Titulo : “Afinidades Electivas”
Personajes : Harry Potter/Draco Malfoy
Disclaimer : Los personajes no me pertenecen sólo fantaseo con ellos.
Capítulo : Muy Lejos de Ti
Ginny había buscado a Malfoy por su cuenta sin decirle nada a Harry de lo que pensaba hacer, luego de pasado el primer arrebato de ira contra el chico rubio, con la cabeza ya más fría había analizado su conversación con Malfoy y llegó a la conclusión muy acertada de que el secreto amigo de Harry estaba celoso y a eso se debía todo ese comportamiento que a Harry le parecía tan extraño, los rumores que circulaban hacia varias semanas sobre ella y Harry habían descontrolado por completo al chico rubio, Ginny ya no tenía dudas, al recordar lo dicho por el chico con respecto a ese noviazgo que para todos era un hecho, eso había provocado que Malfoy se alejara de Harry.
Ginny no se había asombrado demasiado ante este descubrimiento, ella que conocía a Harry tanto como lo conocía Draco comprendía por completo que el chico de Slytherin lo amara, Harry era capaz de inspirar esos sentimientos porque era realmente especial, no por ser el "niño que vivió", sino simplemente por su bondad, su ternura, pero sobretodo por la pasión que ponía en todos sus afectos, pensaba Ginny que seguramente todas esas cosas habían sido las que terminaron conquistando a Malfoy sin que Harry se percatara de ello.
Ahora Ginny se debatía entre decir la verdad de lo que había descubierto o callar, conocía muy bien a Harry, pero a pesar de eso no acertaba a imaginar como tomaría una revelación de ese calibre. Ella desde el final de las vacaciones conocía la amistad y los sentimientos que unían a Harry con el chico dorado de Slytherin, una parte de ella decía que debía saber la verdad, pero la otra parte temía la reacción de su amigo, quizá no estuviera preparado para asimilar una verdad semejante, Harry estaba realmente triste por la lejanía de Draco pero era imposible saber si al enterarse de que su amigo lo amaba reaccionaría de buena o mala forma.
La chica decidió esperar un poco antes de tomar una decisión, quería darle a Draco la oportunidad de acercarse a Harry otra vez, aunque algo le decía que ese acercamiento no ocurriría de forma espontánea, sin duda que los chicos necesitarían una pequeña ayuda, si Draco estaba celoso de ella y resentido con Harry lo más probable era que no se acercaría y Harry también estaba demasiado herido como para intentar algo.
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Harry no podía evitar llevar la contabilidad de los días que habían pasado desde la última noche que había hablado con Draco, eso había ocurrido a finales de la primera semana de clases, pero ya el calendario se acercaba a mitad del mes de octubre y comenzaba a perder las esperanzas de que Draco volviera a acercarse a él, el chico Gryffindor comenzaba a sentirse desesperado por esta situación, lo extrañaba tanto que había momentos en que debía hacer grandes esfuerzos por no reclamarle su actitud frente a todo el colegio cuando se encontraban en algún pasillo, comenzaba a sentirse irritado por esta situación, en un comienzo había creído que no se prolongaría más allá de una semana, pero ya habían trascurrido cinco semanas y Draco no daba señas de querer cambiar de actitud.
Debido a esto comenzó a diseñarse entre ambos chicos una situación impensada en una amistad como la que los unía, la rivalidad que todos creían genuina y que ellos habían alimentado por seis años con agresiones ficticias, ahora Harry debido al resentimiento y rabia dio paso para que se diseñara en él un extraño fenómeno, cada vez que veía al chico rubio tenía unos deseos incontrolables de insultarlo, de herirlo, de ser cruel. Harry comenzó a temer sus propios sentimientos, Draco siempre le había inspirado una gran ternura, pero ahora cada vez que lo veía tenía ganas de agredirlo, quería lanzarse sobre el chico y golpearlo hasta cansarse; por ese motivo decidió evitarlo todo lo que le fuera posible, temía perder el control y cometer una locura, trataba de comprender por qué le ocurría aquello, pero no encontraba una explicación satisfactoria para ese nuevo estado de su alma.
