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Afinidades electivas por zandaleesol

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Título : “Afinidades Electivas”

Personajes : Harry Potter/Draco Malfoy

Disclaimer : Los personajes no me pertenecen sólo fantaseo con ellos.

Capítulo : “Una Nueva Oportunidad”



El funeral de Lucius Malfoy se había convertido en un acontecimiento casi de carácter social, no en vano había sido el hombre más influyente y poderoso del mundo mágico, era lógico que tantas personas acudieran a la mansión Malfoy a presentar sus condolencias a la viuda. Tanto Narcisa como Draco deseaban que todo eso terminara pronto, anhelaban la tranquilidad, sobre todo ella que había tenido que recibir durante la mañana y gran parte de esa tarde a infinidad de personas que se lamentaban por su pérdida. No estaba muy segura de porque, pero el hecho de que Stefan no hubiese venido aún le provocaba gran intranquilidad, reconocía que temía enfrentar al amante de Lucius, estaba convencida de que el hombre la acusaría de provocar la muerte de su esposo.


La conmoción en la comunidad mágica era grande, desde la destrucción del Innombrable hacía más de diecisiete años, que no se daba una muerte de carácter tan sospechoso y naturalmente todos los mecanismos de alarma se habían puesto en marcha. El jefe de Aurors del Ministerio, Kingsley Shacklebolt, había puesto a sus mejores hombres tras la pista de aquel individuo, Mundungus Fletcher que como todos ya sabían en aquella oficina era el que había entrado a la mansión de la familia durante aquella cena.


Al otro que preocupaba tremendamente toda esta situación era a Arthur Weasley, aquella mañana se había reunido con su gente de confianza y habían intercambiado opiniones sobre el asunto, no le resultó extraño oír decir por ejemplo a Ojoloco Moody que la muerte de Lucius Malfoy había sido accidental, que esa copa envenenada estaba destinada a él. Ojoloco nunca había confiado en las intenciones de Lucius, inclusive había sido uno de los que había advertido a Arthur de que se abstuviera de asistir a esa cena en la mansión Malfoy, porque estaba seguro de que Lucius y sus secuaces planeaban algo en su contra. Naturalmente que él no había querido dar crédito a estas ideas de Moody, no creía que Lucius fuera tan audaz como para intentar algo en su contra dentro de la misma casa y en presencia de tanta gente. Pero ahora comprendía que el Auror no había exagerado, la gran pregunta que se hacía ahora era como Lucius había terminado envenenado con su propio vino, estaba seguro que sólo cuando atraparan a Mundungus Fletcher podrían tener respuestas concretas para ese enigma.


Narcisa sabía que cuando terminara el funeral de Lucius sería interrogada por los Aurors, seguramente sería designado alguno especial para investigar el caso, confiaba en que nadie sospechara de ella, él único que podía sospechar de ella era Stefan y ella apostaba a todo porque ese hombre no sería capaz de acusarla de nada, primero porque no tenía pruebas de ninguna clase, su elfo Dobby jamás diría nada sobre el cambio de las botellas de vino, por otra parte, Stefan no se atrevería a decir nada puesto que la intención que tanto él como Lucius habían tenido de asesinar a Arthur Weasley quedaría en evidencia y estaba segura de que el hombre no se arriesgaría a que sospecharan de él, ahora que ya no estaba el poderoso Lucius no le convenía despertar suspicacias entre los Aurors, seguramente haría todo por mantener un bajo perfil, ahora que había muerto el líder de aquel grupo todos intentarían desentenderse de la relación tan cercana que habían mantenido con su esposo. Ella mantendría su versión de que no sabía nada, que no comprendía nada de los asuntos que se traía su marido, a los ojos de todos ella siempre había sido una mujer sumisa, no muy inteligente que vivía bajo el sometimiento de un esposo déspota, ahora más que nunca debía seguir conservando esa imagen de mujer débil e inocente.


