendí un instante por aquellas palabras, pero la situación captaba demasiado mis sentidos para dejarme sorprender demasiado por cualquier otra cosa. Con cuidado, me introduje dentro de ti...

Sólo un momento me detuve... ninguno de los dos quería esperar. Rodeaste con una pierna mi cintura, tratando de sentirme más profundo.

Dios...por Dios, voy a aguantar, no voy a decirlo...

-Aahh....Shinya...qué estrecho eres...mm - mierda, lo dije. Esa frase sacada de cualquier película cutre...

Te reíste suavemente, y cogiendo mi mano, la cerraste sobre tu propio miembro. Comencé a acariciarlo al mismo ritmo que mis embestidas, que al principio eran lentas y profundas, tratando de llegar más dentro de ti...

Pero ese ritmo no tardo en quedarse corto. Pronto las embestidas se volvieron cada vez más rápidas, más profundas, más fuertes...llegando a un punto dentro de ti que hacía que te convulsionases en cada roce, gimiendo cada vez más alto. Y ese sonido era el que hacía que cada vez yo sintiese ganas de llegar más dentro, para volver a oír el sonido de tu voz quebrando el aire. Nuestros labios se unieron, con ansia...el placer me cegaba, ya no podía llegar a más...un escalofrío me recorrió entero mientras mi mente se alejaba por un segundo hacia un cielo blanco...

Con un último jadeo, agotado, me vine en tu interior. Pocos segundos después fue tu propia esencia la que se desparramó entre nuestros cuerpos y pude ver tu expresión al tocar el cielo....

Un ángel...

Caí sobre ti, agotado, pero tratando de hacerlo con suavidad. Nuestros cuerpos quedaron unidos por las pequeñas gotas de sudor. Nuestros alientos se entremezclaron. Hasta el propio aire de la habitación parecía haberse vuelto cálido y sofocante, como si lo hubiéramos consumido en nuestro acto. Como antes, sentía que mi cuerpo no podía resistir más, pero esta vez de agotamiento. Mientras iba cayendo en el reino de los sueños susurré entre jadeos, intentando recuperar el aliento:

-Shinya...Shinya, te amo.

Me quedé dormido casi al instante. Unos brazos me rodearon. No sé si lo oí justo antes de dormirme, o si fue ya parte de mis sueños, pero provenientes de una voz suave llegaron a mi cabeza las palabras "Yo también, Toto".

           

A la mañana siguiente cuando desperté y te encontré dormido sobre mi pecho, con el cabello tan suave tapando tu carita dormida, me sentí más feliz que nunca en mi vida. Tras despertarte suavemente, nos levantamos y fuimos a la cocina, donde preparaste el desayuno para los dos. Mi mañana aún más perfecta. Luego cogimos el coche y fuimos a la discográfica. Y toda, toda la mañana, fui como flotando en una nube.

 

En el ensayo -los ensayos eran ahora cada vez más duros, apenas quedaba una semana para que la gira comenzase- tú y yo cruzábamos todo el rato miraditas, recordando la noche anterior. Era divertido pensar que nadie más sabía el significado de nuestras miradas...aunque a mí me distraía bastante. Cuando me miraste con una sonrisa traviesa y te pasaste la lengua por los labios perdí completamente el ritmo y por un momento pensé que no iba a poder contenerme e iba a ir a por ti allí mismo.

Entonces recordé las palabras de Kaoru, que nos había dado su apoyo confiando en que la banda no se resentiría por nosotros y volví a concentrarme. Por muy guapo que estuvieras, por muy salvaje que hubiera sido la noche anterior, por muy cortas que fueran tus faldas (y vaya piernas ten... ¡No! ¡A eso me refiero! ¡No puedo distraerme!)

En fin...por muy deseoso que estuviera de mandarlo todo a la mierda y encerrarme contigo en una habitación  no podía dejar que eso afectase a la gira. Somos Dir en Grey...nos debemos a nuestros fans.

 

Y llegó el tan esperado descanso. Me dolían las manos de tocar el bajo y estaba agotado. Aún así estábamos todos bastante contentos. El trabajo de hacer papeleo había acabado y ahora sólo quedaba ensayar los temas de la gira y esperarla con impaciencia. Teníamos muchas ganas...mi mente recordaba otros conciertos, los gritos de los fans, la sensación de que todo lo que sentían se lo estabas provocando con tu música....si, realmente quería que comenzase ya.

Shinya se llevó un momento a Kyo aparte para hablar con él. Yo hice lo mismo con Die. Nuestro plan para juntar a la parejita comenzaba....

 

Die estaba sentado en un banco, esperando a Kyo. Maldijo mil veces a Toshiya por convencerle de que le pidiera una cita al vocalista...si no fuera por él no se encontraría ahora mismo esperando al tardón del enano, con el frío que hacía.

De repente Kyo apareció.

-Llegas tardé - soltó Die.

-Ya lo sé - dijo Kyo, de mal humor. Luego se lo pensó mejor, al fin y al cabo esta era la oportunidad que llevaba esperando con Die. -Lo siento, Die.

-Ya bueno - dijo Die enfurruñado. -No pasa nada....