Para los amigos de Harry aquel estado de perpetua exaltación en que el chico se encontraba no pasó inadvertida, pero todos se explicaban su comportamiento como la consecuencia de la presión normal que debía sentir por que aquel era el último año en Hogwarts y del éxito que lograran ese año dependería lo que lograran en lo que sería el resto de sus vidas. Todos coincidían en que para Harry la presión era mayor por ser una celebridad, naturalmente todos esperaban que fuera exitoso y que destacara en todo siempre.
Este estado de constante mal humor en que se encontraba Harry desde hacia ya varias semanas comenzó a traerle problemas con sus compañeros y también con los profesores, sin tener mayores motivos cada vez que alguien le dirigía la palabra respondía de mala manera y esto comenzaba a molestar a sus cercanos, varias veces fue llamado al despacho de la jefa de su casa debido a las constantes quejas de los profesores, en los últimos dos meses había recibido más castigos que en todos sus años en Hogwarts.
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Toda esta situación tan inestable en la que Harry se encontraba desde el inicio del curso para mediados de noviembre ya se había salido de control, una prueba de ello fue que en el primer partido de Quiddich que inauguraba el inicio del torneo por la copa, Harry convirtió aquel juego en una disputa personal contra el buscador de Slytherin, en aquel partido olvidó por completo que Draco había sido su amigo por seis años y en varias ocasiones trató de tirar al chico rubio de la escoba, ya nada le importaba sólo quería hacerle daño sin medir las consecuencias de un acto tan irracional; todos los jugadores del equipo de Gryffindor estaban espantados, nunca habían visto a Harry jugar de una forma tan sucia como en ese partido, esto provocó que Gryffindor perdiera el juego, cuando el partido acabó y todos los jugadores bajaron de sus escobas, el equipo estaba tan furioso con su buscador que el chico no se salvó de la lluvia de reclamos de todos sus compañeros de equipo; los chicos de Slytherin no encontraron nada mejor que burlarse de Harry, esto bastó para encender la mecha de la ira en el chico y sin importarle nada arremetió contra uno de los guardianes de Slytherin con toda violencia, se dieron de golpes en el suelo y esto provocó que los demás jugadores no pudieran sustraerse a la pelea, y el asunto se convirtió en una batalla campal entre los dos equipos, Harry debió ser separado por los profesores del chico con el que había iniciado esa pelea, al final del asunto estaba con unas costillas rotas y el rostro a bastante mal traer, del campo de Quiddich debió ir directo a la enfermería al igual que varios integrantes de ambos equipos.
Luego de lo ocurrido en el juego, Harry fue señalado por sus compañeros de equipo como el iniciador de ese gran desastre, eso le trajo como consecuencia ser suspendido del equipo, no podría jugar en lo que le restaba de temporada, ese fue el castigo que le impuso la jefa de la casa de Gryffindor además de descontarle puntos.
Ginny estaba furiosa con todo lo acontecido en el partido de Quiddich, pero a pesar de ello no culpaba a Harry sino a Draco, para ella el responsable de ese irracional comportamiento de Harry era el rubio que había lastimado a su amigo cuando lo había apartado de su lado sin ninguna consideración. La chica siempre incondicional a Harry lo visitó aquella noche en la enfermería, se sintió realmente dolida al verlo así, Harry estaba completamente abatido, con el pasar de las horas había tenido la oportunidad de analizar lo que había provocado en el juego, pero sobre todo se sentía terrible por haber intentado lastimar a Draco, el dolor de ser suspendido del equipo no se comparaba con el que sentía por haber querido lastimar a Draco.
Sólo estando junto a Ginny pudo desahogar todo el dolor que sentía, estaba tan avergonzado que estaba seguro que jamás podría volver a mirar a Draco a la cara, había sepultado cualquier posibilidad de arreglar las cosas con su amigo. El siguiente lunes cuando Harry regresó a la torre inmediatamente comprendió que todos los Gryffindor estaban molestos por lo que había provocado, la mayoría de sus amigos lo ignoraron, pero el chico no se sintió con derecho a reprocharles nada. Para sus compañeros pasó a ser invisible, cuando iba por los pasillos los de Gryffindor lo miraban con abierto reproche y los de Slytherin con burla, sólo había un chico en Slytherin que no le miraba en lo absoluto, ese era Draco su ex amigo.