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Harry regresó muy acongojado a la escuela, ahora cargaba con el peso de un secreto terrible, la madre del muchacho que amaba era la causante de la muerte del padre de dicho muchacho. Se cubrió con su capa de invisibilidad para no ser visto, caminó por la orilla del lago recordado cada palabra de la confesión de Narcisa, sentía mucha pena por ella y no tenía dudas con respecto a lo que ella le había contado sobre la intención de Lucius Malfoy de asesinar al señor Weasley, él sabía que el padre de su novio era capaz de eso entre otras cosas, después de todo había sido un fervoroso aliado de Voldemort el asesino de sus padres hacía poco más de dieciséis años.


Buscó la sombra de un árbol para refugiarse, miró su reloj eran casi las tres en ese momento sus compañeros debían estar en clase de Encantamientos y con toda seguridad se preguntaban donde estaba él, esperaba que Ginny hubiese encontrado una buena excusa para explicar su ausencia. De pronto sus sentimientos regresaron a la Mansión Malfoy, a Draco con más exactitud, de toda esa situación tan compleja lo único que le resultaba agradable era recordar al chico rubio, la alegría y sorpresa que había inundado esa mirada gris cuando él había llegado a la Mansión. Antes nada le hubiese hecho concebir la posibilidad de pisar aquel lugar, sin embargo una situación inesperada y también trágica le había llevado hasta ahí, estuvo en la mismísima habitación de su chico rubio, habían dormido juntos y despertado como ya lo habían hecho en otras ocasiones.


Pero ahora Harry no podía evitar percibir el mundo de una forma distinta, como si de pronto todo se hubiese vuelto de cabezas abruptamente, todo parecía haber adquirido forma y colores diferentes, ese peso que había existido en su corazón por tanto tiempo ahora se aligeraba porque sabía que a partir de la muerte de Lucius comenzaba una nueva vida para él y Draco. Pero igualmente temía que ese secreto que le había confiado Narcisa saliera a la luz y causará un quiebre en su relación con Draco, pero ella era su madre y al final de cuentas aseguraba haberlo hecho por ellos, si Draco llegaba a saberlo no sería justo que la condenara, Lucius no era una buena persona, pero tampoco podía dejar de pensar que pese a todo era el padre de Draco, había jurado no decir nada, esperaba que este juramento no perjudicara su relación con Draco, no soportaría perderlo.


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A las cinco de la tarde de ese cálido día de otoño finalmente se llevó a cabo el funeral de Lucius, a pesar de los vivos colores que lucían en sus túnicas los más cercanos, sus rostros revelaban una evidente tristeza, pero esos cercanos no eran su esposa e hijo, sino sus amigos, ese círculo íntimo que compartía tan fervientemente los preceptos de pureza de sangre y aspiraban desde hacía muchos años a formar un grupo de elite con Lucius Malfoy a la cabeza de un mundo mágico liderado sólo por sangres puras .Sin embargo, la repentina e inconcebible muerte del que era su líder había venido a derrumbar todos los sueños de grandeza que durante años habían levantado. El sueño de un nuevo orden terminaba para ellos, ahora mientras en silencio contemplaban el magnifico sepulcro de mármol tan extraordinario que guardaba el cuerpo de Lucius, daban adiós para siempre a esos sueños, ninguno de ellos se consideraba apto para asumir el lugar de Lucius, además estaban seguros que en adelante las cosas para ellos no serían sencillas, desde su puesto de Ministro Arthur Weasley con toda seguridad iría tras ellos, siempre habían estado en la mira del Ministerio, pero la gran influencia de Lucius impedía que Weasley y todo su sequito de admiradores se inmiscuyeran con muchos de ellos.


Sin embargo, ahora todo era diferente, el líder y protector indiscutido ya no existía y el Ministerio, o sea Weasley cuando fuera electo Ministro arremetería contra ellos, empezarían por investigar sus actividades y vínculos con Lucius Malfoy, muchos de ellos tenían a su haber varios delitos, que en su momento el poder y la influencia de Lucius había evitado que se investigaran. Muchos de estos hombres comprendían que la vida fácil y sin sobresaltos que habían disfrutado a la sombra de Lucius ya no existiría, muchos pensaban que había llegado el momento preciso de alejarse antes de que la poderosa mano de Arthur Weasley cayera sobre ellos y los alojara una larga temporada en Azkaban.