-Bueno... ¿Qué hacemos?

Die miró a Kyo con duda. Buena pregunta. ¿Por qué no le había preguntado a Toshiya qué demonios se suponía que tenían que hacer?

-Vamos a dar una vuelta ¿te parece?

 

Die y Kyo estaban ahora sentados en otro banco, en otro lugar de la ciudad. Die comía distraído un dulce que se había comprado en un puesto callejero. Habían andado mucho, pero no habían hablado más que de otra cosa que no fuera la banda...y ahora, se sentían incómodos, sin saber qué decir. Como dos adolescentes en su primera cita.

-Bueno... ¿no vas a decir nada? - soltó Kyo.

.............Acabaron discutiendo.

Es un misterio saber cómo todas las conversaciones entre Die y Kyo acababan siempre de la misma forma, aunque empezaran hablando del tiempo.

-¡¡Yo no tengo la culpa de que no puedas controlar tus hormonas!! ¡Tengo que andar vigilándote, porque si me descuido me violas en un callejón! - el que decía esto era Kyo, por supuesto.

-Antes me mato a pajas con alambre de espino.

-Te odio.

-Yo te odio más.

-Muérete.

Final de la cita.

 

- ¿Ya te ha contado Kyo lo que pasó? - hablaba por teléfono con Shinya, mientras miraba sin prestar demasiada atención un programa musical en la tele.

-Sí....después de oír cinco millones de veces que Die era idiota, estúpido y profundamente anormal logré sonsacarle que la cita había sido un desastre.

-Lo mismo me dijo Die...estaba muy deprimido, piensa que todo es culpa suya porque es un negado para las citas. Cree que ha desperdiciado su única oportunidad con Kyo.

-Bueno, al menos eso no es cierto. Kyo está "dispuesto" a darle otra oportunidad. Digo dispuesto, porque así parece que se esté haciendo de rogar, pero en realidad se muere de ganas. Le he dicho que lo de la cita también es culpa suya, que seguro que le podía haber empezado a hablar de algo normal y en vez de eso sacó el "tema".

Sí. El tema. El famoso tema de si Die se pasa el día pensando en Kyo o no.

-Habrá que organizarles otra cita entonces. Pero con cuidado, igual les tenemos que hacer una tarjetita de lo que deben y no deben hacer para que la miren de vez en cuando - me reí.

- ¡No sería mala idea! - te reíste también. Luego volviste a poner un tono de voz serio. -Ambos sabemos que tanto Kyo como Die tienen la posibilidad de que esta relación funcione. Se gustan. Yo lo noté en Kyo desde hace mucho. Y en el fondo, ambos son lo bastante maduros para sacar adelante una relación estable y seria que los hará muy felices. El problema es el primer paso...en eso son dos idiotas completamente perdidos que no saben como acercarse el uno al otro sin insultarse.

Me quedé asombrado de lo claramente que veías la situación y lo bien que la manejabas.

-Bueno - dije. -Para ese primer paso estamos nosotros...

-Sí - reíste de nuevo. -Ya se nos ocurrirá algo. Por cierto Totchi... ¿tienes algo que hacer esta tarde?

-Sabes que para ti siempre estoy libre...

 

Esa tarde quedamos en el pequeño café que había cerca de tu casa. A ti te encantaba ese lugar, su música suave, la luz difusa y cálida, los viejos muebles y el amortiguado ruido de las conversaciones. Un lugar agradable, íntimo y recogido que le pegaba mucho a tu carácter.

En ese momento nos cogíamos las manos sobre la mesa, sin hablar. Nos mirábamos a los ojos, perdiéndonos en los del otro. Habíamos estado hablando de nuestras vidas. Por fin la confianza que tenía contigo me había hecho sentirme lo suficientemente cómodo para contarte cómo me sentía...algo que a pocas personas he hecho.

Te conté lo difícil que me era todo a veces, como había etapas en que parecía hundirme en la más absoluta de las miserias. Tú me habías dicho que para todos hay malas etapas, pero que aún así hay cosas por las que merece vivir, cosas que hacen que toda la vida valga la pena por ellas. Contesté que lo sabía, que desde que te conocí sabía que había cosas por las que merecía la pena todo. Te sonrojaste. Pero aún así -proseguí- tenía miedo de que la vida volviese a ser oscura, que llegase la siguiente mala etapa, que las sombras volviesen a caer sobre mí.

Tras eso habíamos estado unos segundos callados. Entonces tú rompiste el silencio con tu voz, pronunciando las palabras que me hicieron sentir que a tu lado nunca podría pasarme nada, que siempre seríamos felices. Las palabras que ahora, al mirar atrás, hacen que el corazón se me parta en mil pedazos.

-Yo estaré allí cuando las sombras caigan.....pase lo que pase, estaré junto a ti.

Supe que lo hubieras dado todo por mí.

Pero yo no fui capaz de darlo por ti.

Eso es lo que más me duele.

 

Notas finales:

[i]  Las canciones enka son una mezcla de música occidental y música tradicional japonesa y suelen ser bastante tristes.

Espero que os haya gustado. ¡Sean buenas (o buenos) y dejen review! ^o^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).