Harry luego de pasar por ese período de tremenda ira, a partir de su salida de la enfermería cayó en un estado de profunda tristeza, se apartó de todos, casi siempre iba solo a sus clases, durante las comidas casi no hablaba con sus amigos que pronto cambiaron el enojo que sentían con él por una profunda pena al verlo así tan triste, Harry evitaba a todo el mundo incluyendo a Ginny, siempre que podía se alejaba de la chica.
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Para fines de noviembre todos se preguntaban que había sucedido a Harry, que de ser el chico más alegre y alborotador, ahora era el más retraído y callado, pasaba las horas en la biblioteca estudiando, no se dedicaba a nada más, como había sido suspendido del equipo de Quiddich ya no le interesaba el juego, jamás aparecía para ver un entrenamiento.
Ginny tomó una decisión en los primeros días de diciembre, estaba convencida de que sólo ella podía revertir esa situación en la que se encontraba Harry, decidió olvidar su rabia con Malfoy, comprendía que el chico necesitaba otra vez estar con su amigo, eso sería lo único que podría sacarlo de ese estado de profunda tristeza.
Harry no lo sospechaba ni siquiera lo imaginaba, pero Draco generalmente estaba tras sus pasos, desde que Harry se había apartado de sus amigos y pasaba la mayor parte del tiempo solo, ya fuera en la biblioteca o cerca del lago que a esas alturas ya estaba congelado; o de vez en cuando sentado en las gradas del campo de Quiddich cuando estaba solitario, Draco siempre estaba ahí, se quedaba observando a Harry desde algún lugar oculto para que el chico de Gryffindor no pudiera verlo. El chico rubio sabía que había sido su lejanía lo que había provocado ese tremendo cambio en Harry, sabía que la rabia de un comienzo había cedido su lugar a la tristeza en el chico de ojos esmeraldas, por momentos sentía unos incontrolables deseos de correr donde Harry abrazarlo y rogarle que olvidaran todo lo ocurrido, pero temía ser rechazado creía que su amigo lo despreciaría.
El ambiente navideño se había apoderado de cada rincón de Hogwarts, se respiraba alegría y gozo en todo el castillo, todos los alumnos se veían más alegres, el único que parecía inmune a ese espíritu navideño era Harry, desde que había comenzado diciembre la mayoría de los alumnos pasaban los fines de semana en Hogsmeade haciendo compras, Harry era invitado por todos pero siempre se negaba a ir alegando que tenía deberes atrasados, sus amigos lo miraban con tristeza, pero preferían no insistir. Ginny finalmente dejó de pensar que debía hacer algo para ayudar a Harry y armó un plan de acción, si ella no intervenía Harry y Draco jamás volverían a hablarse y como ella era la única que podía propiciar ese acercamiento decidió que el mejor regalo navideño que podía darle a Harry era que se reconciliara con su mejor amigo. Ginny con el paso del tiempo había llegado a la conclusión de que Harry tenía sentimientos por Draco que iban más allá de la amistad, estaba enamorado del chico rubio de Slytherin, pero aún no lo había comprendido y ella haría que se diera cuenta.
Aquel fin de semana invitó a Harry a Hogsmeade, el chico quiso negarse, pero ella no se lo permitió, Ginny sabía imponerse a Harry cuando se lo proponía, ese día sábado salió de la cama muy temprano, no había nadie levantado aún cuando ella bajó del cuarto de chicas, se sentó en una mesa y escribió una carta breve que luego llevó a la lechusería.
Harry había tomado la costumbre de levantarse muy temprano para desayunar, lo hacia para estar solo, pero aquella mañana al llegar al vestíbulo se topó con Ginny que venía de los jardines, durante la noche había nevado y el frío calaba hasta los huesos, juntos se fueron a desayunar hablando de temas indiferentes. Para cuando lo demás chicos comenzaban a llegar al Gran Comedor, Harry y Ginny estaban de salida, sólo se quedaron un rato más y luego se fueron a la biblioteca por sugerencia de Harry que había convertido ese lugar en su refugio cuando quería estar lejos de todos, que era lo que hacia con mayor frecuencia últimamente, evitar a todo el mundo.