Mientras sus compañeros de ideología pensaban únicamente en el medio más conveniente de ponerse a salvo, Stefan McBride, sólo podía sentir un inmenso dolor, para él no era sólo su líder el que había muerto, el protector, el amigo; el que había dejado su mundo vacío era su amor, su único amor, en ese momento Stefan no podía pensar en los peligros que lo acechaban debido a su estrecho vínculo con Lucius, eso no era importante. Ahora sólo podía pensar en ese vacío doloroso y cruel en el que debería continuar su vida, pero se preguntaba si valía la pena seguir viviendo sin su amor.


Por muchos años Lucius había sido toda su vida, jamás entrevió la posibilidad de perderlo así, lo había amado únicamente a él, quince años de su vida, sólo Lucius había sido su motivo, su ilusión. Recordaba que con sólo dieciocho años su vida se había cruzado con la de Lucius, a esa edad había llegado desde Irlanda a visitar a unos parientes de su madre a Inglaterra, en una elegante fiesta celebrada en la Mansión Malfoy por motivo del quinto aniversario de bodas del distinguido matrimonio que formaban Narcisa y Lucius con un hijo que apenas contaba con dos años.


Para él había bastado una mirada de Lucius, una sonrisa amable, le había entregado su corazón al instante, pero a pesar de ser él un joven audaz y con carácter Lucius le había intimidado desde el primer instante, era tan grande la admiración que ese hombre extraordinario le había despertado que debió pasar casi un año antes de que encontrara el valor de confesarle al hombre sus sentimientos, pero cuando finalmente lo hizo, con sorpresa comprobó que el hombre rubio también había sentido atracción por él desde el primer momento, pero que temeroso de ser rechazado había ocultado los sentimientos que habían nacido en su corazón, además estaba casado y debía mantener una imagen intachable.


Al momento de saber que era deseado por Lucius tanto como él mismo deseaba al hombre rubio poco o nada le importó el papel que debería jugar en esa historia, sin embargo luego de pasados los ardores de la pasión desenfrenada Lucius y él comprendieron con sorpresa que se habían enamorado y concientes de que el matrimonio de Lucius a los ojos del mundo debía permanecer intacto, se hicieron amantes, no podía ser de otra forma. Pero a él no le importó jamás vivir ese amor en la sombra, para el mundo mágico Narcisa era la esposa y madre ideal, pero él era el amor de Lucius, el verdadero, el único y saber eso lo hacía sentirse no sólo feliz, sino también tremendamente poderoso. Pero ahora todo eso era sólo un recuerdo, Lucius ya no estaría para él, desde ese momento viviría el eterno vacío porque sabía que nadie podría ocupara jamás el lugar de su amado.


Como un eco lejano le llegaban las palabras de alguien que se dirigía a los presentes, recordando a Lucius, enumerando sus cualidades y aciertos. No puso atención a nada de lo que se había dicho en aquel sentido elogio, para todos los presentes al funeral de Lucius, él era el mejor amigo del hombre y sin duda se estarían preguntando por qué no era él quien presidía la ceremonia, puesto que para muchos tenía tanto derecho como la esposa o el hijo de Lucius. Sencillamente no podía hacerlo, era probable que rompiera a llorar de la forma más vergonzosa y Lucius no aprobaría un arrebato así de su parte.


Todos habían esperado que por lo menos el vástago de Lucius pronunciara algunas palabras en homenaje a su padre, pero aquello no sucedió. Stefan no sintió asombro por este hecho, observó con detención a Draco, el parecido con Lucius era tan grande, conocía al chico desde que tenía dos años de edad, quizá por esa razón aquella extraordinaria similitud física con su padre nunca le había impresionado, estaba habituado a ella, sin embargo, ahora que sabía que Lucius ya no estaría físicamente presente, ese hecho que antes le provocaba casi indiferencia ahora le hacía estremecer. Pero estaba conciente de que aquella semejanza sólo se limitaba a los aspectos físicos y estéticos, el carácter y personalidad de Draco no tenían nada que ver con la de su padre, a pesar de tener ese porte aristocrático y elegante ingénitos, el muchacho no poseía la fuerza y altivez de Lucius, no tenía ese don de líder; no cabía duda que mucho del carácter del chico había sido forjado bajo la influencia de su madre.


Cuando la mente de Stefan regresó al lugar físico donde se encontraba, el último discurso en homenaje a Lucius había terminado y al parecer nadie tenía más palabras que agregar a la despedida de aquel hombre, tan odiado y temido, pero también amado, respetado y admirado por su círculo íntimo.


El dolor más grande que guardaba Stefan era que el crimen de Lucius quedaría impune, sabía de antemano que las investigaciones de la Oficina de Aurors no llegarían a nada, estaba convencido de que no pondrían mucho empeño en encontrar al responsable. Siendo Kingsley Shacklebolt el jefe de los Aurors y amigo tan cercano de Arthur Weasley, simplemente harían una que otra diligencia para simular que cumplían con su trabajo, pero eso sería todo. Pero todo eso realmente ya no importaba, quizá si investigaban más a fondo podían concluir que el tal Mundungus Fletcher sólo era un chivo expiatorio en el asunto, era mejor que todo quedara así, él no deseaba que el nombre de Lucius se ensuciara al ser vinculado con un sujeto de la calaña de Mundungus, en la oficina de Aurors podían atar cabos y llegar a la conclusión que se buscaba en realidad de la muerte del futuro Ministro, era mejor que todo quedara así.


La gente asistente comenzó a alejarse luego de presentar sus respetos a la viuda y a su hijo, mientras ellos recibían los saludos Stefan se acercó al sepulcro de mármol y con sus dedos rozó la piedra esculpida donde estaba escrito el nombre de Lucius. Afortunadamente había tenido la oportunidad de darle un último adiós al gran amor de su vida sin que nadie lo viera, una horas antes se había escabullido hacía la habitación donde habían depositado el cuerpo de Lucius; él tembloroso y con el alma destrozada se acercó al cuerpo del que había sido su amor, ni siquiera habían tenido tiempo para una última frase, la muerte había sido tan abrupta, sólo una última mirada había sido todo lo que había obtenido. Pero en ese instante íntimo, junto al cuerpo de Lucius, juró que él cumpliría los sueños que habían compartido, haría todo lo necesario para que el sueño del nuevo mundo que habían soñado fuera una realidad. Luego de depositar un casto beso en los labios del que fuera su amante se despidió con un “hasta siempre”.


De pronto Stefan miró en derredor, ya no quedaban más que unas cuantas personas, posó su vista en Draco que permanecía mirando el suelo, un último rayo de sol poniente hizo brillar el cabello rubio del muchacho, tan igual a Lucius, se dijo Stefan una vez más. De pronto sintió Stefan que otra mirada se clavaba en él, desvió sus ojos y se encontró de lleno con la mirada de Narcisa, en esos ojos azules pudo leer la culpabilidad de ella, lo sospechó desde el primer instante, el cambio de las botellas de vino no fue accidental, ella lo había ordenado a su elfo de confianza.


Stefan se apartó de la gran estructura de mármol dio un rodeo y en un instante se encontró frente a Narcisa y Draco, ella quiso evitar el encuentro e hizo ademán de retirarse pero Stefan la retuvo.


” Señora Malfoy…


Narcisa levantó la cabeza apenas para mirar a Stefan mientras sostenía la mano de su hijo.


” Estoy seguro que no es un secreto para usted el gran afecto que yo sentía por su esposo ”dijo Stefan con voz que sonaba desafiante

” No… no lo es… nunca lo fue ”dijo Narcisa con tono frío que sorprendió a Draco

” Estoy seguro que no hay nadie en el mundo que lamente más la muerte de Lucius que yo.


Draco al oír esas palabras sintió culpa, esa misma mañana le había confesado a Harry que no lamentaba la muerte de su padre y estaba seguro que su madre tampoco lo hacía.


” Estoy segura que lamentas la muerte de mi esposo Stefan… tú y él… eran grandes amigos…

” Así es… para mí jamás habrá alguien que se iguale a Lucius ”dijo Stefan, luego miró al chico rubio ”Draco… ahora eres el líder de la familia…

” Mi hijo no será líder de nada… él tiene su propia vida y la vivirá como a él le plazca “le cortó Narcisa de golpe

” Por supuesto… yo no pretendía decir otra cosa… sé que Draco llevará con orgullo y dignidad su apellido… sé que siempre lo honrará ”dijo Stefan

” Stefan sé que eras gran amigo de mi padre y que él te apreciaba mucho… pero debes comprender que yo no soy mi padre… y nunca lo seré… si nos disculpas Stefan… mi madre y yo estamos cansados.


Stefan se sorprendió al oír estas palabras, parecía que el muchacho ahora que Lucius estaba muerto finalmente había recobrado personalidad y carácter.


” Claro… por supuesto han sido horas difíciles… lo comprendo… pero me permitirías tener unas últimas palabras con tu madre… en privado ”insistió Stefan


Draco miró a Narcisa y ella asintió con la cabeza, el chico rubio soltó la mano de su madre y se alejó un poco. Finalmente Stefan miró a Narcisa a los ojos con todo el odio que se había esforzado por ocultar.


” Sé que las investigaciones del Ministerio serán inútiles…

” Ese hombre que entro en la casa… ”Comenzó a decir Narcisa pero al ver la mirada de Stefan se cortó


Stefan sonrió de forma socarrona.


” No lo atraparan… el nuevo Ministro no pondrá mucho empeño en el caso de Lucius… después de todo Weasley y todos sus asquerosos sirvientes deben estar felices con la muerte de Lucius… ahora Weasley podrá hacer lo que quiera nadie se le opondrá… nuestro mundo pronto será arrasado por los “sangresucias” y “mestizos”…


Narcisa miró al hombre con indignación, le parecía que oía al mismísimo Lucius, se volvió para marcharse, pero las palabras de Stefan la hicieron detenerse.


” Sé que fuiste tú… tú me quitaste a Lucius… no debiste hacerlo… sufrirás lo mismo que yo… conocerás del dolor de perder lo que más amas… te lo juro ”dijo Stefan dándole una mirada a Draco

” No te atrevas… mi hijo no…


Stefan sonrió con una horrible mueca de desprecio.


” Tú hijo… disfrútalo Narcisa por el tiempo que te queda… puede ser mucho… o puede ser poco ”dijo Stefan sonriendo cruelmente al ver el miedo en el rostro de la mujer.


Luego se marchó y al pasar junto a Draco se detuvo, no dijo nada sólo lo miró y le acarició el cabello, luego sonrió con evidente malicia.


Narcisa estaba más temerosa que nunca, si antes había temido que alguien descubriera lo que ella había tenido que ver en la muerte de Lucius, ese miedo se reducía a nada en comparación con lo que había despertado en ella tras la amenaza de Stefan, tenía la seguridad de que ese hombre lastimaría a Draco. Había tenido la intención de proteger a su hijo de las locuras de Lucius, pero ahora había desatado la ira de Stefan, aquella amenaza no era sólo eso, era un aviso de lo que debía esperar. El asunto ya no se relacionaba con su seguridad, sino con la de su hijo, tendría que armarse de valor para lo que vendría, el difícil porvenir que ahora debería vivir por causa de Stefan, pondría a prueba toda su fuerza y valor, no temía por ella, ahora lo único importante era la seguridad de Draco y por segunda vez estaba dispuesta a todo para que su hijo viviera feliz y en paz la vida que merecía.

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